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CARTA No. 3 DE JEZREEL

Apreciados pastores y laicos: Debido a que la hora es tardía, y porque ustedes pastores continúan rechazando la urgente súplica de Dios para que llenen sus lámparas vacías con el aceite dorado (Mat. 25:1-13) que ahora fluye del tazón de oro (Zac. 4) para que sus senderos sean iluminados, y que unjan sus ojos con “colirio” para que ya no más estén ciegos, la Inspiración tiene este consejo culminante para ustedes. Ahora es su última oportunidad de obtener el tan necesitado aceite para sus lámparas, y el tan necesitado colirio para sus ojos, pastores, (Apoc. 3:18). Si fallan ahora, fallarán para siempre. Siento mucho que en ésta, así como en otras cartas anteriores dirigidas a ustedes, que el Espíritu de Verdad no tenga otra alternativa sino de continuar descubriendo sus vergüenzas (Apoc. 3:18). Pueden aún salvar el día si se apartan de las “abominaciones” que están siendo albergadas y acariciadas en su medio, aun en la casa de Dios. Aquí mencionaremos sólo algunas: Pastores, la verdad los desafía a indicar donde la Biblia enseña, ya sea por palabra o por ejemplo que el sábado y la iglesia fueron hechos para levantar metas, hacer subastas, vender literatura y tomar subscripciones. La Biblia no enseña o recomienda ni aun un plato de colecta (una costumbre que se originó en Roma) en el servicio del sábado, mucho menos comercializar en la presencia del Señor. Todo lo que la Biblia recomienda es un recipiente para las ofrendas voluntarias colocado en alguna parte en la propiedad de la iglesia. Fue en tal “depósito de ofrendas” que la viuda echó sus dos blancas al entrar al templo. Su respuesta de que las cosas que ustedes comercializan “son en el interés de la obra del Señor” no es 

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ninguna excusa. En realidad, ustedes se condenan más al hacerlo parecer que el Señor mismo transgrede el sábado que Él mismo santificó y Él mismo nos puso el ejemplo observándolo al descansar de todas sus obras (Gén. 2:2). Las mercaderías que ustedes pastores exhiben y colocan durante el sábado en la casa de Dios, no son, deben de saberlo, más sagradas o más importantes de lo que eran los sacrificios (ovejas, toros, palomas, etc.) que los judíos vendían en el templo, y que por tal compra los cambistas de monedas estaban allí. No pueden ver que de la manera que el Señor airadamente los echó fuera con el látigo, Él aún con mayor furia los echará fuera no solamente a ustedes pastores, sino también a los laicos que continúen participando de sus “festines profanos.” Si, Él tratará con ustedes aun más severamente que como trató con los judíos porque ustedes están profanando tanto el templo de Dios como el santo sábado. Pastores, ya no presuman más de que el Señor ha “abandonado la tierra,” (su pueblo o su iglesia). Él murió para salvarlos y no ha renunciado a ellos. Tampoco les permitirá que huyan con ellos. Pastores, abandonen sus obras malvadas, ¿por qué perecer por lucros sucios? Hace mucho tiempo el Espíritu de Profecía condenó sus prácticas profanas, pero ustedes prosiguieron. Puesto que ahora han alcanzado sus límites, y ya que la paciencia de Dios se ha agotado, este es el último llamado del Espíritu para que presten atención a sus instrucciones: “Algunas personas que profesan la verdad presente han cometido un grave error al dedicarse a la venta de mercancías durante el desarrollo de series de reuniones espirituales, y con eso apartaron las mentes del objetivo de las reuniones. Si Cristo estuviera ahora en el mundo echaría a esos mercaderes y traficantes, ya se trate de ministros o personas comunes, con un azote de cuerdas, lo mismo que cuando entró en el templo y echó fuera a todos los que vendían y compraban en la casa de Dios, 

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y volcó las mesas de los cambistas y las sillas de los que vendían palomas; y les dijo: ‘Escrito está: Mi casa, casa de oración será llamada; mas vosotros la habéis hecho cueva de ladrones’ (Mat. 21:12-13). Estos traficantes habrían podido aducir como excusa que el producto de los artículos que vendían sería entregado como ofrenda de sacrificio. Pero en realidad su propósito era obtener ganancias y acumular dinero.” –Testimonios para la Iglesia, Tomo 1, p. 415. En cuanto a su jactancia acerca de los múltiples millones de dólares recaudados anualmente por la denominación, la Inspiración tiene esto que decir: La paciencia y generosidad de los laicos (no su ceguedad) si merece alabanza, ¿pero qué en cuanto a sus obras pastores? Puesto que la Biblia no enseña de ningún plato de colectas sino solamente de ofrendas voluntarias (y no es tampoco para uso propio de ustedes), además, con presionar a los laicos con sus discursos, sus argumentos y el pasar los platos, todo en el nombre de Cristo, ustedes hacen al Señor un extorsionador de la peor clase. Y con la recolección de colectas y otras campañas semejantes para obtener dinero de los gentiles también hacen de Él un pordiosero de la peor clase. Sus repetidos platos de colecta, que en algunas ocasiones se enumeran tantos como diez o más en un sábado de mañana, es blasfemia y robo y no una bendición y ofrendas voluntarias. Venden la Escuela Sabática trimestral por ganancia y luego después de estudiar la lección ponen presión sobre los miembros instruidos por medio de los cuales exprimen cada centavo que puedan tener con ellos. Después de esto son presionados con subscripciones para revistas y publicaciones, y entonces son llamados a pagar por el mantenimiento de la iglesia y de la escuela. La gran presión de ustedes hacia la disposición de dar de los laicos, finalmente los pone en deuda y ¡los hacen incapaces de pagar sus cuentas actuales! ¡Así hacen que ellos pierdan todo el crédito que un cristiano, por amor a Cristo, merece tener en el mundo de los negocios! 

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Y aún peor, aunque la denominación toma de los laicos todo lo posible, ¡ella no hace nada por ellos en tiempo de necesidad! Pero por ustedes pastores, ¡ella hace todo lo que ha de ser hecho, aunque son los laicos quienes con privaciones y sacrificios proveen los medios! Si, ustedes gastan sus últimos días en respeto, comodidades y lujos, pero cuando los laicos envejecen y enferman, o mueren con las manos vacías, ¡ustedes encomiendan sus casos a las instituciones de caridad del mundo! ¡Qué egoísmo! ¡Qué dureza de corazón! ¡Qué desigualdad y reproche contra Cristo! ¡Al tomar el sustento de ellos y al no hacer nada por ellos en tiempo de necesidad, los fuerzan a tomar seguros de vida y de esta manera pecar contra Dios! Ya es hora, pastores, de que sepan que ha de haber un alto a estos robos, y que también ha de haber un ajuste de cuentas, que hay un Dios justo que toma venganza sobre el injusto. Vayamos ahora a la Palabra más segura de la profecía y veamos que tiene que decir sobre el tema: “Hijo de hombre, profetiza contra los pastores de Israel; profetiza, y di a los pastores: Así ha dicho Dios el Señor: ¡Ay de los pastores de Israel, que se apacientan a sí mismos! ¿No apacientan los pastores a los rebaños? Coméis la grosura, y os vestís de la lana; la engordada degolláis, mas no apacentáis a las ovejas. No fortalecisteis las débiles, ni curasteis la enferma; no vendasteis la perniquebrada, no volvisteis al redil la descarriada, ni buscasteis la perdida, sino que os habéis enseñoreado de ellas con dureza y con violencia. . . Yo salvaré a mis ovejas, y nunca más serán para rapiña; y juzgaré entre oveja y oveja. Y levantaré sobre ellas a un pastor, y el las apacentará; a mi siervo David, él las apacentará, y él les será por pastor. Yo el Señor les seré por Dios, y mi siervo David príncipe en medio de ellos. Yo el Señor he hablado.” Eze. 34:2-4; 22-24. 

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Pastores, aquí ustedes notan que esta escritura no está condenando sus obras malvadas por medio de un ejemplo. Directamente condena las obras de los pastores del Israel de hoy. Este hecho se encuentra en los versículos del 22 al 24, los cuales declaran que después que los pastores infieles y egoístas sean quitados, entonces es que un pastor, el antitípico David asume el mando y después él solo con mucho cuidado prepara y distribuye el alimento para el rebaño de Dios. Vistiéndose con la lana y comiendo la grosura de las ovejas de Dios, pero no haciendo nada por ellas en tiempo de necesidad es el terrible cargo en contra de ustedes pastores, y ¿quién puede en verdad negar su culpa? Además, puesto que la escritura promete paz y seguridad tal como nunca ha sido desde que el pecado entró, y puesto que predice la reforma que ahora se está llevando a cabo entre los laicos por toda Laodicea, estas son señales seguras que esta escritura está ahora teniendo su cumplimiento justo ante sus ojos; que Dios los ha despedido pastores así como despidió al rey Saúl de antaño por tomar lo que se le había dicho claramente que no tomara; que el David antitípico y la perfecta paz están cercanos; que “a los que demostraron ser infieles no se les encomendará el rebaño.” (Testimonios para la Iglesia, Tomo 5, p. 76); que ahora “en la hora de zarandeo y prueba” siervos fieles ocultos (los laicos fieles) están siendo “manifestados;” que “pocos serán los hombres grandes que tomarán parte” en esta obra solemne; que ahora “el oro será separado de la escoria.” –Testimonios para la Iglesia, Tomo 5, p. 76. De esta manera la Inspiración claramente revela que Ezequiel 34 señala a este tiempo preciso, y que es un mensaje enviado del cielo especialmente para ustedes pastores. Dios prohíbe que ustedes pasen por alto esta verdad frescamente revelada o descuiden prestarle atención para que se reformen. Es sólo porque Dios anhela salvarlos que Él en las profecías de Isaías con respecto a los últimos días de nuevo expone su increíble maldad: 

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“Pueblo mío, los que te guían te engañan, y tuercen el curso de tus caminos. El Señor está en pie para litigar, y está para juzgar a los pueblos. El Señor vendrá a juicio contra los ancianos de su pueblo y contra sus príncipes; porque vosotros habéis devorado la viña, y el despojo del pobre está en vuestras casas. ¿Qué pensáis vosotros que majáis mi pueblo y moléis las caras de los pobres? dice el Señor Dios de los ejércitos.” Isa. 3:12-15. Notamos que la escritura misma muestra que está hablando al pueblo al comienzo del juicio de los vivos. La acusación es que ustedes han engañado al pueblo, que han “devorado la viña,” que “el despojo del pobre está en vuestras casas.” El resto del capítulo continúa diciendo que en algunos casos han tomado el sustento de los pobres y se lo han dado a sus hijas, las cuales en abundancia y malvadamente exhiben sobre ellas mismas. Puesto que es obvio que a ustedes no se les permitirá por más tiempo que “moláis las caras de los pobre,” ¿por qué no se arrepienten ahora? ¿Por qué continuar con sus maldades, y por qué perecer en ello? Hay miles de casos tales como el del hermano A.L. Friis’ de quien la conferencia tomó miles de dólares para sus fondos anuales, pero no hicieron nada por su cuidado y por su cuenta médica en su vejez. Y cuando se les envió una sugerencia por correo, rogando que por lo menos deberían pagar parte de sus gastos de funeral, ellos negaron esto también por medio de un silencio absoluto. Dios ha ordenado que el ministerio sea sostenido por el diezmo, pero ustedes pastores están consumiéndolo todo –diezmos, ofrendas voluntarias, platos de colecta, recolección de cosecha, herencias ¡y qué no! Y aunque el Espíritu de Profecía hace años los instruyó para pagar de los diezmos a los maestros ministeriales de colegios, (Testimonios para la Iglesia, Tomo 6, p. 215 [Inglés]) y no obstante, continúan ¡pagándoles del cobro por la enseñanza y el cobro de entrada de los estudiantes a la 

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escuela! Así estafan a los estudiantes a fin de usar en ustedes mismos la parte legítima de sus diezmos. Han convertido el sábado y la iglesia en instituciones de ganancia en lugar de instituciones de reposo, oración, alabanza y estudio. Todo esto lo hacen para alimentarse a sí mismos y todavía no tienen suficiente. ¡Qué pozo sin fondo deben ser sus estómagos! ¿Y todavía niegan que se han devorado la viña? Si su literatura es del todo algo buena, no debería ser vendida a tan alto precio, sino más bien debería ser dada gratis y así ser esparcida por todas partes como las hojas de otoño. Pero es todo lo contrario, pues aun libros que deberían ser vendidos por $1 la copia, los venden por $2 o $3. Si la literatura es dada gratis, y si es convincente, debe de traer multitudes de almas y así producir más en diezmos y ofrendas que lo que el precio de la compra ahora trae. Sin embargo, su amor al dinero los atemoriza para tomar esa oportunidad. Si alguna vez hay alguna literatura para ser regalada, se les pide a los laicos pagar por ella también. Pastores, todos estos hechos expuestos juntos prueba que los hijos de Elí no se comparan con ustedes. ¿O si? Su enriquecimiento del despojo de los pobres, mal interpretando las Escrituras, minando la confianza en los profetas y manteniendo al pueblo de Dios en tinieblas con respecto al juicio de los vivos (“el día grande y terrible del Señor”) ¡es una maldad como nunca antes ha sido! Si están haciendo estas cosas malvadas ciegamente, entonces por qué no confesarlo al Señor que Él está en lo correcto al decir que son “desventurados, miserables, pobres, ciegos, y desnudos” –en necesidad de todo en lugar de en necesidad de nada (Apoc. 3:17). Arrepiéntanse de su incredulidad y sean perdonados. Para retractarnos de lo que hemos dicho en cuanto a su jactancia de la prosperidad de la denominación, presentamos las siguientes cifras: 

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De acuerdo al libro del año 1952 de la denominación, los diezmos y las ofrendas para la obra misionera en el período doce del año, de 1938 a 1950 ascendió a $313,732,091.49 y la ganancia en membresía fue de 286,721. Estas cifras muestran que los laicos de 1938 a 1950 les han pagado a ustedes pastores, exactamente $1,094.05 por cada miembro que han agregado a la iglesia. El cuadro llega a ser aun peor cuando tomamos en consideración que los niños que fueron criados en los hogares adventistas del séptimo día en el mismo período excedieron a la ganancia de la membresía de la iglesia. Ha sido estimado por cifras reales que una iglesia de cien miembros en doce años (la edad en la cual un niño puede unirse a la iglesia) aumentaría por lo menos a 84 niños de esa edad. De acuerdo a esta proporción 469,951 de miembros de iglesia, –la membresía de 1938 –habría producido para 1950 394,758 miembros de iglesia criados en hogares adventistas del séptimo día si todos ellos hubieran permanecido en la iglesia. Aquí vemos que los niños que fueron criados en hogares adventistas del séptimo día en los 12 años pasados superan en número la ganancia de miembros de iglesia por 107,997 almas en el mismo período de tiempo. Los hechos reales permanecen así: si todo el aumento de membresía ha venido de los gentiles, entonces los laicos han perdido todos sus niños propios, 394,758 fuertes, y ¡por $313,732,091.49 han traído 394,758 gentiles! Y si hubieran salvado a todos sus niños propios, entonces el aumento sin siquiera un gentil sería 394,758 en lugar de 286,761; y los $313,732,091.49, dinero duramente ganado de los laicos estaría en sus bolsillos en lugar del de ustedes pastores. ¿Es esto algo de que jactarse? ¿Prosperidad? ¿De qué clase? ¿Qué ha llevado a los niños A.S.D. al mundo en lugar de a la iglesia? ¿Y qué impide a los laicos traer a sus vecinos y amigos a la iglesia? También, ¿qué lleva afuera 

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por la puerta posterior de la iglesia a casi tantos nuevos conversos como son traídos por la puerta principal? La respuesta es obvia: sus constantes metas de recoger dinero y de pasar el plato por todos los servicios, y el matarlos de hambre con la ausencia de la comida espiritual pura y saludable. Esperamos que nunca más nos acusen de bajar de la “plataforma” sino que ustedes mismos, pastores, inmediatamente vuelvan sobre ella. También les hacemos saber que los laicos no están tan ciegos como ustedes piensan que están de su falsa jactancia de prosperidad de recolección de almas de la cual ustedes nunca se retractan por medio de datos categóricos. Tal éxito nunca se lleva a cabo aquí en la tierra natal, sino siempre en tierras lejanas, tierras donde ninguno de nosotros tiene la manera de comprobar lo que dicen. ¿Por qué no hacer algo aquí? ¿Están los paganos más cerca de sus corazones que nosotros de la tierra natal? Ustedes constantemente nos acusan de decir que ustedes practican el “engaño,” pero esto en ninguna forma cambia la verdad, pastores, y que entre más pronto lo sepan es mejor para ustedes. Un sistema de engaño es enteramente diferente de un sistema de robar a los pobres. Además, no estamos acusándolos de nada; solamente llamamos su atención a lo que la Inspiración dice; simplemente cumplimos con lo que se nos manda que hagamos. Aquí sigue nuestra comisión: “Clama a voz en cuello, no te detengas; alza tu voz como trompeta, y anuncia a mi pueblo su rebelión, y a la casa de Jacob su pecado. . . ¿No es más bien el ayuno que yo escogí, desatar las ligaduras de impiedad, soltar las cargas de opresión y dejar ir libres a los quebrantados, y que rompáis todo yugo? ¿No es que partas tu pan con el hambriento y a los pobres errantes albergues en casa; que cuando veas al desnudo, lo cubras, y no te escondas de tu hermano? Entonces nacerá tu luz como el alba, y tu salvación se dejará ver pronto; e irá tu justicia 

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delante de ti, y la gloria del Señor será tu retaguardia.” Isa. 58:1,6-8. Sus rumores de que han silenciado a La Vara y de que está muriendo, es otra declaración falsa. No, La Vara no. No olviden que la corrupción como la suya es lo que llevó a que se clavaran las tesis en las puertas de la catedral de Wittenberg. Vemos que las tesis están siendo clavadas ahora en las puertas de cada uno que patrocina y apoya este crimen atroz de robar a los laicos y de mantenerlos en tinieblas de la verdad de Dios para este tiempo. Estamos seguros que ahora ven claramente que causó que la herida mortal de la bestia fuera sanada (Apoc. 13:3). Estamos también seguros que ahora están enterados de la verdad de que el diablo que está llevando a la iglesia cautiva es lo que hace a todo el mundo maravillarse en pos de la bestia (no podría ser todo el mundo sin incluir a la iglesia). Es cierto que si ustedes han de escapar vivos de la venganza de Dios, no se atrevan a negar estos hechos ahora, tampoco se atrevan a rehusar levantarse y proclamar tan fuerte como les sea posible el reavivamiento y la reforma por toda la anchura y largura de Laodicea. No, estas no son palabras vanas, pastores. Escuchen lo que dicen los siguientes párrafos: “Qué mayor engaño puede penetrar en las mentes humanas que la confianza de que en ellos todo está bien cuando todo anda mal. El mensaje del Testigo Fiel encuentra al pueblo de Dios sumido en un triste engaño, aunque crea sinceramente dicho engaño. No sabe que su condición es deplorable a la vista de Dios. Aunque aquellos a quienes se dirige el mensaje del Testigo Fiel se lisonjean que se encuentran en una exaltada condición espiritual, dicho mensaje quebranta su seguridad con la sorprendente denuncia de su verdadera condición de ceguera, pobreza y miseria espirituales. Este testimonio tan penetrante y severo no puede ser un error, porque es el Testigo Fiel el que habla y su testimonio debe ser correcto.” –Joyas de los Testimonios, Tomo 1, p. 327. 

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“Dios no ha cambiado para con sus siervos que guardan sus vestiduras sin manchas. Empero muchos dicen: ‘Paz y seguridad,’ entretanto que una ruina repentina va a sobrecogerlos. Nunca entrarán los hombres en el cielo, a menos que se arrepientan cabalmente, humillen su corazón por la confesión de sus pecados y reciban la verdad tal como es en Jesús. Cuando la purificación se efectúe en nuestras filas, no permaneceremos más tiempo ociosos, enorgullecidos de nuestras riquezas y de que nada nos falta. “¿Quién puede decir con verdad: ‘Nuestro oro es probado en el fuego y nuestros vestidos no están manchados por el mundo?’ He visto a nuestro Instructor señalar vestiduras que se daban por justicia. Al desgarrarlas puso al descubierto la suciedad que cubrían. Luego me dijo: "¿No puedes ver con qué falsedad cubrieron su inmundicia y la corrupción de su carácter? '¿Qué, pues, la ciudad fiel ha venido a ser una ramera?' ¡La casa de mi Padre es hecha un lugar de comercio, de donde se han retirado la gloria y la presencia divinas! Por esta causa hay debilidad y falta la fuerza.” –Joyas de los Testimonios, Tomo 3, pp. 253, 254; Testimonios para la Iglesia, Tomo 8, p. 261. ¿Qué testimonio más “penetrante y severo” que este esperan ustedes pastores? Esta, pastores y laicos, es en verdad la voz de la profecía, y, por lo tanto, ahora no hay preguntas en sus mentes en cuanto a por qué estamos trabajando estrictamente dentro de la iglesia en lugar que para el mundo. Ahora se ve quienes emplean los Testimonios fuera de su contexto. No hay duda ahora que los laicos están levantándose en armonía y rompiendo las cadenas que atan a los pobres y que retrasa el progreso del evangelio. Para resumir el asunto ahora, nosotros en verdad y en el nombre de Cristo les decimos: no alabarán a Dios que por amor de sus vidas, la verdad en tres cartas 

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consecutivas, incluyendo ésta, ha descubierto a todos ustedes que en su ceguera, auto-engaño y tibieza, el ángel de la iglesia de Laodicea ha hecho de la casa de Dios una cueva de ladrones, por medio del evangelio de Cristo ha hecho mercancía de su pueblo, y al torcer las Escrituras él ha intentado debilitar la confianza en los profetas. Por favor revisen nuestra carta anterior dirigida a ustedes. Su asombrosa astucia de cubrir toda esta podredumbre de carácter y hacerlo aparecer como jardín de rosas bajo el cielo claro, ¡es demasiado! Y la causa de su terquedad de impedir a los laicos de venir en contacto con la literatura de La Vara y con sus adherentes es ahora para todos perfectamente comprensible. Ahora hay solamente una cosa para hacer si han de ganar otra vez el favor y respeto para con Dios y para con los hombres, y es el de tomar su posición del lado de la Verdad y luego poner sus maravillosas habilidades en acción por toda Laodicea para un regreso completo a Dios. Espero que no me haya hecho su enemigo, pastores, por decirles la pura verdad en el temor de Dios, y por su propio bien eterno. Mejor es tratar con los asuntos involucrados y hacer lo que ustedes puedan para escapar del azote que se acerca ahora a sus puertas y a la puerta de cada uno que fracase de gemir y clamar por todas las abominaciones que están en su medio (Eze. 9 y Testimonios para la Iglesia, Tomo 5, pp. 75, 76). Notarán que esta carta no es del hermano Houteff, sino del movimiento laico, imbuidos con el Espíritu y obrando. Sinceramente de ustedes para una acción inmediata para un completo reavivamiento y reforma. V.H. Jezreel, H.B. (Director del Movimiento de Laicos de A.S.D.) 5T 75, 76

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