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CARTA No. 2 DE JEZREEL

Apreciable compañero: La única manera en que puede escapar de ser engañado por los lobos vestidos de ovejas, es que siempre recuerde el hecho de que el mensaje del juicio, el último mensaje antes que Cristo regrese por segunda vez, es lo que nos hizo un pueblo; es decir, debido a que el mensaje ya ha llegado, y porque tiene que ser proclamado, nosotros los A.S.D. venimos a la escena, y ciertamente queremos permanecer allí hasta que la obra sea terminada. No debemos ser sólo un número más y hacer como hicieron las iglesias protestantes que rechazaron mensaje tras mensaje. Dios nos guarde de ser “vomitados” y perdernos en horas tan tardías del día. ¿Y cuál es la verdad del juicio? – Como ustedes saben, el juicio es en dos secciones separadas y distintas, una después de la otra –el juicio de los muertos primero, y el juicio de los vivos al último. Sabemos que esto es así y no debemos permitir que las influencias subversivas, aunque estén vestidas como adventistas del séptimo día, nos aparten de la verdad. Nuestra parte en el mensaje del juicio desde 1844 ha sido, como ustedes saben, proclamar el juicio de los muertos, y no el juicio de los vivos todavía. ¿Cuál es el juicio de los muertos? – Hemos sido enseñados por la Inspiración que el juicio es para separar los buenos de los malos, no en persona, pero si en los libros, porque antes de la resurrección, los muertos “no tienen ‘parte’ en todo lo que se hace debajo del sol.” Ecl. 9:5, 6. Esta obra es para hacer posible que los ángeles sepan quienes se levantarán en la primera resurrección de los santos (Apoc. 20:4, 5, 11-14), y quienes se levantarán en la segunda resurrección, en la resurrección de los impíos. Al fin de esto Daniel declara “el Juez se sentó y los libros fueron abiertos (Dan. 7:10).

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Así es como la Inspiración llama a la obra del juicio “la purificación del santuario” (Dan. 8:14); es decir, que cada profeso de religión que ha muerto desde que comenzó el pecado, ahora es juzgado y el caso de cada uno es decidido ya sea para levantarse en la primera o en la segunda resurrección; o para borrar de los registros el nombre de cada pecador impenitente o para borrar para siempre del Libro los pecados de cada pecador penitente. Esta ha sido la obra del cielo desde el año 1844 y todo adventista del séptimo día bien informado lo sabe. Ahora, puesto que el mensaje de los vivos es de mucha más importancia que el mensaje del juicio de los muertos, podemos entonces esperar que la Biblia tenga mucho más que decir en cuanto al último que del primero. Esto es así porque el juicio de los vivos tiene que ver con los vivos mismos, con los que llevan el mensaje, y no con los muertos. Por esta importante razón, no hay comparación entre los dos juicios. ¿Cómo obtendremos el mensaje del juicio de los vivos? La respuesta es clara para todos. Lo obtendremos de la misma manera que obtuvimos el mensaje en 1844. Puesto que el mensaje vino a través de la Inspiración y a través de instrumentos escogidos por Dios, seguramente el mensaje adicional (Primeros Escritos, p. 277) también ha de venir de la misma manera; es decir, por medio de la Inspiración a través de los propios agentes escogidos por Dios. Ciertamente, la Verdad nunca es revelada en ninguna otra manera sino a través de la Inspiración. Ver 2 Pedro 1:20. Así como tuvimos que escuchar el mensaje anterior antes de aceptarlo, también tendremos que escuchar el mensaje nuevo, ¿y cómo lo escucharemos si no hay quien lo predique? (Rom. 10:14). Y así como el mensaje antiguo no era popular en su comienzo, fue escarnecido, ridiculizado, menospreciado y rechazado por hombres de condición e influencia, ciertamente es de esperarse que el mensaje nuevo y los mensajeros también serán recibidos y tratados no mejor, sino aún peor. En aquellos tiempos era estrictamente un caso individual, y ningún

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sacerdote o prelado pudo interferir con la conciencia de otros, y así debe ser ahora. Toda alma debe hacer su propia decisión en su cámara secreta con la ayuda del Espíritu de Verdad. ¿Es posible que uno se quede atrás cuando el mensaje del juicio de los vivos comience a sonar, aunque él no se quedó atrás cuando el mensaje de los muertos comenzó a sonar? El Espíritu de Profecía contesta así: “No tenemos nada que temer por el futuro, a menos que olvidemos la manera en que el Señor nos ha conducido, y lo que nos ha enseñado en nuestra historia pasada.” –Notas Biográficas, p. 216. Si, esto debe ser nuestro único temor. Por lo tanto, recordemos y sintámonos positivamente seguros que Dios está ahora guiándonos de la misma manera como lo hizo en 1844 y a través de todas las edades. Asegúrese doblemente de que usted no está siguiendo otra clase de liderazgo, que no permita que ningún hombre desvíe su atención del sendero correcto –que no permita que nadie lo guíe a creer que Dios lo está guiando ahora a través de algún Tomás, Juan o José. No debemos de olvidar esto si hemos de emular y seguir a los santos que han sido antes de nosotros y si esperamos ser salvos. Si olvidamos esto, entonces con seguridad los hombres nos apartaran del mensaje de Dios y nos pondrán contra los mensajeros de Él, así como los sacerdotes judíos hicieron que sus seguidores se volvieran en contra de Cristo. Dios no permita que pequemos contra su Espíritu Santo por rechazar su mensaje cuando venga a nosotros. Solamente siguiendo estrictamente su orden divina podemos ser guiados correctamente y sobrevivir al juicio de los vivos cuando comience a separar “a los malos de entre los justos.” Mat. 13:49. ¿Qué es el juicio de los vivos? ¿Y qué sucede con los justos y con los impíos después que son juzgados? En sus parábolas Cristo ilustra a los justos como el buen pescado que han de ser puestos en vasos; como el trigo que ha de ser puesto en el granero y como ovejas que van a la vida eterna –ellos son puestos en completa seguridad

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–sellados para la eternidad. Pero a los malvados, como pescado malo, son echados fuera; como cizaña, son quemados; y como cabritos, son enviados al castigo eterno. “Así será el fin del siglo: saldrán los ángeles, y apartarán a los malos de entre los justos, y los echarán en el horno de fuego; allí será el lloro y el crujir de dientes.” Mat. 13: 49, 50. Aquí vemos que la obra del juicio de los vivos está ilustrada de diferentes maneras y es llamada algunas veces como: “Juicio” (Dan. 7:10; Apoc. 14:7; 1 Ped. 4:17); “La Purificación del Santuario” (Dan. 8:14; “La Purificación del Templo” (Mal. 3:1-3); “La Cosecha” (Mat. 13:30); “La Separación” “La Purificación de la Iglesia” –Testimonios para la Iglesia, Tomo 5, p. 76. Con respecto a la obra del juicio, el Espíritu de Profecía dice: “Pero los días de la purificación de la iglesia se aproximan velozmente. Dios se propone tener un pueblo puro y leal. En el gran zarandeo que pronto se llevará a cabo podremos medir más exactamente la fuerza de Israel. Las señales indican que el tiempo está cerca cuando el Señor revelará que tiene un aventador en su mano y limpiará con esmero su era. . . Algunos no han tenido la luz que con deslumbrante resplandor ha brillado concentradamente sobre nosotros. Pero puede ser que bajo un exterior algo áspero y no muy llamativo se revele el brillo de un carácter cristiano genuino.” –Testimonios para la Iglesia, Tomo 5, pp. 75, 76. El hecho de que el mensaje del juicio de los vivos es mucho más ampliamente tratado por todos los profetas de la Biblia que lo que es el juicio de los muertos, es por sí misma, una prueba positiva que el juicio de los vivos es sumamente importante. Sin embargo, puedo tratarlo sólo muy brevemente en esta carta –solamente lo esencial de él: Como ha sido mostrado anteriormente, en el juicio de

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los muertos los pecadores son separados de los justos solamente en los libros, pero en el juicio de los vivos los pecadores y los justos son separados físicamente uno del otro como la Inspiración lo explica por medio del profeta Ezequiel: “Y la gloria del Dios de Israel se elevó de encima del querubín, sobre el cual había estado, al umbral de la casa; y llamó el Señor al varón vestido de lino, que tenía a su cintura el tintero de escribano, y le dijo el Señor: Pasa por en medio de la ciudad, por en medio de Jerusalén (la iglesia), y ponles una señal en la frente a los hombres que gimen y que claman a causa de las abominaciones que se hacen en medio de ella (en la iglesia). Y a los otros dijo, oyéndolo yo: Pasad por la ciudad en pos de él, y matad; no perdone vuestro ojo, ni tengáis misericordia. Matad a viejos, jóvenes y vírgenes, niños y mujeres, hasta que no quede ninguno; pero a todo aquel sobre el cual hubiere señal, no os acercaréis; y comenzaréis por mi santuario. Comenzaron pues, desde los varones ancianos que estaban delante del templo.” Eze. 9:3-6 Y por medio del profeta Malaquías se nos ha dicho que el Señor enviará delante de Él a su mensajero, y que después que él prepare el camino, el Señor vendrá repentinamente a su templo (la iglesia), por ninguna otra razón que a purificarla, especialmente purificará a los hijos de Leví, el ministerio. Ver Malaquías 3:1-3. Luego, dice el Espíritu de Profecía: “sólo a los que hayan vencido la tentación en la fortaleza del Todopoderoso se les permitirá tomar parte en proclamarlo [el mensaje del tercer ángel] cuando éste se intensifique hasta llegar a ser el Fuerte Pregón.” –Review & Herald, 19 de nov. De 1908. Y a esta “notable revelación” (Testimonios para los Ministros, p. 445), el profeta Isaías agrega: “Porque he aquí que el Señor vendrá con fuego, y sus carros como torbellino, para descargar su ira con furor, y su reprensión con llama de fuego. Porque el Señor

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juzgará con fuego y con su espada a todo hombre; y los muertos en el Señor serán multiplicados. Los que se santifican y los que se purifican en los huertos, unos tras otros, los que comen carne de cerdo y abominación y ratón, juntamente serán talados, dice el Señor. Porque yo conozco sus obras y sus pensamientos; tiempo vendrá para juntar a todas las naciones y lenguas; y vendrán y verán mi gloria. Y pondré entre ellos señal, y enviaré de los escapados de ellos a las naciones, a Tarsis, a Fut y Lud que disparan arco, a Tubal y a Javán, a las costas lejanas que no oyeron de mí, ni vieron mi gloria; y publicarán mi gloria entre las naciones. Y traerán a todos vuestros hermanos de entre todas las naciones, por ofrenda al Señor, en caballos, en carros, en literas, en mulos y camellos, a mi santo monte de Jerusalén, dice el Señor, al modo que los hijos de Israel traen la ofrenda en utensilios limpios a la casa del Señor.” Isa. 66: 15-20. Puesto que la matanza predicha por el profeta Isaías se lleva a cabo entre aquellos que profesan ser santificados y purificados (los que falsamente creen no tener necesidad de nada más), y puesto que los que escapan de entre ellos son enviados a los gentiles para que les prediquen el Evangelio, 5 puntos evidentes y sumamente importantes se destacan claramente: (1) Puesto que las víctimas de la matanza son los que están en contra del conocimiento dado por Dios y participan de la carne de puerco y de otras abominaciones, y puesto que los que escapan son versados suficientemente en la obra del Evangelio para ser enviados a predicarlo a los gentiles, por esta razón se ve que la matanza se efectúa en la iglesia; (2) De acuerdo a Ezequiel, los que escapan son aquellos que gimen y claman por las abominaciones, y de esta manera reciben la marca de liberación; (3) Puesto que son enviados a predicar el Evangelio a los gentiles después de que escapan de la matanza, ellos son el “remanente,” los que son dejados, los futuros siervos de Dios; (4) Siendo que

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ellos recogen de entre los gentiles a todos sus hermanos, todos los que pueden ser salvos, ellos son los que terminan la obra del evangelio en todo el mundo; (5) Puesto que hay dos separaciones –una de la iglesia (los israelitas), y una de los gentiles, –los que escapan y los que son recogidos, así los primeros son llamados primeros frutos y los últimos segundos frutos –los de Apocalipsis 7:4 y 7:9, unos de las tribus de Israel y otros de las naciones gentiles. Mi amigo, todas estas escrituras y muchas más, como claramente ven, se refieren a la purificación de la iglesia, al día grande y terrible del Señor (Mal. 4:5), al juicio de los vivos y el recogimiento de los santos –la “cosecha” de la cual cada profeta ha escrito, algunos más que otros. Ya que esto es así, ciertamente nuestros líderes están haciendo lo mismo que los sacerdotes del tiempo de Cristo hicieron, y también lo que los líderes religiosos hicieron durante el tiempo de la reforma, y no están menos determinados que ellos de mantener este mensaje lejos de los laicos y de esta manera engañar aún a los elegidos, los 144,000, los primeros frutos de la cosecha, los que han de sobrevivir al juicio “en la casa de Dios” (1 Pedro 4:17), ¡los futuros siervos de Dios! Si no fuera el blanco del enemigo actuando a través de los líderes hostiles, y si esta verdad pudiera ser refutada, ellos no actuarían como hombres dementes, no esquivarían discutir con nosotros, no nos sacarían de las iglesias con la esperanza de que no vengamos en contacto con los laicos, no les aconsejarían que no lean nuestra literatura, y que la quemen, no los amenazarían con excomulgarlos por estudiar este mensaje, sino que se sentarían y lo refutarían si fuera incorrecto así como se sientan con otros que no están de acuerdo con ellos. ¿No pueden ver que el espíritu que se está manifestando ahora a través del odio de estos hermanos hacia la verdad es el mismo espíritu que se manifestó a través de

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 los judíos y a través de los enemigos de la verdad durante la reforma protestante, y también al comienzo del movimiento de 1844? ¿No ven que debido a que ellos no pueden contradecir este mensaje sobre sus propios méritos, ellos lo toman personal y atacan a los mensajeros y recurren a difamar el carácter, al chisme y a la mentira, haciendo cualquier cosa con la esperanza de ponerlos a ustedes en contra del mensaje y del mensajero. El Espíritu de Profecía predijo este crimen en estas palabras: “Vi que hasta el espíritu de perjurio, capaz de trocar la verdad en mentira, lo bueno en malo, la inocencia en crimen, está ahora activo, Satanás se regocija por esta condición de los que profesan ser pueblo de Dios.” – Testimonios para la Iglesia, Tomo 5, p. 89. Pero los pastores que dicen a los laicos que leer y que no leer, con quien hablar y con quien no hablar, a quienes dejar entrar en sus casas y a quienes no, hacen de ellos unos imbéciles, autómatas e inválidos espirituales. Se les debe de decir a los líderes que están tomando cargas aún más pesadas que las que tuvieron los judíos o los ministros de nuestras iglesias anteriores cuando muchos de nosotros estábamos estudiando el mensaje adventista. Ellos pueden ser ayudados si los laicos les dicen que este es un asunto entre los laicos y Dios. Que si uno ha de entrar en el Reino, él debe de llegar solo con la habilidad que Dios le de. Mostrarles que el Espíritu de Dios dice lo siguiente: “Una luz preciosa ha de resplandecer de la Palabra de Dios, y no se atreva nadie a decir que cosa debe o que cosa no debe ser expuesta al pueblo en los mensajes de iluminación que Él envíe, apagando así el Espíritu de Dios. Cualquiera que sea su puesto de autoridad, nadie tiene derecho de impedir que la luz llegue al pueblo. Cuando un mensaje viene en el nombre del Señor, nadie puede excusarse de investigar sus pretensiones. Ninguno debe arriesgarse, quedándose atrás y asumiendo una

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 actitud de indiferencia y confianza en sí mismo, diciendo: ‘Yo se que cosa es verdad. Estoy satisfecho con mi posición. He tomado ya mi posición, y no me dejare mover de ella, venga lo que viniere. No escucharé el mensaje de este mensajero; porque se que no puede ser la verdad.’ Porque siguieron este mismo proceder, las iglesias populares fueron dejadas en tinieblas parciales, y por esto los mensajes del cielo no las han alcanzado.” – Consejos Sobre la Obra de la Escuela Sabática, p. 29, 30. Mi amigo, esto es lo que la frase “libertad religiosa” significa. ¿No es esta la manera apropiada, honesta y honorable de tratar con la situación? ¿Va a seguir los dichos de los hombres o seguirá a Cristo y su verdad? Dígales a esos líderes hostiles que su lucha no es contra “La Vara del Pastor” sino contra Dios y contra sus propias almas. “Los que adiestran su mente para que dude de todo lo que pueda ponerse en duda y sugieren esos pensamientos a otras mentes, hallarán siempre ocasión de dudar. Pondrán en tela de juicio y criticarán todo lo que se presente en el desarrollo de la verdad; criticarán la obra y la actitud de los demás; censurarán todo ramo de la obra en el cual no tengan parte ellos mismos. Se alimentarán de los errores, equivocaciones y faltas ajenas, ‘hasta que – dijo el ángel– el Señor Jesús termine su obra de mediación en el santuario celestial, y se vista de las vestiduras de venganza y los sorprenda en su festín profano; y se encontrarán sin preparación para la cena de bodas del Cordero.’ Su gusto se ha pervertido de tal manera que se sentirían inclinados a criticar aun la mesa del Señor en su reino.” –Testimonios para la Iglesia, Tomo 5, p. 646 “. . . Esta separación,” continúa el Espíritu de verdad, “ocasiona dolor y amargura para ambas partes. Constituye la disensión que Cristo dice que vino a traer.

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Sin embargo, los convertidos sentirán un continuo anhelo vehemente porque sus amistades lo dejen todo por Cristo, sabiendo que si no lo hacen se llevará a cabo una separación final y eterna. El verdadero cristiano, cuando está en la compañía de sus amigos incrédulos, no puede ser frívolo ni liviano. El valor de las almas por quienes Cristo murió es demasiado grande.” –Testimonios para la Iglesia, Tomo 5, p. 78. Créame, mi amigo, que si el mensaje del juicio de los vivos no hubiera sido divinamente revelado a nosotros, si el mensaje fuera menos serio de lo que es, si no hubiera sido tan claro como el cristal, y si no se nos hubiera ordenado traerlo a ustedes, no estaríamos cazando al pueblo desviado de Dios, en los collados y en los peñascos (Jer. 16:16), por así decirlo, no hubiéramos sido puestos bajo carga tan pesada y gasto de ir de puerta en puerta por todo el mundo adventista para rescatarlos del auto-engaño laodicense, ni tampoco pudiéramos, con nuestro poder humano, recibir amablemente los insultos que nos lanzan casi a cada hora por ¡hombres y mujeres que profesan estar sirviendo a Dios! “. . .En ese tiempo,” dice el Espíritu de Dios, “el oro será separado de la escoria en la iglesia. La verdadera piedad se diferenciará claramente de la imitación y oropel de la misma. Muchas de las lumbreras que hemos admirado por su resplandor se disiparán en la obscuridad. Cual nube, el tamo será llevado por el viento, aun en los lugares donde sólo vemos sembrados de hermoso trigo. Todos los que lucen los ornamentos del santuario, pero que no están vestidos de la justicia de Cristo, serán vistos en la vergüenza de su desnudez. . . Los que han sido tímidos y que no confían en sí mismos se declararán abiertamente por Cristo y su verdad. Los más débiles y vacilantes en la iglesia llegarán a ser como David: dispuestos a trabajar y arriesgarse. . . Entonces la iglesia de Cristo aparecerá ‘hermosa como la luna, esclarecida como el sol, imponente como ejércitos en orden.’ ” –Testimonios para la Iglesia, Tomo 5, pp. 76, 77.

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Estos Davides, que Dios está revelando ahora, pronto le llamarán para presentarle los planes que Dios tiene para usted. Por favor reciba a estos siervos de Dios en este movimiento laico con la misma cortesía que a usted le gustaría recibir de ellos. Venimos a usted con la Palabra pura de Dios y todo lo que pedimos de usted es que nos escuche sin prejuicio cuando llamemos a su puerta. Puesto que ve que esta carta contiene la verdad clara como el cristal, entonces si usted escucha a alguien hablar en contra de ella, usted puede ayudarle pidiéndole que le de algo mejor en esas escrituras, si lo tiene, y si no, dígale que lo deje en paz. Si ha de ayudar a los enemigos de la verdad, dígales que están entrenando a los laicos a decir que ellos tienen toda la verdad, que no necesitan más, que ellos tienen el último mensaje, y como aseveran que el Espíritu de Profecía dice así, (aunque dice todo lo contrario), todo esto es pura falsedad. Dígales que el último mensaje no es el juicio de los muertos sino el juicio de los vivos y que ellos no lo tienen, y que en lugar de buscarlo, pelean en contra de él. Dígales que la Biblia comprueba si esto es o no es así; y si dicen que no, entonces dígales que se lo comprueben. El sello de Dios (Ezequiel 9:4) y la marca de la bestia (Apoc. 13:16) son vistos aquí como dos opuestos como lo están las dos mujeres de Apocalipsis doce y diecisiete –el verdadero y el falso. Apocalipsis 13:18 nos dice que la bestia es un hombre. La orden de adorar y obedecer el mandato de la bestia, por lo tanto, es una orden para adorar (obedecer) al hombre en lugar de Dios. Ambas marcas son por ningún otro propósito que el de definir quien es quien –quien está por Dios y quien esta por la bestia. Los que obedecen el mensaje del juicio de Dios en lugar del decreto de la marca de la bestia, reciben el sello de Dios. Y los que obedecen el decreto de la bestia en lugar del mensaje de Dios, reciben la marca de la bestia. Vemos que estas dos marcas diferentes, separan los adoradores

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de Dios de los adoradores del hombre. Y siendo que Jesús declara que la separación se lleva a cabo durante la cosecha, y como usted ahora ve que “la cosecha” y el “juicio” de los vivos son términos sinónimos, por consiguiente la conclusión es, que como el sello de Dios ha de ser puesto sobre los creyentes del mensaje del juicio en la iglesia, y como la marca de la bestia ha de ser puesta sobre los adoradores de la bestia durante el juicio en el mundo, el tema llega a ser claro: Los enemigos del mensaje del juicio para la iglesia y los enemigos del mensaje del juicio en el mundo, ambos están imbuidos con el espíritu de la bestia –ambos están haciendo la misma obra contra el pueblo de Dios, primero en la iglesia y después en el mundo. La única diferencia entre los dos, es que la marca de la bestia es impuesta por la ley civil, mientras que en la iglesia no es así, aunque los enemigos en contra del mensaje del juicio ya han hecho todo lo posible para asegurar el brazo de la ley en contra nuestra. Ahora es dejado a cada miembro individual de iglesia para prestar atención al mensaje del juicio de Dios y recibir su marca de liberación o dar oído a la plática vana de los hombres y morir bajo las armas destructoras de los ángeles. Sinceramente por reunir las primicias primero V.H. Jezreel, H.B. (Director del Movimiento Laico A.S.D.) T 5 75, 76

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