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Llamadas Oportunas

La Única Paz de Mente

Vol. 2                                                                          N0. 25, 26

 

EL PRODUCTO DE LA ESCUELA DE DIOS Y EL PRODUCTO DE LA ESCUELA DEL HOMBRE

 

SINTOÍSMO Y CRISTIANDAD

NO - PROGRESIVA


 

 

 

MEDITACIÓN PARA LA ORACIÓN DE APERTURA

El Oidor que se Asemeja al Buen Terreno

 

Leeré de Palabras de Vida del Gran Maestro, comenzando en la página 39 el segundo párrafo.

 

“El oyente que se asemeja al buen terreno, recibe la palabra, ‘no como palabra de hombres, sino según lo es verdaderamente, la palabra de Dios’. Sólo es un verdadero estudiante el que recibe las Escrituras como la voz de Dios que le habla. Tiembla ante la Palabra; porque para él es una viviente realidad. Abre su entendimiento y corazón para recibirla. Oyentes tales eran Cornelio y sus amigos, que dijeron al apóstol Pedro: ‘Ahora pues, todos nosotros estamos aquí en la presencia de Dios, para oír todo lo que Dios te ha mandado’. El conocimiento de la verdad depende no tanto de la fuerza intelectual como de la pureza de propósito, la sencillez de una fe ferviente y confiada … Los oyentes que son comparables a un buen terreno, habiendo oído la palabra, la guardan. Satanás con todos sus agentes del mal no puede arrebatársela. No es suficiente sólo oír o leer la Palabra; el que desea sacar provecho de las Escrituras, debe meditar acerca de la verdad que le ha sido presentada. Por medio de ferviente atención y del pensar impregnado de oración debe aprender el significado de las palabras de verdad, y debe beber profundamente del espíritu de los oráculos santos”.

 

Necesitamos pedir que seamos los oyentes que se asemejan al buen terreno y verdaderos aprendices; que la Palabra de Dios sea una realidad viviente en nosotros; que demos ahora oído a la enseñanza del Espíritu Santo; que no seamos meramente oidores de la Palabra, sino hacedores también.

 

 

Copyright, 1954

Todos los derechos reservados

V.T. HOUTEFF

 

Vol. 2, N° 25                                                                                                                                                                                              2


 

EL PRODUCTO DE LA ESCUELA DE DIOS Y EL PRODUCTO DE LA ESCUELA DEL HOMBRE

 

TEXTO DE LA ALOCUCIÓN POR V. T. HOUTEFF

MINISTRO DE LOS DAVIDIANOS ADVENTISTAS DEL SÉPTIMO DÍA

EL SÁBADO, 31 DE ENERO DE 1948

CAPILLA DEL MONTE CARMELO

WACO, TEXAS

 

Salmos 71:17 – “Oh Dios, me enseñaste desde mi juventud, y hasta ahora he manifestado tus maravillas”.

 

Aquí está el propio testimonio de David del hecho que él no tenía nada que sentir por estar en la escuela de Dios toda su vida, que él estaba ansioso por declarar la Verdad de Dios. Luego, también, sabemos que la escuela de Dios y las escuelas del hombre por muchos siglos han estado contemporáneamente en competencia, y ahora nosotros podemos hacer una justa comparación del producto de una con el producto de la otra.

 

Sabemos que las escuelas del hombre han producido genios en muchas líneas. Por ejemplo, los hombres han inventado gigantescos aviones para levantar toneladas en el aire, aviones que viajan tan rápido como el sonido, y a una gran altura, también. Los hombres también han construido enormes buques de vapor cargados con miles de toneladas de cargamento y pasajeros, y cruzan el océano en unos cuantos días. Las escuelas del hombre también han producido grandes oradores y maestros competentes. Los hombres han hecho muchas cosas, y les damos el crédito que se merecen. Lo que las escuelas del hombre están haciendo, lo sabemos bien, pero ¿qué sabemos de las escuelas de Dios? ¿Sabemos mucho

 

 

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acerca de ellas? Si no, ¿por qué no?

 

Tomemos ahora una justa encuesta del producto de las escuelas de Dios. Comenzaré con la escuela que Enoc, el séptimo desde Adán, atendió. En la escuela de Dios él aprendió algunas cosas vitalmente importantes. Para comenzar, Enoc aprendió a caminar con Dios (Génesis 5:22). Además, hasta este día él tiene el campeonato en aviación: Enoc, sabemos, tomó un vuelo, no 40, 50, o 100 millas para arriba, ni a cien o a mil millas por hora, sino hasta una altura indecible y a una velocidad indecible. Si, rápidamente llegó al trono de Dios. ¿Han producido las escuelas de los hombres tan grandes genios como Enoc?

 

Como Enoc, Noé, también, aprendió a caminar con su Señor (Génesis 6:22). Su genio en construir barcos es un crédito total a la escuela de Dios. ¡El barco de Noé, sabemos, era lo suficiente grande y lo suficiente fuerte para vivienda y llevar un par o más de toda criatura viviente sobre la tierra, incluyendo todas las provisiones necesarias para el hombre y las bestias para que durara más de un año! Su barco soportó la más dura tormenta de lluvia y viento que el mundo jamás ha conocido. El barco de Noé sobrevivió no sólo la más larga duración de lluvia y viento jamás conocido, sino aún las convulsiones de la tierra cuando las fuentes de las profundidades se rompieron arrojando rocas y lodo cientos y miles de pies en el aire, por lo cual las altas escabrosas montañas de la tierra fueron hechas. ¡No sólo el barco, sino toda cosa viviente dentro sobrevivió! Noé es aún el campeón de constructores de barcos, y el campeón de capitanes del mar, también. El producto de las escuelas de Dios, vemos, es muy superior a cualquier cosa de lo que las escuelas del hombre han sido capaces de producir.

 

Abraham, sabemos, matriculado en la escuela de Dios cuando Dios lo llamó para dejar la casa de su padre

 

 

 

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e ir a una tierra que él nunca había visto. El tomó sus pertenencias, y tomó también a su sobrino de compañero. Desde el mismo comienzo prosperaron grandemente, y su negocio se expandió rápidamente que para cuidar de él tenían que esparcir y partir la compañía.

 

Abraham tomó el terreno montañoso después que Lot escogió el valle fértil adyacente a las tiendas de Sodoma y Gomorra. Allí la familia de Lot dejó la escuela de Dios y entró a la escuela del hombre. Abraham y su familia permanecieron en la escuela de Dios, aprendiendo como hacer que las montañas pagaran buenos dividendos. Abraham se hizo “muy rico, pero Lot muy pobre. Abraham, vemos, en la escuela de Dios llegó a ser el más grande negociante del mundo en sus días. El aprendió a hacer algo de la nada. Además, él era el general más grande del mundo, porque se recordará que con solo unos pocos hombres él derrotó cinco reyes, tomó sus despojos y devolvió lo útil a sus propios dueños. ¡Todo esto hizo sin la pérdida de un solo soldado! Más aún educó el único hijo que jamás voluntariamente se sometió para ser quemado en un altar sacrificial por la religión de su padre.

 

A continuación consideraremos a Esaú y Jacob, los hijos gemelos de Isaac. Jacob se graduó de la escuela de Dios, y Esaú en la escuela del hombre. ¿Cómo lo sé? Yo se esto, porque si Esaú hubiese caminado con Dios, él no podría haber aprendido a cazar, porque Dios no es un cazador, no se interesa en matar y destruir las vidas que él creó. Así, en lugar de tomar su escuela de entrenamiento en la escuela de Dios, Esaú se enseñó a sí mismo en la escuela del hombre. El no vio valor particular en la religión, y no puso gran valor en su primogenitura que el precio de una comida. Jacob, por otro lado, estaba ansioso de caminar con Dios y comprar la primogenitura de Esaú a cualquier

 

 

 

 

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precio, pero lo obtuvo a un precio reducido.

 

Y ¿cómo sé con seguridad que Jacob caminó con Dios? Yo sé esto porque al fin del primer día de su vuelo de la presencia de Esaú, Jacob reposó con Dios, y allí él vio los ángeles de Dios subiendo y bajando la escalera que abarcaba la distancia del cielo a la tierra.

 

Luego, después de haber gastado otros veinte años en la escuela de Dios, Jacob se fue de Padan-aram y se dirigió hacia su hogar con riquezas incalculables, aunque había dado catorce de los veinte años de tiempo y labor en cambio por los cuales no recibió nada sino sólo las dos hijas de Labán en matrimonio. Jacob, vemos, en la escuela de Dios aprendió como convertir la pobreza en negocio bien pagado. Además, no sólo se hizo rico a sí mismo, pero hizo a su suegro rico también. Aprendió como trabajar y como ahorrar. Pero no para allí. Continuó en la escuela de Dios, y cuando en Egipto, José su hijo, quien era entonces después del rey, no estaba avergonzado de presentar su padre a Faraón en el trono. Jacob era un hombre culto.

 

José mismo desde su juventud era un devoto estudiante en la escuela de Dios. Finalmente, tomó su obra postgraduada en Egipto. Cuando hubo obtenido suficiente conocimiento vino a ser rey, y todo Egipto – de hecho todo el mundo antiguo – se postró ante él.

 

José vino a ser el más grande economista del mundo y banquero, también. Nunca desde ese día alguien ha hecho tanto; él se las arregló para comprar todo el grano sobrante de su tierra por siete años, y en los siete años más juntó todo el dinero del pueblo y sus tierras, ambos, dinero en efectivo e hipotecas y los depositó en el banco de Faraón. Además esto salvó al mundo del hambre.

 

 

 

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Enséñame semejantes resultados como estos de las escuelas de los hombres, y yo le mostraré que la lluvia no gotea de los cielos.

 

Luego estuvo Moisés. Desde su juventud hasta sus cuarenta años, él fue a ambas, la escuela de Dios y la escuela de Faraón. Con esta doble educación se sintió fuerte y suficiente capaz para liberar la nación Hebrea de las ladrilleras de Faraón. El comenzó matando a un Egipcio, y luego huyó del país. Dios, no obstante, no estaba de parte de él. Lo llevó al Monte Horeb y allí lo hizo cuidar ovejas. Allí mientras cuidaba ovejas para vivir y pagaba su enseñanza él estaba desaprendiendo la educación de Faraón, y allí en la escuela de Dios, aprendió como llegar a ser el más grande general-libertador, autor, gobernador, educador, legislador y profeta del mundo.

 

Es verdad que, las escuelas del hombre han entrenado grandes mentes, y han producido grandes generales tales como Eisenhower y McArtur, por quienes Estados Unidos y Gran Bretaña construyeron pesados barcos, gigantes armas y otros grandes armamentos, reclutaron grandes ejércitos y navíos. Después de muchos meses de semejante preparación, en la cual millones de gente participó, Eisenhower cruzó el Canal Inglés contra la super máquina de guerra Alemana y McArtur regresó a las Filipinas y ocupó Japón al costo de billones de dólares y miles de víctimas. ¡Maravilloso logro, Verdaderamente! Pero Moisés, sin arma, sin avión, sin barco, y sin nadie en casa para construir y enviar suplementos, liberó a Israel, los guió seguramente para cruzar el Mar Rojo, y hundió todo el ejército Egipcio. El hizo todo esto sin una arma o arco, sin barco o avión al costo de ni hombre, ni bestia. ¡El no tuvo víctimas! ¿Dónde entre los productos de las escuelas del hombre

 

 

 

 

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encuentra lo mismo que esto?

 

Las escuelas de los hombres han producido grandes oradores, también, pero Juan el Bautista mientras aún en su juventud, por su oratoria atrajo todas las ciudades y los campos de Judá, no obstante esos muchos tenían que caminar para llegar allí, y todos, pobres y ricos del mismo modo tenían que sentarse en el suelo raso por horas. Multitudes salieron al desierto para oírle en el campo abierto. Y los Apóstoles, aunque meros pescadores, en un poco más de tres años en la escuela de Cristo llegaron a ser los más grandes predicadores que el mundo jamás ha conocido. ¡Solamente ellos de todos los predicadores jamás desde entonces tienen el récord por convertir tres mil almas del Judaísmo al Cristianismo con un solo sermón!

 

El tiempo me fallaría para hablar de otros – de Josué y de Caleb, de Daniel y de los tres Hebreos, de Sansón, de David, de los profetas, y de muchos otros aún hasta nuestros días. Es un hecho, que lo que la escuela de Dios no puede producir, la escuela del hombre no puede igualar.

 

En la escuela de Dios el estudiante se gradúa para llegar a ser el mejor en cualquier línea que emprende. Y mi consejo para usted es que si es hierba, o árbol, por así decirlo, elija ser el mejor en su clase. Puede ser tal si desea hacerlo, porque no hay fracasos en la escuela de Dios. Puede llegar a ser el mejor pastor, o el mejor rey, el mejor maestro o el mejor predicador, el mejor banquero, o el mejor cualquiera que sea.

 

Es de interés, también, notar que ambas la escuela de Dios y la escuela de los hombres tienen libros de texto. Una tiene los libros de los hombres, los cuales necesitan ser renovados año tras año, la otra tiene el libro de Dios el cual nadie

 

 

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aún ha sido capaz de mejorar. La última es la primera y la mejor nunca ha habido otra semejante y nunca la habrá.

 

La escuela de Dios no sólo enseña de su libro de texto, no meramente en el salón de clase, enseña la practica tanto como la teórica. La practica, por supuesto, la mayoría de los hombres no les gusta, y algunos no tomarían entrenamiento práctico ni por un don. Tomemos a José por ejemplo. Cuando terminó la obra en el salón de clases, se inició en la práctica. Su entrenamiento fue quizá el más penoso porque su vocación iba a ser no sólo una de las más grandes sino única también. Además, su currículo incluía aprender una lengua extraña y amar a sus enemigos. El había de aprender por experiencia que si uno sirve a Dios fielmente, entonces cualquier cosa que le sobrevenga en la vida ha de saber que es sólo un regalo de Dios, y que ha de hacer lo mejor de esto.

 

Primero él fue vendido por sus propios hermanos, y revendido por los traficantes de esclavos. El pudo haberse hecho el enfermo y con aflicción y temor. Si él se haya rendido así a sus emociones, los traficantes lo habrían tirado en algún lugar a lo largo del camino a Egipto, porque ellos deben haber sabido que un hombre enfermo solo sería un gasto para ellos, que no podrían venderlo por algo a alguien. José, se comportó muy bien, sabiendo que Dios conocía todo acerca de sus circunstancias. Los Ismaelitas, también, vieron que no habían invertido en un esclavo ordinario. Se dieron cuenta que él podía ser vendido por un alto precio a alguien que tuviera el dinero. Así fue que lo llevaron a Potifar, el hombre rico de Egipto. Allí José aprendió como tomar órdenes, como cuidar de los bienes de otra gente, y también como rehuir de las mujeres rameras.

 

Después que se graduó en la casa de Potifar tomó

 

 

 

 

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un curso detrás de las rejas de la prisión. Allí entre los soñadores aprendió a interpretar sueños. A este punto de su entrenamiento estaba equipado para gobernar a Egipto y alimentar el mundo.

 

Las escuelas del hombre no ofrecen cursos de esta clase, pero ni tampoco desarrollan benefactores, reyes, banqueros y hombres de negocios tales como José.

 

Estas son algunas de las cosas que deberíamos saber si nos hemos de graduar de la escuela de Dios. Además, deberíamos saber donde estamos recibiendo nuestro entrenamiento, porque es posible que podamos estar en la escuela del yo, mientras presuntuosamente pensemos que estamos en la escuela de Dios.

 

¿Cómo podemos saber con certeza en cuál escuela estamos obteniendo nuestro entrenamiento? – Para estar en la escuela de Dios debemos caminar con Dios – ¿y cómo podemos saber que estamos caminando con Dios? – Estoy seguro que si vamos a los lugares a donde Dios no iría, y si obramos donde Dios no obraría, entonces en vez de caminar con Dios y aprender de él, estaríamos caminando con el Diablo y recibiendo entrenamiento de él.

 

¿Cómo podemos saber que la obra que estamos haciendo es la obra que Dios tiene para que hagamos? – Es cierto que Dios no construiría instrumentos para matar sin importar el pago; que él no obraría en algo que el Diablo trabaja; tampoco iría en compañerismo con uno que no está caminando con Dios.

 

La pregunta naturalmente surge, ¿trabajaré para los hombres o para Dios para ganarme la vida? Si Dios tiene una obra para que usted haga, entonces usted no puede ir a trabajar para los hombres y todavía esperar recibir la aprobación de Dios. Pero si Dios no tiene algo para usted en su taller,

 

 

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por así decirlo, es obvio que él tiene algo para usted en el taller de alguien más exento de objeciones.

 

Los estudiantes en la escuela de Dios estudian de principios y con el sólo propósito de avanzar el Reino de Dios, mientras los estudiantes en la escuela del hombre estudian desde un punto de vista monetario, para ayudar a nadie en particular sino a sí mismos, lo cual nosotros como Cristianos no podemos hacer si esperamos llegar a ser todo lo que Dios quiere que seamos. Cualquier pensador despejado, que esta mirando las cosas desde el punto de vista de Dios, no será otro que un producto de la escuela de Dios.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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MEDITACIÓN PARA LA ORACIÓN DE APERTURA

“Y llevan fruto”

 

Leeré de Palabras de Vida del Gran Maestro, comenzando en la última línea de la página 39.

 

“Dios manda que llenemos la mente con pensamientos 40 grandes y puros. Desea que meditemos en su amor y misericordia, que estudiemos su obra maravillosa en el gran plan de la redención. Entonces podremos comprender la verdad con claridad cada vez mayor, nuestro deseo de pureza de corazón y claridad de pensamiento será más elevado y más santo. El alma que mora en la atmósfera pura de los pensamientos santos, será transformada por la comunión con Dios por medio del estudio de la Escrituras.

 

“‘Y llevan fruto’. Los que habiendo recibido la palabra la guardan, darán frutos de obediencia. La palabra de Dios, recibida en el alma, se manifestará en buenas obras. Sus resultados se verán en una vida y un carácter semejantes a los de Cristo. Jesús dijo de sí mismo: ‘El hacer tu voluntad, Dios mío, hazme agradado; y tu ley está en medio de mis entrañas". "No busco mi voluntad, mas la voluntad del que me envió, del Padre". Y la Escritura dice: "El que dice que está en él, debe andar como él anduvo’”.

 

¿Por qué oraremos hoy? – Oraremos por el poder que nos capacite para meditar en su amor y misericordia y que cause así que nuestra percepción de la Verdad venga a ser más alta y más santa; oremos para darnos cuenta que el alma que mora en la atmósfera de pensamientos santos es transformada; pidamos aprender por experiencia que la Palabra de Dios recibida en el alma, se manifiesta en buenas obras.

 

 

 

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SINTOÍSMO Y CRISTIANDAD

NO - PROGRESIVA

 

TEXTO DE LA ALOCUCIÓN POR V. T. HOUTEFF

MINISTRO DE LOS DAVIDIANOS ADVENTISTAS DEL SÉPTIMO DÍA

EL SÁBADO, 7 DE FEBRERO DE 1948

CAPILLA DEL MONTE CARMELO

WACO, TEXAS

 

Nuestro texto para el estudio de esta tarde se encuentra en –

 

Jeremías 10:23 – “Conozco, oh Jehová, que el hombre no es señor de su camino, ni del hombre que camina es el ordenar sus pasos”.

 

En este versículo se nos dice que el camino que el hombre debe ir no está en sí mismo, que de sí mismo no sabe como dirigir sus pasos. Alguien más debe dirigirlos si ha de ir en la dirección correcta. Por esta misma razón el pueblo de Dios es guiado por un profeta y es preservado por un profeta. (Oseas 12:13). Así fue que por medio de los profetas Dios guió y preservó la Iglesia del Antiguo Testamento, y por el mismo Espíritu fundó, guió, y hasta este día ha preservado la Iglesia del Nuevo Testamento, aunque el espíritu que se rebeló contra el liderazgo de Dios antiguamente, aun está en la Iglesia hoy.

 

Naturalmente los hombres están inconscientes del hecho que ellos no pueden dirigir sus propios pasos aunque Dios los inicie como un padre inicia su niño. Nunca debemos olvidar que cuando el antiguo pueblo de Dios rechazó a los profetas, inclusive a Juan el Bautista, Jesucristo, y los Apóstoles, cuando él no pudo guiarlos más, sus pies resbalaron en toda

 

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dirección, cayeron de la gracia y perdieron todo. Sólo los seguidores de los profetas permanecieron con Dios y solo ellos conformaron la iglesia Cristiana en su comienzo. Nadie más que Dios dirigió sus pasos a la Iglesia.

 

Tomemos otro ejemplo: La mayor parte del mundo hoy, con sólo unas pocas excepciones, es Budista, Musulmán, o Cristiano. Dos terceras partes de la población del mundo todavía está siguiendo en los pasos de Buda, quien vivió mas o menos 550 años antes de Cristo. ¡Píenselo! ¡Dos tercios, un poco menos que un billón de los habitantes del mundo todavía está siguiendo a Buda!

 

¿Y quién era Buda? ¿Qué clase de hombre era él – bueno o malo? ¿Era un impostor o era un maestro de justicia?

 

Para encontrar la respuesta, primero tomemos en consideración la clase de gente que estaba en contacto con él. El no estaba en contacto con los Hebreos, ni con los Cristianos, sino solo con gente degradada del Oriente. Y los que no estuvieron en contacto con las enseñanzas de Buda, – los de las islas del sur en particular – todavía son caníbales en gran extensión.

 

Tomando estos hechos en consideración antes de hacer juicio podemos preguntar, ¿En qué engañó Buda a sus seguidores? – En nada es toda la respuesta. ¿Y a qué los guió? La historia da esta respuesta; “Lo que él le enseñó a la gente era que ellos debían buscar la salvación no a través de la observancia de ritos y ceremonias religiosas, sino por medio de honestidad y pureza de corazón, a través de la caridad y ternura y compasión hacia todas las criaturas que tienen vida” “Historia General”, página 66.

 

 

 

 

 

 

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Puesto que la clase de enseñanza de Buda ciertamente no viene del Diablo, y puesto que guió a sus seguidores de lo malo a lo mejor, no puede haber sido un engañador. Buda, además, no sólo enseñó buena moral, sino, si la historia es confiable, él mismo vivió hasta lo que enseñó. Finalmente, al mantenerse con su gran influencia él pudo haber sido un hombre rico, pero él murió pobre. Y si las normas de vida tienen virtud, las normas de Buda, si se las vivía, podrían haber levantado al pueblo del Oriente más alto del nivel de muchos así llamados Cristianos en nuestros días.

 

Buda por consiguiente parece haber sido un predicador de justicia en su tiempo, porque sus normas de comportamiento eran prácticamente las normas de los diez mandamientos, las normas de la Biblia. ¿De dónde obtuvo tales normas? Ciertamente no del Diablo. Ahora podemos preguntar, ¿Estaba Dios en el tiempo de Buda interesado solamente en la nación Hebrea? ¿Descuidó él enteramente al resto del mundo? ¿Y permitió él deliberadamente que una tercera parte de los habitantes de la tierra fueran guiados por Buda de mal a peor? ¿O vio que eran guiados del mal a lo mejor?

 

Hay sólo una respuesta que honesta y sabiamente podemos dar: Que Dios a través de Buda hizo por los gentiles lo que no podría haber sido hecho por medio de Moisés o por medio de cualquiera de los profetas Hebreos.

 

Comparativamente hablando, Dios por medio de Buda levantó los gentiles del abismo en el que estaban tantas pulgadas arriba, como Moisés levantó a los Hebreos del abismo en que estaban. Los Hebreos, por supuesto, supieron más acerca a Dios que los seguidores de Buda porque el abismo en el que Buda encontró los gentiles era mucho más hondo que el abismo en que Moisés encontró la nación Hebrea.

 

 

 

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Buda mismo nunca pensó que después de su muerte él sería adorado como un dios por sus seguidores – no, no más de lo que pensaron los profetas, los Apóstoles, y María, la madre de Jesús, que ellos iban a ser adorados después de su muerte.

 

Ahora podemos ver que mientras Buda estaba dirigiendo los pasos de su pueblo, el pueblo fue guiado más cerca a las normas de la Biblia y a las ideas de Cristo que lo que estaban antes de su tiempo. Puesto que es así, entonces Buda no era un impostor.

 

Tan pronto como Buda murió, sus seguidores corrieron contra una pared como si fuera, y su progreso hacia Dios, la Biblia, y Cristo, se detuvo donde Buda paró. Verdaderamente no podrían haber avanzado mas lejos porque hicieron que la muerte de Buda viniera a ser su obstáculo contra su progreso hacia Dios. ¿Cómo hicieron esto? –

 

Es un hecho conocido que cuando el pueblo da crédito de un acto Divino a un ser finito, entonces su esperanza de que otro tan grande, o aún más grande venga a ayudarlos se va para siempre. No creen que Dios vive, que él levantará a otro aún más grande para guiarlos mas lejos, pero creen que no hay necesidad de otro y no hay necesidad de más Verdad. Por consiguiente como no esperan otro, cuando viene uno le rechazan. Así los Budistas pusieron un alto a su progreso espiritual. Así vemos que cuando la luz que en ti hay viene a ser tinieblas, “¿cuántas no serán las mismas tinieblas?” Mateo 6:23.

 

Juzgando de las experiencias del pasado, la libertad de una nación y la bala asesina este año son idóneas para traer otro dios – Mohandas K. Gandhi. Él es apto para llegar a ser el Buda de hoy. Si, los millones Hindúes ya están dando al Sr. Gandhi el

 

 

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crédito por todos sus buenos y Divinos actos.

 

Él como Buda, ciertamente fue un buen hombre, con normas altas y buena moral, las normas y morales de la Biblia y de Jesucristo.

 

Esto nos trae a otra pregunta difícil – puesto que Gandhi vivió en la era Cristiana ¿porqué no se hizo Cristiano? – Quizá él hubiera, pero supongo que tomó en cuenta que para hacerse Cristiano y unirse a la iglesia Cristiana bajaría en lugar de levantar sus normas de comportamiento.

 

Como vimos, le parecía que una así llamada nación Cristiana estaba minando la sangre de su pueblo, que estaba abusándolos y tratándolos como seres humanos inferiores. De hecho, él mismo por pararse en la decencia nacional y libertad nacional estuvo por 20 años en la cárcel. Estas son las cosas que probablemente impidieron al Sr. Gandhi de unirse a la iglesia y al pueblo Cristiano. Ciertamente él no se desvió del Cristianismo para evitar algún sacrificio, o para dar rienda suelta a algún pecado.

 

La teoría de Gandhi, además, para liberar por no-violencia, ni por espada o arma, tuvo éxito y libró más de 400.000.000 de personas que habían sido siervos de la fuerza por casi 200 años. Esto lo efectuó mientras los Cristianos se estaban matando unos a otros por miles. Estas son algunas de las cosas que más probablemente impidieron al Sr. Gandhi de hacerse un Cristiano.

 

Consideremos por un momento a Mahoma, a quien como 220.000.000 de personas se postran. ¿Qué clase de hombre era? ¿Era un impostor? ¿O era un maestro de justicia? – Consideremos

 

 

 

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la gente que fue enseñada por él. Fueron los descendientes de Lot y Abraham, – Moabitas, Esauitas, e Ismaelitas, etc., todos ellos severos enemigos de los Hebreos, y de su religión.

 

Puesto que Mahoma guió millones de Árabes más cerca a la religión Hebreo-Cristiana que los así llamados Cristianos hubieran guiado en sus días, difícilmente es posible que él fuera un impostor. El guió a sus seguidores a una norma moral más alta de vida, modestia, limpieza, regularidad de oración y dieta Bíblica que la que los Cristianos los hubieran guiado en sus días. La teoría de la religión de Mahoma de acuerdo a la historia, y como el Mahometismo la tiene ahora es:

 

Mahometismo, el nombre común dado en los países Cristianos al credo establecido por Mahoma. Sus seguidores llaman su credo Islam (completa sumisión a los decretos de Dios), y su formula común de fe es, ‘No hay otro dios que Alá, y Mahoma es su profeta’. La parte dogmática o teórica del Mahometismo abarca los puntos siguientes: – 1. Cree en Dios, quien es sin principio ni fin, el solo Creador del universo, teniendo absoluto poder, conocimiento, gloria, y perfección. 2. Cree en sus ángeles, que son seres impecables, creados de luz. 3. Cree en el genio del bien y el mal, que son creados de fuego sin humo, y están sujetos a la muerte. 4. Cree en las Sagradas Escrituras, las cuales son su palabra no creada revelada a los profetas. De esta ahora existe, sólo una forma grandemente corrupta, el Pentateuco, los Salmos, y los Evangelios; y en un estado incorrupto e incorruptible el Corán, que abroga y sobrepasa todas las revelaciones precedentes. (Véase el Corán). 5. Cree en los profetas y apóstoles de Dios, los más distinguidos son Adán, Noé, Abraham, Moisés, Jesús, y Mahoma. Mahoma

 

 

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es el más grande de todos ellos, el último de los profetas y el mas excelente de las criaturas de Dios. 6. Cree en una resurrección general y juicio final, y en futuras recompensas y castigos, principalmente de una naturaleza física. 7. La creencia, aun a la extensión del fatalismo, del absoluto conocimiento y predestinación de Dios en todos los eventos, ambos, buenos y malos”. – “Enciclopedia del Siglo Veinte”, página 507, en inglés.

 

En vista del hecho que Mahoma guió a su pueblo más cerca de la religión de la Biblia de lo que estaban antes, ¿puede ser llamado verdaderamente un impostor? Si es así, ¿dígame en qué los engañó?

 

Puesto que Mahoma estuvo tan cerca de creer la religión Cristiana, podemos preguntar, ¿porqué no se hizo Cristiano? – Consideremos las posibilidades que pudieron haberle impedido de hacerlo:

 

Mahoma vivió en el séptimo siglo de la era Cristiana, en medio de las Edades Oscuras de la religión, cuando la iglesia Cristiana estaba en lo más profundo de la adoración de ídolos, tráfico e inmoralidad, prácticas que son prohibidas por las Escrituras. Si nada mas lo hubiera impedido de unirse a la iglesia Cristiana, entonces la sola adoración a ídolos con el uso prevaleciente de carne de puerco, práctica que es contra toda religión de la Biblia, era suficiente para volver a Mahoma del Cristianismo.

 

Mahoma, yo creo, hizo lo mejor que pudo, considerando que en su tiempo la así llamada iglesia Cristiana estaba en un nivel muy bajo, y que su moral y comportamiento era mucho más alto que la moral y el comportamiento de los paganos Cristianizados. En vista de todo esto, ¿quién puede decir que Mahoma era un hombre malo, que él era un engañador?

 

 

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¿Estamos preguntando todavía porque Dios permitió a Mahoma enseñar su religión a millones de los habitantes de la tierra? ¿Y nos maravillamos porque él no llegó a ser un Cristiano? – Si es así, aquí está una segunda respuesta: Dios le permitió porque Mahoma estaba haciendo al pueblo mejor de lo que ellos eran, y porque el Mahometanismo en ese tiempo traía a uno mas cerca a la religión de la Biblia de lo que lo pudo haber traído el Cristianismo paganizado. Pero ¿por qué los Mahometanos todavía son Mahometanos? – Los Mahometanos son todavía Mahometanos, por la misma razón que los Budistas todavía son Budistas; eso es, porque después que Mahoma murió, ellos hicieron exactamente lo que hicieron los Budistas: En el progreso de la religión los Mahometanos se detuvieron donde Mahoma se detuvo – en su tumba. Ellos se detuvieron allí para asegurarse que sus seguidores nunca se unirían a otra secta. Ellos le enseñaron al pueblo que no habría otro profeta, que Mahoma era el último, que no había necesidad para otro, que tenían toda la verdad para guiarlos hasta las puertas de perlas. Así corrompen el Mahometismo taladrando esta falsa idea en las mentes del pueblo común entonces, y todavía corrompieron mas el Mahometismo de hoy, como todas las otras sectas, incluyendo el corrupto Adventismo, todavía hace lo mismo. Así es que ninguna secta como un pueblo, sino únicamente como individuos, ha aceptado jamás el mensaje adicional y esta es la razón de este mundo multisectarismo.

 

Así que preguntar ¿porque los Mahometanos y los Budistas todavía son Mahometanos y Budistas – porque no han avanzado desde que Mahoma y Buda murieron, es como preguntar porque los Católicos aún no han llegado a ser Luteranos, y porque los Luteranos aún no han llegado a ser Presbiterianos, porque los Presbiterianos aún no han llegado a ser Metodistas, porque los Metodistas aún no han llegado a ser Bautistas, porque los Bautistas aún no han llegado a ser Adventistas del Séptimo Día, y porque los Adventistas del Séptimo Día aún no han llegado a ser

 

 

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Davidianos Adventistas del Séptimo Día? La respuesta sobre todo es que cada denominación sucesiva ha fracasado en mantener paz con el progreso de la Verdad porque cada una ha fracasado en subir más alto que la altura de lo que el fundador de cada denominación respectiva pudiera posiblemente haberlos guiado en el tiempo de su vida.

 

Los Judíos nunca subieron más alto que la altura a la cual Moisés los guió. Cuando Moisés murió, ellos como si fuera murieron con él en cuanto al progreso espiritual se refiere. Así fue como ellos rechazaron y mataron a los profetas que vinieron después de Moisés, no perdonando al Hijo de Dios.

 

El mismo espíritu prevaleció en la iglesia Cristiana. Nunca se levantó sobre el nivel en el que los Apóstoles la dejaron, y por un tiempo cayo aún casi hasta el fondo del abismo. Y ella hubiera caído si Dios no hubiera visitado de nuevo a su pueblo en las personas de Lutero, Knox, Wesley, Campbell y los otros reformadores, por medio de quienes el Señor trajo a la luz ciertas partes de la Verdad Bíblica que por tanto tiempo habían sido holladas. Pero ¿vio la luz el mundo Cristiano en su totalidad? y ¿caminaron todos en ella? No, verdaderamente no, no como un pueblo, sino sólo como individuos. Y esta es la razón del presente mundo multisectariano; esto es, como fue necesario que Cristo organizara una nueva iglesia, la Cristiana, separada de la iglesia madre, los Judíos en sus días, así los reformadores se hallaron arrojados de las iglesias madres, y necesariamente fueron obligados a organizar los seguidores de la Verdad progresiva en una nueva denominación, una tras otra.

 

En esta luz, vemos el espíritu que mantiene a los Judíos todavía Judíos, los Budistas todavía Budistas, los Mahometanos todavía Mahometanos, los Católicos todavía Católicos, los Luteranos todavía Luteranos, los

 

 

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Metodistas todavía Metodistas, los Bautistas todavía Bautistas – el mismo espíritu todavía está obrando dentro de nuestra propia denominación, la Adventista del Séptimo Día, presuntuosamente creyendo que son ricos y están enriquecidos, en necesidad de nada. Esta, también, piensa que su fundadora muerta era la última en la línea de los profetas, que no hay necesidad de otro. Se siente segura de que la luz y la energía en su barco, Sión, es suficiente para llevarla a la orilla del Reino, aunque ellos bien saben que su mensaje, el Juicio de los muertos no es el último, sino que el Juicio de los vivos, el que ellos todavía no tienen, es el último. Este espíritu de reincidencia en lugar de ir hacia adelante, de oponerse al crecimiento espiritual, y al mismo tiempo fomentando el espíritu de tibieza. Está obrando exitosamente con muchos no obstante el hecho que las profecías de la Biblia que apuntan a nuestro tiempo, para ellos todavía son un misterio. No les interesa conocerlas.

 

Por lo tanto hay aún una gran obra que debe hacerse, no sólo por todas las naciones, linajes, lenguas, y pueblos, sino por la iglesia misma, si algunos han de ser salvos de la ruina venidera. De acuerdo a la profecía de Jeremías, corromper el Cristianismo es una forma de sintoísmo:

 

Jeremías 10:1-5 – “Oíd la palabra que Jehová ha hablado sobre vosotros, oh casa de Israel. Así dijo Jehová: No aprendáis el camino de las naciones, ni de las señales del cielo tengáis temor, aunque las naciones las teman. Porque las costumbres de los pueblos son vanidad; porque leño del bosque cortaron, obra de manos de artífice con buril. Con plata y oro lo adornan; con clavos y martillo lo afirman para que no se mueva. Derechos están como palmera, y no hablan; son llevados, porque no pueden andar. No tengáis temor de ellos, porque ni pueden

 

 

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hacer mal, ni para hacer bien tienen poder”.

 

El muy usado árbol de Navidad, el 25 de Diciembre – un árbol cortado de su fuente de vida y detenido con clavos – no simboliza un nacimiento, sino por el contrario la muerte de uno y un vano esfuerzo de hacerlo vivo. Cortando el árbol, para los paganos este simboliza su jefe muerto, y al impulsarlo, éste simboliza vida aunque uno esté muerto. Ahora el hecho que el ilegítimo árbol de Navidad es ampliamente celebrado no solo por los Cristianos, sino también por los no-Cristianos, el mundo por este acto está adorando la muerte, una forma de sintoísmo. Adorando los profetas muertos y matando a los vivos, es un esfuerzo brutal para impedir el progreso de la Verdad, para engañarse a sí mismo y a otros.

 

Finalmente, si no fuera por el hecho que algunos vigilantes en todas las edades se han atrevido a tomar su cruz y seguir a Dios por medio de sus profetas para ser guiados de una altura de Verdad a otra, el mundo no hubiera llegado hasta aquí.

 

No hay duda, la iglesia desde la creación hasta hoy ha sido guiada y preservada por los profetas, y ella no puede continuar en otro camino de aquí en adelante.

 

 

 

 

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