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El Monte de Sión a

“La Hora Undécima”


 

 

Propiedad Literaria 1937, 1941

Todos los Derechos del Autor Reservados

V.T. HOUTEFF

 

 

En el interés de alcanzar a cada mente que busque la verdad y que desee escapar del sendero que conduce a la destrucción del cuerpo junto con el alma, mientras que esta publicación dure, este Tratado será distribuido gratis.

 

 

TRATADO Nº 8

EDICIÓN REVISADA

 

 

El Monte de Sión a

“La Hora Undécima”

“Por amor de Sión no callaré, y por amor de Jerusalén no he de parar, hasta que salga como resplandor su justicia, y su salud se encienda como una antorcha. Entonces verán las gentes tu justicia, y todos los reyes tu gloria; y te será puesto un nombre nuevo, que la boca de Jehová nombrará. Y serás corona de gloria en la mano de Jehová, y diadema de reino en la mano del Dios tuyo”. Isaías 62:1-3.

¡Oh Maravilla de amor divino! Fruición de “la promesa sumamente preciosa” que Dios seguirá hablando a ella [la iglesia] hasta que llegue a ser una luz grande, poderosa y resplandeciente en todo el mundo y “una corona de gloria en la mano del Señor” – la iglesia es vista

¡En Pie Con El Cordero Sobre el Monte de Sión!

“La revelación de Jesucristo, que Dios le dio, para manifestar a sus siervos las cosas que deben suceder presto; y la declaró, enviándola por su ángel a Juan su siervo”. Apocalipsis 1:1.

Esta afirmación que los eventos proféticos que Juan tuvo el privilegio de registrar, habrían de “suceder” no antes sino “poco” después de recibir la revelación de ellos, muestra que las profecías

 

 

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de Apocalipsis habían de cumplirse en algún tiempo durante el período del Nuevo Testamento.

“Miré, y he aquí, el Cordero estaba sobre el monte de Sión, y con él ciento cuarenta y cuatro mil, que tenían el nombre de su Padre escrito en sus frentes. Y oí una voz del cielo como ruido de muchas aguas, y como sonido de un gran trueno: y oí una voz de tañedores de arpas que tañían con sus arpas: Y cantaban como un cántico nuevo delante del trono, y delante de los cuatro animales, y de los ancianos: y ninguno podía aprender el cántico sino aquellos ciento cuarenta y cuatro mil, los cuales fueron comprados de entre los de la tierra”. Apocalipsis 14:1-3.

Antes de este evento profético (los 144.000 estando en pie sobre el Monte de Sión) “una puerta fue abierta en el cielo: y la primera voz que oí”, dice Juan, “era como de trompeta que hablaba conmigo, diciendo: Sube acá, y yo te mostraré las cosas que han de ser después de éstas. Y luego yo fui en Espíritu: y he aquí, un trono que estaba puesto en el cielo, y sobre el trono estaba uno sentado. Y el que estaba sentado, era al parecer semejante a una piedra de jaspe y de sardio: y un arco celeste había alrededor del trono, semejante en el aspecto a la esmeralda. Y alrededor del trono había veinticuatro sillas: y vi sobre las sillas veinticuatro ancianos sentados, vestidos de ropas blancas; y tenían sobre sus cabezas coronas de oro. Y delante del trono

 

 

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había como un mar de vidrio semejante al cristal; y en medio del trono, y alrededor del trono, cuatro animales llenos de ojos delante y detrás”. Apocalipsis 4:1-4, 6.

“Y cuando hubo tomado el libro, los cuatro animales y los veinticuatro ancianos se postraron delante del Cordero, teniendo cada uno arpas, y copas de oro llenas de perfumes, que son las oraciones de los santos: Y miré, y oí voz de muchos ángeles alrededor del trono, y de los animales, y de los ancianos; y la multitud de ellos era millones de millones, Que decían en alta voz: El Cordero que fue inmolado es digno de tomar el poder y riquezas y sabiduría, y fortaleza y honra y gloria y alabanza”. Apocalipsis 5:8, 11, 12.

El Cordero, estando al principio delante del trono en el cielo, pero después con los 144.000 sobre el Monte de Sión, sobre la tierra, aunque los Ancianos y las Bestias alrededor del trono quedan en el cielo. Por consiguiente, para comprender correctamente este evento profético en su totalidad, debemos cuidadosamente diferenciar la parte que toma lugar en el cielo de la parte que toma lugar sobre la tierra.

Siendo las siete lámparas (verso 5) una parte de los muebles del santuario, ello da evidencia conclusiva que esa escena del trono celestial ocurre en el santuario, mientras que la subsiguiente escena de Sión toma lugar sobre el Monte de Sión los terrenos del palacio terrenal del Rey, no ocurre sobre el Monte Moria, el lugar del

 

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santuario terrenal donde tendría necesariamente que ocurrir si denotara que el evento toma lugar en el santuario. Estas escenas por lo tanto son dos eventos diferentes, en dos diferentes lugares -- el establecimiento del trono en el cielo y el ponerse en pie de los redimidos con el Cordero sobre la tierra mientras que las actividades relacionadas con la escena del trono todavía están en progreso.

Además, la declaración, “yo te mostraré las cosas que han de ser después de éstas”, coloca los eventos en el período Cristiano. Y la declaración, “estaba un Cordero como inmolado” (sangrando en favor del pecador), coloca el evento en el tiempo de gracia.

Entonces, comparando Daniel 7:9, 10, 13 con Apocalipsis 4:2 y 5:1, 11 (ya citados), el hecho resulta claro que las dos visiones son del mismo evento – el juicio. Uno revela que ocurre en el período de la bestia indescriptible en su segunda etapa, después que su cuerno que tenía ojos de hombre y una boca que hablaba grandes cosas había blasfemado (después del reinado de la Roma Eclesiástica) y antes que la bestia fuese muerta y su cuerpo entregado para ser quemado en el fuego (Dan. 7:11) antes de la destrucción de Roma. Y la otra visión revela que el evento toma lugar en algún tiempo en la época Cristiana, y dentro del tiempo de gracia.

Daniel vio que fueron puestos tronos: y un “Anciano de días”, el Juez, se sentó, mostrando que ni El ni los tronos estaban allí antes. Evidentemente sobre

 

 

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resto de los tronos, “sillas”, se sentaban los veinticuatro ancianos. Y finalmente él vio “al Hijo del hombre”, Cristo, el Abogado, traído delante del “Anciano de días”. Por consiguiente, tanto Daniel como Juan vieron “el juicio … puesto, y los libros … abiertos”.

Y como Juan vio los 144.000 en pie sobre el Monte de Sión con el Cordero después que se iniciara el juicio y antes que se terminara, el evento por lo tanto no toma lugar ni antes ni después, sino durante el juicio.

Y ahora recuerden que la visión de Juan del “Cordero estando sobre el Monte Sión” (Apocalipsis 14:1) revela a Cristo como Salvador, mientras que su visión “del León de la tribu de Judá” estando en pie ante el juicio revela a El como un Rey. En correlación, muestran que mientras El es entonces el Salvador, a la vez, es Rey de reyes.

Resultando ahora claro cuando los 144.000 surgen, uno debe tener un mayor interés por saber quienes son. Viendo que son seguidores del Cordero (Cristianos), y también “hijos de Jacob”, son por lo tanto

Israelitas Genuinos –

No Gentiles.

Cualquier persona que haya sido convertido al Cristianismo, aceptando a Cristo como su Salvador personal, ha tenido una experiencia la cual ha vencido y revolucionado completamente sus proyectos y esperanzas anteriores, su entera forma de vivir. Ha renunciado el mundo y todos sus “placeres de pecado por una temporada” (Hebreos 11:25),

 

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y ¡ha llegado a ser una nueva criatura en Cristo, nacido de nuevo, heredero del reino según la promesa! Esto es lo que Jesús quería decir cuando dijo a Nicodemo: “tienen que nacer de nuevo”. Y Pablo, teniendo esta experiencia en mente, dice: “Y si vosotros sois de Cristo, ciertamente la simiente de Abraham sois, y conforme a la promesa los herederos”. Gálatas 3:29.

No importa, por lo tanto, si uno es Judío o Gentil, el no puede tener parte en el reino de Cristo, excepto por el segundo nacimiento, por medio del cual llega a ser uno la simiente de Abraham. Esta transformación espiritual, sin embargo, no fija la identidad racial y linaje tribal de ninguno. Este no puede, en otras palabras, hacerse un Judío si no descendió de la tribu de Judá, o hacerse Efrainita si no descendió de la tribu de Efraín. Por consiguiente, los 144.000, siendo de los hijos de Jacob, no pueden ser de las naciones Gentiles. Ellos, por lo tanto, primeros ante todo, son descendientes lineales de Jacob, aunque

No Necesariamente Del Identificable

Linaje Judío De Hoy

Las diez tribus (del reino de Israel) fueron llevadas, esparcidas completamente por todas las ciudades de los Medos (2 Reyes 17:6), y tan completamente sumergidos y asimilados en el mar de vida de las naciones en derredor, que se perdieron del todo, racialmente según toda cuenta humana.

De modo semejante, como las dos tribus (el reino de Judá) fueron llevados a Babilonia,

 

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con sólo unos pocos que regresaron a Jerusalén después que se cumplieran los setenta años de su cautiverio, una multitud también de ellos perdieron su identidad.

Además, la primera iglesia Cristiana se componía solamente de Judíos: los apóstoles, los 120 en el aposento alto (Hechos 1:15), y los 3.000 quienes fueron convertidos en el día de Pentecostés (Hechos 2:41) fueron todos Judíos, como, realmente, fueron todos los que “el Señor añadía cada día” durante los primeros tres años y medio después de la crucifixión (Dan. 9:26, 27; Hechos 2:47). Y aun después que este período terminara, y los apóstoles fueron comisionados a llevar el evangelio a los Gentiles (Hechos 13:46), muchos más Judíos vinieron a ser Cristianos, y subsiguientemente, como Cristianos más bien que Judíos, fueron dispersos entre las naciones.

Claramente, por lo tanto, en cada instancia la mayoría de los hijos de Jacob perdieron su identidad racial distintiva. Como el Señor, no obstante, siempre ha guardado las genealogías de todas las naciones, especialmente la de los hijos de Jacob, El, como ha prometido, “se acordará de Rahab y de Babilonia entre los que me conocen: He aquí Palestina, y Tiro, con Etiopía: Este nació allá. Y de Sión se dirá: Este y aquél han nacido en ella; Y fortificarála el mismo Altísimo. Jehová contará cuando se escribieren los pueblos: Este nació allí. Selah. Salmos 87:4-6.

¡De esta forma tan obvia y a la vez extraña es el hecho que nadie hoy sino los Judíos reconocidos

 

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pueden atestiguar de su linaje, con el resultado que los 144.000 pueden ser cosechados de casi cualquier nación, tribu, lengua, y pueblo, y con todos ser hijos de Jacob!.

La Palabra de profecía, hablando en esta conexión, dice:

“Asimismo acontecerá en aquel tiempo”, dice la palabra profética en conexión con esto, “que Jehová tornará a poner otra vez su mano para poseer las reliquias de su pueblo que fueron dejadas de Assur, y de Egipto, y de Parthia, y de Etiopía, y de Persia, y de Caldea, y de Amath, y de las Islas de la mar. Y levantará pendón a las gentes, y juntará los desterrados de Israel, y reunirá los esparcidos de Judá de los cuatro cantones de la tierra. Y acontecerá en aquel día, que herirá Jehová desde el álveo del río hasta el torrente de Egipto, y vosotros, hijos de Israel, seréis reunidos uno a uno”. Isaías 11:11, 12; 27:12.

Puesto que la historia, la lógica, y la escritura combinan sus evidencias para probar incondicionalmente que Dios ha preservado la genealogía de la rama elegida del linaje humano comenzando desde Adán a Noé (Mateo 1:1-17), y volviendo desde Jesús hasta Adán (Lucas 3:23-38), El debe, por alguna razón consistente, haber preservado la identidad de sus elegidos hoy. Y esto, vemos, es precisamente lo que ha hecho al designar el linaje de los 144.000, como “de todos las tribus de los hijos de

 

 

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Israel”. Apocalipsis 7:4. Y aunque no sabemos quienes somos, y no podemos de nosotros mismos declararlo, El que sabe todo en cuanto a nosotros, hasta el último cabello de cada cabeza, conoce nuestros ancestros precisos, aunque los que de nosotros quienes han de reunirse de la simiente de Jacob son, dice el profeta, “como la arena de la mar”, mientras que, hablando comparativamente, la raza Judía identificable de hoy, es un manojo, en relación a las naciones, y por lo tanto no pueden ser a quienes se aplican

Los Términos Israel, Efraín, José.

Regresando un momento al comienzo histórico del tema, recordamos que después de la muerte de Salomón, la nación Israelita (las doce tribus) fueron divididas en dos reinos separados (1 Reyes 11:11, 12; 12:19, 27). El reino de diez tribus, ocupando la parte norte de la tierra prometida, fue llamado “Israel”, también Efraín, y ocasionalmente la casa de José: “Israel”, porque tenía la mayoría de las tribus, y llamado Efraín (Isaías 11:13), porque sus reyes provenían de Efraín; y José (Ezequiel 37:16), porque fue el padre de Efraín. Pero el reino de dos tribus, ocupando la parte sur, fue llamado “Judá”, porque sus reyes eran de la tribu de Judá, y por lo tanto sus descendientes son llamados “Judíos”. El término “Israel”, por lo tanto, con frecuencia se aplica sólo a las diez tribus. Por esta razón cuando en adelante en estas páginas, el lector encuentra los términos “Judá”, “Israel”, “Efraín”, y

 

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“José”, comprenderá precisamente quienes son designados, y de esta forma, mientras prosigue, mejor comprender el plan de Dios para la reunión de las doce tribus de Israel, y para reunirlas en

Un Gran Reino.

“El reino de los cielos”, dijo Cristo, “es semejante al grano de mostaza, que tomándolo alguno lo sembró en su campo: El cual a la verdad es la más pequeña de todas las simientes; más cuando ha crecido, es la mayor de las hortalizas, y se hace árbol, que vienen las aves del cielo y hacen nidos en sus ramas”. Mateo 13:31, 32. “Con todo será el número de los hijos de Israel como la arena de la mar, que ni se puede medir ni contar. Y será, que donde se les ha dicho: Vosotros no sois mi pueblo, les será dicho: Sois hijos del Dios viviente. Y los hijos de Judá y de Israel serán congregados en uno, y levantarán para sí una cabeza, y subirán de la tierra: porque el día de Jezreel será grande”. Oseas 1:10.

Escuchando las enseñanzas de Cristo, y luego rechazarlas y crucificarle a El, la nación Judía trajo sus cabezas el destino fatal que Dios pronunció sobre ellos cuando mediante Su profeta declaró: “No son Mi pueblo, ni yo seré su Dios”, a la vez, en su gran misericordia, El permitió que se escribiese la promesa: “Y será, que donde se les ha dicho [Israel antiguo]: Vosotros no sois mi pueblo, les será dicho [allí --Israel antiguo]: Sois hijos del Dios viviente”. (Véase Romanos 9:24-26).

 

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Por eso, felizmente, el mismo pueblo, Israel y Judá, quienes fueron puestos a un lado y esparcidos, “en aquel día” (nuestro tiempo) serán aceptados de nuevo: y “congregados en uno, y levantarán para sí una cabeza, y subirán de la tierra”. Oseas 1:11.

Habiendo morado “muchos días sin rey” (su destino desde los días de su cautiverio en Babilonia hasta este mismo día), “Después volverán los hijos e Israel” (algún tiempo futuro), dice la escritura, “y buscarán a Jehová su dios, y a David su rey: y temerán a Jehová y a su bondad en el fin de los días”. Oseas 3:4-5.

Pero puesto que David, el rey del Israel antiguo, había estado muerto por muchos años cuando se pronunció esta profecía, y puesto que nunca se ha cumplido, él fue un tipo del David que había de venir.

Por consiguiente, son los que “temen al Señor y Su bondad [los Israelitas Cristianos] en el fin de los días” (nuestro tiempo) quienes levantarán para sí una “cabeza” o “rey” – el David antitípico.

(Para conseguir un estudio completo de Oseas 1 y 2, léase nuestra Tratado Nº 4, Las mas recientes noticias para Mamá).

De estos hechos claramente explicados en los párrafos anteriores, vemos que los hijos de Israel, dispersados y sin un rey en estos “muchos días”, “volverán”, no como Judíos sino Cristianos. Esta consolidación de los

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dos reinos antiguos, Judá e Israel, queda presentada en el simbolismo,

Los Dos Palos Unidos

“Tú, hijo del hombre”, dice el Señor, “tómate ahora un palo, y escribe en él: A Judá, y a los hijos de Israel sus compañeros. Toma después otro palo, y escribe en él: A José, palo de Efraím, y a toda la casa de Israel sus compañeros. Júntalos luego el uno con el otro, para que sean en uno, y serán uno en tu mano.

“Y cuando te hablaren los hijos de tu pueblo, diciendo: ¿No nos enseñarás qué te propones con eso?

 

“Y LOS HARE UNA NACION … Y UN REY SERA A TODOS ELLOS POR REY; … NI NUNCA MAS SERAN DIVIDIDOS EN DOS REINOS” (EZEQUIEL 37:22)

 

 

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Diles: Así ha dicho el Señor Jehová: He aquí, yo tomo el palo de José que está en la mano de Efraím, y a las tribus de Israel sus compañeros, y pondrélos con él, con el palo de Judá, y harélos un palo, y serán uno en Mi mano.

“Y los palos sobre que escribieres, estarán en tu mano delante de sus ojos; Y

 

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les dirás: Así ha dicho el Señor Jehová: He aquí, yo tomo a los hijos de Israel de entre las gentes a las cuales fueron, y los juntaré de todas partes, y los traeré a su tierra: Y los haré una nación en la tierra, en los montes de Israel; y un rey será a todos ellos por rey: y nunca más serán dos naciones, ni nunca más serán divididos en dos reinos: Ni más se contaminarán con sus ídolos, y con sus abominaciones, y con todas sus rebeliones: y los salvaré de todas sus habitaciones en las cuales pecaron, y los limpiaré; y me serán por pueblo, y yo a ellos por Dios. Y mi siervo David será rey sobre ellos, y a todos ellos será un pastor: y andarán en mis derechos, y mis ordenanzas guardarán, y las pondrán por obra. Y habitarán en la tierra que dí a mi siervo Jacob, en la cual habitaron vuestros padres, en ella habitarán ellos, y sus hijos, y los hijos de sus hijos para siempre; y mi siervo David les será príncipe para siempre”. Ezequiel 37:16-25.

Esta profecía ilustrada casi no necesita ser interpretada, pues es virtualmente auto explicativa: mostrando que los dos reinos antiguos, Judá e Israel, serán recogidos entre los “gentiles”, entre aquellos quienes han estado por mucho tiempo esparcidos, y volverán a ser una gran

 

 

 

 

 

 

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nación – “un reino que jamás será destruido”. Daniel 2:44.

 “Además”, dice el Señor, “Y concertaré con ellos pacto de paz, perpetuo pacto será con ellos: y los asentaré, y los multiplicaré, y pondré mi santuario entre ellos para siempre. Y estará en ellos mi tabernáculo, y seré a ellos por Dios, y ellos me serán por pueblo. Y sabrán las gentes que yo Jehová santifico a Israel, estando mi santuario entre ellos para siempre”. Ezequiel 37:26-28.

Puesto que Dios dice que “los multiplicaré” cuando vuelvan a ser un reino, y que “sabrán las gentes [paganos en inglés] que yo Jehová santifico a Israel”, y ya que Dios no puede “multiplicar” ni “santificar” después del cierre de la gracia, los dos reinos antiguos, necesariamente, entonces, tienen que ser restaurados y consolidados durante el tiempo de gracia –

“Los Tiempos de Restitución”.

Los 144.000 siendo los “primeros frutos”, por lo tanto, allí debe haber segundos frutos, porque donde hay primero, tiene que haber segundo. Y como los primeros frutos son llamados “siervos de Dios”, tienen que después ser enviados a todas las naciones para recoger los segundos frutos (Isaías 66:19, 20) – la gran multitud (Apocalipsis 7:9), la cual Juan vio después de ver el sellamiento de los 144.000. (Para un estudio detallado sobre este tema, – los 144.000 y la

 

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gran multitud, – véase nuestro Tratado Nº 1, ¡Pre-Undécima Hora Extra!; La Vara del Pastor, Volumen 1).

El hecho de que “en sus bocas no fue hallada mentira” (Apocalipsis 14:5), muestra claramente que no han de proclamar nada sino la pura verdad del evangelio, y ello hace también que sus palabras sean tan autoritarias y tan exigentes como las palabras escritas de los profetas y de los apóstoles. Verdaderamente estos primeros frutos son investidos con aun mayor poder y autoridad: “En aquel día Jehová defenderá al morador de Jerusalén: y el que entre ellos fuere flaco, en aquel tiempo será como David; y la casa de David como Dios, como el ángel de Jehová delante de ellos”. Zacarías 12:8.

Además “En aquel tiempo”, dice Zacarías, “habrá manantial abierto para la casa de David y para los moradores de Jerusalén, para el pecado y la inmundicia”. Zacarías 13:1.

Cuando este manantial “para el pecado y la inmundicia” sea finalmente abierto “para la casa de David”, la evidencia culminadora se verá que la consolidación de los dos reinos es un hecho logrado, y que el tiempo ha venido para la proclamación del evangelio en todo el mundo.

“Y será en aquel día, dice Jehová de los ejércitos, que talaré de la tierra los nombres de las imágenes, y nunca más vendrán en memoria: y

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también haré talar de la tierra los profetas, y espíritu de inmundicia”. Zacarías 13:2. Es decir, al tiempo que este reino proclamador del evangelio sea establecido, esta será una iglesia sin mentira – libre de todos los idolatras y falsos maestros. Y será alimentada por “…un pastor, y él las apacentará; a mi siervo David: él las apacentará, y él les será por pastor. Yo Jehová les seré por Dios, y mi siervo David príncipe en medio de ellos”. Ezequiel 34:23, 24.

Cuando el Señor de esta manera tome “las riendas en sus propias manos” (Testimonios para los Ministros, página 300), y vuelva a gobernar la iglesia como un gobierno teocrático (en los últimos días), “Y acontecerá”, dice Isaías, . . . “que será confirmado el monte de la casa de Jehová por cabeza de los montes, y será ensalzado sobre los collados, y correrán a él todas las gentes. Y vendrán muchos pueblos, y dirán: Venid, y subamos al monte de Jehová, a la casa del Dios de Jacob; y nos enseñará en sus caminos, y caminaremos por sus sendas. Porque de Sión saldrá la ley, y de Jerusalén la palabra de Jehová. Y juzgará entre las gentes, y reprenderá a muchos pueblos; y volverán sus espadas en rejas de arado, y sus lanzas en hoces: no alzará espada gente contra gente, ni se ensayarán más para la guerra”. Isaías 2:2-4.

Por eso con el anuncio de este reino eterno, y la restitución consecuente

 

 

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de todas las cosas, habrá por una parte un gran despertar entre las naciones: deshaciéndose de grandes cantidades ahorradas de armas de guerra las cuales por años habían estado acumulando. Buscarán subir para hacerse súbditos del reino, y para unirse con los ejércitos del Señor, permitiéndole pelear por ellos; mientras que por otra parte habrá intensos y grandes preparativos para guerra entre aquellos que no quieren despertarse: arrojan todo en un insuperable programa de armamentos, convierten hasta sus herramientas de agricultura en armas de guerra en contra del reino de Cristo – Su iglesia (Joel 3:9-12; Zacarías 12:3).

“Tus puertas estarán de continuo abiertas, no se cerrarán de día ni de noche, para que sea traída a ti fortaleza de gentes, y sus reyes conducidos. Y vendrán a ti humillados los hijos de los que te afligieron, y a las pisadas de tus pies se encorvarán todos los que te escarnecían, y llamarte han Ciudad de Jehová, Sión del Santo de Israel”. Isaías 60:11, 14. (Para estudio adicional sobre esta fase del tema, véase La Vara del Pastor, Volumen 1, página 173-181, que explica “Miqueas Cuatro”. Y para ver un ejemplo típico de como la batalla es del Señor, léase 2 Crónicas 20:15, 19, 24-30). Pero estando lejos, muy lejos, de tal elevado y santo estado,

La Iglesia Debe Ser Purificada.

¡Ningún Cristiano de cualquier fe puede honestamente negar la necesidad de una purificación de la iglesia. Y

 

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puesto que el Señor nunca hace nada sin advertir de antemano a Su iglesia, El está ahora enviándole el mensaje de la purificación, para darle un sabor o anticipación de gloria futura, de modo que como la llamada como sonoro del cielo para una reforma continua sonando entre su pueblo, ellos deben tener un deseo por la verdad, y entregarse de todo corazón a la obra de reforma, ahora mismo mientras El está presentando ante ellos Su plan para establecer su reino con resultados consecuentes para los pecadores. Los que han prestado atención implícita a la llamada, tendrán un deseo irresistible para ponerse en línea y permitir que el Señor los separe de pecado y pecadores. Sólo ellos recibirán el sello de Dios y, como los primeros frutos del reino, 144.000 fuertes, están en pie con el Cordero sobre “el Monte Sión”!.

Tal estado de santidad causará hoy, como en lo pasado, que el dragón se encolerizará con la mujer, y también ahora hacer guerra con su remanente (Apocalipsis 12:17), un conflicto que se describe más en las palabras:

“Y DESPUÉS de estas cosas vi cuatro ángeles que estaban sobre los cuatro ángulos de la tierra, [en el tiempo del sellamiento de los 144.000] deteniendo los cuatro vientos de la tierra, para que no soplase viento sobre la tierra, ni sobre la mar, ni sobre ningún árbol. Y vi otro ángel que subía del nacimiento del sol, teniendo el sello del Dios vivo: y clamó con gran voz a los cuatro ángeles, a los cuales era dado hacer daño a la tierra y a la mar, Diciendo:

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No hagáis daño a la tierra, ni al mar, ni a los árboles, hasta que señalemos a los siervos de nuestro Dios en sus frentes”. Apocalipsis 7:1-3.

Aquí se presentan a la vista dos eventos de hacer daño que están por ocurrir: uno por los vientos, el otro por los ángeles: y dos mandos a los ángeles: uno que refrenen los vientos, para que los vientos no soplen “sobre la tierra, ni al mar, ni a los árboles (verso 1); el otro que los ángeles refrenen a sí mismos de hacer daño “a la tierra … al mar y “a los árboles”, hasta que los siervos de Dios sean sellados. Versos 2, 3. Puesto que, por lo tanto, tan pronto como los siervos de Dios sean sellados, ambos los vientos y los ángeles comenzarán a hacer daño, la pregunta surge en relación a qué representa la obra de los vientos y la obra de los ángeles – ¿conflicto político u otra cosa? Dado que las naciones siempre han estado en guerra, esta obra doble de hacer daño no puede representar contiendas políticas. Y como Jesús dice que al tiempo del fin “nación se levantará contra nación, y reino contra reino” (Mateo 24:7), resulta claro que el daño hecho por los vientos, también el daño hecho por los ángeles, ambos son refrenados hasta que los 144.000 son sellados, deben ser figurativos del refrenar del “tiempo de angustia, cual nunca fue desde que hubo nación”. Dan. 12:1. De acuerdo a esto, el refrenar de los cuatro vientos por Dios simboliza el refrenar divino de la actividad de la imagen de la bestia (Apocalipsis 13:15-17) en contra de los santos, mientras su acto de refrenar a los cuatro ángeles para que no hagan daño, significa su acto de detener la ejecución de Su

 

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venganza (Isaías 63:1-4; Jeremías 51:18) sobre los pecadores que estorban en la iglesia, hasta después del sellamiento de los 144.000 sea cumplido. Así unidos, estos dos casos de hacer daño traen el tiempo de angustia cual nunca fue.

Apocalipsis 7:1-3, por lo tanto, revela un conflicto doble; hombres malvados contra Dios (el soplar de los vientos) y Dios contra ellos (el hacer daño de los ángeles). Pero aunque el soplar de los vientos y el hacer daño de los ángeles, después que los siervos de Dios sean sellados, traerán el “tiempo de angustia”, aun, “todos los que se hallaren escritos en el libro”. Daniel 12:1.

De estos hechos vemos que este tiempo de angustia es detenido para proteger el sellamiento de los 144.000 siervos, al menos que ellos, “los elegidos”, se dobleguen para llegar a adorar la imagen de la bestia, o sean matados al no querer hacerlo.

Puesto que “en el Apocalipsis todos los libros de la Biblia se encuentran y terminan”, (Hechos de los Apóstoles, página 467), el sellamiento de los siervos de Dios (Apocalipsis 7) debe necesariamente encontrarse en las profecías también. En Ezequiel, capítulo nueve, se envisiona el marcaje de los que gimen y claman “por todas las abominaciones que se hacen en medio de ella” (en Judá y en Israel), y la matanza de los que no gimen y claman de esta manera. Y el hecho de que Dios en ningún tiempo ha quitado los pecadores de entre los justos en Judá y en Israel, muestra que esta profecía de

 

 

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purificación por matanza nunca se ha cumplido. De acuerdo, por lo tanto, como el marcaje es lo mismo como el sellamiento, la matanza de los ángeles es lo mismo como el hacer daño de los ángeles.

Este herir y sellamiento que Juan vio, y la matanza y marcaje que Ezequiel vio, son una vez más identificados como una y la misma cosa: “Este sellamiento de los siervos es el mismo que fue mostrado a Ezequiel en visión”. Testimonios para los Ministros, página 445; Testimonios para la Iglesia, Volumen 5, página 196 - Joyas de los Testimonios, Volumen 2, página 65; Joyas de los Testimonios, Volumen 1, página 335, 336.

Aunque el marcaje y la matanza (Ezequiel 9) incluye sólo la iglesia, –Judá e Israel–, el hacer daño de los vientos y de los ángeles (Apocalipsis 7) incluyen todo el mundo –ambos “la tierra” y “el mar”, cada representando una localidad diferente: el mar, en el reino de la naturaleza, el almacén (hogar) de las aguas, es por lo tanto el reino de los símbolos el lugar de nacimiento de la naciones– El Viejo País: la tierra, lo opuesto al mar, corresponde a un dominio fuera del Antiguo País. Se ubica, según Juan en el simbolismo de la bestia de dos cuernos surgiendo, no fuera del mar, sino “fuera de la tierra” (Apocalipsis 13:11), el único lugar donde naturalmente los árboles crecen. Y de acuerdo a Daniel 4:20-22, los árboles simbolizan líderes, por lo tanto los árboles en esta instancia representan “los ancianos . . . delante de la casa” (Ezequiel 9:6) – un hecho que revela que en este período, los cuarteles generales están en el dominio de

 

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la bestia de dos cuernos–el Nuevo Mundo, “la tierra”.

En la luz de estos claros hechos tan contundentes ante nosotros, vemos que el objeto principal del sellamiento o marcarje de los siervos de Dios es para purificar la iglesia de pecado y pecadores, para que ella pueda mantenerse fuerte en contra de la imagen de la bestia en el tiempo de angustia; y que cuando esta obra de purificar sea completada, “acontecerá que el que quedare en Sión, y el que fuere dejado en Jerusalén, será llamado santo; todos los que en Jerusalén están escritos entre los vivientes; Cuando el Señor lavare las inmundicias de las hijas de Sión, y limpiare las sangres de Jerusalén de en medio de ella, con espíritu de juicio y con espíritu de ardimiento”. Isaías 4:3-4.

Cuando esta “obra especial de purificación, de liberación de pecado entre el pueblo de Dios,” sea cumplida, luego “la iglesia entrará en su conflicto final, ‘Hermosa como la luna, esclarecida como el sol, imponente como ejército con banderas’, ha de salir a todo el mundo vencedora y para vencer”. El Conflicto de Los Siglos, página 478; Profetas y Reyes, página 535.

“Y criará Jehová sobre toda la morada del monte de Sión, y sobre los lugares de sus convocaciones, nube y oscuridad de día, y de noche resplandor de fuego que eche llamas: porque sobre toda gloria habrá cobertura. Y habrá sombrajo para sombra contra el calor del día, para

 

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acogida y escondedero contra el turbión y contra el aguacero”. “Y llamarles han Pueblo Santo, Redimidos de Jehová; y a ti te llamarán Ciudad Buscada, no desamparada”. Isaías 4:5-6; 62:12.

“La iglesia entera, actuando como uno, armonizando en perfecta unión, ha de ser una agencia activa misionera, movida y controlada por el Espíritu Santo”. “Cada miembro de iglesia debe realizar actualmente todo lo que los apóstoles hicieron”. “Entonces todos trabajarán en perfecta armonía, y se manifestará el brazo del Señor, cuyo poder se revelará en la vida de Cristo”. Testimonios para la Iglesia, Volumen 8, página 47; Volumen 7, página 34; Volumen 9, página 27.

Entonces llegará a suceder, dice el Señor, que “santificaré mi grande nombre profanado entre las gentes, el cual profanásteis vosotros en medio de ellas; y sabrán las gentes que yo soy Jehová, dice el Señor Jehová, cuando fuere santificado en vosotros delante de sus ojos. Y yo os tomaré de las gentes, y os juntaré de todas las tierras, y os traeré a vuestro país.

“Y esparciré sobre vosotros agua limpia, y seréis limpiados de todas vuestras inmundicias; y de todos vuestros ídolos os limpiaré. Y os daré corazón nuevo, y pondré espíritu nuevo dentro de vosotros; y quitaré de vuestra carne el corazón de piedra, y os daré corazón de carne. Y pondré dentro de vosotros mi espíritu, y haré que andéis en mis mandamientos,

 

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y guardéis mis derechos, y los pongáis por obra.

Y habitaréis en la tierra que dí a vuestros padres; y vosotros me seréis por pueblo, y yo seré a vosotros por Dios. Y os guardaré de todas vuestras inmundicias; y llamaré al trigo, y lo multiplicaré, y no os daré hambre. Multiplicaré asimismo el fruto de los árboles, y el fruto de los campos, porque nunca más recibáis oprobio de hambre entre las gentes [paganos en inglés].

Y os acordaréis de vuestros malos caminos, y de vuestras obras que no fueron buenas; y os avergonzaréis de vosotros mismos por vuestras iniquidades, y por vuestras abominaciones. No lo hago por vosotros, dice el Señor Jehová, seaís notorio: avergonzáos y confundíos de vuestras iniquidades, casa de Israel. Así ha dicho el Señor Jehová: El día que os limpiaré de todas vuestras iniquidades, haré también habitar las ciudades, y las asoladas serán edificadas. Y las gentes que fueron dejadas en vuestros alrededores, sabrán que yo edifiqué las derribadas, y planté las asoladas: yo Jehová he hablado, y harélo”. Ezequiel 36:23-33, 36.

Nuevamente: “Al limpiar el templo de los compradores y vendedores mundanales, Jesús anunció su misión”, primero, “de limpiar el corazón de la contaminación del pecado–de los deseos terrenales, de las concupiscencias egoístas, de los malos hábitos, que corrompen el alma” (El Deseados de Todas Las Gentes, página 133).

 

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y segundo, para limpiar la iglesia entera de pecado y pecadores. Como dos veces (una vez en la clausura de la proclamación de reino por Juan el bautista, y en la apertura de la dispensación del evangelio, al comienzo del ministerio de Cristo, y una vez al la clausura de Su obra y al comienzo de la de los apóstoles’– “Testimonios Especiales para los Ministros”, Nº 7, página 54. El purificó el templo de las prácticas impías por las cuales los Judíos lo habían contaminado Juan 2:15-16; Mateo 21:12-13), El por lo tanto dos veces advirtió en tipo que también en la clausura de la dispensación Cristiana, dos veces purificará Su iglesia: una vez al sellamiento de los primeros frutos, los 144.000, y de nuevo al sellamiento de los segundos frutos, la “gran multitud”. Apocalipsis 7:1-9.

Puesto que ambas purificaciones, mas aun, tomaron lugar en la fiesta de la Pascua, y puesto que, también, todos los que “no se habían santificado suficientemente” (2 Crónicas 30:3; Exodo 12:3-6) les fue prohibido participar en la Pascua en el primer mes, pero fueron permitidos de prepararse para ella y celebrarla en el segundo mes (Números 9:11; 2 Crónicas 30:13), de esta forma se da como tipo la purificación de la iglesia en dos secciones, así mostrando una vez más que hay dos reuniones, dos sellamientos, dos separaciones, dos compañías–primeros frutos y segundos frutos. (Para más explicación de los dos sellamientos, véase nuestro tratado No. 1, ¡Pre-Undécima Hora Extra!, y para el antitipo de la Pascua, La Vara del Pastor, Volumen 2, página 256).

 

 

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“Debe haber”, dice el Espíritu de Profecía, “una purificación de las instituciones semejante a la manera en la cual Cristo purificó al templo antiguamente. ‘Escrito está,’ dice el Señor, ‘Mi casa será llamada casa de oración , pero la habéis hecho cueva de ladrones’. Hay en nuestras instituciones hoy transacciones semejantes a aquellas que tomaban lugar en las cortes del templo en el tiempo de Cristo; y todo el cielo está observando. … El Señor obrará par purificar a su iglesia. Os digo, en verdad, que el Señor está por trastornar las instituciones que llevan su nombre. No puedo decir exactamente cuán pronto ha de comenzar este proceso refinador, pero no será diferido por mucho tiempo. Aquel cuyo aventador está en su mano limpiará su templo de su contaminación moral. Purificará cabalmente su estrado”. Brethren in responsable positions, Sept. 1895. (Hermanos en posiciones de responsabilidad, Sept. 1985) – Testimonios para los Ministros, página 373.

En vista preliminar de la purificación de la iglesia, Cristo declaro: “… los ángeles vendrán y quitarán a los impíos de entre los justos” (Mateo 13:49) -- quitad a los impíos y dejad los justos; mientras que en el Apocalipsis, dirigiéndose a los suyos en Babilonia, El dice: “Salid de ella pueblo mío” (Apocalipsis 18:4) – llamando a los justos afuera y dejando a los impíos adentro. Los primeros quedan purificados al sacar a los impíos de entre ellos; los últimos por ser sacados de entre los impíos.

También hay dos parábolas distintas de los talentos (Mateo 25:15-30; Lucas 19:13-27)

 

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y las dos entran notablemente en el cuadro. En la una, hay tres siervos; en la otra diez siervos. Esta diferencia importante muestra que la primera sólo tiene una aplicación local, mientras que la última tiene una aplicación mundial (mostrando incidentalmente como se ve en La Vara del Pastor, Volumen 2, página 85-86, que en las escrituras, el número “diez” representa la universalidad y el número “tres” representa la Trinidad en la iglesia).

Estas verdades inalterables de tipo y parábola y “la palabra de Su testimonio” nos trae cara a cara con la solemne realidad que hemos venido al tiempo de la pascua y la limpieza antitípica del templo, y a la cosecha del mundo – “el día grande y terrible del Señor”. El Espíritu de Dios nos amonesta “con intensa solemnidad: ‘¡Preparáos! ¡preparáos! ¡preparáos! porque la ardiente ira del Señor ha de manifestarse pronto. Ha de ser derramada sin mezcla de misericordia, y no estáis listos. Rasgad vuestro corazón y no vuestras vestiduras”. – Primeros Escritos, página 119.

Que nadie se engañe pensando que después del fin del tiempo de gracia, o después de la segunda venida de Cristo (después que los pecadores en el mundo hayan sido destruidos), la iglesia de Dios alcanzará la norma escoltada de carácter, y el oficio alto, designado por el cielo, y ser purificada de pecado y pecadores! Al contrario “en aquel día” (antes que los pecadores del mundo hayan

 

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sido destruidos), dice el Señor, “que yo pondré a Jerusalén por piedra pesada a todos los pueblos: todos los que se la cargaren, serán despedazados, bien que todas las gentes de la tierra se juntarán contra ella. En aquel día Jehová defenderá al morador de Jerusalén: y el que entre ellos fuere flaco, en aquel tiempo será como David; y la casa de David como ángeles, como el ángel de Jehová delante de ellos. Y será que en aquel día yo procuraré quebrantar todas las gentes que vinieren contra Jerusalén. En aquel tiempo estará sobre las campanillas de los caballos: SANTIDAD A JEHOVÁ; y las ollas en la casa de Jehová serán como los tazones delante del altar. Y será toda olla en Jerusalén y en Judá santidad a Jehová de los ejércitos: y todos los que sacrificaren, vendrán y tomarán de ellas, y cocerán en ellas: y no habrá más Cananeo alguno en la casa de Jehová de los ejércitos en aquel tiempo”. Zacarías 12:3, 8-9; 14:20-21.

Estos versos declaran expresamente que la iglesia será “como Dios, como el ángel del Señor delante de ellos”, durante el tiempo de angustia, cuando las naciones se reunirán contra de ella, y el Señor se vengará hiriéndoles. La gracia todavía tarda mientras que ésta serie de eventos toma lugar, “todos los que sacrifican” (acto que se realiza antes del cierre del tiempo de gracia) serán por lo tanto santos, y “no habrá más

 

 

 

 

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el cananeo en la casa del Señor”.

Cada verdadero estudiante de la Biblia sabe que la iglesia tiene que alcanzar esta pureza de corazón y carácter y posición, no después, sino antes, que la obra mediadora de Cristo sea terminada y antes que “el sacrificio” haya cesado. Todos tales estudiantes saben que Dios no puede manifestar su grande poder para defenderlos en el tiempo cuando “toda las gentes de la tierra se reunirán en contra” de ellos, ni puede colocar su Espíritu sobre ellos como lo hizo sobre los primeros Cristianos en el día de Pentecostés, si hay pecadores entre Su pueblo, y si la iglesia entera, no este “de común acuerdo” (Hechos 2:1), “revestida de la armadura de la justicia de Cristo… Hermosa como la luna, esclarecida como el sol, y imponente como ejercito con banderas”-- como lo fue la iglesia apostólica sobre la cual descendió el Espíritu como “viento poderoso”. Hechos 2:2.

Sólo aquellos”, dice el Espíritu de Profecía, “quienes han resistido y vencido la tentación mediante la fuerza del Todopoderoso les será permitido tomar parte en la proclamación del mensaje cuando este se haya intensificado hasta llegar a ser el Fuerte Clamor”. Review and Herald, Nov. 19, 1908

Y para que el Fuerte Clamor no falle en tocar a tiempo, ni falle del todo, sólo los que no han vencido; los que “habían traicionado su cometido” – “los ancianos, a quienes Dios había brindado grande luz, y quienes se habían destacado como guardianes de los intereses espirituales del pueblo” – deben ser removidos. “Esto lo expone con mucho vigor

 

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la ilustración que presenta el profeta acerca de la última obra, bajo la figura de los hombres que tenían sendas armas destructoras en las manos”. Testimonios para la Iglesia, Volumen 3, página 266 en inglés – Joyas de los Testimonios, Volumen 1, página 335. “Hombres, jóvenes y niñitos, todos perecen juntos”. Testimonios para la Iglesia, Volumen 5, página 196 – Joyas de los Testimonios, Volumen 1, página 66.

Confrontado con la imponente certeza de la inminente purificación de la iglesia, del sellamiento y de la gloria subsiguiente, nos apresuramos para afrentar

La Condición de La Iglesia Justo Antes

De La Purificación

“¡Qué mayor engaño puede penetrar en las mentes humanas que la confianza de que en ellos todo está bien cuando todo anda mal! El mensaje del Testigo Fiel encuentra al pueblo de Dios sumido en un triste engaño, aunque crea sinceramente dicho engaño. No saben que su condición es deplorable a la vista de Dios. Aunque aquellos a quien se dirige el mensaje del Testigo Fiel se lisonjean de que se encuentran en una exaltada condición espiritual, dicho mensaje quebranta su seguridad con la sorprendente denuncia de su verdadera condición de ceguera, pobreza y miseria espirituales. Este testimonio tan penetrante y severo no puede ser un error, porque es el Testigo Fiel el que habla y su testimonio debe ser correcto”. Testimonios para la Iglesia, Volumen 3, página 252-253 – Joyas de los Testimonios, Volumen 1, página 327, 328.

“¿Quién puede decir con verdad: ‘Nuestro oro es probado en el fuego y nuestros vestidos no están manchados por el mundo’? He visto a nuestro instructor

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señalar vestiduras que se daban por justicia. Al desgarrarlas puso al descubierto la suciedad que cubrían. Luego me dijo: ‘¿No puedes ver con qué falsedad cubrieron su inmundicia y la corrupción de su carácter? ‘¿Qué, pues, la ciudad fiel ha venido a ser una ramera?’ ¡La casa de mi Padre es hecha un lugar de comercio, de donde se han retirado la gloria y la presencia divina! Por esta causa hay debilidad y falta la fuerza”. Testimonios para la Iglesia, Volumen 8, página 250 – Joyas de los Testimonios, Volumen 3, página 254.

“Los ancianos, aquellos a quien Dios había brindado gran luz, que se habían destacado como guardianes de los intereses espirituales del pueblo, habían traicionado su cometido. … Estos perros mudos que no querían ladrar, son los que sienten la justa venganza de un Dios ofendido. Hombres, jóvenes y niñitos, todos perecen juntos”. Testimonios para la Iglesia, Volumen 5, página 196 – Joyas de los Testimonios, Volumen 2, página 65-66.

“A los que se sienten seguros por causa de sus progresos y se creen ricos en conocimiento espiritual, les cuesta recibir el mensaje que declara que están engañados y necesitan toda gracia espiritual. El corazón que no ha sido santificado es engañosa ‘más que todas las cosas, y perverso.’”--Joyas de los Testimonios, Volumen 1, página 328.

“Hay muchos hoy quienes no tienen la prudencia de Josué, y quienes no tienen la carga especial para investigar los pecados, y resolver sin demora los pecados existentes ellos. Que los tales no impidan a aquellos que tienen

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la responsabilidad de esta obra sobre ellos; que no obstaculicen el camino que aquellos que tienen este deber. Algunos propenden a cuestionar dudar y criticar porque otros hacen la obra que Dios no ha puesto directamente sobre ellos. Estos quedan directamente en el camino para impedir a aquellos sobre quienes Dios ha colocado la carga de reprender y corregir los pecados prevalecientes, para que su desagrado pueda desviarse de su pueblo. Si hubiera un caso como ello de Acán, habrá muchos quienes acusarán a los que actúen la parte de Josué al buscar el mal, de tener un espíritu inicuo y criticón. No se debe jugar con Dios, ni sus advertencias descuidadas sin castigo por un pueblo perverso.

*  *  *

El desagrado de Dios queda sobre su pueblo, y no manifestará su poder entre ellos mientras existan el pecado entre ellos, y los cuales son fomentados por aquellos en posiciones responsables.

Aquellos que obran en el temor de Dios para quitar de la iglesia los impedimentos, y para corregir a los males penosos, para que el pueblo de Dios pueda ver la necesidad de aborrecer el pecado, y pueda prosperar en la pureza, y para que el nombre de Dios sea glorificado, siempre tendrán que arrostrar las influencias de resistencia de los no consagrados. Sofonías así describe el estado verdadero de esta clase, y los terribles juicios que les sobrevendrán:--

‘Y será en aquel tiempo, que yo escudriñaré a Jerusalén con candiles,

 

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y haré visitación sobre los hombres que están sentados sobre sus heces, los cuales dicen en su corazón: Jehová ni hará bien ni mal”. Cercano está el día grande de Jehová, cercano y muy presuroso; voz amarga del Día de Jehová; gritará allí el valiente’. …

Cuando llega una crisis finalmente, como seguramente vendrá, y Dios habla de parte de su pueblo, los que hayan pecado, los que han sido una nube de tinieblas, y quienes se han colocado como obstáculo directamente en el camino de la obra de Dios para su pueblo, pueden alarmarse viendo hasta que punto se han ido murmurando y metiendo el desánimo sobre la causa; y, como Acán, llegando a sentir terror, pueden reconocer que han pecado. Pero sus confesiones son se hacen demasiado tarde, y no del modo debido para beneficiarse a si mismos, aunque puedan ayudar la causa de Dios. …

Aquellos que casi todas sus vidas han sido controlados por un espíritu ajeno al Espíritu de Dios como ello de Acán, serán muy pasivos cuando llegue el tiempo para acción decida de parte de todos. Profesarán ser neutrales”. Testimonios para la Iglesia, Volumen 3, páginas 270-272.

“Estamos propensos a pensar que donde no hay fieles ministros no puede haber verdaderos cristianos, pero ese no es el caso. Dios ha prometido que donde los pastores no son fieles, él mismo se hará cargo del rebaño. Dios nunca hizo que

 

 

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el rebaño dependiera totalmente del instrumento humano. Pero los días de la purificación de la iglesia se aproximan velozmente. Dios se propone tener un pueblo puro y leal. En el gran zarandeo que pronto se llevará a cabo podremos medir más exactamente la fuerza de Israel. Las señales indican que el tiempo está cerca cuando el Señor revelará que tiene un aventador en su mano y limpiará con esmero su era”.

“…Los que han confiado en el intelecto, el ingenio o el talento no estarán entonces al frente de las tropas. No se mantuvieron al paso con la luz. A los que demostraron ser infieles no se les encomendará el rebaño. Pocos serán los hombres que tomarán parte en la obra solemne del fin. Son autosuficientes, se han independizado de Dios, y él no puede usarlos. El Señor tiene siervos fieles quienes se han de manifestar en la hora de zarandeo y prueba. Hay almas preciosas, ocultas por el momento, que no se han postrado ante Baal. No han tenido la luz que con deslumbrante resplandor ha brillado concentradamente sobre nosotros. Pero puede ser que bajo un exterior algo áspero y no muy llamativo se revele el brillo de un carácter cristiano genuino”. Testimonios para la Iglesia, Volumen 5, página 75-76.

La serie anterior de citas muestra que la iglesia debe ser purificada antes que el resto del pueblo de Dios sea reunido “fuera de todos” los países. Luego “en aquellos días, y en aquel tiempo en que haré tornar la cautividad de Judá y de Jerusalén”, dice el

 

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Señor, “juntaré todas las gentes, y harélas descender al valle de Josafat, y allí entraré en juicio con ellos a causa de mi pueblo, y de Israel mi heredad, a los cuales esparcieron entre las naciones, y partieron mi tierra”. Joel 3:1-2.

Pero para ser liberados de la cautividad, y para escuchar al Señor mientras “entra en juicio … allí” por su pueblo, uno no se atreve a despreciar

Sus Súplicas.

“Dicen, si alguno dejare su mujer, y yéndose ésta de él se juntare a otro hombre, ¿volverá a ella más? ¿no será tal tierra del todo amancillada? Tú pues has fornicado con muchos amigos; más vuélvete a mí, dijo Jehová. Alza tus ojos a los altos, y ve en qué lugar no te hayas publicado: para ellos te sentabas en los caminos, como Árabe en el desierto; y con tus fornicaciones y con tu malicia has contaminado la tierra. Por esta causa las aguas han sido detenidas, y faltó la lluvia de la tarde; y has tenido frente de mala mujer, ni quisiste tener vergüenza. A lo menos desde ahora, ¿no clamarás a mí, Padre mío, guiador de mi juventud?

“Ve, y clama estas palabras hacia el aquilón, y di: Vuélvete, oh rebelde Israel, dice Jehová; no haré caer mi ira sobre vosotros: porque misericordioso soy yo, dice Jehová, no guardaré para siempre el enojo. Conoce empero tu

 

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maldad, porque contra Jehová tu Dios has prevaricado, y tus caminos has derramado a los extraños debajo de todo árbol umbroso, y no oíste mi voz, dice Jehová. Convertíos, hijos rebeldes, dice Jehová, porque yo soy vuestro esposo: y os tomaré uno de una ciudad, y dos de una familia, y os introduciré en Sión; Y os daré pastores según mi corazón, que os apacienten de ciencia y de inteligencia. Y acontecerá, que cuando os multiplicareis y creciereis en la tierra, en aquellos días, dice Jehová, no se dirá más: Arca del pacto de Jehová; ni vendrá al pensamiento, ni se acordarán de ella, ni la visitarán, ni se hará más. En aquel tiempo llamarán a Jerusalén Trono de Jehová, y todas las gentes se congregarán a ella en el nombre de Jehová en Jerusalén: ni andarán más tras la dureza de su corazón malvado. En aquellos tiempos irán de la casa de Judá a la casa de Israel, y vendrán juntamente de tierra del aquilón a la tierra que hice heredar a vuestros padres”. Jeremías 3:1-4, 12-18.

Sin embargo, dice el Señor: “He aquí, yo os envío a Elías el profeta, antes que venga el día de Jehová grande y terrible. El convertirá el corazón de los padres a los hijos, y el corazón

 

 

 

 

 

 

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de los hijos a los padres: no sea que yo venga, y con destrucción hiera la tierra”. Malaquías 4:5-6.

“He aquí, yo envío mi mensajero, el cual preparará el camino delante de mí: y luego vendrá a su templo el Señor a quien vosotros buscáis, y el ángel del pacto, … ¿Y Quién podrá sufrir el tiempo de su venida? o ¿Quién podrá estar cuando él se mostrará? Porque él es como fuego purificador, y como jabón de lavadores. Y sentarse ha para afinar y limpiar la plata: porque limpiará los hijos de Leví, los afinará como a oro y como a plata; y ofrecerán a Jehová ofrenda con justicia. Y será suave a Jehová la ofrenda de Judá y de Jerusalén, como en los días pasados, y como en los años antiguos. Y llegarme he a vosotros a juicio; y seré pronto testigo contra los hechiceros y adúlteros; y contra los que juran mentira, y los que detienen el salario del jornalero, de la viuda, y del huérfano, y los que hacen agravio al extranjero, no teniendo temor de mí, dice Jehová de los ejércitos. Porque yo Jehová, no me mudo; y así vosotros, hijos de Jacob, no habéis sido consumidos.

Desde los días de vuestros padres os habéis apartado de mis leyes, y no las guardasteis. Tornaos a mí, y yo me tornaré a vosotros, ha dicho Jehová de los ejércitos. Más dijisteis: ¿En qué hemos de tornar?

¿Robará el hombre a Dios? Pues vosotros me habéis robado. Y dijisteis: ¿En qué te

 

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hemos robado? Los diezmos y las primicias. Malditos sois con maldición, porque vosotros, la nación toda, me habéis robado. Traed todos los diezmos al alfolí, y haya alimento en mi casa; y probadme ahora en esto, dice Jehová de los ejércitos, si no os abriré las ventanas de los cielos, y vaciaré sobre vosotros bendición hasta que sobreabunde. Increparé también por vosotros al devorador, y no os corromperá el fruto de la tierra; ni vuestra vid en el campo abortará, dice Jehová de los ejércitos. Y todas las gentes os dirán bienaventurados; porque seréis tierra deseable, dice Jehová de los ejércitos.

Vuestras palabras han prevalecido contra mí, dice Jehová. Y dijisteis: ¿Qué hemos hablado contra ti? Habéis dicho: Por demás es servir a Dios; ¿y qué aprovecha que guardemos su ley, y que andemos tristes delante de Jehová de los ejércitos? Decimos pues ahora, que bienaventurados los soberbios, y también que los que hacen impiedad son los prosperados: bien que tentaron a Dios, escaparon.

Entonces los que temen a Jehová hablaron cada uno a su compañero; y Jehová escuchó y oyó, y fue escrito libro de memoria delante de él para los que temen a Jehová, y para los que piensan en su nombre. Y serán para mí especial tesoro, ha dicho Jehová de los ejércitos, en el día que yo tengo de hacer: y perdonarélos como el hombre que perdona a su hijo que le sirve.

 

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Entonces os tornaréis, y echaréis de ver la diferencia entre el justo y el malo, entre el que sirve a Dios y el que no le sirve”. Malaquías 3:1-18.

“Por tanto, el Señor Jehová dice así: He aquí que yo fundo en Sión una piedra, piedra de fortaleza, de esquina, de precio, de cimiento estable: el que creyere, no se apresure. Y ajustaré el juicio a cordel, y a nivel la justicia; y granizo barrerá la acogida de la mentira, y aguas arrollarán el escondrijo.

Y será anulado vuestro concierto con la muerte, y vuestro acuerdo con el sepulcro no será firme: cuando pasare el turbión del azote, seréis de él hollados. Luego que comenzare a pasar, él os arrebatará; porque de mañana de mañana pasará, de día y de noche; y será que el espanto solamente haga entender lo oído. Porque la cama es tan angosta que no basta, y la cubierta estrecha para recoger. Porque Jehová se levantará como en el monte Perasim, como en el valle de Gabaón se enojará; para hacer su obra, su extraña obra, y para hacer su operación, su extraña operación. Ahora pues, no os burléis, porque no se aprieten más vuestras ataduras: porque consumación y acabamiento sobre toda la tierra he oído del Señor Jehová de los ejércitos.

 

 

 

 

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Estad atentos, y oid mi voz; estad atentos, y oid mi dicho”. Isaías 28:16-23.

Como “Dios ha prometido que donde los pastores no son fieles, El mismo se encargará del rebaño (Testimonios par la Iglesia, Volumen 5, página 75; Testimonios para los Ministros, página 300; Jeremías 3:17), y como los descendientes de Jacob, al volver a ser un reino, eligen ellos mismos una cabeza (Oseas 1:11), “David su rey” (Oseas 3:5), “y buscarán al Señor su Dios”, resulta evidente que la iglesia en el tiempo del Fuerte Clamor del Mensaje del Tercer Ángel,

Será Una Teocracia.

“No será quitado el cetro a Judá e el Legislador de entre sus pies hasta que venga Shiloh, y a él se congregarán los pueblos”. Génesis 49:10.

“He aquí que en justicia reinará un rey, y príncipes presidirán en juicio. Y será aquel varón como escondedero contra el viento, y como acogida contra el turbión; como arroyos de aguas en tierra de sequedad, como sombra de gran peñasco en tierra calurosa”. Isaías 32:1-2.

“Porque un niño nos es nacido, hijo nos es dado; y el principado sobre su hombro: y llamaráse su nombre Admirable, Consejero, Dios fuerte, Padre eterno, Príncipe de paz. Lo dilatado de su imperio y la paz no tendrán término, sobre el

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trono de David, y sobre su reino, disponiéndolo y confirmándolo en juicio y en justicia desde ahora para siempre. El celo de Jehová de los ejércitos hará esto. El Señor envió palabra a Jacob, y cayó en Israel”. Isaías 9:6-8.

“He aquí que el Señor Jehová vendrá con fortaleza, y su brazo se enseñoreará: he aquí que su salario viene con él, y su obra delante de su rostro”. Isaías 40:10.

“Y saldrá una vara del tronco de Isaí, y un vástago retoñará de sus raíces. Y reposará sobre él el espíritu de Jehová; espíritu de sabiduría y de inteligencia, espíritu de consejo y de fortaleza, espíritu de conocimiento y de temor de Jehová. Y harále entender diligente en el temor de Jehová. No juzgará según la vista de sus ojos, ni argüirá por lo que oyeren sus oídos; Sino que juzgará con justicia a los pobres, y argüirá con equidad por los mansos de la tierra: y herirá la tierra con la vara de su boca, y con el espíritu de sus labios matará al impío. Y será la justicia cinto de sus lomos, y la fidelidad ceñidor de sus riñones”. Isaías 11:1-5.

 

 

 

 

 

 

 

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En esta ilustración tres personas son presentadas: Isaí (el padre de David), la vara (David), y la Rama (Cristo). La relación muestra que David (la vara) no es Cristo (la Rama), pues la “vara” surgió del tronco de

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Isaí, y la Rama de la vara – un hecho que se confirmo en el clamor de la multitud cuando Cristo entró en Jerusalén. Ellos clamaron: “Hosanah al hijo de David”. Mateo 21:15. Claramente, por lo tanto, “la vara” surgiendo del tronco de Isaí, simboliza a David; y la Rama saliendo de la vara, simboliza al hijo de David –Cristo.

Sobre este “estandarte” (Rama y vara) “y reposará sobre él el Espíritu de Jehová; espíritu de sabiduría y de inteligencia, espíritu de consejo y de fortaleza, espíritu de conocimiento y de temor de Jehová. Y harále entender diligente en el temor de Jehová. No juzgará según la vista de sus ojos, ni argüirá por lo que oyeren sus oídos; Sino que juzgará con justicia a los pobres, y argüirá con equidad por los mansos de la tierra: y herirá la tierra con la vara de su boca, y con el espíritu de sus labios matará al impío. Y será la justicia cinto de sus lomos, y la fidelidad ceñidor de sus riñones”. Isaías 11:2-5.

Pues aunque este “estandarte” es emblema de la conexión de tres personas (Isaí, la raíz; David, la vara; y Cristo, la Rama), aun el poder y la sabiduría de Cristo es la fuerza fundamental que dirige y controla. Por eso Cristo dice: “Yo soy la raíz y el linaje de David, la estrella resplandeciente, y de la mañana” (Apocalipsis 22:16), mostrando que El es todo y en todo.

 

 

 

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Puesto que por lo tanto del “tronco” de Isaí vino la “vara” (David), y de la vara salió la Rama (Cristo), David el rey visible y Cristo el invisible Rey de reyes, “en el resto de aquel día” –en nuestro tiempo– constituirán el “estandarte” y lo “buscarán los Gentiles: y su reposo [o el lugar donde descansa, –el lugar donde la “vara” o estandarte queda– el reino] será glorioso”. Si “y yo honraré el lugar de mis pies” (Isaías 60:13), dice el Señor.

“Y despertaré sobre ellas un pastor, y él las apacentará; a mi siervo David: él las apacentará, y él les será por pastor. Yo Jehová les seré por Dios, y mi siervo David príncipe en medio de ellos. Yo Jehová he hablado. Y estableceré con ellos pacto de paz, y haré cesar de la tierra las malas bestias; y habitarán en el desierto seguramente, y dormirán en los bosques”. Ezequiel 34:23-25.

Así su iglesia, o reino, es nuevamente reflejada “sin mancha ni arruga, o cosa semejante (Efesios 5:27), una teocracia de paz, seguridad e invencibilidad, bajo el gobierno de un pastor y un rey – David, su siervo. Pero el hecho de que muchos reyes reinarán sobre Israel, puede en las mentes de algunos hacer surgir la pregunta:

¿Por qué David un Tipo?

Porque inevitablemente él es el único que perfectamente encaja con el antitipo –el liderazgo

 

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en el tiempo del Fuerte Clamor del mensaje del Tercer Ángel. Esto siendo así, entonces necesariamente sigue que Saúl, el primer rey que reinó sobre Israel, y quien fue mayormente responsable por la temprana experiencia de la vida de David, es un tipo del liderazgo de la iglesia en el período que precede al Fuerte Clamor– el liderazgo que se levantó en 1844, con el único propósito de reunir a los 144.000, los primeros frutos del reino. En cada caso, el tipo cuadra perfectamente con el antitipo.

Con razón de su apariencia exterior tan real, Saúl fue escogido por el pueblo, como recordará el lector, para ser su rey, a pesar de la desaprobación del Señor (1 Samuel 8:7). Luego cuando finalmente, Dios le rechazó y ungió a David para ser rey en su lugar, él fue determinado a retener el reino, procurando matar a David, pero se acabó, aun antes que David ascendiera al trono matándose a sí mismo deliberadamente (1 Samuel 31:4).

El tiempo ya ha demostrado que la denominación Adventista del Séptimo Día está cumpliendo el tipo. Prefiriendo incorporarse y elegir a los oficiales por el voto del pueblo, de esta forma manifestando que no les ha importado tanto agradar a Dios siendo “un pueblo peculiar”, como Dios quiere que sea, agradándose a sí mismo siendo como las otras denominaciones – justo como en el tiempo de Saúl la gente quería ser como las otras naciones en su alrededor

 

 

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(1 Samuel 8:5, 7). Y aunque escogidos por el pueblo, con todo los oficiales de la Conferencia General, fueron aceptados por Dios para ser los que enseñorean sobre su pueblo como hizo con Saúl antiguamente. Del mismo modo como el traicionó su cometido, sin embargo, desobedeciendo la Palabra de Dios como hablado por su profeta Samuel, así la organización de la iglesia actual, “los ancianos … delante de la casa” dice la profetisa de la iglesia hoy día, “han traicionado su cometido” Testimonios par la Iglesia, Volumen 5, página 196. (Para una mas amplia comprensión del tema de la organización, véase nuestro Manual de Organización).

Hablando al liderazgo Adventista del Séptimo Día, la sierva del Señor dice: “No tienen derecho de administrar a menos que administren según el orden de Dios. ¿Está usted bajo el control de Dios? ¿Ve usted su responsabilidad para con El? … Que estos hombres debieran permanecer en un lugar sagrado para ser como la voz de Dios a la gente, como una vez creímos que lo fue la Conferencia General,– esto es pasado. Lo que nosotros queremos ahora es reorganización”. Boletín de la Conferencia General, Sesión Nº 34, Volumen 4, Extra Nº 1, 3 de Abril de 1901, página 25, Columnas 1 y 2.

Esta declaración reveladora prueba concluyentemente que después de la histórica reunión de Minneapolis en 1888, cuando los lideres rechazaron el mensaje y el consejo que les fueron dados (Testimonios para Ministros, página 468) el Señor ya no consideró a la Conferencia General como Sus siervos,

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igual como ya no consideró a Saúl como rey sobre Israel después que se desvió de los mandamientos del Señor para él. Y ahora, habiendo por mucho tiempo concedido el deseo popular para organizar la Conferencia General, en cumplimiento del tipo, Dios advierte que su longanimidad a venido a su fin hoy como lo hizo entonces. Solemnemente declara el Espíritu de Profecía:

“Dios demanda un reavivamiento y una reforma espirituales. A menos que suceda esto, los que son tibios serán cada vez más detestables para el Señor hasta que él rehuse reconocerlos como a sus hijos.

Deben realizarse un reavivamiento y una reforma bajo la ministración del Espíritu Santo. Reavivamiento y reforma son dos cosas diferentes. Reavivamiento significa una renovación de la vida espiritual, una vivificación de las facultades de la mente y el corazón, una resurrección de la muerte espiritual. Reforma significa una reorganización, un cambio en las ideas y teorías, hábitos y prácticas. La reforma no producirá los buenos frutos de la justicia a menos que esté relacionada con el reavivamiento del Espíritu. El reavivamiento y la reforma han de efectuar su obra asignada y deben entremezclarse al hacer esta obra”. Cristo Nuestra Justicia, página 154, Reimpreso de la Review and Herald, 25 de febrero de 1902; Mensajes Selectos, Tomo 1, página 149.

Como la caída de Saúl, se acarreó al descuidar obedecer al pie de la letra la Palabra del Señor,

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y de luego excusar su desobediencia con el pretexto de que había conservado lo mejor del ganado para sacrificar en el culto a Dios, del mismo modo el liderazgo actual, aunque mandó que evitaran toda conexión mundanas, y para evitar toda clase de negocios en el Sábado, tales como vender literatura, alcanzar blancos, etc., con todo siguen desobedientemente conectados con el mundo y en senderos prohibidos, hasta convirtiendo la casa de Dios en casa de mercado (Testimonios para la Iglesia, Volumen 8, página 250 – Joyas de los Testimonios, Volumen 3, página 254). Luego continuando del modo de Saúl, ellos buscaron como excusa de esta desobediencia y corrupción, ¡que tal práctica es buena obra misionera!. Pero, dice el Espíritu de Profecía:

“Un gran error ha sido cometido por algunos quienes profesan la verdad presente, por introducir mercancía en el curso de una serie de reuniones, y por el tráfico distraen las mentes del objeto de las reuniones. Si Cristo estuviese ahora sobre la tierra, él habría expulsado a estos buhoneros y negociantes, así sean ellos ministros o laicos, con un látigo de pequeñas cuerdas, como cuando el entró al templo antiguo, ‘y echó fuera todos los que vendían y compraban en el templo, y volcó las mesas de los cambistas, y las sillas de los que vendían palomas; y les dijo: Escrito está: Mi casa, casa de oración será llamada; mas vosotros la habéis hecho cueva de ladrones’. Estos negociantes deben haber puesto como excusa que los artículos

 

 

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que ellos poseían par vender eran para ofrendas sacrificiales. Pero su objetívo era obtener ganacia, para obtener fondos, para acumular.

Me fue mostrado que si las facultades morales e intelectuales no han sido ofuscadas por hábitos equivocados de vivir, ministros y laicos hubieran sido rápidos para discernir los malos resultados de mezclar las cosas sagradas y las cosas comunes. Los ministros se han levantado y predicado un muy solemne discurso, y luego al introducir mercancías, y actuando como un vendedor, aun en la casa de Dios, han desviado las mentes de sus oyentes de las impresiones recibidas, y destruido el fruto de su labor”. Testimonios para la Iglesia, Volumen 1, página 471-472,

Aunque reconociendo a Samuel como profeta de Dios, Saúl a la vez deliberadamente desobedeció sus palabras; de igual forma, aunque reconociendo a la Hermana White como sierva de Dios, la Conferencia General, resulta triste decir, por su curso hoy, está negando su autoridad. Este hecho tan evidente queda expuesto numerosas veces en el Espíritu de Profecía, tal declaración siendo:

“Los que han confiado en el intelecto, el ingenio o el talento no estarán entonces [después de la purificación] al frente de las tropas. No se mantuvieron al paso con la luz. … Son autosuficientes, se han independizado de Dios, y él no puede usarlos. El Señor tiene siervos fieles quienes

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se han de manifestar en la hora de zarandeo y prueba”. Testimonios para la Iglesia, Volumen 5, página 76.

“Si continúan en este estado, Dios los rechazará”. Testimonios para la Iglesia, Volumen 6, página 427 – Joyas de los Testimonios, Volumen 3, página 60.

Justo como lo externo de Saúl mostró sus resultados, en consecuencia, solamente por ser destronado por otro rey, así mismo, los grandes hombres de hoy, los que están a la cabeza de la obra, y quienes confían en “el intelecto, el ingenio, o el talento”, serán sustituidos por aquellos quienes, aunque no teniendo una apariencia exterior pulida, son “los que se han de manifestar” en este tiempo, como revelando “el brillo de un carácter genuino cristiano”. (Para un estudio mas profundo sobre el cambio de liderazgo, véase nuestro Tratado Nº 2, La Gran Paradoja de las Edades.

Como Saúl, mas aún, desafió a Dios rehusando abdicar al trono, y al buscar quitar la vida de su ungido, el rey David, así ahora, al sonido de la trompeta hoy, hallamos que la Conferencia General no quiere permitir a Dios tomar las riendas en sus propias manos (Testimonios para Ministros, página 300), sus intentos por usurpar su trono, por determinar que se ha de enseñar en la denominación hasta el fin de este mundo, también buscando cada oportunidad de arrojarnos de entre ellos, para salvaguardar su control de ella. Los que están haciendo esto son aquellos quienes el profeta Ezequiel oyó proféticamente diciendo: “Esta ciudad será la caldera, y nosotros la carne”. Ezequiel 11:13. Ellos están ahora

 

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haciendo todo lo posible para escoltar y mantenerse en el poder, y para deshacerse de aquellos quienes en el nombre del Señor “han publicado paz” y han traído “buenas nuevas” que “nunca más pasará por ti el malvado; pereció del todo”. Nahúm 1:15. Pero “La ciudad no”, dice el Señor, “será por olla, ni vosotros seréis en medio de ella la carne; en los límites de Israel os juzgaré”. Ezequiel 11:11.

Los que desean saber la verdad por sí mismos en relación a que tipo de tratamiento hemos recibido de las manos de los oficiales de la iglesia (como David de las manos de Saúl), pueden leer nuestro Tratado Nº 7, Cuenten las Evidencias de Ambos Lados Antes de Decidir en Favor o en Contra.

Al rechazar el mensaje que les ha venido a ellos con amonestaciones y reprensiones, y al seguir en sus caminos impíos, nuestros hermanos están obligando al Señor a matarlos con las armas destructoras de Ezequiel 9, a menos que se arrepientan inmediatamente. Aunque van de camino con Saúl al suicidio, con todo dicen en su corazón: “El Señor no hará bien ni mal. Es demasiado misericordioso para castigar a su pueblo. Así el clamor de paz y seguridad es dado por hombres que no volverán a elevar la voz como trompeta para mostrar al pueblo de Dios sus transgresiones y a la casa de Jacob sus pecados. Estos perros mudos que no querían ladrar, son los que sienten la justa venganza de

 

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un Dios ofendido. Hombres, jóvenes y niñitos, todos perecen juntos”. Testimonios para la Iglesia, Volumen 5, página 196 – Joyas de los Testimonios, Volumen 2, página 66.

Como Saúl, más aun, fue responsable por la muerte no sólo de sus hijos, sino también del pueblo, (1 Samuel 31:6), así el ministerio será responsable por los “hombres, jóvenes y niñitos” quienes fallan en recibir el sello y quienes por consiguiente perecen en la matanza.

No obstante, a pesar de su gran pecado y ruina certera, David, el tipo, revela el hecho que, aunque podemos contar la orilla de sus mantos mientras están amargados y furiosos con nosotros, y nos están persiguiendo alrededor del “redil” (1 Samuel 24:3-4), o que podemos tomar “la lanza y la vasija de agua de” su “cabecera” mientras están en “un profundo sueño del Señor” o que podemos hallarlos durmiendo en el “campamento” o cubriendo sus pies en nuestros escondites (1 Samuel 26:7-12), aunque los tengamos a nuestra misericordia, con el poder y la oportunidad para hacerlos mucho daño, con todo, en ningún caso, le lastimaremos en lo más mínimo, sino más bien seremos sus amigos.

Y mientras que nos persiguen, como Saúl persiguió a David, todos los que están en problemas, y cada uno que este en deuda, y cada uno que este descontento, como el tipo también lo muestra, se nos unirá (1 Samuel 22:2), mientras que los que no son “ni fríos ni calientes, … tibios” (satisfechos), están, con el ángel de la iglesia de los Laodicenses, en

 

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terrible peligro de permanecer “cuitados y miserables, pobres, ciegos, y desnudos”, y de ser, por consiguiente, “vomitados”, rechazados –“talados”–. Testimonios para la Iglesia, Volumen 6, página 427 – Joyas de los Testimonios, Volumen 3, páginas 59-60; Testimonios para la Iglesia, Volumen 5, página 75-76; Testimonios para la Iglesia, Volumen 1, página 190 – Joyas de los Testimonios, Volumen 1, páginas 65-66; Testimonios para la Iglesia, Volumen 5, página 196.

En la exposición anterior, vemos que aquellos que respondan a la voz del Buen Pastor, están tipificados por los seguidores de David, y aquellos quienes no responden, están tipificados por Saúl y sus seguidores.

En la parábola de Lucas de la gran cena, Cristo una vez más trae a las clases a la vista ambas clases. Por una parte, los simpatizantes de Saúl prefiguran en la parábola a aquellos que se han excusado bajo el pretexto que estaban demasiado ocupados con los cuidados de esta vida, y quienes por consiguiente “con una acogida comienzan a hacer excusas”: El primero diciéndole, “He comprado una hacienda, y necesito salir y verla; te ruego que me des por excusado. Y el otro dijo: He comprado cinco yuntas de bueyes, y voy a probarlos; ruégote que me des por excusado. Y el otro dijo: Acabo de casarme, y por tanto no puedo ir”. Por otra parte, los seguidores de David tipifican a aquellos que se hallaron en “las calles y plazas” de la ciudad – “los pobres, los mancos, y cojos, y ciegos”. Lucas 14:17-24.

Inmediatamente después que Samuel fue informado por Saúl que a causa de su infidelidad, Dios le había rechazado como gobernador sobre su pueblo, Samuel fue enviado secretamente para ungir

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a David para reinar en lugar de Saúl. Y aunque a Saúl le fue dicho que el Señor le había rechazado, con todo rehuso abdicar, con el resultado que los filisteos fueron a asediar su ejército, y fueron a tomar el reino: El gigante Goliat “se paró, y dio voces a los escuadrones de Israel, diciéndoles: ¿Para qué os habéis puesto en orden para la batalla? ¿No soy yo el filisteo, y vosotros los siervos de Saúl? Escoged de entre vosotros un hombre que venga contra mí. Si él pudiere pelear conmigo, y me venciere, nosotros seremos vuestros siervos; y si yo pudiere más que él, y lo venciere, vosotros seréis nuestros siervos y nos serviréis. Y añadió el filisteo: Hoy yo he desafiado el campamento de Israel; dadme un hombre que pelee conmigo. Oyendo Saúl y todo Israel estas palabras del filisteo, se turbaron y tuvieron gran miedo”. 1 Samuel 17:8-11.

Aunque sólo un mancebo despreciado por sus hermanos, y considerado en poco por todos los otros, David dijo a Saúl: “Y dijo David a Saúl: No desmaye ninguno a causa de él; tu siervo irá y peleará contra este Filisteo. Y tomó su cayado en su mano, y escogió cinco piedras lisas del arroyo, y las puso en el saco pastoril, en el zurrón que traía, y tomó su honda en su mano, y se fue hacia el filisteo. Y metiendo David su mano en la bolsa, tomó de allí una piedra, y la tiró con la honda, e hirió al filisteo en la frente; y la piedra quedó clavada en la frente, y cayó en tierra sobre su rostro.

 

 

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Así venció David al filisteo con honda y piedra; e hirió al filisteo y lo mató, sin tener David espada en su mano. Entonces corrió David y se puso sobre el filisteo, y tomando la espada de él y sacándola de su vaina, lo acabó de matar, y le cortó con ella la cabeza. Y cuando los filisteos vieron a su paladín muerto, huyeron”. 1 Samuel 17:32, 40, 49-51.

La victoria de David sobre el gigante contra quien nadie podía hacer guerra, tipifica la victoria de la iglesia (la casa de David–Zacarías 12:8), en el “tiempo de angustia cual nunca fue”, sobre la bestia y su imagen (el antitípico Goliat), concerniente a lo formidable de quien el Revelador hace la pregunta: “¿Quién como la bestia? y ¿Quien puede guerrear con ella?”. El gigante, Goliat, de acuerdo a esto, representa, a los que desafían a los siervos de Dios, y quienes compondrán la Imagen de la Bestia, ese sistema religioso-político el cual desafiará a los ejércitos del Señor, y promulgará un decreto “que ninguno pudiese comprar o vender, sino el que tuviera la señal, o el nombre de la bestia, o el número de su nombre … y hará que cualesquiera que no adoraren la imagen de la bestia sean muertos”. Apocalipsis 13:17, 15.

Pero “Y en aquel día”, dice el Señor, “yo pondré a Jerusalén por piedra pesada a todos los pueblos; todos los que se la cargaren

 

 

 

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serán despedazados, bien que todas las naciones de la tierra se juntarán contra ella. En aquel día Jehová defenderá al morador de Jerusalén; el que entre ellos fuere débil, en aquel tiempo será como David: y la casa de David como Dios, como el ángel de Jehová delante de ellos”. Zacarías 12:3, 8.

Los cinco piedras lisas en la bolsa de David, con una de las cuales mató a Goliat, tipifica el poder quintuplicado en la bolsa del antitípico pastor (la Biblia), con una parte de la cual Dios hoy día herirá la bestia y su imagen, las naciones – el antitípico Goliat. Y puesto que sabemos que es por su Palabra, en la forma de un mensaje, que él herirá las naciones, entonces obviamente las cinco piedras lisas representan cinco mensajes, el último de los cuales está por herir la bestia, destruir su imagen, y liberar al pueblo de Dios del temor de los paganos.

Como las cinco piedras en la bolsa del pastor son figurativas de cinco mensajes, los mensajes, por lo tanto, están necesariamente programados en alguna parte de la Biblia. Ellos están en la parábola de la viña de Cristo: el primero a la hora “temprana” (el sistema ceremonial); el segundo a la “hora tercera” (la crucifixión y resurrección de Cristo); el tercero a la “sexta hora” (los dos mil trescientos días de Daniel 8:14); el cuarto, a la “hora novena” (el juicio de los muertos); el quinto, y último a “la hora undécima” (el juicio de los vivos), el

 

 

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tiempo del Fuerte Clamor), el cual herirá la bestia, y con su propia espada (los diez cuernos de Apocalipsis 17:16), cortar su cabeza, y luego con fuego destruirla, de tal forma que la herida nunca vuelva a sanar. En el mensaje de la hora, por lo tanto, estriba la seguridad del pueblo de Dios. (Para un estudio completo de la parábola de Mateo 20:1-16 y de la bestia de Apocalipsis 17, léase La Vara del Pastor, Volumen 2, página 222-239; 155, 156).

Proclamando “el día de Jehová grande y terrible” (Malaquías 4:5), “un día de matanza” (Isaías 30:25) y “un día de tinieblas” (Joel 2:2), este último mensaje ha de proclamarse a la hora undécima – justo antes del tiempo en el cual, como vio Juan, “los reyes de la tierra, los grandes hombres, los comandantes, los ricos, los poderosos, todo esclavo y todo libre se escondieron en las cuevas y entre las peñas de las montañas, y decían a las montañas y a las peñas: Caed sobre nosotros y escondédnos del rostro del que está sentado sobre el trono y de la ira del Cordero. Porque ha llegado el gran día de su ira, y ¿Quién podrá permanecer de pie” (Apocalipsis 6:15-17)? – ninguno sino los justos, los futuros líderes de la iglesia, como tipificados por el reinado de David.

“¿Quién despertó del oriente al justo, lo llamó par que los siguiese, entregó delante de él las naciones, y le hizo enseñorear de reyes; los entregó a su espada como

 

 

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polvo, como hojarasca que su arco arrebata? Los siguió, pasó en paz por camino por donde sus pies nunca habían entrado. Del norte levanté a uno, y vendrá; del nacimiento del sol invocará mi nombre; y pisoteará príncipes como lodo, y como pisa el barro el alfarero”. Isaías 41:2, 3, 25.

“He aquí que yo lo he puesto como testigo a los pueblos, como jefe y comandante de los pueblos. He aquí, llamarás a naciones que no conociste, y naciones que no te conocieron correrán hacia ti, por causa de Jehová tu Dios, y del Santo de Israel, que te ha honrado.

Buscad a Jehová mientras puede ser hallado, llamadle en tanto que está cercano”. Isaías 55:4-6.

Puesto que, por el honor de Dios y la prosperidad de su pueblo, tanto el mensaje de Elías como el reinado de David quitarán la vida de muchos (el mensaje de Elías, las vidas de los maestros apóstatas en Israel – 1 Reyes 18:40; y el reinado de David, las vidas de los paganos que desafiaron a Dios y sus ejércitos – 1 Crónicas 22:6-8), por lo tanto la obra de Elías particularmente tipifica el día de la matanza en la iglesia, y el reinado de David, la destrucción de los paganos y la posesión de la tierra (Zacarías 12:8, 9, Jeremías 30:3, 9). Por ende Cristo (el hijo de David) aparecerá visiblemente, tomar para sí su reino (Lucas 19:15), y glorificarlo con

 

 

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la paz eterna (como tipificado por el reinado pacífico del hijo de David, Salomón). Y en los días de estos eventos antitípicos la promesa se comprenderá completamente:

“Y cuando estos días sean cumplidos [David] para irte con tus padres, levantaré descendencia después de ti, a uno de entre tus hijos, y afirmaré su reino. El me edificará casa, y yo confirmaré su trono eternamente. Yo le seré por padre, y el me será por hijo; y no quitaré de él mi misericordia, como la quité de aquel que fue antes de ti”. 1 Crónicas 17:11-13. “Cuando los justos dominan, el pueblo se alegra; Mas cuando domina el impío, el pueblo gime”. Proverbios 29:2.

Mientras que para los justos, El hace del reino su lugar y protección, para los paganos

Dios hace del Reino su Martillo (Hacha de Batalla).

“Martillo me sois, y armas de guerra; y por medio de ti quebrantaré naciones, y por medio de ti destruiré reinos. Por tu medio quebrantaré caballos y a sus jinetes, y por medio de ti quebrantaré carros y a los que en ellos suben. Asimismo por tu medio quebrantaré hombres y mujeres, y por medio de ti quebrantaré viejos y jóvenes,

 

 

 

 

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y por tu medio quebrantaré jóvenes y vírgenes. También quebrantaré por medio de ti al pastor y su rebaño; quebrantaré por tu medio a labradores y a sus yuntas; a jefes y a príncipes quebrantaré por medio de ti”. Jeremías 51:20-23.

“La piedra” (Daniel 2:45; Zacarías 3:9), los 144.000 (Apocalipsis 14:1) “cortada del monte [la iglesia de Laodicea] no con mano” (sin ayuda humana), está por desmenuzar a las naciones que están simbolizadas por el hierro, el bronce, el barro, la plata y el oro” de la gran imagen. Y “todos los que se la cargaren, serán despedazados, bien que todas las gentes de la tierra se juntarán contra ella”. Así que “Y en los días de estos reyes, el Dios de los cielos levantará un reino que jamás será destruido, ni será dejado a otro pueblo. Este desmenuzará y acabará con todos estos reinos, pero él permanecerá para siempre”. Daniel 2:44.

“Mas en el monte de Sión habrá un remanente que se salve; y será santo, y la casa de Jacob recuperará sus posesiones. La casa de Jacob será fuego, y la casa de José será llama, y la casa de Esaú estopa, y los quemarán y los consumirán; ni aun resto quedará de la casa de Esaú, porque Jehová lo ha dicho. Y los del Neguev poseerán el monte de Esaú, y los de la Sefela a los filisteos;

 

 

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poseerán también los campos de Efraín, y los campos de Samaria; y Benjamín a Galaad. Y los cautivos de este ejército de los hijos de Israel poseerán lo de los cananeos hasta Sarepta; y los cautivos de Jerusalén que están en Sefarad poseerán las ciudades del Neguev. Y subirán salvadores al monte de Sión para juzgar al monte de Esaú; y el reino será de Jehová”. “Y todo aquel que invocaré el nombre del Señor será salvo; porque en el monte de Sión y en Jerusalén habrá salvación, como ha dicho Jehová, y entre el remanente al cual él habrá llamado”. Abdías 1:17- 21; Joel 2:32.

“Porque la nación y el reino que no te sirviere perecerá; y del todo será asolado”. Isaías 60:12.

De las escrituras anteriores, vemos que como resultado de rechazar la verdad proclamada por su iglesia, los impíos van a destrucción. Y haciendo eco de esta declaración de su ruina, Cristo declara: “Al que venciere y guardare mis obras hasta el fin, yo le daré autoridad sobre las naciones, y las regirá con vara de hierro, y serán quebradas como vaso de alfarero; como yo también le he recibido de mi Padre”. Apocalipsis 2:26-27.

“El que venciere” siendo el único que “rige” “las naciones” “con una vara de hierro”,

 

 

 

 

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y la necesidad y la obra de vencer siendo no las de El sino de sus seguidores, la verdad es obvia que el Señor tendrá una nación victoriosa – un reino a través del cual El manifestará su gran poder, y el cual será

Un Reino de Paz.

Que una paz y seguridad como celestial imbuirá al reino en el tiempo en que Dios emplea su “martillo” (hacha de batalla en inglés) con la cual hiere las naciones, está evidenciado en las siguientes Escrituras:

“Entonces el lobo habitará con el cordero, y el leopardo se recostará con el cabrito. El becerro y el león y la bestia doméstica (fatling en inglés son animales limpios que se usaban para la ofrenda a Dios después de engordados) crecerán juntos, y un niño pequeño los conducirá. La vaca y la osa pacerán, y sus crías se recostarán juntas. El león comerá paja como el buey. Un niño de pecho jugará sobre la caverna de la víbora, y el recién destetado extenderá su mano sobre el escondrijo de la víbora. No harán daño ni destruirán en todo mi santo monte, porque la tierra estará llena del conocimiento de Jehová, como las aguas cubren el mar”. Isaías 11:6-9. Cuando este estado de conocimiento y paz prevalezcan en el reino, entonces “Y acontecerá en aquel tiempo que la raíz de Isaí, la cual estará puesta por pendón a los pueblos, será buscada por las gentes; [por consiguiente esto toma lugar en el tiempo de gracia] y … en aquel tiempo, que Jehová alzará otra vez (por segunda vez en inglés)

 

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su mano para recobrar el remanente de su pueblo”. Isaías 11:10, 11.

“En aquel tiempo”, dice el Señor a través de su profeta Oseas, en reiteración de su pacto de paz, “haré para ti pacto con las bestias del campo, con las aves del cielo y las serpientes de la tierra; y quitaré de la tierra arco y espada y guerra, y te haré dormir segura”. Oseas 2:18. (Para un estudio más detallado de Oseas capítulos 1 y 2 léase nuestro Tratado Nº 4, Las Mas Recientes Noticias para Mamá).

Como en el arca de Noé, el tipo, así en el arca antitípica, el reino, nada dañara ni destruirá: el león, el lobo, el cordero, el leopardo, el becerro y la bestia doméstica vivirán pacíficamente juntos, y como el buey, comerán “paja”. De este modo, como en el tiempo de Noé, Dios preservará un remanente de hombre y bestia fuera de su completa creación, en lugar de exterminar a todo ser viviente, y entonces creándolos todos otra vez.

Reconociendo este hecho, el apóstol Pablo dice: “Porque el anhelo ardiente de la creación es el aguardar la manifestación de los hijos de Dios. Porque la creación fue sujeta a vanidad, no por su propia voluntad, sino por causa del que la sujetó en esperanza; porque también la creación misma será libertada de la esclavitud de corrupción, a la libertad gloriosa de los

 

 

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hijos de Dios. Porque sabemos que toda la creación gime a una, y a una está con dolores de parto hasta ahora; y no sólo ella, sino que también nosotros mismos, que tenemos las primicias del Espíritu, nosotros también gemimos dentro de nosotros mismos, esperando la adopción, la redención de nuestro cuerpo”. Romanos 8:19-23.

“Y deshará en este monte [este reino de  paz]”, dice Isaías, “la máscara de la cobertura con que están cubiertos todos los pueblos, y la cubierta que está extendida sobre todas las gentes. Destruirá a la muerte para siempre; y enjugará el Señor toda lágrima de todos los rostros: y quitará la afrenta de su pueblo de toda la tierra: porque Jehová lo ha dicho.

Y se dirá en aquel día: He aquí este es nuestro Dios, le hemos esperado, y nos salvará; éste es Jehová a quien hemos esperado, nos gozaremos y nos alegraremos en su salud. Porque la mano de Jehová reposará en este monte, y Moab será trillado debajo de él, como es trillada la paja en el muladar”. Isaías 25:7-10. “No dirá el morador: Estoy enfermo: el pueblo que morare en ella será absuelto de pecado”. Isaías 33:24.

“Bendice, alma mía, a Jehová”, se regocija David, “Y bendiga todo mi ser su santo nombre. Bendice, alma mía a Jehová,

 

 

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Y no olvides ninguno de sus beneficios. El es quien perdona todas tus iniquidades, El que sana todas tus dolencias; El que rescata del hoyo tu vida, El que te corona de favores y misericordias; El que sacia de bien tu boca De modo que te rejuvenezcas como el águila”. Salmos 103:1-5. (Para un más detallado estudio sobre la continuación de la vida, véase nuestro Tratado Nº 5, La Advertencia Final, páginas 63-65, la Edición Revisada de 1940).

“Porque yo fortificaré la casa de Judá, y guardaré la casa de José; y harélos volver, porque de ellos tendré piedad; y serán como si no los hubiera desechado; porque yo soy Jehová su Dios, que los oiré. Y será Efraín como valiente, y alegraráse su corazón como de vino: sus hijos también verán y se alegrarán; su corazón se gozará en Jehová. Yo les silbaré y los juntaré, porque los he redimido; y serán multiplicados como fueron multiplicados. Bien que los sembraré entre los pueblos, aun en lejanos países se acordarán de mí; y vivirán con sus hijos, y tornarán. Porque yo los tornaré de la tierra de Egipto, y los recogeré de la Asiria; y traerélos a la tierra de Galaad y del Líbano, y no les bastará. Y la tribulación pasará por la mar, y en la mar herirá las ondas, y se secarán todas las honduras del río: y la

 

 

 

 

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soberbia de Asiria será derribada, y se perderá el cetro de Egipto. Y yo los fortificaré en Jehová, y caminarán en su nombre, dice Jehová” (Zacarías 10:6-12) – seguridad infalible que tenemos el supremo privilegio para

Permitir que Dios Reine sobre Nosotros.

Por siglos, los seguidores de Cristo han orado: “Venga tu reino, hágase tu voluntad”. Ahora que ha venido el tiempo para el cumplimiento de la oración, vivamos de acuerdo a nuestras oraciones, a no ser que alguno de nosotros se encuentren entre la clase infiel con quienes Cristo termina su parábola:

“Dijo pues: Un hombre noble partió a una provincia lejos, para tomar para sí un reino, y volver. Más llamados diez siervos suyos, les dio diez minas, y díjoles: Negociad entre tanto que vengo. Empero sus ciudadanos le aborrecían, y enviaron tras de él una embajada, diciendo: No queremos que éste reine sobre nosotros. Y aconteció, que vuelto él, habiendo tomado el reino, mandó llamar a sí a aquellos siervos a los cuales había dado el dinero, para saber lo que había negociado cada uno.

Y vino el primero, diciendo: Señor, tu mina ha ganado diez minas. Y él le dice: Está bien, buen siervo; pues que en lo poco has sido fiel, tendrás potestad sobre diez ciudades.

 

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Y vino otro, diciendo: Señor, tu mina ha hecho cinco minas. Y también a éste dijo: Tú también sé sobre cinco ciudades.

Y vino otro, diciendo: Señor, he aquí tu mina, la cual he tenido guardada en un pañuelo: Porque tuve miedo de ti, que eres hombre recio; tomas lo que no pusiste, y siegas lo que no sembraste. Entonces él le dijo: Mal siervo, de tu boca te juzgó. Sabías que yo era hombre recio, que tomo lo que no puse, y que siego lo que no sembré; ¿Por qué, no diste mi dinero al banco, y yo viniendo lo demandara con el logro? Y dijo a los que estaban presentes: Quitadle la mina, y dadla al que tiene las diez minas. Y ellos le dijeron: Señor, tiene diez minas.

Pues yo os digo que a cualquiera que tuviere, le será dado; más al que no tuviere, aun lo que tiene le será quitado. Y también a aquellos mis enemigos que no querían que yo reinase sobre ellos, traedlos acá, y degolladlos delante de mí”. Lucas 19:12-27.

El “hombre noble” en esta parábola, es Cristo mismo, Quien, poco después de su resurrección, partió para el cielo de los cielos, “el país lejos” para ser coronado Rey de reyes y Señor de señores.

 

 

 

 

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Su diez siervos, quienes están ocupados hasta su venida, evidentemente, representa al ministerio en la clausura de la dispensación evangélica. Y sus ciudadanos, por consiguiente, representan a los laicos –los súbditos de su reino. Juntos, entonces, sus siervos y sus ciudadanos constituyen su reino entero – la iglesia.

Como ellos “enviaron tras de él una embajada, diciendo: No queremos que éste reine sobre nosotros”, la única conclusión admisible es que poco antes de su regreso, Cristo informará a sus “ciudadanos” que él está tomando “las riendas en sus propias manos” para establecer su reino, y que ellos, al escuchar el aviso, no querrán someterse a aquel por medio del cual El ha de gobernar.

Observen que en el mensaje que ellos “enviaron trás de El”, sus siervos no dijeron, “no queremos que reines sobre nosotros”, sino que “no queremos que este hombre reine sobre nosotros”. A lo que ellos se oponían fue que Cristo reinara sobre ellos por medio de otra persona. Claramente, entonces, antes que El sea coronado, y antes de regresar para que sus siervos le rindan cuenta, designa a un “hombre” para reinar sobre ellos en su lugar. En esto le dicen a El, por su actitud y posición hacia su mensaje, “No queremos que este hombre reine sobre nosotros”, aunque “este hombre”, como vemos, es el antitípico David (el “medio sencillo”), el rey visible.

 

 

 

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Por eso, cuando Cristo vuelva y reciba cuenta de sus siervos, El premia a los fieles en proporción como ellos han aumentado el capital con el cual comenzaron, pero condena a los que no han tenido el peso de trabajar para las almas y para avanzar su reino, y quienes estaban satisfechos privándole de sus servicios. A causa de esta infidelidad, los quita a ellos su “mina” (luz de la verdad), con la cual los había encargado, mostrando en esto que son responsables “por cada rayo de luz”, por cada momento perdido, por cada oportunidad descuidada. Y los que no querían que El así reinará sobre ellos, a su regreso, serán matados delante de él como lo fueron aquellos que se rebelaron contra el gobierno de Dios en tiempos antiguos.

Los Judíos en el primer advenimiento de Cristo, malinterpretaron su misión porque estaban ciegos a lo que su mensaje (el sistema ceremonial) enseñaba, y a lo que los profetas escribieron concerniente a El, pervirtieron su doctrina del reino. Fervorosamente codiciando el deleite de su esperanza por mucho tiempo acariciada del reino, se enojaron por las enseñanzas extrañas de Jesús, y se prepararon para apedrearle más bien que tener sus errores expuestos a la multitud a quienes mantenían en tinieblas. Así es en la iglesia hoy. Es tan ciega al mensaje de la hora, y a la verdad del reino de Cristo, como lo fueron los judíos en sus días. Y como el mensaje toca a su puerta con advertencias, su respuesta es, Váyase,

 

 

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Yo soy “rico y aumentado con bienes y no tengo necesidad de ninguna cosa”, aunque es “cuitada, y miserable, y pobre y ciega, y desnuda”.

La iglesia de los días de Cristo estuvo resuelta a tener el reino establecido en ese tiempo, cuando no todo estaba listo para este; la iglesia de hoy esta resuelta a no tenerle ahora, cuando el “fin de todos las cosas ha llegado” (1 Pedro 4:7) – ¡cuando el tiempo plenamente ha llegado!. Los Judíos querían volver al reino que habían perdido – un reino de pecado y pecadores. Estaban anhelantes sólo de ser liberados del yugo Romano, en lugar de pecado y pecadores también. Por consiguiente, cuando Cristo dijo, “Mi reino no es de este mundo” (Juan 18:36), no querían que fuera así; mientras que la iglesia de hoy, ciegamente ignorando las escrituras que claramente declaran que Dios ahora ha de establecer su reino, y ha de liberar a su pueblo, no sólo del yugo Babilonia, sino también de pecado y pecadores, ella esta resuelta a postergarlo hasta después del milenio. Tal es la perversidad irónica del corazón natural – aun en el mismo hecho que en cada lado en que ella mira se ve en la misma frontera de la eternidad,

En Su Estado Purificado.

En una de sus mas grandes profecías, Isaías proyecta en esbozos infalibles la gran contraparte antitípica del movimiento del Éxodo: “Y habrá camino para el remanente de su pueblo, el que

 

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quedó de Asiria, de la manera que lo hubo para Israel el día que subió de la tierra de Egipto”. Isaías 11:16. Como la “pascua” y la matanza de los “primogénitos” (primeros frutos) quienes no tenían la sangre en “el dintel de la puerta”, libertó al pueblo antiguo de Dios de la esclavitud de Egipto, de la misma forma la pascua antitípica (Ezequiel 9; Isaías 66:16) liberará a los primeros frutos, los 144.000, sus primogénitos ahora, de la esclavitud de pecado y pecadores hoy.

“Y acontecerá que el que quedare en Sión, y el que fuere dejado en Jerusalén, será llamado santo; todos los que en Jerusalén están escritos entre los vivientes; Cuando el Señor lavare las inmundicias de las hijas de Sión, y limpiare las sangres de Jerusalén de en medio de ella, con espíritu de juicio y con espíritu de devastación. Y creará Jehová sobre toda la morada del monte de Sión, y sobre los lugares de sus convocaciones, nube y oscuridad de día, y de noche resplandor de fuego que eche llamas: porque sobre toda gloria habrá cobertura. Y habrá sombrajo para sombra contra el calor del día, para acogida y escondedero contra el turbión y contra el aguacero”. Isaías 4:3-6. (Para exposición más detallada del movimiento del éxodo en tipo y antitípo, léase La Vara del Pastor, Volumen 1, páginas 64-111).

En la luz de la Verdad Presente concerniente al reino, la profecía siguiente

 

 

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(junto con otras numerosas profecías relevantes) se interpretan a sí mismas:

“Despierta, despierta, vístete tu fortaleza, oh Sión; vístete tu ropa de hermosura, oh Jerusalén, ciudad santa: porque nunca más acontecerá que venga a ti incircunciso ni inmundo. Sacúdete del polvo; levántate y siéntate, Jerusalén; suéltate de las ataduras de tu cuello, cautiva hija de Sión. Porque así dice Jehová: De balde fuisteis vendidos; por tanto, sin dinero seréis rescatados. Porque así dijo el Señor Jehová: Mi pueblo descendió a Egipto en tiempo pasado, para peregrinar allá; y el Assur lo cautivó sin razón. Y ahora ¿qué a mí aquí, dice Jehová, ya que mi pueblo sea llevado sin por qué? Y los que en él se enseñorean, lo hacen aullar, dice Jehová, y continuamente es blasfemado mi nombre todo el día. Por tanto, mi pueblo sabrá mi nombre por esta causa en aquel día: porque yo mismo que hablo, he aquí estaré presente.

Cuán hermosos son sobre los montes los pies del que trae alegres nuevas, del que publica la paz, del que trae nuevas del bien, del que publica salud, del que dice a Sión: Tu Dios reina! Voz de tus atalayas! alzarán la voz, juntamente darán voces de júbilo; porque ojo a ojo verán que Jehová vuelve a traer a Sión.

 

 

 

 

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Cantad alabanzas, alegráos juntamente, soledades de Jerusalén: porque Jehová ha consolado su pueblo, a Jerusalén ha redimido. Jehová desnudó el brazo de su santidad ante los ojos de todas las gentes; y todos los términos de la tierra verán la salud del Dios nuestro.

Apartáos, apartáos, salid de ahí, no toquéis cosa inmunda; salid de en medio de ella; limpiáos los que lleváis los vasos de Jehová. Pues no saldréis con apresuramiento, ni iréis huyendo; porque Jehová irá delante de vosotros, y el Dios de Israel irá a vuestra retaguardia.

He aquí que mi siervo será prosperado, será engrandecido y ensalzado, y será muy sublimado. Como se pasmaron de ti muchos, en tanta manera fue desfigurado de los hombres su parecer; y su hermosura más que la de los hijos de los hombres. Empero él rociará muchas gentes: los reyes cerrarán sobre él sus bocas; porque verán lo que nunca les fue contado, y entenderán lo que jamás habían oído”. Isaías. 52:1-15

Viéndonos al margen de la eternidad, nos vemos impelidos a unirnos con el Anciano Jaime White en su embelesadora exclamación: “¡O, Gloria, Aleluya! mi pobre corazón arde como fuego por el reino, mientras yo medito en este dulce proyecto, ante el verdadero creyente. Si nos “mantenemos firmes” por unos pocos días más, las sombras negras de la noche se

 

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desaparecerán ante la gloria de las escenas preparatorias de la venida del Hijo del Hombre”. Una palabra a la pequeña manada, página 8.

Unicamente aquellos que tienen parte en este movimiento del éxodo antitípico tendrán el privilegio de cantar “el cántico de Moisés y del Cordero”, y participar de las promesas de

El Pacto en el Antitipo.

“He aquí que vienen días, dice Jehová, en los cuales haré nuevo pacto con la casa de Jacob y la casa de Judá: No como el pacto que hice con sus padres el día que tomé su mano para sacarlos de tierra de Egipto; porque ellos invalidaron mi pacto, bien que fui yo un marido para ellos, dice Jehová: Más éste es el pacto que haré con la casa de Israel después de aquellos días, dice Jehová: Daré mi ley en sus entrañas, y escribiréla en sus corazones; y seré yo a ellos por Dios, y ellos me serán por pueblo. Y no enseñará más ninguno a su prójimo, ni ninguno a su hermano, diciendo: Conoce a Jehová: porque todos me conocerán, desde el más pequeño de ellos hasta el más grande, dice Jehová: porque perdonaré la maldad de ellos, y no me acordaré más de su pecado”. Jeremías 31:31-34.

El antiguo “pacto” o acuerdo entre Dios y su pueblo estaba basado sobre las promesas de ambas partes; a saber: “Y será que, si

 

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oyeres diligente la voz de Jehová tu Dios, para guardar, para poner por obra todos sus mandamientos que yo te prescribo hoy, también Jehová tu Dios te pondrá alto sobre todas las gentes de la tierra; Y vendrán sobre ti todas estas bendiciones, y te alcanzarán, cuando oyeres la voz de Jehová tu Dios. Bendito serás tú en la ciudad, y bendito tú en el campo. Bendito el fruto de tu vientre, y el fruto de tu bestia, la cría de tus vacas, y los rebaños de tus ovejas. Bendito tu canastillo y tus sobras. Bendito serás en tu entrar, y bendito en tu salir. Pondrá Jehová a tus enemigos que se levantaren contra ti, de rota batida delante de ti: por un camino saldrán a ti, por siete caminos huirán delante de ti. Enviará Jehová contigo la bendición en tus graneros, y en todo aquello en que pusieres tu mano; y te bendecirá en la tierra que Jehová tu Dios te da. Confirmarte ha Jehová por pueblo suyo santo, como te ha jurado, cuando guardares los mandamientos de Jehová tu Dios, y anduvieres en sus caminos”.

“Y todo el pueblo respondió a una, y dijeron: Todo lo que Jehová ha dicho haremos. Y Moisés refirió las palabras del pueblo a Jehová”. Deuteronomio 28:1-9; Exodo 19:8.

 

 

 

 

 

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Este primer pacto abarca desde el tiempo cuando fue ordenado hasta el recogimiento inminente y final de las doce tribus como un reino. Y con todo, aunque nunca haya sido invalidado por Dios, su validez ha sido persistentemente negado por la iglesia del Nuevo Testamento, y su santidad violada tanto por la iglesia del Antiguo Testamento como las del Nuevo, hasta este mismo día. Así que como el pueblo, fallando a sus promesas, han quebrantado los mandamientos de Dios, de esta forma han quebrantado también “el pacto que Dios hizo con sus padres”. Pero en el nuevo pacto, el cual el Señor esta ahora por cumplir, los mandamientos de Dios (Exodo 20:1-17), a diferencia del tiempo antiguo, no serán escritos en tablas de piedra (Exodo 31:18), sino en las tablas de carne del corazón, y en aquel tiempo “todos conocerán al Señor, … desde el mas pequeño de ellos hasta el mayor de ellos” (Jeremías 31:34) – luciendo una iglesia sin cizaña.

Este compacto que esta por tomar lugar, es el segundo pacto, y su ley, estando escrita en el corazón, será perfectamente guardada. Entonces, y no antes, las bendiciones, que su pueblo antiguo falló en recibir, serán cumplidas completamente.

Jeremías, siendo testigo también de que este pacto prometido todavía no se ha cumplido, pero que esta por ser honrado ahora en el tiempo de reunión, declara:

“Así ha dicho Jehová Dios de Israel: ‘Escribe en un libro todas estas palabras que te he hablado. Porque he aquí vienen

 

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días, dice Jehová, en que restauraré de la cautividad a mi pueblo Israel y a Judá, ha dicho Jehová. Los haré volver a la tierra que dí a sus padres, y tomarán posesión de ella’.” Jeremías 30:2-3.

Estos versículos muestran vívidamente que Dios esta por validar el segundo pacto cuando traiga a su pueblo nuevamente de su cautividad. Los versículos subsiguientes fijan el tiempo de esta liberación o reunión: “Sucederá en aquel día, dice Jehová de los Ejércitos, que yo quebraré el yugo de sobre su cuello y romperé sus coyundas. Los extraños no volverán a someterlo a servidumbre. Más bien, servirán a Jehová su Dios y a David su rey, a quien yo levantaré para ellos”. Jeremías 30:8-9.

Esta profecía observamos, no alcanzó su cumplimiento en el regreso de los Judíos de su cautividad en la Babilonia antigua, porque en ese tiempo Dios no “levantó” a David su rey. Ellos en realidad, no tuvieron ningún rey de entre los suyos, sino estuvieron bajo el gobierno Medo-persa. La profecía, por lo tanto, no puede aplicarse a ningún otro tiempo sino hoy, cuando ambos “Israel y Judá” serán reunidos en un gran reino, establecido en justicia eterna. Entonces “todos me conocerán, desde el más pequeño hasta el mayor de ellos”, dice el Señor. Por consiguiente, el hecho de que nunca ha habido un tiempo

 

 

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desde el día en que se escribió esta escritura hasta el tiempo presente, que cada uno del pueblo de Dios, como iglesia o nación, haya conocido al Señor o guardado sus mandamientos, prueba de nuevo que el cumplimiento del segundo paco (del cual el movimiento del éxodo fue un tipo), es todavía futuro.

“¿Hasta cuándo”, dice el Señor, “andarás errante, oh hija contumaz? Pues Jehová creará una cosa nueva sobre la tierra: la mujer rodeará al varón”. Jeremías 31:22. Esta “mujer” debe ser simbólica, porque ninguna persona puede rodear a otra. Ella debe, por esta razón, ser un símbolo de la iglesia, y el “hombre”, debe ser Cristo, quien en aquel tiempo “habrá lavado las inmundicias de las hijas de Sión” – purificado la iglesia (Isaías 4:4; Testimonios para la Iglesia, Volumen 5, página 75-76). Entonces “Y yo seré para ella un muro de fuego alrededor y estaré en medio de ella … Y habitaré en medio de” ella. Zacarías 2:5, 11.

Aunque muchos de diferentes formas levantan sus voces en contra de lo que Dios establece “la simiente de Israel” como una nación justa y santa libre de pecadores, no tendrán éxito en vencer los planes de Aquel “quien da el sol para luz del día, y la luna y las estrellas para luz de la noche, el que agita el mar de manera que rugen sus olas--Jehová de los Ejércitos es su nombre: Si esas leyes faltasen delante de mí, dice Jehová, entonces la

 

 

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descendencia de Israel dejaría de ser nación delante de mí, perpetuamente. Así ha dicho Jehová: Si se pueden medir los cielos arriba y se pueden explorar los cimientos de la tierra abajo, entonces yo desecharé toda la descendencia de Israel por todo lo que hicieron, dice Jehová”. Jeremías 31:35-37.

Como las promesas son hechas sólo a Israel (la semiente de Abrahán), la viña original, la cual ha sido pisoteada, esta viña debe por lo tanto ser levantada; entonces los Gentiles arrepentidos por virtud de adopción en Cristo, serán injertados en esta, y únicamente así vendrán a ser de la plantación del Señor.

“Por tanto pregunto: ¿Acaso rechazó Dios a su pueblo? De ninguna manera. Porque yo mismo soy israelita, de la descendencia de Abraham, de la tribu de Benjamín. Dios no rechazó a su pueblo, al cual conoció de antemano. ¿O no sabéis lo que dicen las Escrituras en el caso de Elías, cuando consultó con Dios contra Israel? Dice: Señor, han matado a tus profetas y han derribado tus altares; y yo he quedado sólo, y procuran quitarme la vida. Pero, ¿qué le dice la respuesta divina? He dejado para mí siete mil hombres que no han doblado la rodilla delante de Baal. Así también, en este tiempo presente se ha levantado un remanente según la elección de gracia. Y si es por la gracia, no procede de las obras; de otra manera, la gracia ya no sería gracia.

 

 

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¿Qué, pues? Lo que Israel busca, eso no alcanzó, pero los elegidos sí lo alcanzaron; y los demás fueron endurecidos, como está escrito: Dios les dio espíritu de estupor, ojos para no ver, y oídos para no oír, hasta el día de hoy. Y David dice: Que su mesa se convierta en trampa y red, en tropezadero y retribución para ellos. Que sus ojos se oscurezcan para no ver, y haz que su espalda se doblegue para siempre.

Pregunto pues: ¿Acaso tropezaron los de Israel para que cayesen? De ninguna manera; más bien, con la transgresión de ellos ha venido la salvación a los gentiles, para que ellos sean provocados a celos. Y si su transgresión es la riqueza del mundo y su fracaso es la riqueza de los gentiles, ¿cuánto más será la plena restauración de ellos? Y a vosotros los gentiles digo: Por cuanto yo soy apóstol de los gentiles, honro mi ministerio, por si de alguna manera pueda provocar a celos a los de mi carne y hacer salvos a algunos de ellos. Porque si la caída de ellos resulta en la reconciliación del mundo, ¿qué será su admisión, sino vida de entre los muertos? Si las primicias [el Judío] son santas, también lo es la masa restante [Judío y Gentíl]; y si la raíz [Judío] es santa, también lo son las ramas [sean originales o injertadas]. Y si algunas de las ramas fueron desgajadas y tú, siendo olivo silvestre [el árbol Gentíl], has sido injertado entre ellas y has sido hecho copartícipe de

 

 

 

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la raíz y la rica savia del [buen] olivo, no te jactes contra las demás ramas. Pero aunque te jactes en contra de ellas, no eres tú [Gentíl] quien sustentas a la raíz, sino la raíz [el Judío] a ti. Entonces dirás: "Las ramas fueron desgajadas para que yo fuera injertado. Está bien; por su incredulidad fueron desgajadas. Pero tú por tu fe estás firme.

No te ensoberbezcas, sino teme; porque si Dios no perdonó a las ramas naturales [los Judíos incrédulos], a ti tampoco te perdonará. Considera, pues, la bondad y la severidad de Dios: la severidad ciertamente para con los que cayeron; pero la bondad para contigo, si permaneces en su bondad. De otra manera, tú también serás cortado. Y ellos también, si no permanecen en incredulidad, serán injertados; porque Dios es poderoso para injertarlos de nuevo. Pues si tú fuiste cortado del olivo silvestre y contra la naturaleza fuiste injertado en el buen olivo, ¿cuánto más éstos, que son las ramas naturales, serán injertados en su propio olivo? Hermanos, para que no seáis sabios en vuestro propio parecer, no quiero que ignoréis este misterio: que ha acontecido a Israel endurecimiento en parte, hasta que haya entrado la plenitud de los gentiles. Y así todo Israel será salvo, como está escrito: Vendrá de Sión el libertador; quitará de Jacob la impiedad. Y éste será mi pacto con ellos, cuando yo quite sus pecados.

 

 

 

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Así que, en cuanto al evangelio, son enemigos por causa de vosotros, pero en cuanto a la elección son amados por causa de los padres; porque los dones y el llamamiento de Dios son irrevocables. De igual manera, vosotros en otro tiempo erais desobedientes a Dios, pero ahora habéis alcanzado misericordia por la desobediencia de ellos. Asimismo, ellos han sido desobedientes en este tiempo, para que por la misericordia concedida a vosotros, también a ellos les sea ahora concedida misericordia. Porque Dios encerró a todos bajo desobediencia, para tener misericordia de todos.

¡Oh la profundidad de las riquezas, y de la sabiduría y del conocimiento de Dios! ¡Cuán incomprensibles son sus juicios e inescrutables sus caminos! Porque ¿Quién entendió la mente del Señor? ¿O Quién llegó a ser su consejero? ¿O Quién le ha dado a él primero para que sea recompensado por él? Porque de él y por medio de él y para él son todas las cosas. A él sea la gloria por los siglos. Amén”. Romanos 11.

“Oídme, oh costas, y atended, oh pueblos lejanos. Jehová me llamó [Israel] desde el vientre; desde las entrañas de mi madre mencionó mi nombre. Hizo de mi boca una espada puntiaguda; me cubrió con la sombra de su mano. Hizo de mí una flecha afilada; me guardó en su aljaba. Y me dijo: "Mi siervo eres tú, oh Israel; en ti me gloriaré. Pero yo dije: Por demás me he afanado; en vano y sin provecho he

 

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consumido mis fuerzas. Sin embargo, mi causa está con Jehová, y mi recompensa con mi Dios.

Y ahora Jehová, quien me formó desde el vientre para ser su siervo, a fin de hacer que Jacob [su posteridad] volviese a él y lograr que Israel se adhiriera a él, pues yo soy estimado en los ojos de Jehová, y mi Dios es mi fortaleza. [Nosotros, también, podemos decir, aunque el mundo entero rechace a Dios y su mensaje, “con todo confiaremos en el Señor”.] Y dice: Poca cosa es que tú seas mi siervo para levantar a las tribus de Israel [únicamente] y restaurar a los sobrevivientes de Israel. Yo te pondré como luz para las naciones, a fin de que seas mi salvación hasta el extremo de la tierra”. Isaías 49:1-6. En otras palabras, aquellos (de Israel) quienes declaran el mensaje del sellamiento de los 144.000 a la iglesia, declararán también la gloria de Dios entre los Gentiles, siendo así su salvación hasta el fin de la tierra, y “traerán a todos vuestros hermanos de todas las naciones por ofrenda a Jehová”. Isaías 66:19-20.

“Así ha dicho Jehová, el Redentor de Israel y el Santo suyo, al de alma menospreciada [al que llamaron “este hombre” (Lucas 19:14). Véase la página 71], al abominado por las naciones, al siervo de los tiranos: Los reyes lo verán y se levantarán; también los príncipes, y se postrarán, a causa de Jehová, quien es fiel, y por el Santo de Israel, el cual te escogió. Así ha dicho Jehová: En tiempo favorable

 

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te he respondido, y en el día de salvación te he ayudado. Te guardaré y te pondré por pacto para el pueblo, a fin de que restablezcas la tierra y poseas las heredades desoladas; para que digas a los presos: ‘¡Salid!’; y a los que están en tinieblas: ‘¡Mostráos!’ En los caminos serán apacentados, y en todas las cumbres áridas estarán sus pastizales. No tendrán hambre ni sed; ni el calor ni el sol los golpeará. Porque el que tiene misericordia de ellos los guiará y los conducirá a manantiales de aguas. Yo convertiré en camino todos mis montes, y mis calzadas serán levantadas. He aquí, éstos vendrán desde lejos; he aquí, ésos vendrán del norte y del occidente; y aquéllos, de la tierra de Sinim.

Gritad de júbilo, oh cielos. Regocíjate, oh tierra. Prorrumpid en cántico, oh montes. Porque Jehová ha consolado a su pueblo y de sus afligidos tendrá misericordia. Pero Sión dijo: Jehová me ha abandonado; el Señor se ha olvidado de mí”. Isaías 49:7-14.

Sión, como hemos visto aquí, siendo la iglesia en la cual los 144.000 están al tiempo cuando el mensaje del sellamiento se oye, y siendo como la niña de su ojo, el Señor hace la pregunta: “¿Acaso se olvidará la mujer de su bebé, y dejará de compadecerse del hijo de su vientre? Aunque ellas se olviden, yo no me olvidaré de ti. He aquí que en las palmas de mis manos te tengo grabada; tus murallas están siempre delante de mí. Tus

 

 

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edificadores vendrán aprisa, y tus destructores y desoladores se irán de ti”. Isaías 49:15-17. Es decir, los pecadores serán sacados de ella, arrojados “de entre los justos”. Mateo 13:48-49.

“Alza tus ojos alrededor y mira: Todos éstos se han reunido y han venido a ti. Vivo yo, dice Jehová, que con todos ellos te vestirás como si fueran joyas. Y con ellos te adornarás como una novia. [Véase Zacarías 8:23; La Vara del Pastor, Volumen 2, página 281]. En cuanto a tus ruinas, tu desolación y tu tierra destruida, ciertamente ahora serás demasiado estrecha para los habitantes; y tus destructores estarán lejos. [Es decir una grande multitud ha de unirse con la iglesia, pero los pecadores serán mantenidos fuera de ella]. Aun los hijos, [que tendrás en inglés – los que han de ser recogidos], de los cuales fuiste privada [los que cayeron en la matanza de Ezequiel Nueve] te dirán a los oídos: Este lugar es demasiado estrecho para mí; dame espacio para habitar. Entonces dirás en tu corazón: ¿Quién me dió a luz a éstos? Porque yo estuve sola y estéril, desterrada y apartada. He aquí que yo fui dejada sola; ¿de dónde, pues, han venido éstos? ¿Quién los crió? [Esta pregunta muestra que la iglesia es ignorante de la grande multitud de Apocalipsis 7:9 – los segundos frutos]. Así ha dicho el Señor Jehová: He aquí, yo alzaré mi mano hacia las naciones, y levantaré mi bandera

 

 

 

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a los pueblos. Ellos traerán en su seno a tus hijos, y tus hijas serán traídas en hombros. Reyes serán tus tutores, y sus princesas tus nodrizas. Con el rostro a tierra se postrarán ante ti y lamerán el polvo de tus pies. Así sabrás que yo soy Jehová, y que los que esperan en mí no serán avergonzados.

¿Le será quitado el botín al valiente guerrero? ¿Será librado el cautivo de las manos de un tirano? Pues así ha dicho Jehová: Ciertamente el cautivo le será quitado al valiente guerrero, y el botín será librado del tirano. Yo contenderé con los que contienden contra ti, y yo salvaré a tus hijos. A los que te oprimen, les haré comer sus propias carnes; se embriagarán con su propia sangre, como con vino nuevo. Y sabrá todo mortal que yo soy Jehová tu Salvador, tu Redentor, el Fuerte de Jacob”. Isaías 49:18-26.

“Porque verá a sus hijos, obra de mis manos en medio de sí, que santificarán mi nombre; y santificarán al Santo de Jacob, y temerán al Dios de Israel”. “He aquí que el nombre de Jehová viene de lejos: su rostro encendido, y grave de sufrir; sus labios llenos de ira, y su lengua como fuego que consume; Y su aliento, cual torrente que

 

 

 

 

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inunda: llegará hasta el cuello, para zarandear las gentes con criba de destrucción; y el freno estará en las quijadas de los pueblos, haciéndo­les errar”. Isaías 29:23; 30:27-28.

“Más el liberal pensará liberalidades, y por liberalidades subirá. Porque los palacios serán desiertos, la multitud de la ciudad cesará: las torres y fortalezas se tornarán cuevas para siempre, donde huelguen asnos monteses, y ganados hagan majada: Hasta que sobre nosotros sea derramado espíritu de lo alto, y el desierto se torne en campo labrado, y el campo labrado sea estimado por bosque. Y habitará el juicio en el desierto, y en el campo labrado asentará la justicia. Y el efecto de la justicia será paz; y la labor de justicia, reposo y seguridad para siempre. Y mi pueblo habitará en morada de paz, y en habitaciones seguras, y en recreos de reposo. Y el granizo, cuando descendiere será en los montes; y la ciudad será del todo abatida. Dichosos vosotros los que sembráis sobre todas aguas, y metéis en ellas el pie de buey y de asno”. Isaías 32:8; 14:20.

“Oid, los que estáis lejos, lo que he hecho; y vosotros los cercanos, conoced mi potencia. Los pecadores se asombraron en Sión, espanto sobrecogió a los hipócritas. ¿Quién de nosotros morará con el fuego consumidor? ¿Quién de nosotros habitará con las llamas eternas? El que camina en justicia, y habla lo recto; el que aborrece la ganancia de violencias, el que sacude sus manos por no recibir cohecho, el que tapa su oreja por no oír

 

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sangres, el que cierra sus ojos por no ver cosa mala: Este habitará en las alturas: fortalezas de rocas serán su lugar de acogimiento; se le dará su pan, y sus aguas serán ciertas.

Tus ojos verán al Rey en su hermosura; verán la tierra que está lejos. Tu corazón imaginará el espanto, y dirá: ¿Dónde está el escriba [secretaria]? ¿Dónde está el pesador [tesorero]? ¿Dónde está el que pone en lista  [secretaria de estadísticas] las casas más insignes [presidentes de las asociaciones]? No verás a aquel pueblo espantable, pueblo de lengua oscura de entender, de lengua tartamuda que no comprendas [hablarás y comprenderás todos los idiomas]”. Isaías 33:13-19.

“Confortad a las manos cansadas, roborad las vacilantes rodillas. Decid a los de corazón apocado: Confortaos, no temáis: he aquí que vuestro Dios viene con venganza, con pago: el mismo Dios vendrá, y os salvará. Entonces los ojos de los ciegos serán abiertos, y los oídos de los sordos se abrirán. Entonces el cojo saltará como un ciervo, y cantará la lengua del mudo; porque aguas serán cavadas en el desierto, y torrentes en la soledad. El lugar seco será tornado en estanque, y el secadal en manaderos de aguas; en la habitación de chacales, en su cama, será lugar de cañas y de juncos. Y habrá allí calzada y camino, y será llamado

 

 

 

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Camino de Santidad; no pasará por él inmundo; y habrá para ellos en él quien los acompañe, de tal manera que los insensatos no yerren. No habrá allí león, ni bestia fiera subirá por él, ni allí se hallará, para que caminen los redimidos. Y los redimidos de Jehová volverán, y vendrán a Sión con alegría; y gozo perpetuo será sobre sus cabezas: y retendrán el gozo y alegría, y huirá la tristeza y el gemido”. Isaías 35:3-10.

Puesto que ambos “el campo” con el trigo y la cizaña (Mateo 13:30) y la “red” con los peces buenos y los malos (Mateo 13:47-48), representan la iglesia evangélica durante el período en el cual los santos y los hipócritas son mezclados, entonces los “vasos” dentro del cual los “buenos peces” son colocados después que los “malos” son sacados “de entre” ellos, y el granero dentro del cual el “trigo” es colocado después que la “cizaña” es separada de este, debe necesariamente representar la iglesia pasando de su estado impuro (campo o red) a otro, su estado purificado, el cual está simbolizado, no por el “campo” o por la “red” sino más bien por el “granero” y por los “vasos” –un nuevo lugar seguro y limpio– donde “de aquí para adelante los incircuncisos no pasarán”. Isaías 52:1.

Así que no se preocupe por el término que le demos a este nuevo lugar en el cual los santos están por ser reunidos, el lugar, en sí mismo, será

 

 

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absolutamente libre de pecado porque todos los pecadores entre los justos han sido destruidos entonces.

Puesto que después de la separación de los inconversos de entre el pueblo verdadero de Dios, la iglesia (entonces compuesta de los 144.000, los primeros frutos de las doce tribus de los hijos de Israel) está por surgir como un gobierno teocrático, inevitablemente, entonces, los “vasos” representan las unidades componentes, las tribus en las cuales los redimidos son recogidos individualmente, mientras que el “granero” representa la unidad compuesta en la cual serán reunidos colectivamente. Y esta gran reunión,  selectiva, absoluta y final, como es, sólo nos muestra otra vez que el nacimiento del reino absolutamente depende de la purificación de la iglesia.

“Yo Jesús he enviado mi ángel para daros testimonio de estas cosas en las iglesias. Yo soy la raíz y el linaje de David, la estrella resplandeciente, y de la mañana”. Apocalipsis 22:16. “Levantáos, subamos contra ellos; porque nosotros hemos explorado la región, y hemos visto que es muy buena: ¿y vosotros os estáis quedos?” (Jueces 18:9). No seáis perezosos, respondan pronto, alístense, sigan

Al Cordero, al Enseñoreador de la Tierra .

“Enviad cordero al enseñoreador de la tierra, desde la Piedra del desierto al monte de la hija de Sión. Y será que cual ave espantada

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que se huye de su nido, así serán las hijas de Moab en los vados de Arnón. Reúne consejo, haz juicio; pon tu sombra en medio del día como la noche: esconde los desterrados, no entregues a los que andan errantes. Moren contigo mis desterrados, oh Moab; séles escondedero de la presencia del destruidor: porque el atormentador fenecerá, el destruidor tendrá fin, el hollador será consumido de sobre la tierra. Y dispondráse trono en misericordia; y sobre él se sentará firmemente, en el tabernáculo de David, quien juzgue y busque el juicio, y apresure la justicia”. Isaías 16:1-5.

Aunque este pasaje parezca contener nada más que el lenguaje cabalístico de mesurado misticismo, con todo contiene lecciones calculadas para convertir aun el difícil caso del infiel a la evidente verdad de la Biblia. Verdaderamente, si el pueblo de Dios pudiera seguir adelante sin esta escritura, podríamos estar seguros que él no hubiera tomado el tiempo del profeta para escribirlo o espacio en la Biblia para registrarlo. Si este fuera, meramente una rapsodia mística de tenor profético sin rima o razón, entonces esto no sería nada sino una pieza de vana repetición, una imperfección – una cosa imposible con Dios. Así que el no dar significado o importancia a los versos, colocaría a uno bajo la terrible condenación de la siguiente escritura:

“Y si alguno quitare de las palabras del libro de esta profecía, Dios quitará su parte del libro de la

 

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vida, y de la santa ciudad, y de las cosas que están escritas en este libro”. Apocalipsis 22:19.

Como las palabras de Isaías, por lo tanto, deben contener luz, la ausencia de la cual, dejando oscuro nuestro camino, nos expone al riesgo de caer con el ciego directo al abismo, el diligente escudriñador de la verdad descubrirá que aunque el pasaje parece oscuro y envuelto en misterio, es claro y simple cuando se lo ve en la luz que brilla de lo alto.

“Enviad cordero al enseñoreador de la tierra, desde Sela del desierto al monte de la hija de Sión”. Isaías 16:1.

El articulo determinado, “el,” presta absoluto signi­ficado al sustantivo, “cordero,” mostrando que un cordero, el único de su clase, era el propósito de la orden para enviar “el cordero” de Moab “al monte de la hija de Sión” – el Monte de Sión en Jerusalén.

“Y será que cual ave espantada que se huye de su nido, así serán las hijas de Moab en los vados de Arnón”. Es decir, el cordero tenía que ser tomado de Moab porque los Moabitas habían de ser “echados fuera” “cual ave espantada”, “en los vados de Arnón”. Isaías 16:2.

La historia sagrada registra que el único cordero tomado de Moab antes que los Moabitas fueran “echados fuera de su nido”, fue Aquel de quien dijo Juan el Bautista: “He aquí el

 

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Cordero de Dios” – Cristo. La profecía muestra que el cordero fue llevado apresuradamente de Moab al Monte de Sión (el palacio de David en Jerusalén) – evento que tomó lugar cuando Noemí, con sus hijos, fue a Moab (el “desierto” – una nación no directamente bajo el cuidado del Señor y, por lo tanto, no una viña) y traído a Rut, la Moabita, de Moab a Jerusalén: pues “Booz pues tomó a Rut, y ella fue su mujer; … y pariose un hijo. … y llamáronle Obed. Este es padre de Isaí, padre de David. … e Isaí engendró a David”. Rut 4:13-22.

Así Cristo, el Hijo de David, fue “enviado” de Moab al Monte de Sión – el palacio de David; mostrando así la divinidad de Cristo como el Hijo de Dios, y su humanidad como el Hijo no sólo de David sino también de Lot – Moab.

¡O cuán maravillosamente particular es nuestro Dios: los nombres, Obed, Isaí, y David en la lengua Hebrea significan Cristo – un siervo (Obed), quien será Mi presencia (Isaí), el amado (David).

Cristo siendo en la carne un Moabita así como también un Israelita, Dios dice: “Moren contigo mi desterrado, oh Moab [Cristo]; séles escondedero de la presencia del destruidor: porque el atormentador fenecerá, el destruidor tendrá fin, el hollador será consumido de sobre la tierra”. “Y será aquel [nuevamente apuntando a Cristo] varón como escondedero contra el viento, y como acogida contra el turbión; como arroyos de aguas en tierra de sequedad, como sombra de gran peñasco en tierra calurosa”. Isaías 16:4; 32:2.

 

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Enviado para “reúne consejo, haz juicio; pon” Tu “sombra en medio del día como la noche: esconde los desterrados, no entregues a los que andan errantes” (Isaías 16:13), Cristo, nuestro “escondedero contra el viento, y como acogida contra el turbión en tierra de sequedad,” es una grande y perfecta sombra, tanto a media noche como al mediodía. Así también exclamó el Salmista: “¡Cuán ilustre, oh Dios, es tu misericordia!. Por eso los hijos de los hombres se amparan bajo la sombra de tus alas”. “Porque has sido mi socorro; Y así en la sombra de tus alas me regocijaré”. Salmos 36:7; 63:7.

“Por esto”, exclama el profeta Evangélico también, “te dará gloria el pueblo fuerte, te temerá la ciudad de gentes robustas. Porque fuiste fortaleza al pobre, fortaleza al menesteroso en su aflicción, amparo contra el turbión, sombra contra el calor: porque el ímpetu de los violentos es como turbión contra frontispicio”. Isaías 25:3-4.

“Y dispondráse trono en misericordia; y sobre él se sentará firmemente, en el tabernáculo de David, quien juzgue y busque el juicio, y apresure la justicia”. Isaías 16:5.

Puesto que, de acuerdo a esta escritura el establecimiento del trono de Cristo está todavía en el futuro, y puesto que, además será establecido en el tabernáculo de David (el cual no tomó lugar en su primera

 

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venida), Cristo, por lo tanto, cuando viene a reinar en su reino venidero, se sentará sobre el trono de David. Y como él entonces ha de juzgar, buscar juicio, y apresurar justicia, toda la acción ocurre justo antes del cierre del tiempo de gracia – el tiempo en el cual el puede apresurar justicia. Así, felizmente, esta profecía de la genealogía de Cristo y de cuando tomó “las riendas en sus propias manos,” fue dada para la “admonición y enseñanza” de los que estarán viviendo en el fin del tiempo, cuando “todas estas cosas acontecerán”. Supremamente importante, por lo tanto, es la necesidad de recordar sus importantes lecciones, y con

El Fiel Actuar Prontamente.

Viendo que tanto Lot como Abraham aparecen en el registro genealógico de Cristo, la pregunta naturalmente se hace valer: ¿Por qué son estos dos hombres tan grandemente honrados? Y la respuesta que es de esperarse: Abraham obtuvo este gran honor porque él fue fiel a la Palabra de Dios y nunca la puso en tela de juicio, aunque todas las cosas parecían destinadas a cumplirse contrario a sus intereses y a las promesas de Dios: Aunque Dios prometió darle la tierra a él y a su descendencia para posesión perpetua, Abrahán, personalmente, nunca obtuvo la promesa. Además soportando estas pruebas tan duras de fe, ¡esperó veinticinco años por el hijo prometido, sólo para que se le ordenara cuando este único hijo se convirtiera en un joven, a sacrificarlo

 

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en una ofrenda de sacrificio!. Todavía, a través de cada prueba, nunca perdió su fe en Dios, sino que confió implícitamente en él y obedeció sin reserva sus mandatos. Por esta razón Dios lo honró notablemente.

Con todo la gran lección para aprender aquí no es tanto de la experiencia de Abrahán, como de la de Lot, porque aunque Lot no era tan generoso como Abrahán, y no tan dispuesto a vivir apartado del mundo, todavía su fe en las promesas de Dios a Abrahán era tan grande como la fe de Abrahán mismo, sí, en algunos aspectos, aun más grande: porque Dios le habló a Abrahán en persona, mientras que él a Lot le habló por medio de Abrahán. Lot, por lo tanto, tuvo que tener implícita confianza que Dios le había hablado a él por medio de Abrahán.

En los días de Abrahán, además, no había Biblia, por la cual probar que el irse de la casa de su padre era en cumplimiento de la profecía, y que Dios lo estaba guiando para apartarse de Ur de los Caldeos para ir a una tierra la cual el mismo, no conocía (Hebreos 11:8-9), vemos que Lot no era como la mayoría de los hombres hoy, que cuestionan y critican cada cosa en el desarrollo de la verdad. Sin la más remota pregunta o duda, él puso toda su confianza en el Dios de Abrahán, y confiadamente siguió en la búsqueda de la tierra prometida.

¡Qué contraste entre el carácter de Lot y el de los Judíos que rechazaron los

 

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profetas y aún los mataron! Por esta razón Dios honró a Lot con el más grande don que el cielo puede conferir a un ser humano – ¡compartir la ascendencia terrenal del Señor de Gloria, el Rey eterno!.

Aunque, además, los descendientes de Lot, los Moabitas y los Amonitas, no eran mejor que los otros gentiles, aun por el bien de Lot, Dios no trató con ellos como lo hizo con el resto de los gentiles, sino que mandó a Moisés “no molestes a Moab, ni te empeñes con ellos en guerra, que no te daré posesión de su tierra; porque yo he dado a Ar por heredad a los hijos de Lot”. “Y te acercarás delante de los hijos de Ammón: no los molestes, ni te metas con ellos; porque no te tengo de dar posesión de la tierra de los hijos de Ammón; que a los hijos de Lot la he dado por heredad”. Deuteronomio 2:9, 19.

Y “si alguno me sirve”, dijo Jesús, “sígame: y donde yo estuviere, allí también estará mi servidor. Si alguno me sirviere, mi Padre le honrará”. Juan 12:26. También “me invocará”, dice el Salmista, “y yo le responderé: Con él estaré yo en la angustia: Lo libraré, y le glorificaré”. Salmos 91:15.

Aparte del feliz acto de mostrar hospitalidad a los ángeles que visitaron Sodoma (Génesis 19:1), el acto más noble en el manchado registro de la vida de Lot es que se unió a Abrahán

 

 

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en su recién encontrada y extraña religión y que, para hacerlo, se apartó tanto de la casa de su padre como de su patria, no sabiendo a donde iba. Además recibiendo, consecuentemente, la eterna bendición de ser uno de los progenitores de Cristo (una bendición que realizará por medio de Cristo en el alegre día de la resurrección, y se regocijará por toda la eternidad), él no fue buscando bendiciones temporales, y mientras estaba rodeado de los peligros terrenales, ángeles enviados del cielo lo libraron de la sentenciada cuidad de Sodoma antes que fuera reducida a cenizas (Génesis 19:16, 24-25).

Habiendo él esperado, aun, por evidencias más grandes tales como si Dios estaba o no guiándolo en este evento tan importante de su vida; habiendo él dicho en su corazón, “Yo no tomaré este riesgo, sino que esperaré hasta que esta aventura pruebe tener éxito. Primero investigaré y sabré con seguridad que la tierra es fértil, y el clima es agradable para mi familia, ganado, etc.”, ¡él nunca habría tenido parte en el movimiento mismo, o en el linaje paterno del Señor de Gloria, o en su reino eterno!

O, Hermano, Hermana, ¿Tiene usted la fe de Lot? “Todas estas cosas les acontecieron en figura; y son escritas para nuestra admonición, en quienes los fines de los siglos han parado”. 1 Corintios 10:11. O entonces, sigamos las huellas de estos grandes hombres de Dios, confiando en su inmutable

 

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Palabra, y actuando en ella sin la más leve vacilación! No sigas en el camino de los que dudan, cuestionan, y critican, y quienes en consecuencia fatal, nunca llegarán al conocimiento de la verdad. De tales quienes vivieron en el tiempo del comienzo del Movimiento Adventista, la historia de la iglesia dice: “Multitudes que confiaban implícitamente en sus pastores, se negaron a escuchar el aviso, y otros, aunque convencidos de la verdad, no se atrevían a proclamarlo, ‘por no ser echados de la sinagoga’.

“El gran obstáculo que se opone a la aceptación y a la proclamación de la verdad, es la circunstancia de que ella acarrea inconvenientes y oprobio. Este es el único argumento contra la verdad que sus defensores no han podido nunca refutar. Pero esto no arredra a los verdaderos siervos de Cristo. Ellos no esperan hasta que la verdad sea popular. Convencidos como lo están de su deber, aceptan resueltamente la cruz, confiados con el apóstol Pablo en que ‘lo momentáneo y leve de nuestra tribulación, nos obra un sobremanera alto y entero peso de gloria,’ ‘teniendo –como antaño Moisés– por mayores riquezas el vituperio de Cristo que los tesoros de los Egipcios’.” El Conflicto de los Siglos, página 430, 513.

Ambos, los Moabitas y los Amonitas, siendo los descendientes de Lot, y Lot siendo uno con Abrahán, también los Edomitas siendo los descendientes de Esaú, el hermano gemelo de Jacob, a todos ellos Dios declara, “y

 

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en la cuarta generación volverán acá” (Génesis 15:13-16), ellos debieron, por lo tanto, haber sabido que el tiempo había venido para el cumplimiento del tan esperado evento, y debieron, de acuerdo a esto, haber estado listos para este, o, habrían ellos perdido de vista la verdad, entonces habrían recordado cuando vieron al movimiento que estaba ahora en sus mismas fronteras. Habiendo ellos creído en el Dios de Abrahán como creyó Lot, ellos no habrían rehusado dejar los hijos de Israel, sus parientes de sangre, pasar por su país a la tierra prometida, sino por el contrario se hubieran unido con ellos, como se unió Lot con Abrahán, para ayudarles a poseerla.

Verdaderamente, los Moabitas fueron muy lejos en su hostilidad hacia sus parientes que aún ellos contrataron a Balaam para maldecirlos, no obstante el hecho que Dios, poniendo a los Israelitas en mente de su promesa a Lot, les mandó que no dañaran a sus hermanos (Jueces 11:16-18).

Así al negarse a darles la bienvenida y darles la seguridad de conducirlos a través de la tierra, los Moabitas no sólo se rehusaron a reconocer la providencia maravillosa de Dios, sino también rechazándole a él en la persona de su pueblo a quien ellos bien sabían que él había guiado con señales y milagros, fuera de la tierra de Egipto.

Pueda esta trágica lección penetrar en lo más profundo del corazón de todos hoy, y les haga reconocer el gran poder de Dios

 

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en el cumplimiento de esta profecía. ¿No evitarán los Cristianos los errores y equivocaciones del pasado, y sin vacilar, se unirán al pueblo de Dios en su marcha hacia la antitípica tierra prometida? o ¿en ésta iluminada era, alguno obstinadamente despreciará la Palabra de Dios, y se opondrá a su pueblo, como lo hicieron los Moabitas y los Amonitas, quienes consecuentemente perdieron tanto su reino como la vida eterna? ¡Oh, que catástrofe, después de haber sido así iluminados por la Palabra de verdad, escuchando hablar contra uno mismo la misma terrible sentencia que excluyó a los Moabitas y los Amonitas de la congregación del Señor! —

“No entrará amonita ni moabita en la congregación de Jehová; ni aun en la décima generación entrará en la congregación de Jehová para siempre: Por cuanto no os salieron a recibir con pan y agua al camino, cuando salisteis de Egipto; y porque alquiló contra ti a Balaam hijo de Beor de Petor de Mesopotamia, para que te maldijese”. Deuteronomio 23:3-4.

Los Moabitas contratando a Balaam llama la atención al hecho que, en el antitipo, los que deberían estar dando la bienvenida y bendiciendo al pueblo de Dios estarán, en lugar, contratando con promesas de dinero y fama a siervos mediocres para maldecirlos. Pero somos confortados con la verdad (en tipo) que al que Dios ha bendecido, ningún hombre puede maldecir.

 

 

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“Me asombra”, dice la sierva del Señor, “que teniendo delante de nosotros los ejemplos de lo que el hombre puede ser y hacer, no nos sintamos estimulados a esforzarnos para emular más las buenas obras de los justos. Todos no pueden ocupar una posición eminente; pero todos pueden ocupar puestos de utilidad y confianza, y pueden, por su fidelidad perseverante, hacer mayor bien de lo que se imaginan. Los que abrazan la verdad deben buscar una clara comprensión de las Escrituras y un conocimiento experimental de un Salvador vivo. El intelecto debe cultivarse, la memoria debe ponerse a contribución. Toda pereza intelectual es pecado y el letargo espiritual es muerte”. Testimonios para la Iglesia, Volumen 4, página 399 en inglés - Joyas de los Testimonios, Volumen 1, página 531-532.

“Más deseamos que cada uno de vosotros muestre la misma solicitud hasta el cabo, para cumplimiento de la esperanza: Que no os hagáis perezosos, más imitadores de aquellos que por la fe y la paciencia heredan las promesas”. Hebreos 6:11-12.

Los que esperan que los ministros acepten el mensaje antes que ellos, ellos mismos, actuando sobre sus convicciones, nunca vendrán al conocimiento de la verdad. Dice el Espíritu de Profecía:

“Así como la luz y la vida de los hombres fue rechazada por las autoridades eclesiásticas en los días de Cristo, ha sido rechazada en toda generación sucesiva. Vez tras vez, se ha repetido la historia del retiro de Cristo a Judea. Cuando los

 

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reformadores predicaban la Palabra de Dios, no pensaban separarse de la iglesia establecida; pero los dirigentes no quisieron tolerar la luz, y los que la llevaban se vieron obligados a buscar otra clase, que anhelaba conocer la verdad. En nuestros días, pocos de los que profesan seguir a los reformadores están movidos por su espíritu. Pocos escuchan la voz de Dios y están listos para aceptar la verdad en cualquier forma que se les presente. Con frecuencia, los que siguen los pasos de los reformadores están obligados a apartarse de las iglesias que aman, para proclamar la clara enseñanza de la palabra de Dios. Y muchas veces los que buscan la luz se ven obligados por la misma enseñanza a abandonar la iglesia de sus padres para poder obedecer”. Deseado de Todas las Gentes, página 199.

“En aquellos días y en aquel tiempo, dice Jehová, vendrán los hijos de Israel, ellos y los hijos de Judá juntamente; e irán andando y llorando, y buscarán a Jehová su Dios. Preguntarán por el camino de Sión, hacia donde volverán sus rostros, diciendo; Venid, y juntaos a Jehová con pacto eterno, que jamás se ponga en olvido. Ovejas perdidas fueron mi pueblo; sus pastores las hicieron errar, por los montes las descarriaron; anduvieron de monte en collado, olvidáronse de sus majadas. Todos los que los hallaban, los comían; y decían sus enemigos:

 

 

 

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No pecaremos, porque ellos pecaron a Jehová morada de justicia, a Jehová, esperanza de sus padres. Huid de en medio de Babilonia, y salid de la tierra de los caldeos, y sed como los machos cabríos [líderes] que van delante del rebaño”. Jeremías 50:4-8.

“Ha llegado la hora de hacer una reforma completa. Cuando ella principie, el espíritu de oración animará a cada creyente, y el espíritu de discordia y de revolución será desterrado de la iglesia. Aquellos que no hayan vivido en comunión con Cristo se acercarán unos a otros. Un miembro que trabaje en una buena dirección invitará a otros miembros a unirse a él para pedir la revelación del Espíritu Santo. No habrá confusión, porque todos estarán en armonía con el pensamiento del Espíritu. Las barreras que separan a los creyentes serán derribadas, y todos los siervos de Dios dirán las mismas cosas. El Señor trabajará con sus siervos. Todos pronunciarán de una manera inteligente la oración que Cristo les ha enseñado: ‘Venga tu reino. Sea hecha tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra.’ Mateo 6:10”. Testimonios para la Iglesia, Volumen 8, página 251 en inglés - Joyas de los Testimonios, Volumen 3, página 254-255.

“Jehová dijo a mi Señor: Siéntate a mi diestra, En tanto que pongo tus enemigos por estrado de tus pies. La vara de tu fortaleza enviará Jehová desde Sión: Domina en medio de tus enemigos. Tu pueblo serálo de buena voluntad en el día de tu

 

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poder, En la hermosura de la santidad: desde el seno de la aurora, Tienes tú el rocío de tu juventud. Juró Jehová, y no se arrepentirá: Tú eres sacerdote para siempre Según el orden de Melquisidec. El Señor a tu diestra Herirá a los reyes en el día de su furor: Juzgará en las gentes, Llenará las de cadáveres: Herirá las cabezas en muchas tierras. Del arroyo beberá en el camino: Por lo cual levantará cabeza”. Salmos 110.

“Recordad la esposa de Lot”.

“Escapa por tu vida”.

¡Así se eleva la estructura de la verdad, enviando el mensaje que el reino será restaurado por el antitípico profeta Elías, justo antes del cierre del tiempo de gracia, pero que la tierra siendo inadecuada para que los santos vivan en ella eternamente, Jesús por lo tanto “vendrá otra vez” y recibirá a todos los redimidos (ambos, los que serán levantados de sus tumbas y los que serán encontrados vivos en su venida - 1 Tesaloniscenses 4:16-17), y los llevará a las mansiones de arriba, las cuales él ha ido a preparar (Juan 14:3). Luego como los santos ascienden y los impíos mueren, la tierra será dejada vacía y oscura (Jeremías 4:23-29) por mil años (Apocalipsis 20:3), después de los cuales el Señor descenderá con los santos (Apocalipsis 21:1-3), purificará la tierra con fuego (2 Pedro 3:10-13), y la creará nueva para morada eterna de los santos (Isaías 45:18)!.

 

 

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Ahora por lo tanto permita que su fe en la Palabra renueve su amor en la verdad y en la promesa de la gloria futura:

“Cantad a Jehová canción nueva; Porque ha hecho maravillas: Su diestra lo ha salvado, y su santo brazo. Jehová ha hecho notoria su salud: En ojos de las gentes ha descubierto su justicia. Hase acordado de su misericordia y de su verdad para con la casa de Israel: Todos los términos de la tierra han visto la salud de nuestro Dios. Cantad alegres a Jehová, toda la tierra; Levantad la voz, y aplaudid, y salmead. Salmead a Jehová con arpa; Con arpa y voz de cántico. Aclamad con trompetas y sonidos De bocina delante del rey Jehová. Brame la mar y su plenitud; El mundo y los que en él habitan; Los ríos batan las manos; Los montes todos hagan regocijo, Delante de Jehová; porque vino a juzgar la tierra: Juzgará al mundo con justicia, Y a los pueblos con rectitud”. Salmos 98.

¡O que escenas de la gloria futura! ¡Quien se las perderá! Hermano, Hermana, usted tiene que estar allí. Cualquier cosa que usted pierda aquí, esta determinado a asegurarse un hogar allí. “…Será una eternidad de felicidad, una bendita eternidad, revelando nuevas glorias por todas las incesantes edades”. Testimonios para la Iglesia, Volumen 8, página 131 en inglés.

 

 

 

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He aquí “…el río cristalino y los campos verdes, los ondeantes árboles y las fuentes vivas, la resplandeciente ciudad y los cantores de ropas blancas de nuestra patria celestial, el mundo de belleza que ningún artista puede pintar, que ninguna lengua mortal puede describir. ‘Cosas que ojo no vio, ni oreja oyó, Ni han subido en corazón de hombre, Son las que ha Dios preparado para aquellos que le aman’.” 1 Corintios 2:9.

“Morar para siempre en este hogar de los bienaventurados, llevar en el alma, el cuerpo y el Espíritu, no los oscuros estigmas del pecado y de la maldición, sino la perfecta semejanza de nuestro creador, y a través de los siglos sin fin progresar en sabiduría, conocimiento y santidad, explorando siempre nuevos campos del pensamiento, hallando siempre nuevos prodigios y nuevas glorias, creciendo siempre en capacidad de conocer, disfrutar y amar, sabiendo que quedan todavía delante de nosotros gozo, amor y sabiduría infinitos,--tal es el tiempo hacia el cual se dirige la esperanza del Cristiano.…”. Consejos para los Maestros, página 53-54.

(Las cursivas son nuestras)

 

 

 

 

 

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