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Llamadas Oportunas

La Única Paz de Mente

Vol. 2                                                                          N0. 45, 46

 

¿QUÉ ES LA CRISTIANDAD?

¿QUIÉN PUEDE ASIRSE DE ELLA?

¿Y QUIÉN PUEDE PERDERLA?

 

EL DON DE MILAGROS

ESPECIALMENTE SANAR Y HABLAR EN LENGUAS

¿CUÁNDO? ¿CÓMO? ¿QUIÉN?


 

 

 

MEDITACIÓN PARA LA ORACIÓN DE APERTURA

La Fe y la Oración

 

Por la fe en Cristo se puede suplir toda deficiencia de carácter, purificar toda impureza, corregir toda falta y desarrollar toda buena cualidad.

 

Vosotros estáis completos en él’.

 

La oración y la fe están íntimamente ligadas y necesitan ser estudiadas juntas. En la oración de fe hay una ciencia divina; es una ciencia que debe comprender todo el que quiera tener éxito en la obra de su vida. Cristo dice: Todo lo que pidiereis orando, creed que lo recibiréis, y os vendrá. El explica claramente que nuestra petición debe estar de acuerdo con la voluntad de Dios; debemos pedir cosas que él haya prometido y todo lo que recibamos debe ser usado para hacer su voluntad. Cuando se satisfacen las condiciones, la promesa es indubitable.

 

Podemos pedir perdón por el pecado, el don del Espíritu Santo, un carácter como el de Cristo, sabiduría y fuerza para hacer su obra, cualquier don que él haya prometido; luego tenemos que creer para recibir y dar gracias a Dios por lo que hemos recibido.

 

No necesitamos buscar una evidencia exterior de la bendición. El don está en la promesa y podemos emprender nuestro trabajo seguros de que Dios es capaz de cumplir lo que ha prometido y que el don, que ya poseemos, se manifestará cuando más lo necesitemos”. La Educación, páginas 251-252.

 

 

 

Copyright, 1954

Todos los derechos reservados

V.T. HOUTEFF

 

 

Vol. 2, N° 45                                                                                                                                                                                              2


 

¿QUÉ ES LA CRISTIANDAD?

¿QUIÉN PUEDE ASIRSE DE ELLA?

¿Y QUIÉN PUEDE PERDERLA?

 

TEXTO DE LA ALOCUCIÓN POR V. T. HOUTEFF

MINISTRO DE LOS DAVIDIANOS ADVENTISTAS DEL SÉPTIMO DÍA

EL SÁBADO, 25 DE MARZO DE 1950

CAPILLA DEL MONTE CARMELO

WACO, TEXAS

 

La verdadera Cristiandad es un crecimiento, es como una planta. Cristo mismo es representado como una Rama (Isaías 11:1), y su Reino es como la semilla de mostaza (Mateo 13:31-32) la cual después que es plantada llega a ser un árbol, el más grande de su clase. Pero puesto que el árbol literal necesariamente debe alimentarse de alimento físico, de igual manera el árbol espiritual necesariamente debe alimentarse de alimento espiritual, tal como la Rama misma se alimentó:

 

“Por tanto, el Señor mismo os dará señal: He aquí que la virgen concebirá, y dará a luz un hijo, y llamará su nombre Emanuel. 15 Comerá mantequilla y miel, hasta que sepa desechar lo malo y escoger lo bueno”. Isaías 7:14-15.

 

Seguramente todos estamos de acuerdo que este pasaje de la Escritura es una predicción del Emanuel de Mateo 1:23 – Cristo en su primer advenimiento. Sin embargo, el hecho que Cristo comió de todo alimento permitido, y aun fue acusado de ser un “comilón, y bebedor de vino” (Lucas 7:34), comiendo con “los publicanos y pecadores” (Marcos 2:16), hace trasparentemente claro que esta dieta de “mantequilla y

 

 

 

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miel” no es literal. Además, el hecho que mantequilla y miel absolutamente no posee virtud para investir a uno con sabiduría y voluntad para elegir lo bueno y desechar lo malo, no, no más que otros artículos de alimento, muestra conclusivamente que esta “mantequilla y miel” son figurativo de algo especial, así como la mosca y la abeja de Isaías 7:18 son figuras de Egipto y Asiria. ¿Y de qué más podría ser sino de alimento espiritual, la clase que desarrolla el carácter moral, que hace a uno “desechar lo malo y elegir lo bueno?” ¿Y de qué otra fuente que las Escrituras podría venir semejante alimento? ¿Y además, que más, puede representar la miel sino el dulce Espíritu de Dios que bendice el estudio sincero de uno y la fe sencilla en la Palabra?.

 

Manifiestamente, por lo tanto, este simbolismo de la mantequilla y miel infaliblemente nos dice que Emanuel, Cristo, fue habilitado para discernir y vencer el pecado por su estudio de la Biblia – digiriendo su contenido y permitiendo que este viniera a ser parte de él. Esto fue su delicia más dulce, como la miel simbólica lo revela. Así fue que “El les dijo: Yo tengo una comida que comer, que vosotros no sabéis” (Juan 4:32), y, “Escrito está: No sólo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios”. Mateo 4:4.

 

Consecuentemente, la verdad es evidente que la Cristiandad es una planta espiritual, que se alimenta de la Palabra de Dios mientras es revelada por el dulce Espíritu de Verdad. Por consiguiente si Cristo nuestro Ejemplo de este modo “crecía en sabiduría … y en gracia para con Dios y los hombres” (Lucas 2:52), entonces es más esencial que nosotros, sus seguidores, vivamos de la misma Palabra, de la misma mantequilla y miel, si hemos de poseer verdadera Cristiandad, que sostiene y preserva la vida. Ciertamente esto se nos dice precisamente en los

 

 

 

 

 

 

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siguientes versículos de la profecía de Isaías:

 

“Acontecerá en aquel tiempo, que criará un hombre una vaca y dos ovejas; y a causa de la abundancia de leche que darán, comerá mantequilla; ciertamente mantequilla y miel comerá el que quede en medio de la tierra”. Isaías 7:21-22.

 

En estos versículos la Inspiración dirige nuestra atención a tres criaturas que producen mantequilla – dos ovejas y una vaca joven (véase la versión en inglés), y nos amonesta que sólo los que comen de sus productos tendrán el derecho de vivir en “la tierra” – en la tierra del pueblo de Dios. Nadie más, no, nadie más, estará allí.

 

Por lo tanto, puesto que sólo los que comen de la mantequilla, los que aprenden así a desechar lo malo y elegir lo bueno, se les permitirá vivir en la tierra santa, todo lo demás obviamente es que la mantequilla es figurativa de alimento espiritual. Y puesto que su fuente de suplemento es las dos ovejas y la vaca joven, es de necesidad absoluta que exploremos en el reino de este simbolismo Bíblico para encontrar lo que estas son.

 

Las dos ovejas, de una clase y no jóvenes, manifiestamente son símbolo del Antiguo y Nuevo Testamentos, la Palabra, que capacita sus recipientes para “elegir lo bueno y desechar lo malo”. y la vaca siendo joven, y por lo tanto de origen más reciente que las ovejas, y también siendo de mayor tamaño que ellas, consecuentemente sólo puede ser figura de escritos inspirados de origen más reciente y de volumen más grande que la Biblia misma. Lo único además de la Biblia son los que nos traen “el testimonio de Jesús … porque el testimonio de Jesús es el Espíritu de Profecía” (Apocalipsis 19:10) – la interpretación inspirada de las Escrituras.

 

 

 

 

 

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Nótese también que esta mantequilla y miel son producidas en la era Cristiana, en el tiempo cuando ambas ovejas, ambos Testamentos, están en existencia, y también en el tiempo cuando el Espíritu de Profecía esta obrando.

 

¿Y qué es el Espíritu de Profecía? – El mismo capítulo y versículo dan la respuesta:

 

 “Yo me postré a sus pies”, a los pies del que le reveló la profecía a Juan, para adorarle. Y él me dijo: Mira, no lo hagas; yo soy consiervo tuyo, y de tus hermanos que retienen el testimonio de Jesús. Adora a Dios; porque el testimonio de Jesús es el espíritu de la profecía”. Apocalipsis 19:10.

 

Aquí se ve que mientras las profecías le fueron reveladas a Juan por uno de sus hermanos, de tal modo le fue el Testimonio de Jesús, el Espíritu de Profecía. Claramente, entonces, un inspirado siervo de Dios que trae un mensaje a sus hermanos, les trae el Testimonio de Jesús. Para ilustrar: Supongamos que el Señor le comunica un mensaje personal a usted por un mensajero, ¿no sería su mensaje su testimonio para usted? Y si Dios dota al mensajero con el don de su Espíritu para revelarle las profecías que están en las Escrituras, ¿no vendría a usted con el Espíritu de Profecía?

 

Así es claro que el “Testimonio de Jesús” y “el Espíritu de Profecía” son términos sinónimos de un mensaje oportuno enviado de Dios – “alimento a tiempo”. El Espíritu de Profecía, por lo tanto, es el medio de Dios para comunicarse desde el Cielo directamente con su iglesia en la tierra, y también de revelarle las profecías selladas.

 

Como ya hemos visto que las dos ovejas son símbolo del Antiguo y Nuevo Testamento.

 

 

 

 

 

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Vemos ahora también que la “vaca joven” es símbolo de las interpretaciones inspiradas de la Biblia, el Espíritu de Profecía en nuestros días. Ahora es obvio que el producto de estas tres criaturas necesariamente debe ser nuestra dieta espiritual si esperamos ser “dejados” y que se nos permita vivir en la Tierra Santa, y que no hay uso de nuestro pensamiento para sufrir el juicio en alguna otra manera. Y si queda alguna duda acerca de esto, entonces por favor considere lo que el Apóstol Pedro dice sobre el tema:

 

Tenemos también la palabra profética más segura, a la cual hacéis bien en estar atentos como a una antorcha que alumbra en lugar oscuro, hasta que el día esclarezca y el lucero de la mañana salga en vuestros corazones; entendiendo primero esto, que ninguna profecía de la Escritura es de interpretación privada, porque nunca la profecía fue traída por voluntad humana, sino que los santos hombres de Dios hablaron siendo inspirados por el Espíritu Santo”. 2ª Pedro 1:19-21.

 

¿Notó lo que dice la Inspiración? Claramente declara que las Escrituras no son de interpretación privada – no sin el Espíritu de Dios en el hombre, no sólo por el hombre, y no sin el propio decreto de Dios. Y la razón dada, vamos, es el mismísimo hecho que la profecía no vino por voluntad del hombre, sino por la voluntad del Espíritu, por medio de los “santos hombres de Dios”. Esto, Hermanos, es la ley y orden del Cielo. ¿Y quiénes somos nosotros para cambiarla? Poner la confianza en interpretaciones privadas es por consiguiente venderle su alma al hombre. Concerniente a semejante práctica peligrosa, el Señor ordena:

 

“Dejaos del hombre, cuyo aliento está en su nariz; porque ¿de qué es él estimado?”. Isaías 2:22.

 

 

 

 

 

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Como la verdad revelada es desarrollada únicamente por el Espíritu de Verdad al tiempo dado, entonces rechazar semejante revelación, “alimento a tiempo” (Mateo 24:45), verdaderamente es pecar “contra el Espíritu Santo”. Mateo 12:31.

 

Puesto que ahora esto es claro como la luz del sol que la siempre creciente interpretación inspirada de las Escrituras es el siempre viviente Espíritu de Profecía, los ojos de la iglesia obrando (1ª Samuel 9:9), entonces estar sin estos ojos espirituales es como si fuera tratar de caminar en densa oscuridad.

 

La ciencia del proceso encuentra mucha analogía con la de la universalmente usada corriente eléctrica. La electricidad va en acción sólo cuando el alambre viviente (el positivo) viene en contacto con el alambre de la tierra (el negativo). Así es como el contacto de la iglesia con el instrumento elegido de Dios (el alambre de tierra) fundido al Espíritu de Dios (el alambre viviente) – que juntos representan el positivo y el negativo – es lo que electrifica la iglesia, y abre así la línea de comunicación entre la iglesia y el Cielo.

 

En la lógica de esta ilustración, ocurre que Jesucristo es el gran generador, y el Padre el poder. Por lo tanto, cuando toda la iglesia, no un miembro excluido, se conecta con la central eléctrica del Cielo, entonces la tierra será iluminada con la gloria del ángel (Apocalipsis 18:1). (Por esta misma razón “la imposición de las manos” es el método Bíblico de transmitir el Espíritu de Dios de una persona a otra). Consecuentemente una iglesia que no tiene esta conexión vital con el Cielo es una iglesia muerta espiritualmente, que está confinada a ser “cuitada, miserable, pobre, ciega y desnuda”. Apocalipsis 3:17. De ahí que así es todo individuo que no está en contacto con la iglesia. Únicamente este poder capacita

 

 

 

 

 

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al miembro individual de la iglesia para elegir lo bueno y desechar lo malo, y pasar el día grande y terrible de Jehová. Consecuentemente, ahora se ve nuevamente que lo que es aplicable a la iglesia como un cuerpo, es aplicable al miembro individual de ella.

 

La obvia conclusión de estos hechos de la escritura es que el único pueblo que será salvado y se le permitirá vivir en la Tierra Santa durante el “día grande y terrible de Jehová” (Malaquías 4:5) son los que hacen de esto su negocio principal y el hábito de banquetearse con deleite (como denota la “miel”) en el producto de estas tres criaturas que producen mantequilla.

 

La calamidad que ha de sobrevenir a los que rechazan la mantequilla y miel, y la liberación a los que se alimentan de ellas, es descrita por el Revelador en otra figura:

 

“Pero la tierra ayudó a la mujer [iglesia], pues la tierra abrió su boca y tragó el río [los impíos] que el dragón había echado de su boca. Entonces el dragón se llenó de ira contra la mujer; y se fue a hacer guerra contra el resto de la descendencia de ella [los que están esparcidos], los que guardan los mandamientos de Dios y tienen el testimonio de Jesucristo … Porque el testimonio de Jesús es el Espíritu de Profecía”. Apocalipsis 12:16-17; 19:10.

 

Este pasaje revela que el remanente, los que son dejados después que la tierra sorbe el diluvio del dragón que ahora amenaza con arrebatar a la mujer (la iglesia siempre viviente), son los que como un grupo guardan los mandamientos de Dios, y tienen “el testimonio de Jesucristo”. Es entonces, no ahora, que el remanente como un cuerpo verdaderamente guarda los mandamientos de Dios, todavía tiene

 

 

 

 

 

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el Espíritu de Profecía en su medio, y es de hecho el remanente, y no más prospectos meramente o en teoría.

 

Puesto que esta separación de la “cizaña” de entre el “trigo” – “la cosecha” – es una y la misma obra que el Juicio de los vivos, entonces la única diferencia entre el Juicio de los muertos y el juicio de los vivos es que en el primero los nombres de los impíos son quitados de los libros en el cielo, mientras que en el último los impíos corporalmente son quitados de entre los miembros vivos de la Iglesia. No sólo las profecías y parábolas consideradas aquí, sino también el tipo (la expiación – Levítico 23:27, 29), incluyendo Primeros Escritos, página 118 y Testimonios para los Ministros, página 234, enseñan la misma verdad.

 

Esto es la purificación del Santuario (Daniel 8:14); esto es la expiación antitípica                  (El Conflicto de los Siglos, páginas 450-454; 472-475; 481-483); esto es el juicio de los vivos; esto es la purificación de la iglesia (Testimonios para la Iglesia, Volumen 5, página 75). Esto es lo que trae el fin del mundo; y esto es lo que restaura la eternidad a la Cristiandad.

 

Bajo el cuidado particular de un “Esposo” que nunca se equivoca, la Cristiandad, como ya hemos visto, es una combinación de ambos lo humano y lo Divino. Además, con el uso de la mantequilla y miel espiritual, los santos son capacitados para vivir una vida fructosa y útil aun ahora, y para que sobrevivan así los juicios de Dios.

 

Así es que mientras Cristo aprendió a desechar lo malo y elegir lo bueno por el uso de esta mantequilla y miel, sus seguidores quienes

 

 

 

 

 

 

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se están asegurando ahora de ser dejados vivos y ser llevados a la Tierra Santa, aun allí, se nos dice, se gozarán en el producto de las tres criaturas antes mencionadas que producen mantequilla.

 

Aquí se hace pertinente preguntar que tan temprano en el curso del tiempo originó el espíritu de Cristiandad:

 

“Dios, habiendo hablado muchas veces y de muchas maneras en otro tiempo a los padres por los profetas, en estos postreros días nos ha hablado por el Hijo, a quien constituyó heredero de todo, y por quien asimismo hizo el universo”. Hebreos 1:1-2.

 

Esto revela que Cristo no sólo es nuestro salvador sino también nuestro creador; que él no solamente creó nuestro mundo sino todos los otros mundos también; y que él es uno con el Padre. Es por esta razón que “Dios (el Padre) dijo (al hijo), Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza” – Génesis 1:26. Y mientras el Movimiento del Éxodo estaba a pie, “todos bebieron la misma bebida espiritual; porque bebían de la roca espiritual que los seguía, y la roca era Cristo”. 1ª Corintios 10:4.

 

Claramente, entonces, puesto que el personaje llamado Cristo, ha estado con el pueblo de Dios aun desde el amanecer de la historia, durante el tiempo del Antiguo como del Nuevo Testamento, la Cristiandad en la tierra se identifica a sí misma con el comienzo de la creación.

 

Así que la Cristiandad que comenzó con la creación, Cristo muestra, es al mundo lo que la gallina es a sus pollitos: “¡Jerusalén, Jerusalén, que matas a los profetas, y apedreas a los que te son enviados! ¡Cuántas veces quise

 

 

 

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juntar a tus hijos, como la gallina junta sus polluelos debajo de las alas, y no quisiste! He aquí vuestra casa os es dejada desierta”. Mateo 23:37-38.

 

La Cristiandad, además, es como una madre, “Pues en cuanto Sion estuvo de parto, dio a luz sus hijos”. Isaías 66:8.

 

La Cristiandad, aun más, es como un padre, “porque yo lo he conocido”, dice el Señor, “sé que mandará a sus hijos y a su casa después de sí, que guarden el camino de Jehová, haciendo justicia y juicio, para que haga venir Jehová sobre Abraham lo que ha hablado acerca de él”. Génesis 18:19.

 

La Cristiandad, todavía más allá, es como un pozo de agua, porque “el que bebiere del agua que yo le daré, no tendrá sed jamás; sino que el agua que yo le daré será en él una fuente de agua que salte para vida eterna”. Juan 4:14.

 

La Cristiandad es también como la sal, porque “vosotros sois la sal del mundo”. declaró Cristo, ” Si la sal se desvaneciere ¿con qué será salada? No vale más para nada, sino para ser echada fuera y hollada de los hombres”. Mateo 5:13.

 

La Cristiandad, de nuevo, es como un buen hogar: “Pobrecita, fatigada con tempestad, sin consuelo; he aquí que yo cimentaré tus piedras sobre carbunclo, y sobre zafiros te fundaré. Tus ventanas pondré de piedras preciosas, tus puertas de piedras de carbunclo, y toda tu muralla de piedras preciosas. Y todos tus hijos serán enseñados por Jehová; y se multiplicará

 

 

 

 

 

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la paz de tus hijos”. Isaías 54:11-13.

 

Y más esencialmente, la Cristiandad es amor: “Y andad en amor, como también Cristo nos amó, y se entregó a sí mismo por nosotros, ofrenda y sacrificio a Dios en olor fragante”. Efesios 5:2.

 

“Amarás a tu prójimo como a ti mismo”. Mateo 22:39. “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, más tenga vida eterna”. Juan 3:16.

 

En adición la Cristiandad es como el viento: nadie excepto Dios y aquel que es “nacido otra vez” sabe de donde viene y a donde va, porque “el viento [Cristiandad] de donde quiere sopla, y oyes su sonido; más ni sabes de dónde viene, ni a dónde va. Así [imperceptible para el que no ha nacido otra vez] es todo aquel que es nacido del Espíritu”. Juan 3:8.

 

Consecuentemente, es imposible para alguien no Cristiano saber que tan real es la Cristiandad. Por esta misma razón las Escrituras enfáticamente amonestan: “…más los impíos obrarán impíamente, y ninguno de los impíos entenderá”. Daniel 12:10. El pecador, por lo tanto, renuncie a su pecado, pida el Espíritu de Verdad, y entonces le vendrá el entendimiento. “Buscad a Jehová mientras puede ser hallado, llamadle en tanto que está cercano. Deje el impío su camino, y el hombre inicuo sus pensamientos, y vuélvase a Jehová, el cual tendrá de él misericordia, y al Dios nuestro, el cual será amplio en perdonar. Porque mis pensamientos no son vuestros pensamientos, ni vuestros caminos mis caminos, dijo Jehová. Como son más altos los

 

 

 

 

 

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cielos que la tierra, así son mis caminos más altos que vuestros caminos, y mis pensamientos más que vuestros pensamientos”. Isaías 55:6-9.

 

Pero la Cristiandad es todavía más que todo eso. Es pan para el hambriento, hogar para el perdido, ropa para el desnudo, un médico y una posada para el enfermo. En resumen, es todo para cualquiera en la familia de Dios. Y aquí está el desafío para sus adherentes:

 

“No es que partas tu pan con el hambriento, y a los pobres errantes albergues en casa; que cuando veas al desnudo, lo cubras, y no te escondas de tu hermano?” Isaías 58:7.

 

Este desafío, Hermano, Hermana, no puede ser llenado al menos que todos sabiamente ayudemos en cualquier capacidad posible, recordando que ningún esfuerzo es recompensado, sino el que demanda un sacrificio. Porque ella dio todo lo que tenía para vivir, las dos blancas de la viuda pobre (Marcos 12:41-44) hicieron más de lo que los dólares de los ricos pudieron hacer. También, la viuda de Sarepta, usó su última gota de aceite y su última cucharada de harina para alimentar al profeta de Dios, sin esperanza de tener más, pero sólo con la expectativa de morir de hambre, no salvando ni a su propio hijo. Por el contrario, su botija de aceite y su saco de harina nunca se escaseó (1ª Reyes 17:12, 15-16), y ella y su hijo vivieron.

 

Abraham vino a ser el padre de la fe y un amigo de Dios porque ofreció en el altar sacrificial su todo y lo mejor – su único hijo (Génesis 22:1-13).

 

En su tiempo, José fue el salvador del mundo,

 

 

 

 

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y el segundo después de Faraón, porque por causa de la virtud sacrificó su posición magistral por una celda en la prisión (Génesis 39:7-20).

 

Moisés llegó a ser el más grande libertador y general de todos los tiempos porque sacrificó el más grande trono en su tiempo por la libertad de sus hermanos (Hebreos 11:24, 25; Exodo 3:10).

 

Las posesiones y la familia de Job fueron dobladas porque él pacientemente llevó sus aflicciones en honor de Dios (Job 42:10).

 

Samuel, fue profeta, sacerdote, y juez por su fidelidad a Elí, su maestro divinamente asignado (1ª Samuel 2:18; 3:18; 7:6).

 

Elías fue trasladado por elegir ser un fugitivo por causa de la Reforma (2ª Reyes 2:1, 11).

 

A Eliseo le fue dada una doble porción del Espíritu de Dios, por quemar todos los puentes tras él en su paso al oficio profético al cual fue llamado. Si, lo hizo imposible para regresar a la agricultura. Además, fielmente ministraba para Elías noche y día, y mantuvo un ojo en él hasta que el “carro de fuego” descendió para levantarlo, y hasta que él desapareció de la vista (2ª Reyes 2:9-15).

 

David fue hecho un rey por arriesgar su propia vida para salvar la vida del pueblo de Dios (1ª Samuel 19:5; 2ª Samuel 2:4).

 

Salomón fue el más sabio y el más rico de todos los reyes, por elegir sobre todo lo demás el don de sabiduría para juzgar rectamente al pueblo de Dios. (1ª Reyes 3:11-13).

 

 

 

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Los Apóstoles fueron recompensados teniendo sus nombres grabados en los fundamentos de la Santa y Eterna Cuidad, porque no amaron sus vidas por causa del evangelio (Apocalipsis 21:14).

 

Lutero fue el padre del Protestantismo, por estimar la Reforma de más grande importancia que su propia vida.

 

Henry Ford se hizo el hombre más rico del mundo en su tiempo, por tratar de hacer por los obreros y por las masas pobres del mundo más de lo que hicieron todos sus competidores.

 

Así se eleva la gran pirámide de hechos históricos que los hombres quienes han tenido el más grande éxito en la vida son los que por sus esfuerzos se han centrado, no en intereses egoístas, sino en bendecir a otros. Nadie todavía ha sido capaz de cambiar esta ley. ¿Por qué nosotros, entonces, jugamos al necio tratando de cambiarla? Cualquiera sea su propósito en la vida, si quiere tener éxito, entonces deje que sus esfuerzos sean dirigidos para el bien de la humanidad en vez que para el bien del yo. La amonestación de Cristo es: “Mas buscad primero el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas”. Mateo 6:33.

 

Hermano, Hermana, deje de ser pagano o Gentil; sea enteramente Cristiano. No sea como el egocéntrico, y orgulloso, y el mundano, porque el camino de competencia termina en la felicidad ilusoria. Es el camino al infierno. Evítelo. Considere la terrible sentencia contra los codiciosos pastores del día (Ezequiel 34).

 

Y ahora, regresando a Isaías 58, encontramos que cuando la Cristiandad despierte completamente a su gran necesidad y haga algo por ella, “entonces”,

 

 

 

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promete el Señor, “Entonces nacerá tu luz como el alba, y tu salvación se dejará ver pronto; e irá tu justicia delante de ti, y la gloria de Jehová será tu retaguardia. Entonces invocarás, y te oirá Jehová; clamarás, y dirá él: Heme aquí. Si quitares de en medio de ti el yugo, el dedo amenazador, y el hablar vanidad; y si dieres tu pan al hambriento, y saciares al alma afligida, en las tinieblas nacerá tu luz, y tu oscuridad será como el mediodía. Jehová te pastoreará siempre, y en las sequías saciará tu alma, y dará vigor a tus huesos; y serás como huerto de riego, y como manantial de aguas, cuyas aguas nunca faltan”. Isaías 58:8-11.

 

Ahora la verdad manifiesta es que si el tiempo dura, y si hemos de permanecer en el camino de la verdadera Cristiandad donde la luz brilla, entonces todos debemos hacer algo por esta obra grandemente descuidada de cuidar de los necesitados, porque esta no puede ser completada desde una ubicación central, sino que debe estar necesariamente ubicada en cada estado y país doquiera que el mensaje de la hora “volverá a echar raíz abajo, y dará fruto arriba”. Isaías 37:31.

 

“Entonces el Rey dirá a los de su derecha: Venid, benditos de mi Padre, heredad el reino preparado para vosotros desde la fundación del mundo. Porque tuve hambre, y me disteis de comer; tuve sed, y me disteis de beber; fui forastero, y me recogisteis; estuve desnudo, y me cubristeis; enfermo, y me visitasteis; en la cárcel, y vinisteis a mí”. Mateo 25:34-36.

 

Nuestro deber, es dar atención no sólo a este

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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mandato, sino a todo lo que la Inspiración ha establecido ante nosotros. Todo esto debe llegar a ser parte de nuestro ser, como lo hace el alimento que comemos, si hemos de gozar de todas las promesas de Dios, y ser herederos del Reino eterno. Este es el lado feliz del cuadro.

 

Pero, tristemente, también hay el lado oscuro. Encerrado en el primer plano esta el patriarca Lot. Su egoísmo al escoger para sí toda la tierra fértil del llano, y dejando los cerros áridos para su anciano tío, Abraham, no le produjo el fruto que él esperaba. Aunque prospero por un tiempo, a pesar de eso finalmente cuando no tenía nada más que ver con Sodoma, él salió el más pobre de los pobres. (Génesis 19:15-17).

 

Faraón y sus grandes hombres, esforzándose para mantener al pueblo de Dios en esclavitud para siempre, fueron sumergidos por el Mar Rojo, y enterrados vivos en medio de él. (Exodo 14:22-23, 38).

 

Por engañar a Nabot en su viña y por quitar su vida, Acab, rey de Israel, y toda su familia, murieron a filo de espada (1ª Reyes 21).

 

Los que echaron a los tres Hebreos en el horno de fuego, ellos mismos fueron destruidos por sus llamas (Daniel 3:22), así como los egoístas, ambiciosos, crueles hombres que lanzaron a Daniel en el foso de los leones, finalmente ellos mismos fueron devorados por las hambrientas bestias (Daniel 6:24).

 

Amán aparejó una horca para colgar a Mardoqueo, pero él mismo terminó colgado en ella (Ester 7:10).

 

Por darse a sí mismo la gloria y el crédito por su gran discurso, Herodes fue comido por gusanos

 

 

 

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(Hechos 12:23).

 

Por el precio de unas cuantas miserables monedas, Judas traicionó a su Maestro a la muerte, y después, escarnecido de rabia por ese funesto salario, se volvió contra sí mismo la codiciosa mano traidora que lo había tomado, e inmediatamente se causó a sí mismo un final fatal y violento y  una pobre tumba, aun antes que Cristo fuera clavado en la cruz (Mateo 27:5; Hechos 1:18).

 

Verdaderamente “Si alguno lleva en cautividad, va en cautividad; si alguno mata a espada, a espada debe ser muerto”. Apocalipsis 13:10.

 

Así la inmutable ley de retribución todavía exige ojo por ojo y diente por diente. ¡Oh!  en verdad, lo que uno siembra, eso también cosechará (Gálatas 6:7).

 

Estos ejemplos sobresalientes tocan meramente el rollo de la historia. Miles más pueden ser agregados, por no decir de los innumerables que no están registrados desde el amanecer del tiempo.

 

Así en este relevante fulgor del más grande proyector de verdad del Cielo están claramente separados “dos caminos para los viajeros” – el camino falso, pretencioso, y libre y espacioso, por el cual muchos viajan a la destrucción; y el camino verdadero, sin pretensiones, y derecho, y angosto, por el cual pocos  viajan a la vida. Con ambos caminos ahora inundados con luz desde el comienzo hasta el fin, el viajero puede ver todo lo largo de cada uno de los caminos, y por lo tanto saber que esperar al viajar en uno o el otro. ¿Por qué no, entonces, elegir viajar en el camino que lleva a la  vida, la seguridad, y felicidad, y rehuir para siempre el que lleva al dolor, la pobreza, y la muerte? ¿Por qué seguir engañándose uno mismo arriesgándose a obtener las fieles promesas de Dios corriendo de aquí para allá, de

 

 

 

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este matasanos al otro? ¿Por qué no seguir las bendiciones de la vida en el camino de Dios? Por supuesto todos los caminos de Dios son contrarios a los del hombre, pero si no lo fueran, ¿cuánto mejor serían que los nuestros? “Porque mis pensamientos no son vuestros pensamientos, ni vuestros caminos mis caminos, dijo Jehová”. Isaías 55:8.

 

Finalmente, la madurez de la Cristiandad es la imagen de Dios en su pueblo, cuando ha crecido completamente; cuando son congregados uno por uno de todas las naciones y traídos a “su propia tierra” (Ezequiel 34:11-13); donde y cuando su sangre es limpiada, y quitado su corazón de piedra, y les sea dado el corazón de carne con la ley de Dios grabada allí en victorioso y jubiloso cambio; cuando todos conozcan y sirvan al Señor; porque declara la escritura: “Y os daré corazón nuevo, y pondré espíritu nuevo dentro de vosotros; y quitaré de vuestra carne el corazón de piedra, y os daré corazón de carne. Y pondré dentro de vosotros mi Espíritu, y haré que andéis en mis mandamientos, y guardéis mis derechos, y los pongáis por obra” (Ezequiel 36:26-27). Así es como entonces y allí estarán listos para la traslación.

 

¿Ahora cuál será el nuestro – el camino glorioso o el ignominioso, sirviendo a Dios y a otros, o a Satanás y al yo? Servir a Dios y a la humanidad es noble, pero servir a Satanás y al yo es ruin. ¿Entonces, no elegiremos alegremente festejar en la mantequilla y miel de Dios para que podamos conocer la diferencia entre el bien y el mal, y aprender a elegir lo bueno y desechar lo malo? ¿Elegiremos ser guardados de la destrucción, y ser llevados a “la tierra gloriosa”? No permita Dios que alguno ignore esta bondadosa invitación. Ahora depende de cada uno si asirse de ella o perderse lo que

 

 

 

 

 

 

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la Cristiandad tiene para él. Les suplico que hagan de ella su negocio principal para obtener las bendiciones prometidas, para que pueda escapar de la destrucción de los impíos, de los incrédulos e inciertos, y sea “dejado” para siempre para disfrutar la promesa:

 

“Y acontecerá que el que quedare en Sion, y el que fuere dejado en Jerusalén, será llamado santo; todos los que en Jerusalén estén registrados entre los vivientes … y habrá un abrigo para sombra contra el calor del día, para refugio y escondedero contra el turbión y contra el aguacero … Ciertamente consolará Jehová a Sion; consolará todas sus soledades, y cambiará su desierto en paraíso, y su soledad en huerto de Jehová; se hallará en ella alegría y gozo, alabanza y voces de canto … Ciertamente volverán los redimidos de Jehová; volverán a Sion cantando, y gozo perpetuo habrá sobre sus cabezas; tendrán gozo y alegría, y el dolor y el gemido huirán”. Isaías 4:3, 6; 51:3, 11.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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MEDITACIÓN PARA LA ORACIÓN DE APERTURA

El Árbol Infructífero

 

Leeré de Palabras de Vida del Gran Maestro, p. 171, comenzando en el segundo párrafo:

 

El árbol infructífero recibe la lluvia, la luz del sol y el cuidado del jardinero. Obtiene alimento de la tierra. Pero sus ramas improductivas solamente oscurecen el terreno, de manera que las plantas fructíferas no pueden crecer bajo su sombra…

 

Con qué incansable amor Cristo ministró a Israel durante el período adicional de graciaAsí su cuidado y trabajo por ti no son disminuidos sino aumentados. Todavía él dice: ‘Yo Jehová la guardo, cada momento la regaré; guardaréla de noche y de día, porque nadie la visite’.

 

‘Si hiciere fruto, bien; y si no, la cortarás después’.

 

El corazón que no responde a los agentes divinos, llega a endurecerse hasta que no es más susceptible a la influencia del Espíritu Santo. Es entonces cuando se pronuncia la palabra: ‘Córtala, ¿por qué ocupará aún la tierra?.

 

Esta parábola explica que la Cristiandad es como una planta; es como un árbol de fruta. Además, que Dios es muy paciente con nosotros en nuestra Cristiandad, porque en la palabra sólo después del tercer año de no llevar fruto el Señor considera cortar la higuera infructífera, y aún entonces él estaba convencido esperar todavía otro año. Así vemos que se nos da abundante tiempo en el cual hacer lo bueno – abundante tiempo para empezar a llevar fruto. No hay árbol, sin embargo, como en la parábola, que no lleve fruto que sea preservado más de los cuatro años parabólicos.

 

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EL DON DE MILAGROS

 

Especialmente Sanar y Hablar en Lenguas

– ¿Cuándo? ¿Cómo? ¿Quién?

 

TEXTO DE LA ALOCUCIÓN POR V. T. HOUTEFF

MINISTRO DE LOS DAVIDIANOS ADVENTISTAS DEL SÉPTIMO DÍA

EL SÁBADO, 22 DE ABRIL DE 1950

CAPILLA DEL MONTE CARMELO

WACO, TEXAS

 

Nunca antes había la doctrina de milagros, especialmente de lenguas y de sanidades, variamente agitada, incitada, y practicada como lo es a través del Cristianismo hoy. Hasta ahora nunca había duda más grande en cuanto a la autenticidad de las manifestaciones. Y cuando son confrontados por los agitadores de estos milagros, los que no los creen o los aceptan, ni poseen sus poderes, recurren diciendo cualquier cosa y todo lo que pueden pensar en su esfuerzo por combatir el fenómeno y consolarse a sí mismos con sus limitados logros espirituales. Para aclarar el humo que ha resultado de este ardiente tema entre estos dos campos enemigos de Cristianos, y para exponer la verdad del tema, que el enemigo maestro ha cubierto tan completamente, está aquí el  propósito de la Inspiración.

 

Básico para un correcto entendimiento de todo el tema es el hecho fundamental que en el día de Pentecostés los discípulos verdaderamente hablaron en todas las lenguas de la gente que estaba presente entonces.

 

 

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Desde este punto fundamental, nadie puede diferir, y todavía creer el registro, o conocer la verdad que contiene:

 

Cuando llegó el día de Pentecostés, estaban todos unánimes juntos. Y de repente vino del cielo un estruendo como de un viento recio que soplaba, el cual llenó toda la casa donde estaban sentados; y se les aparecieron lenguas repartidas, como de fuego, asentándose sobre cada uno de ellos. Y fueron todos llenos del Espíritu Santo, y comenzaron a hablar en otras lenguas, según el Espíritu les daba que hablasen. Moraban entonces en Jerusalén judíos, varones piadosos, de todas las naciones bajo el cielo. Y hecho este estruendo, se juntó la multitud; y estaban confusos, porque cada uno les oía hablar en su propia lengua. Y estaban atónitos y maravillados, diciendo: Mirad, ¿no son galileos todos estos que hablan?¿Cómo, pues, les oímos nosotros hablar cada uno en nuestra lengua en la que hemos nacido? Partos, medos, elamitas, y los que habitamos en Mesopotamia, en Judea, en Capadocia, en el Ponto y en Asia, en Frigia y Panfilia, en Egipto y en las regiones de Africa más allá de Cirene, y romanos aquí residentes, tanto judíos como prosélitos, cretenses y árabes, les oímos hablar en nuestras lenguas las maravillas de Dios”. Hechos 2:1-11.

 

Aunque este tema es confundido por controversia, con todo se presenta el indiscutible hecho que, sin importar la demanda de alguno, ninguna otra secta o pueblo, desde que

 

 

 

 

 

 

 

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murieron los discípulos dotados de milagros, ha poseído el don que todos los 120 recibieron en el Pentecostés. De aquí que la clara verdad sea que ese don subsecuentemente alzó sus alas, por así decirlo, y se apartó de entre los hombres, tan ciertamente como los mismos discípulos, y que nunca desde ese día se ha manifestado de nuevo.

 

¿Tomaría algún problema con esta aserción, entonces todo lo que se necesita para desacreditarlo es para que abran sus bocas y hablen las lenguas de todos nosotros hoy, como los apóstoles hablaron las lenguas del pueblo en su tiempo, o generar registro histórico de tal manifestación desde entonces. Pero en la continua ausencia de tal evidencia, ¿qué entonces? ¿Se volverá a manifestar de nuevo este don? Si es así, ¿cuándo? ¿Por qué no ahora?

 

Para responder satisfactoriamente estas preguntas, primero consideraremos las condiciones sobre las cuales los primeros discípulos de Cristo recibieron el don de milagros, porque únicamente condiciones similares traerán resultados similares. Primero que todo, todos los discípulos, recuérdese, estaban unánimes juntos (Hechos 2:1) antes de recibir el don. Antes del Pentecostés estaban celosos uno del otro y deseaban superarse uno al otro en posición, prestigio, y todo lo demás. El Cristianismo hoy es aun peor; de hecho, es peor que en cualquier otro tiempo. Nunca antes ha habido semejante controversia, semejante disputa, semejante acusación y demanda, tratando de exaltar el yo y abatir a los otros. Esto no es, en particular, con respecto al hecho que una secta no está de acuerdo

 

 

 

 

 

 

 

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con otra, porque todos sabemos que si no hubiera diferencias, no habría sectas. Por el contrario, lo que es de interés especial es el hecho que aun difícilmente dos individuos dentro de una secta están de acuerdo en todos los puntos de enseñanza y práctica. Y además estando llenos de disensiones, divisiones, y fanatismo de toda clase, cada denominación en el Cristianismo es, en adición, disparada enteramente con toda otra calamidad espiritual. ¿Y quién lo puede negar?

 

Mucho antes que se desarrollaran estas tristes condiciones, el Señor amonestó que los hombres dormirían y dejarían que el Diablo sembrara su “cizaña” entre el “trigo” (Mateo 13:25, 28). ¿Por cuánto tiempo? – “Hasta la cosecha”. Y “al tiempo de la siega”, dijo el Señor, “yo diré a los segadores: Recoged primero la cizaña, y atadla en manojos para quemarla; pero recoged el trigo en mi granero”. Mateo 13:30.

 

Por lo tanto puesto que es estrictamente Bíblico que Dios no dotará el don de milagros a un pueblo diferente que los que como un grupo vienen a un acuerdo, quienes vienen a “ver ojo a ojo” (Isaías 52:8), y puesto que el Espíritu no puede efectuar esta unidad y armonía ahora mientras la cizaña está mezclada con el trigo, entonces todos pueden reconciliarse a sí mismos a la disciplina educativa y redentiva esperando en el Señor hasta “la cosecha” – hasta que la cizaña, los discordantes o falsos, son arrancados. Los que no esperarán, sino que están impacientes de poseer el poder ahora para hacer prodigios, se engañarán a sí mismos con un

 

 

 

 

 

 

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don ilegítimo. Resueltos a tener el don del poder de hacer milagros que está siendo aclamado en lugar de los dones disponibles para apresurar la cosecha, se satisfacen a sí mismos con el falso que está actualmente, así como Faraón se satisfizo con las serpientes falsas que trajeron sus grandes hombres contra las serpientes de Moisés (Exodo 7:10-12). Si estos obradores de milagros falsos y cazadores de milagros de hoy no se arrepienten de esta insensatez, entonces tendrán que pagar el castigo por jugar la broma.

 

¿Cuál es entonces la verdad acerca de este don? ¿Debemos entender que la obra del evangelio terminará sin él? La Inspiración no guarda silencio sobre esta cuestión, sino, como hemos veremos, explica que la obra del evangelio nunca terminará, “la cosecha” nunca será reunida, sin una manifestación mundial del don de Milagros, inclusive el don de lenguas.

 

Pero, quizá usted diga, ¿si los Angeles, no los hombres, han de separar los buenos de los malos, y así terminan “la cosecha”, entonces de que uso y beneficio será el don para la humanidad, si no hay más almas que salvar después de eso? Es precisamente aquí en este punto nublado del camino, que la iglesia necesita luz, para que no se hunda ciegamente y pierda su camino en la densa oscuridad.

 

Para obtener todo rayo de luz, primero debemos encarar el hecho que la cosecha antes del pentecostés tomo lugar en una iglesia engañada, la Judía; y por medio del poder que obra milagros manifestado por

 

 

 

 

 

 

 

 

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Cristo mismo, produjo los 120 discípulos, los primeros frutos de los que serán resucitados. Mientras la cosecha después del pentecostés tomo lugar entre las naciones; y por medio del poder que obra milagros manifestado por los 120 discípulos llenos del Espíritu, esto produjo una innumerable multitud de conversos al Cristianismo (Hechos 2:41, 47), los segundos frutos de los que serán resucitados.

 

Ahora para resumir los tipos antes del Pentecostés: (1) los primeros frutos eran contados; (2) vinieron exclusivamente de la iglesia misma; (3) los milagros entonces fueron obrados por Cristo mismo.

 

Ahora viniendo a los tipos después del Pentecostés: (1) los segundos frutos no eran contados; (2) vinieron de las naciones; (3) los milagros entonces fueron obrados por los contados (los 120), los primeros frutos.

 

Por consiguiente, la cosecha antitípica antes del pentecostés toma lugar en una iglesia que se engaña sí misma, Laodicea, “la casa de Dios”; y por medio del poder milagroso manifestado por el Cielo mismo en los ángeles (Mateo 13:39), produce los 144.000, los primeros frutos de los que nunca morirán. Mientras la cosecha antitípica después del pentecostés toma lugar entre las naciones; y por medio del poder milagroso manifestado por los 144.000, produce la gran multitud que ninguno puede contar (Apocalipsis 7:9), los segundos frutos, de los que nunca morirán.

 

Esta misma verdad en diferentes aspectos es figurada en la profecía de Daniel:

 

 

 

 

 

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“… una piedra fue cortada, no con mano, e hirió a la imagen en sus pies … Mas la piedra que hirió a la imagen fue hecha un gran monte que llenó toda la tierra … Y en los días de estos reyes el Dios del cielo levantará un reino … el cual desmenuzará y consumirá a todos estos reinos, pero él permanecerá para siempre, de la manera que viste que del monte fue cortada una piedra, no con mano, la cual desmenuzó el hierro, el bronce, el barro, la plata y el oro. El gran Dios ha mostrado al rey lo que ha de acontecer en lo por venir; y el sueño es verdadero, y fiel su interpretación”. Daniel 2:34, 35, 44, 45.

 

¿Qué hiere la imagen? ¿No es la piedra que Daniel revela que es simbólica del Reino de Dios restaurado? También mantenga en mente el hecho que la imagen no es herida por la piedra hasta después que ésta (la piedra) es cortada del monte, sin mano, y después crece y llena toda la tierra, viniendo así a ser una montaña por sí misma. En explanación de esta verdad, el profeta Isaías agrega:

 

“Acontecerá en lo postrero de los tiempos, que será confirmado el monte de la casa de Jehová como cabeza de los montes, y será exaltado sobre los collados, y correrán a él todas las naciones. Y vendrán muchos pueblos, y dirán: Venid, y subamos al monte de Jehová, a la casa del Dios de Jacob; y nos enseñará sus caminos, y caminaremos por sus sendas. Porque de Sion

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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saldrá la ley, y de Jerusalén la palabra de Jehová”. Isaías 2:2-3.

 

Así como la piedra, cortada de un monte sobrenaturalmente, sobrenaturalmente se convierte en otro monte, luego llena toda la tierra, revela el proceso de la profecía volviéndose historia; que la piedra (en eso crecerá) es símbolo de los primeros frutos en el reino; que el reino naciente comienza con los 144.000 “siervos de Dios” (Apocalipsis 7:3); que consecuentemente la iglesia de Laodicea (en eso es la última en la cual el trigo y la cizaña están mezcladas, y por consecuente en la que el trigo, los 144.000 los primeros frutos, es cosechado) necesariamente es el monte de la cual la piedra, los primeros frutos del reino, es cortada o quitada.

 

Además, se ve que al ser “cortada sin mano”, sin ayuda humana, obviamente muestra el hecho que ellos son juntados por los ángeles; que su aumento, entonces, como lo revela el crecimiento de la piedra, es el resultado subsecuentemente de la congregación de los segundos frutos de todas las naciones, haciendo que el monte o reino, llene la tierra; y que esta obra sobrenatural de cortar la piedra, de separar los 144.000, el núcleo del reino, es la purificación de la iglesia.

 

Finalmente, desde que la piedra es cortada, como se ha visto, el reino naciente es establecido – “en los días de estos reyes” (los reyes de los dedos), no después de sus días, y puesto que los 144.000 “siervos de Dios” están sobre el monte de Sion (Apocalipsis 14:1), resulta conclusivamente que la piedra reino en su comienzo

 

 

 

 

 

 

 

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es establecido en la Tierra Santa, mientras los reyes de los dedos están todavía en existencia.

 

Indiscutible, entonces los 144.000 siervos de Dios sin engaño (Apocalipsis 14:5), que componen el gobierno de Dios en su comienzo, la piedra que hiere la imagen, y que subsecuentemente se hace un gran monte que llena toda la tierra, son los instrumentos en la eventual destrucción de todos los gobiernos terrenales. Consecuentemente, entonces, de quien más en ese tiempo en todo el mundo, de quien más verdaderamente sino de ellos mismos, pudo escribirse:

 

“… porque son varones maravillosos … un pueblo grande y fuerte; semejante a él no lo hubo jamás, ni después de él lo habrá en años de muchas generaciones”.  Zacarías 3:8; Joel 2:2.

 

“El remanente de Jacob será en medio de muchos pueblos como el rocío de Jehová, como las lluvias sobre la hierba, las cuales no esperan a varón, ni aguardan a hijos de hombres … Tu mano se alzará sobre tus enemigos, y todos tus adversarios serán destruidos … No es como ellos la porción de Jacob; porque él es el Formador de todo, e Israel es el cetro de su herencia; Jehová de los ejércitos es su nombre. Martillo me sois, y armas de guerra; y por medio de ti quebrantaré naciones, y por medio de ti destruiré reinos. Por tu medio quebrantaré caballos y a sus jinetes, y por medio de ti quebrantaré carros y a los que en ellos suben. Asimismo por tu medio quebrantaré hombres y mujeres, y por medio de ti quebrantaré

 

 

 

 

 

 

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viejos y jóvenes, y por tu medio quebrantaré jóvenes y vírgenes. También quebrantaré por medio de ti al pastor y a su rebaño; quebrantaré por tu medio a labradores y a sus yuntas; a jefes y a príncipes quebrantaré por medio de ti”.  Miqueas 5:7, 9; Jeremías 51:19-23.

 

Quien se atrevería a preguntar en que profecía éstos son el pueblo y esta es la iglesia que termina la obra - el único pueblo y la única iglesia que poseerá todos los dones del espíritu, desde el don de profecía hasta el don de gobierno y el don de milagros; que estos dones les son dados por realizar su obra culminante de iluminar la tierra con gloria (Apocalipsis 18:1), de “predicar este evangelio del reino en todo el mundo por testimonio a todas las naciones”, juntando así el pueblo de Dios, los segundos frutos, libres de cizaña (“Mi pueblo”), fuera de Babilonia (Apocalipsis 18:4). De toda nación y linaje y lengua y pueblo (a quien gobierna Babilonia), ellos traen “a todos sus hermanos” a la iglesia purificada (Isaías 66:19, 20), el reino de Dios en la tierra en su naciente restauración.

 

Envisionado proféticamente hace mucho tiempo este glorioso día de triunfo para el pueblo y la iglesia de Dios, y para el “evangelio eterno”, la Inspiración jubilosamente declara:

 

 “… Se realizaron grandes milagros. Sanaban los enfermos, y señales y prodigios acompañaban a los creyentes. Dios colaboraba con la obra, y todos los santos, sin temor de las consecuencias, obedecían al convencimiento

 

 

 

 

 

 

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de su conciencia, se unían con los que guardaban todos los mandamientos de Dios y proclamaban poderosamente por doquiera el tercer mensaje …” Primeros Escritos, página 278.

 

“Y en aquellos días los hombres buscarán la muerte, pero no la hallarán; y ansiarán morir, pero la muerte huirá de ellos”. Apocalipsis 9:6.

 

“… Las espadas levantadas contra el pueblo de Dios se quebraron y cayeron tan inofensivas como briznas de paja …” Primeros Escritos, página 284.

 

“Así dice Jehová: Yo he restaurado a Sion, y moraré en medio de Jerusalén; y Jerusalén se llamará Ciudad de la Verdad, y el monte de Jehová de los ejércitos, Monte de Santidad … Y vendrán muchos pueblos y fuertes naciones a buscar a Jehová de los ejércitos en Jerusalén, y a implorar el favor de Jehová. Así ha dicho Jehová de los ejércitos: En aquellos días acontecerá que diez hombres de las naciones de toda lengua tomarán del manto a un judío, diciendo: Iremos con vosotros, porque hemos oído que Dios está con vosotros”. Zacarías 8:3, 22-23.

 

Iluminando así en particular la cuestión de lenguas, la profecía de Zacarías revela que en el tiempo de congregación, en el tiempo cuando Dios mismo llama a su iglesia “una ciudad de verdad”, un “monte santo”, el tiempo en el cual las naciones buscarán al Señor e invitan a otros a venir con ellos, es entonces cuando toda la iglesia, todo

 

 

 

 

 

 

 

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soldado activo en el ejercito del evangelio, tendrá el don de lenguas, como es categóricamente indicado por la afirmación que “Diez hombres de todas las lenguas de las gentes”. El significado universal de este número es confirmado por los diez dedos de los pies de la gran imagen de Daniel 2, por los diez cuernos de la bestia de Daniel 7 y de Apocalipsis 13:1, por los diez siervos en la parábola de las diez minas (Lucas 19:12-25), y por las diez vírgenes (Mateo 25:1-12) quienes son símbolo de toda la iglesia, mientras que las cinco vírgenes prudentes (el “trigo”) y las cinco vírgenes fatuas (la “cizaña”) todavía están mezcladas. En todo esto como en todos los otros casos, el número diez es numéricamente símbolo de Universalidad.

 

Tan concluyente como es la profecía de Zacarías sobre el genuino don de hablar en lenguas, son las profecías de Joel Miqueas, Jeremías, Primeros Escritos, y las profecías del Apocalipsis sobre los otros dones de milagros, inclusive inmunidad a la muerte, serán manifestados entre el pueblo de Dios. Continuando con la profecía de Joel, vemos que los dones se otorgan tanto a viejos como a jóvenes:

 

“Vosotros también, hijos de Sion, alegraos y gozaos en Jehová vuestro Dios; porque os ha dado la primera lluvia arregladamente, y hará descender sobre vosotros lluvia temprana y tardía como al principio … Y después de esto derramaré mi Espíritu sobre toda carne, y profetizarán vuestros hijos y vuestras hijas; vuestros ancianos soñarán sueños, y vuestros jóvenes verán visiones”. Joel 2:23, 28.

 

 

 

 

 

 

 

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Aquí, también, en los términos más claros se establece la verdad que después, no antes, de la lluvia temprana y tardía (ambas son figura de verdades frescamente reveladas que vienen directamente del Trono de Dios, precediendo a la cosecha), durante el tiempo de la gran “cosecha”, durante la congregación del pueblo, estos dones de milagros serán restaurados. El resultado de que Dios los restaura es descrito gráficamente por ambos Isaías y Miqueas en sus palabras casi idénticas:

 

“Acontecerá en los postreros tiempos que el monte de la casa de Jehová será establecido por cabecera de montes, y más alto que los collados, y correrán a él los pueblos. Vendrán muchas naciones, y dirán: Venid, y subamos al monte de Jehová, y a la casa del Dios de Jacob; y nos enseñará en sus caminos, y andaremos por sus veredas; porque de Sion saldrá la ley, y de Jerusalén la palabra de Jehová”. Miqueas 4:1-2.

 

En adición al testimonio de los tipos, aquí de la boca de al menos siete testigos (Juan, Miqueas, Joel, Daniel, Zacarías, Isaías, Cristo Mismo) esta “la palabra profética más permanente”, revelando el tiempo del don de milagros.

 

En resumen, su fiel testimonio es que la remanifestación de los dones, entre los hombres será (1) después, no antes, que sea derramada la lluvia tardía; (2) después que la piedra es “cortada del monte”, no antes; (3) el tiempo cuando El Señor reúna los segundos frutos del

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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“Este” y del “oeste”; (4) cuando Sion y Jerusalén son “llamadas ciudad de verdad, el monte del Señor de los ejércitos el monte santo” (el reino santo); (5) cuando “los habitantes de una ciudad”, irán a otra, diciendo, Vamos a orar ante el Señor, y busquemos al Señor de los ejércitos: Yo iré también”.

 

Así libertará el Señor su pueblo de ambos pecado y pecadores, los mantendrá separados para siempre, y los dotará con todos los poderes para hacer milagros. ¿Hace él esto porque ellos han sido buenos? ¿O por causa de su nombre? Aquí esta su propia respuesta:

 

Por tanto, di a la casa de Israel: Así ha dicho Jehová el Señor: No lo hago por vosotros, oh casa de Israel, sino por causa de mi santo nombre, el cual profanasteis vosotros entre las naciones adonde habéis llegado. Y santificaré mi grande nombre, profanado entre las naciones, el cual profanasteis vosotros en medio de ellas; y sabrán las naciones que yo soy Jehová, dice Jehová el Señor, cuando sea santificado en vosotros delante de sus ojos. Y yo os tomaré de las naciones, y os recogeré de todas las tierras, y os traeré a vuestro país. Esparciré sobre vosotros agua limpia, y seréis limpiados de todas vuestras inmundicias; y de todos vuestros ídolos os limpiaré. Os daré corazón nuevo, y pondré espíritu nuevo dentro de vosotros; y quitaré de vuestra carne el corazón de piedra, y os daré un corazón de carne. Y pondré dentro de vosotros mi Espíritu, y haré

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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que andéis en mis estatutos, y guardéis mis preceptos, y los pongáis por obra. Habitaréis en la tierra que di a vuestros padres, y vosotros me seréis por pueblo, y yo seré a vosotros por Dios”. Ezequiel 36:22-28.

 

Note cuán claro hacen el cuadro estos versículos – que lo que Dios hace por su pueblo, lo hace, no porque ellos lo merecen, sino por causa de su propio nombre; que lo hace no antes, sino después, que los toma de todas las tierras y los trae a su propia tierra; que entonces y allí los limpia y les cambia sus corazones. Todo esto muestra que mientras su pueblo está mezclado con la cizaña, y vive entre los Gentiles, nunca podrán estar preparados para la traslación. Obviamente, entonces, la tierra de nuestros padres será nuestro final y magnífico vestidor para prepararnos para la sociedad de seres eternos puros, sin pecado.

 

¿Vemos, entonces, tan claro como deberíamos, que fallar en atender a la verdad de este importantísimo evento en toda la historia de la iglesia, es perder el derecho al don de milagros, a la preparación para la traslación, y al derecho de vivir y reinar con Cristo durante los mil años? No nos atrevamos a dejar que el Enemigo nos engañe en cuanto a este nuevo corazón que nos habilita para el Cielo.

 

Esta reunión será verdaderamente el segundo éxodo, y será exactamente como el Señor lo ha dicho:

 

Asimismo acontecerá en aquel tiempo, que

 

 

 

 

 

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Jehová alzará otra vez su mano para recobrar el remanente de su pueblo que aún quede en Asiria, Egipto, Patros, Etiopía, Elam, Sinar y Hamat, y en las costas del mar … Y habrá camino para el remanente de su pueblo, el que quedó de Asiria, de la manera que lo hubo para Israel el día que subió de la tierra de Egipto”. Isaías 11:11, 16.

 

“Y le daré sus viñas desde allí, y el valle de Acor por puerta de esperanza; y allí cantará como en los tiempos de su juventud, y como en el día de su subida de la tierra de Egipto”. Oseas 2:15.

 

“… Pero en vez de darlo todo por Cristo, muchos han tomado el lingote de oro, y el codiciable manto babilónico, y los han escondido en el campamento. Si la presencia de un sólo Acán bastó para debilitar todo el campo de Israel, ¿podemos sorprendernos ante el escaso éxito que corona nuestros esfuerzos, ahora que cada iglesia, y casi cada familia, tiene su Acán?”. Testimonios para la Iglesia, Volumen 5, página 146.

 

He aquí la razón de la inminente purificación de la iglesia, la destrucción de los Acanes de hoy, en preparación para el cruce antitípico del Jordán.

 

Ahora consideraremos como esta obra de (“zarandeo”), separación, comenzará, y también como la iglesia oirá de él. Hace años el Espíritu de Dios abrió la verdad en visión:

 

Pregunté cuál era el significado del zarandeo que yo había

 

 

 

 

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visto”, declara la destinataria de la visión, “y se me mostró que lo motivaría el testimonio directo que exige el consejo que el Testigo fiel dio a la iglesia de Laodicea. Moverá este consejo el corazón de quien lo reciba y le inducirá a exaltar el estandarte y a difundir la recta verdad. Algunos no soportarán este  testimonio directo, sino que se levantarán contra él, y esto es lo que causará un zarandeo en el pueblo de Dios”. Primeros Escritos, página 270.

 

En esta visión se nos presenta un poderoso mensaje que es llevado a los Laodicenses, y eso ha de comenzar el zarandeo entre el pueblo de Dios. Luego en subsecuente visión y testimonio, se nos da mirar el glorioso efecto de este zarandeo.

 

“…Se realizaron grandes milagros. Sanaban los enfermos, y señales y prodigios acompañaban a los creyentes. Dios colaboraba con la obra, y todos los santos, sin temor de las consecuencias, obedecían al convencimiento de su conciencia, se unían con los que guardaban todos los mandamientos de Dios y proclamaban poderosamente por doquiera el tercer mensaje”. Primeros Escritos, página 278.

 

Decid a los de corazón apocado: Esforzaos, no temáis; he aquí que vuestro Dios viene con retribución, con pago; Dios mismo vendrá, y os salvará. Entonces los ojos de los ciegos serán abiertos, y los oídos de los sordos se abrirán. Entonces el cojo saltará como un ciervo, y cantará la lengua del

 

 

 

 

 

 

 

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mudo; porque aguas serán cavadas en el desierto, y torrentes en la soledad”. Isaías 35:4-6

 

“… Es imposible dar una idea de lo que experimentará el pueblo de Dios que viva en la tierra cuando se combinen la manifestación de la gloria de Dios y la repetición de las persecuciones pasadas. Andarán en la luz que emana del trono de Dios. Por medio de los ángeles, las comunicaciones entre el cielo y la tierra se mantendrán constantes. Por su parte Satanás, rodeado de sus ángeles, y haciéndose pasar por Dios, hará toda clase de milagros a fin de seducir, si fuese posible, aun a los escogidos. El pueblo de Dios no hallará seguridad en la realización de milagros, porque Satanás los imitará. En ésta dará prueba, el pueblo de Dios hallará su fortaleza en la señal mencionada en Éxodo                  31:12-18 …” Testimonios para la Iglesia, Volumen 9, página 15.

 

Envisionando este gran día del poder de Dios, el “profeta del evangelio”, también, enfoca nuestros ojos sobre los que atendiendo “al testimonio directo”, sobreviven a la prueba del zarandeo, y miran cara a cara las maravillosas escenas de la gloria futura:

 

Mira a Sion, ciudad de nuestras fiestas solemnes; tus ojos verán a Jerusalén, morada de quietud, tienda que no será desarmada, ni serán arrancadas sus estacas, ni ninguna de sus cuerdas será rota. Porque ciertamente allí será Jehová para con nosotros fuerte, lugar de ríos, de arroyos muy anchos, por el cual no andará

 

 

 

 

 

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galera de remos, ni por él pasará gran nave … No dirá el morador: Estoy enfermo; al pueblo que more en ella le será perdonada la iniquidad”. Isaías 33:20-21, 24.

 

Luego a esta ya gloriosa escena, la Inspiración agrega aun otra faceta iluminante y confortante:

 

“Y todo aquel que invocare el nombre de Jehová será salvo; porque en el monte de Sion y en Jerusalén habrá salvación, como ha dicho Jehová, y entre el remanente al cual él habrá llamado … Pero Judá será habitada para siempre, y Jerusalén por generación y generación”. Joel 2:32; 3:20.

 

“Mas en el monte de Sion habrá un remanente que se salve; y será santo, y la casa de Jacob recuperará sus posesiones … Y subirán salvadores al monte de Sion para juzgar al monte de Esaú; y el reino será de Jehová”. Abdías 1:17, 21.

 

Estas dos profecías de liberación y de eventos subsecuentes, vívidamente revelan el poder de hacer milagros que ha de investir a los que soporten el “día de Jehová grande y terrible” que se aproxima velozmente.

 

Y ahora como el día se “aproxima velozmente” (Testimonios para la Iglesia, Volumen 5, página 75), para sumergir en ruina a los Laodicenses que dan oído sordo al mensaje que causa el zarandeo, virtualmente ninguno sino los enfermos, los afligidos,

 

 

 

 

 

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los perdidos, y los de las calles y las plazas, serán lo suficiente humildes y viles para responder a las amonestaciones, para experimentar el poder transformador de la gracia divina en sus corazones, la santificación progresiva que imparte la justificación por la fe, y estar entre los reunidos, como la Inspiración revela:

 

“Y levantará pendón a las naciones, y juntará los desterrados de Israel, y reunirá los esparcidos de Judá de los cuatro confines de la tierra”. Isaías 11:12.

 

“Entonces Jesús le dijo: Un hombre hizo una gran cena, y convidó a muchos. Y a la hora de la cena envió a su siervo a decir a los convidados: Venid, que ya todo está preparado. Y todos a una comenzaron a excusarse. El primero dijo: He comprado una hacienda, y necesito ir a verla; te ruego que me excuses. Otro dijo: He comprado cinco yuntas de bueyes, y voy a probarlos; te ruego que me excuses. Y otro dijo: Acabo de casarme, y por tanto no puedo ir. Vuelto el siervo, hizo saber estas cosas a su señor. Entonces enojado el padre de familia, dijo a su siervo: Ve pronto por las plazas y las calles de la ciudad, y trae acá a los pobres, los mancos, los cojos y los ciegos”. Lucas 14:16-21.

 

“… Los impíos procederán impíamente, y ninguno de los impíos entenderá, pero los entendidos comprenderán”. Daniel 12:10.

 

 

 

 

 

 

 

 

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¿Quién es sabio para entender? ¿Es usted, Hermano, Hermana? ¿Actuará ahora, mientras dura el tiempo? ¿Encarará el cuadro y se alistará para enfrentar la situación? ¿Lo hará antes que el Espíritu de Dios le abandone y el Enemigo se asegure la ventaja final sobre usted? ¿Se dará cuenta que mientras engaña a los ricos con vanidades y quebranta los pobres con cuidados, usará toda arma que tiene para descorazonar, desanimar, y desparramar a los que aceptan la misericordiosa invitación del Señor a su cena?.

 

Además, tan cierto como que el Diablo vive, empleará toda agencia posible para añadir o quitar de la Verdad de Dios, agravando y descorazonando, especialmente capitalizando en las desgracias y aflicciones de los santos, para asegurar así su caída si fuese posible. Principalmente dependerá de dos de sus más poderosas y exitosas agencias- extremismo – uno empujando para la derecha y el otro para la izquierda: En un esfuerzo para esparcir tantos como pueda del centro de luz se esforzará para llevar una clase a la excitación del fanatismo, y para sumergir la otra clase en las aguas congeladas de la frialdad. Con este fin buscará convencer a la primera clase que sus aflicciones y desgracias son el resultado evidente de su obediencia imperfecta a la verdad presente, y escarnecerá a la segunda clase como fanáticamente estrictos en su curso de fe.

 

Los únicos que permanezcan hasta el fin serán los que cuidadosamente miran sus pasos de ser arrastrados por su añadir o

 

 

 

 

 

 

 

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quitar de las obras de la Inspiración.

 

Los informados, se regocijarán en lugar de ser empujados y llevados a perder la esperanza. Nada, ni las aflicciones de Job, los desanimarán, porque serán sabios y entendidos: conocerán la verdad, y la verdad los librará de los engaños de Satanás. Recordarán que el hombre ciego (Juan 9:1-3) nació ciego, no por el pecado de alguien, sino solamente para que el Hijo del Hombre pudiera ser glorificado en él. Considerarán que ambos Lázaro y Dorcas se enfermaron y murieron, no porque eran los más grandes pecadores de ese tiempo, sino para que el Hijo de Dios pudiera demostrar que el tenía poder no sólo para sanar a los enfermos sino también para resucitar los muertos a su voluntad. Percibirán que las aflicciones y desgracias que les han venido, no los han separado de Dios, por el contrario los han acercado más a él; que es mejor que vayan al reino, pobres mancos, cojos, ciegos que ir a perdición, ricos con casas y propiedades, bueyes y salud o lo que sea.

 

Con lágrimas de gozo por perdonarle sus grandes pecados, María Magdalena entonces lavó los pies de su Salvador, y los secó con su cabello, luego quebró la caja del precioso alabastro, ungió su cabeza con el ungüento. Mientras todo esto estaba tomando lugar, las codiciosas manos de Judas se retorcían por el precio de éste para engordar su bolsa, aunque al mismo tiempo pretenciosamente profesaba profundo amor por los pobres. Esta profesión hipócrita, mientras proyectaba sobre su pecho,

 

 

 

 

 

 

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como si fuera “con voz de paloma”, procuraba pasar como genuino amor por otros, acusando a María de disparate y desperdicio. Y a Jesús de vanidad y desperdicio.

 

Los informados y que tienen discernimiento distinguirán tales hermanos falsos en su medio, y sabrán que si Dios quiere que sus fieles se enfermen, alegremente sufrirán la enfermedad por su causa; que si los quiere con salud, alabarán su santo nombre por la fuerza y la salud que los capacita para hacer algo en favor de los débiles, los deshabilitados, los enfermos y los sufrientes; que si los quiere muertos, no pueden vivir y alegremente morirán; que si los quiere vivos, no podrán y no querrán morir; que lo que él quiera, es lo que ellos quieren y lo tomarán alegremente. Su esperanza estará en El solamente.  Cerrarán sus oídos a todos los que en alguna u otra manera buscan reprobar la causa de la Verdad hoy; no escucharán a murmuraciones; estarán confiados que Dios está a la cabeza de la obra, que él mismo está atendiendo a sus negocios. Conocerán que todos que permanecen en el pozo de la falsedad e injusticia finalmente irán al “pozo del abismo” de la perdición.

 

La lección, también, de las pruebas de Job será para su enseñanza, esperanza y ánimo. Entenderán y considerarán bien el hecho, que hubo Jobs antes del Job de la Biblia, que hubo Jobs desde él, que hay Jobs hoy, y que habrá Jobs hasta que el Reino venga. Su fe en Dios estará en verdad y en

 

 

 

 

 

 

 

 

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confianza, en prosperidad o en angustia, en enfermedad o en muerte, y nada podrá moverlos del mensaje del Cielo para hoy. Sabrán que este será su vida o su muerte, y se apagarán a la vida. No serán encontrados murmurando, dudando, acusando, o desesperados,  porque cualquiera sea su suerte mientras están dentro del abrigo de Dios, sabrán que esta es su voluntad para ellos. Cada uno de ellos con el corazón y el alma y con certeza dirá:

 

“Alzaré mis ojos a los montes; ¿De dónde vendrá mi socorro? Mi socorro viene de Jehová, que hizo los cielos y la tierra. No dará tu pie al resbaladero, ni se dormirá el que te guarda. He aquí, no se adormecerá ni dormirá el que guarda a Israel. Jehová es tu guardador; Jehová es tu sombra a tu mano derecha. El sol no te fatigará de día, ni la luna de noche. Jehová te guardará de todo mal; El guardará tu alma. Jehová guardará tu salida y tu entrada desde ahora y para siempre”.  Salmos 121:1-8.

 

En la acumulativa luz brillando ahora en la tan debatida cuestión de lenguas y otros milagros, nadie necesita continuar más en tinieblas, error, o confusión en cuanto a la naturaleza, carácter, y propósito del verdadero poder que obra milagros, y el tiempo de su manifestación. Triste decir, sin embargo, multitudes de no informados y mal informados continuarán siendo enganchados al brincar en ganchos pasmados con promesas de milagros colgando seductivamente

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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de las líneas de los así llamados obradores de milagros aquí, allá, y por todas partes, yendo así de lo malo a lo peor, malgastando su tiempo y su dinero, su vida y su salud, su esperanza y su fe.

 

Los santos no orarán, luego se preguntarán si Dios ha oído y contestado sus oraciones. Conocerán y se regocijarán en la fe que él ha oído y les ha respondido en su propia manera, aunque sea enteramente contrario a lo que ellos han pedido. Harán lo que puedan a la manera de Dios, aceptarán la ayuda que él provee, y sabrán que “mejor es confiar en Jehová que confiar en el hombre”. Salmos 118:8.

 

Puesto que el tiempo para que Dios exalte algún grupo de gente con un poder demostrador de obrar milagros todavía no ha venido, aunque verdaderamente se está acercando rápido, y puesto que ustedes hermanos conocen las profecías sobre este tema, entonces si les prestan atención, cuan afortunados y felices estarán en salvarse a sí mismos de correr de aquí para allá buscando un poder que obre milagros donde no hay uno genuino.

 

Si ustedes, Hermanos, permanecen bajo del abrigo de Dios de revelación inspirada, y caminan con él como lo hizo Enoc, lo tendrán a su lado en cada paso del camino. Así que cualquiera que sea su carga, déjenla a él, y él mismo la llevará para usted hasta el triunfo. Sabiendo que él ha oído su oración, y que él le otorgará su pedido si él mira que llevará su plan

 

 

 

 

 

 

 

 

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para usted y para su evangelio hoy.

 

Traficantes de milagros y cazadores de milagros, todos fanáticos, téngalo en mente, pueden ser peligrosamente subversivos, listos para sabotear todo lo que no está de acuerdo con su manera de pensar. Lenguas sueltas y ruidosas se esforzarán para zarandear la fe de todos nosotros. Los que llevan las cargas más pesadas de alimentar el rebaño con “alimento a tiempo” serán el principal blanco del Diablo. En semejante tiempo como este, estos devotos seguidores de Dios se beneficiarán más del consejo del Señor:

 

“No creáis en amigo, ni confiéis en príncipe; de la que duerme a tu lado cuídate, no abras tu boca. Porque el hijo deshonra al padre, la hija se levanta contra la madre, la nuera contra su suegra, y los enemigos del hombre son los de su casa. Mas yo a Jehová miraré, esperaré al Dios de mi salvación; el Dios mío me oirá”. Miqueas 7:5-7.

 

Se descubrirá que hay miles de voces, algunas de profesos creyentes, y algunas de los que pelean contra la fe de los santos, una voz condenando una cosa, y otra condenando otra cosa, y lo que uno condena, el otro la aprueba. Pero cuando se mantiene cerca a la luz de la palabra de Dios, todas sus filosofías y murmuraciones discordantes, sus planes humanos y sus ideas carnales, se verá que son un tumulto de envidia, celos, orgullo,

 

 

 

 

 

 

 

 

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vanidad, odio, malicia, política, codicia, prejuicio, y todo otro egoísmo. Estos desafortunados, que corren sin ser llamados, estando aun en tinieblas espirituales, sin duda se imaginan que están obrando para Dios con celo y energía. Pero un día horriblemente descubrirán que han estado obrando contra el Señor, como se descubrió a sí mismo Saulo de Tarso. Puedan las oraciones de los santos despertarlos, y ponerlos a trabajar para el Señor, como las oraciones de Esteban hicieron que Saulo llegará a ser el gran Apóstol Pablo para ambos Judíos y Gentiles. Y ojalá que el que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice, y retenga lo que tiene no sea que el enemigo engañosamente lo tome de sus garras.

 

 

 

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