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Llamadas Oportunas

La Única Paz de Mente

Vol. 1                                                                           N0. 44, 45

 

COSAS OBTENIDAS ANTES Y DESPUÉS QUE LA TIERRA SEA HECHA NUEVA

 

LOS PODEROSOS ESAUITAS Y

LOS MODESTOS JACOBITAS
 

 

MEDITACIÓN PARA LA ORACIÓN DE APERTURA

Ser Hacedores de la Palabra

 

Nuestro pensamiento para la oración se encuentra en El Discurso Maestro de Jesucristo, página 122.

 

D.M.J., p. 122-123 - “No todos los que profesan su nombre y llevan su insignia pertenecen a Cristo. Muchos de los que enseñaron en mi nombre, dijo Jesús, al fin serán hallados faltos. ‘Muchos me dirán en aquel día: Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros? Y entonces les declararé: Nunca os conocí; apartaos de mí, hacedores de maldad’.

 

“Hay personas que creen tener razón cuando están equivocadas. Proclaman que Cristo es su Señor y, profesan hacer grandes cosas en su nombre, pero son obradores de iniquidad. ‘Hacen halagos con sus bocas y el corazón de ellos anda en pos de su avaricia’. El que declara la Palabra de Dios es para ellos ‘como cantor de amores, hermoso de voz y que canta bien; y oirán tus palabras, pero no las pondrán por obra’”.

 

La gente descrita aquí le gusta oír la Palabra de Dios, pero esto es lo más lejos que pueden ir. Yo espero que no haya aquí ninguno que solamente esté escuchando, sino que haga cualquier cosa acerca de esto, solamente los hacedores de la Palabra son justificados. Postrémonos de rodillas y oremos fervientemente para que Dios nos ayude a no ser únicamente profesos de la Verdad, sino prácticos hacedores de ella.

 

Copyright, 1953

Todos los derechos reservados

V.T. HOUTEFF

 

Vol. 1, N° 44                                                                                                                                                                                              2


 

COSAS OBTENIDAS ANTES DEL Y DESPUÉS QUE LA

TIERRA SEA HECHA NUEVA

Isaías 65

 

TEXTO DE LA ALOCUCIÓN POR V. T. HOUTEFF

MINISTRO DE LOS DAVIDIANOS ADVENTISTAS DEL SÉPTIMO DÍA

EL SÁBADO, 7 DE JUNIO DE 1947

CAPILLA DEL MONTE CARMELO

WACO, TEXAS

 

Estudiemos el capítulo sesenta y cinco de Isaías. En su estudio veremos que guarda el registro de cosas que tienen lugar en el período antes que la tierra sea hecha nueva, y el período después que la tierra es hecha nueva. Comencemos nuestro estudio con el primer versículo.

 

Isaías 65:1 – “Fui buscado por los que no preguntaban por mí; fui hallado por los que no me buscaban. Dije a gente que no invocaba mi nombre: Heme aquí, heme aquí”.

 

Pablo, escribiendo a los romanos, aplica este versículo a los Gentiles que aceptaron el Evangelio (Romanos 10:20). Así es que ellos son los que buscaron al Señor sin preguntar por él, y los que le hallaron sin buscarle. Estas condiciones cargadas de resultados, indican que el Señor es hallado con facilidad.

 

Isaías 65:2 – “Extendí mis manos todo el día a pueblo rebelde, el cual anda por camino no bueno, en pos de sus pensamientos”.

 

He aquí un contraste grande entre los que están bien informados en las cosas de Dios, y los Gentiles ignorantes. Mientras que los primeros se están apartando lejos no obstante la súplica amante del Señor hacia ellos, los últimos se están acercando

 

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más a El. Con esto vemos cuán paciente es Dios. El continúa suplicando una y otra vez. Es duro para El dejar abandonado a un pecador antes que se hayan agotado todos los medios posibles de salvarlo. Vemos aquí que es más fácil salvar a un pagano que salvar a un bien y satisfecho y engañado Cristiano.

 

Isaías 65:3 – “Pueblo que en mi rostro me provoca de continuo a ira, sacrificando en huertos, y quemando incienso sobre ladrillos”.

 

Sacrificar en huertos es hacer ostentación de la religión. Altares de ladrillo (producto del hombre y no de la creación de Dios como la piedra), son las obras del hombre. Caín ofreció un sacrificio no deseable, más el pueblo que tenemos a la vista en esta escritura ofrece un altar no deseable. Tan malo es lo uno como lo otro. ¿Y cuáles pueden ser los altares de ladrillo sino los lugares de culto que el Señor no ha señalado?

 

Isaías 65:4 – “Que se quedan en los sepulcros, y en lugares escondidos pasan la noche; que comen carne de cerdo, y en sus ollas hay caldo de cosas inmundas”.

 

Quedarse en los sepulcros es ser negada la resurrección con los santos. Y pasar la noche en los monumentos del desierto es vivir en la llamada exaltada altura de la vida – muerta para Dios y viva para el mundo.

 

Los Judíos eran muy cuidadosos de la clase de alimento que comían, pero el pueblo de que se habla aquí es tan descuidado en sus apetitos como lo fueron Adán y Eva cuando participaron de la fruta prohibida.

 

Aunque nosotros como un pueblo profesamos ser estrictos en guardar lejos de nuestras mesas los alimentos impuros, esta

 

 

 

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escritura, sin embargo, descubre una vergonzosa verdad, ella muestra que muchos están complaciéndose en cosas abominables, tal vez en una parte del mundo unos se complacen en una abominación y en otra parte del mundo se complacen en otra abominación

 

Isaías 65:5 – “Que dicen: Estate en tu lugar, no te acerques a mí, porque soy más santo que tú; éstos son humo en mi furor, fuego que arde todo el día”.

 

Estos, por una parte son tan descuidados como pueden serlo, comiendo cualquier cosa y cada cosa, lo mismo limpias que inmundas. Y por otra parte ellos tienen una alta opinión de si mismos— ellos se creen tan santos como los otros. Claramente, entonces, los que se complacen en las abominaciones de que habla el versículo 4, son los mismos que protestan en contra de tener comunión con los que tratan de vivir una vida consistente en su profesión, temiendo que tenga lugar una reforma. ¡Sin duda que esto es Satánico! Dios odia a los hipócritas más que a cualquier otra clase de pecadores. Los que son traídos a la derecha o a la izquierda, pueden ver el cumplimiento de esta escritura en este tiempo actual en que vivimos.

 

Isaías 65:6, 7 – “He aquí que escrito está delante de mí; no callaré, sino que recompensaré, y daré el pago en su seno por vuestras iniquidades, dice Jehová, y por las iniquidades de vuestros padres juntamente, los cuales quemaron incienso sobre los montes, y sobre los collados me afrentaron; por tanto, yo les mediré su obra antigua en su seno”.

 

El versículo 6 no necesita comentario, y con respecto al versículo 7 una frase es suficiente. Los fariseos de ayer y los fariseos de hoy día, por decirlo así, según vemos tienen que recibir el mismo pago.

 

 

 

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Isaías 65:8, 9 – “Así ha dicho Jehová: Como si alguno hallase mosto en un racimo, y dijese: No lo desperdicies, porque bendición hay en él; así haré yo por mis siervos, que no lo destruiré todo. Sacaré descendencia de Jacob, y de Judá heredero de mis montes; y mis escogidos poseerán por heredad la tierra, y mis siervos habitarán allí”.

 

La simiente de Jacob, el heredero que sale de Judá; es, por supuesto, Cristo. Los escogidos, Sus siervos son los que escapan de la destrucción mencionada aquí. Ellos tienen que ser una bendición a los demás. Hablando simbólicamente, los montes son los reinos de Judá y de Israel reunidos como está predicho en la profecía de Ezequiel 37:16-28. Pero hablando literalmente, los montes son aquellos de la Tierra Prometida. La frase, “Mis escogidos poseerán por heredad la tierra”, cambia el objetivo del plural “montes” al singular “la”, y hace que el simbolismo exprese los dos pensamientos el reino y la situación de El. El versículo siguiente expresa este mismo pensamiento.

 

Isaías 65:10 – “Y será Sarón para habitación de ovejas, y el valle de Acor para majada de vacas, para mi pueblo que me buscó”.

 

Los versículos 9 y 10 nos transportan desde el período Judío a la era Cristiana y de allí a la restauración y consolidación de los reinos de Judá e Israel en la tierra de nuestros padres, Sarón y Acor.

 

Isaías 65:11 – “Pero vosotros los que dejáis a Jehová, que olvidáis mi santo monte, que ponéis mesa para la Fortuna, y suministráis libaciones para el Destino”.

 

 

 

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Los que van a ser destruidos son los que no tienen un cuidado particular por Su santo monte, el Reino mencionado en estas escrituras. Ellos son los que preparan mesa, o que coleccionan pasajes de las Escrituras tomados de sus propias selecciones y con ellos alimentan (enseñan) el grupo, o los grupos que son del mismo parecer que el de ellos. “Suministráis libaciones” es tanto como decir que los grupos beben cualquiera cosa que sus maestros les dan.

 

Isaías 65:12 – “Yo también os destinaré a la espada, y todos vosotros os arrodillaréis al degolladero, por cuanto llamé, y no respondisteis; hablé, y no oísteis, sino que hicisteis lo malo delante de mis ojos, y escogisteis lo que me desagrada”.

 

Ellos no contestan a este llamado del Señor. Tampoco oyen lo que El les está hablando, porque están inclinados a obrar mal. Ellos se deleitan en sus propios caminos y aborrecen los caminos del Señor. Tal vez ellos no son conscientes de este pecado.

 

Isaías 65:13-15 – “Por tanto, así dijo Jehová el Señor: He aquí que mis siervos comerán, y vosotros tendréis hambre; he aquí que mis siervos beberán, y vosotros tendréis sed; he aquí que mis siervos se alegrarán, y vosotros seréis avergonzados; he aquí que mis siervos cantarán por júbilo del corazón, y vosotros clamaréis por el dolor del corazón, y por el quebrantamiento de espíritu aullaréis. Y dejaréis vuestro nombre por maldición a mis escogidos, y Jehová el Señor te matará, y a sus siervos llamará por otro nombre”.

 

Estos obradores del mal ni siquiera pueden consagrar un pensamiento a esta solemne amonestación, pero tan seguro como el día sigue a la noche, así de seguras son la necesidad, vergüenza, tristeza y calamidades que pronto vendrán sobre ellos.

 

 

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El nombre denominacional que ellos dejen al pueblo de Dios, esto es, a los que escapen de la matanza del Señor será dejado como una consecuencia. Sin embargo el nombre es dejado como una maldición, y Sus siervos serán llamados por otro nombre que “la boca del Señor nombrará”.

 

Isaías 65:16 – “El que se bendijere en la tierra, en el Dios de verdad se bendecirá; y el que jurare en la tierra, por el Dios de verdad jurará; porque las angustias primeras serán olvidadas, y serán cubiertas de mis ojos”.

 

En este versículo está implicado que el Señor está tomando esta extraña acción porque Sus siervos infieles no han sido bendecidos en el Dios de verdad. Por consiguiente ellos se han estado bendiciendo en el Dios de la falsedad; esto es, que ellos han estado enseñando, aprobando y esparciendo falsedades. Mientras, que el Señor, se esfuerza para bendecir a todos Sus siervos con Verdad fresca desde Su trono para aquellos que abrazan su verdad para este tiempo. El nunca les recordará su pasado.

 

Isaías 65:17 – “Porque he aquí que yo crearé nuevos cielos y nueva tierra; y de lo primero no habrá memoria, ni más vendrá al pensamiento”.

 

Aquí somos traídos al tiempo en que finalmente el Señor renovará los cielos y la tierra.

 

Isaías 65:18, 19 – “Mas os gozaréis y os alegraréis para siempre en las cosas que yo he creado; porque he aquí que yo traigo a Jerusalén alegría, y a su pueblo gozo. Y me alegraré con Jerusalén, y me gozaré con mi pueblo; y nunca más se oirán en ella voz de lloro, ni voz de clamor”.

 

 

 

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Nosotros somos estimulados a regocijarnos porque Jerusalén así como su pueblo, son creados para el gozo.

 

Isaías 65:20 – “No habrá más allí niño que muera de pocos días, ni viejo que sus días no cumpla; porque el niño morirá de cien años, y el pecador de cien años será maldito”.

 

Concerniente a los malos que vienen en la segunda resurrección, en la tierra hecha nueva, la resurrección de los injustos (Apocalipsis 20:5), no habrá entre ellos nacimientos ni muertos por espacio de cien años. Así que los únicos infantes que habrá entre ellos serán los que resuciten de los muertos. Por consiguiente los que son adultos y jóvenes ambos vivirán cien años desde la resurrección de los injustos hasta la muerte segunda. Así que los infantes y los pecadores, viniendo a ser de cien años de edad en la tierra nueva, ambos sucumbirán en el fin del siglo. Entonces los justos habitarán la tierra.

 

Isaías 65:21, 22 – “Edificarán casas, y morarán en ellas; plantarán viñas, y comerán el fruto de ellas. No edificarán para que otro habite, ni plantarán para que otro coma; porque según los días de los árboles serán los días de mi pueblo, y mis escogidos disfrutarán la obra de sus manos”.

 

Vemos otra vez que de aquí en adelante el Jardín del Edén tiene que ser tan real y natural como el día en que fue creado. Así es que sin duda el mensaje de Elías restaurará todas las cosas – todo lo que se perdió por el pecado.

 

Isaías 65:23 – “No trabajarán en vano, ni darán a luz para maldición; porque son linaje de los benditos de Jehová, y sus descendientes con ellos”.

 

 

 

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Muchas de nuestras labores en esta tierra son hechas en vano, así como muchos de nuestros hijos e hijas son nacidos en vano. Pero en la tierra nueva ninguno trabajará en vano y nada será nacido para confusión.

 

Isaías 65:24 – “Y antes que clamen, responderé yo; mientras aún hablan, yo habré oído”.

 

Con frecuencia tenemos que esperar largo tiempo por la respuesta a nuestras oraciones, y muchas veces no son contestadas como las necesitamos. Pero en la tierra nueva no habrá dilación, ni desconcierto.

 

Isaías 65:25 – “El lobo y el cordero serán apacentados juntos, y el león comerá paja como el buey; y el polvo será el alimento de la serpiente. No afligirán, ni harán mal en todo mi santo monte, dijo Jehová”.

 

Allí habrá paz en todos los contornos. No veremos hombres disgustándose unos con otros, ni bestias embistiéndose y comiéndose unas a otras. Allí habrá una real y perfecta paz entre todos ellos.

 

Si pudiéramos darnos cuenta solamente todo lo que Dios ha preparado para aquellos que aman estudiar Su palabra y caminarán a Su luz siempre creciente, entonces haríamos de los negocios de Dios nuestro principal interés; entonces no perderíamos nuestras energías luchando por las cosas materiales de esta vida. Estas serán añadidas mientras que nosotros estamos trabajando diligentemente para establecer Su Reino, porque El dice: “El obrero digno es de su salario”.

 

 

 

 

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MEDITACIÓN PARA LA ORACIÓN DE APERTURA

La Prueba del Discipulado

 

Daré lectura en el libro El Discurso Maestro de Jesucristo, pagina 123, comenzando en el segundo párrafo.

 

D.M.J., p. 123 - “De nada vale profesar simplemente ser discípulo.... Pero una creencia que no lleva a la obediencia, es presunción. Dice el apóstol Juan: ‘El que dice: Yo le conozco, y no guarda sus mandamientos, el tal es mentiroso, y la verdad no está en él’. Nadie abrigue la idea de que las providencias especiales o las manifestaciones sobrenaturales han de probar la autenticidad de su obra ni de las ideas que proclama. Cuando los hombres dan poca importancia a la Palabra de Dios y ponen sus impresiones, sus sentimientos y sus prácticas por encima de la norma divina, podemos saber que no tienen la luz.

 

“La obediencia es la prueba del discipulado. La observancia de los mandamientos es lo que prueba la sinceridad del amor que profesamos. Cuando la doctrina que aceptamos destruye el pecado en el corazón, limpia el alma de contaminación y produce frutos de santidad, entonces podemos saber que es la verdad de Dios. Cuando en nuestra vida se manifiesta benevolencia, bondad, ternura y simpatía; cuando el gozo de realizar el bien anida en nuestro corazón; cuando ensalzamos a Cristo, y no al yo, entonces podemos saber que nuestra fe es correcta. ‘Y en esto sabemos que nosotros le conocemos, si guardamos sus mandamientos’”.

 

Oremos por obtener el poder que nos capacite para abandonar nuestra hipócrita manera de ser, nuestra pretensión de ser simplemente discípulos profesos.  A genuinos seguidores de Cristo, a vivir de la manera que El vivió y trabajó – la misma esencia de cristiandad.

 

 

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LOS PODEROSOS ESAUITAS Y

LOS MODESTOS JACOBITAS

 

TEXTO DE LA ALOCUCIÓN POR V. T. HOUTEFF

MINISTRO DE LOS DAVIDIANOS ADVENTISTAS DEL SÉPTIMO DÍA

EL SÁBADO, 14 DE JUNIO DE 1947

CAPILLA DEL MONTE CARMELO

WACO, TEXAS

 

Estudiemos hoy el capítulo sesenta y seis de Isaías. En este capítulo el Señor habla a dos grupos de siervos: los siervos hasta el tiempo de la purificación del Santuario (Daniel 8:14) – al Juicio de los Vivos (Testimonios para la Iglesia, Volumen 5, p. 75), la purificación de la iglesia. El tiempo en que son encontrados hiriendo a sus consiervos, comiendo y bebiendo con los borrachos; y los otros siervos son los siervos del tiempo después. Para oír lo que el Señor tiene que decir a Sus primeros siervos cuando el tiempo de la purificación se aproxima, comencemos nuestro estudio con los dos primeros versículos del capítulo.

 

Isaías 66:1, 2 – “Jehová dijo así: El cielo es mi trono, y la tierra estrado de mis pies; ¿dónde está la casa que me habréis de edificar, y dónde el lugar de mi reposo? Mi mano hizo todas estas cosas, y así todas estas cosas fueron, dice Jehová; pero miraré a aquel que es pobre y humilde de espíritu, y que tiembla a mi palabra”.

 

Con decir “El cielo es mi trono, y la tierra estrado de mis pies”, actualmente el Señor está diciendo que El no ha olvidado a la tierra; que aunque Su trono está en el cielo, Sus pies todavía están en la tierra; que El todavía está interesado en Su pueblo. Pero en cuanto a la pregunta, “¿dónde

 

 

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está la casa que me habréis de edificar, y dónde el lugar de mi reposo?” no hubo respuesta, tristemente revela  que esta obra ha sido descuidada, y que ni la casa ni el lugar de descanso han sido preparados para El. La siguiente declaración del Señor confirma este hecho, porque El les recuerda que las cosas que El encontró solamente eran las cosas que siempre fueron, las cuales la mano del Señor, había hecho y no la mano de Sus siervos.

 

Y con decir, “Pero miraré a aquel que es pobre y humilde de espíritu, y que tiembla a mi palabra”, El da a conocer que Sus siervos infieles han sido destituidos de Su obra, que otros pobres y humildes de espíritu y que tiemblan a Su Palabra, han tomado su lugar que los primeros siervos han fallado en hacer, los últimos lo harán. Al mismo tiempo El les hace el cargo a los primeros siervos de que se sienten ricos de espíritu y sin necesidad de nada más; que ellos no temen a Su Palabra. Así es que los siervos que tienen que edificarle casa y hacerle lugar para Su reposo, son hombres pobres y contritos de espíritu; hombres que tiemblan a Su Palabra; hombres que no son orgullosos, ni jactanciosos, sino dóciles y observadores de Su Palabra; hombres que son penitentes y se ven a si mismos en necesidad de todas las cosas, en lugar de sentir necesidad de nada. Finalmente el Señor declara indignado:

 

Isaías 66:3, 4 – “El que sacrifica buey es como si matase a un hombre; el que sacrifica oveja, como si degollase un perro; el que hace ofrenda, como si ofreciese sangre de cerdo; el que quema incienso, como si bendijese a un ídolo. Y porque escogieron sus propios caminos, y su alma amó sus abominaciones, también yo escogeré para ellos escarnios, y traeré sobre ellos lo que temieron; porque llamé, y nadie respondió; hablé, y no oyeron, sino que hicieron lo malo delante de mis ojos, y escogieron lo que me

 

 

 

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desagrada”.

 

No importa cuán buenos y de cuanto valor pueden ser los sacrificios que hagamos, tanto como Le sirvamos según nuestro parecer, todos nuestros presentes y sacrificios son una abominación ante El. Los caminos del hombre deben ser abandonados, aunque parezca ser la tarea más ardua, para encarar si él hace la paz con Dios.

 

No hay que preguntar porque Dios está mandando ahora este mensaje de amonestación a Sus siervos infieles y autoimportantes, aunque ellos no oigan y no quieran oír. Habiendo dicho lo que El quiere decirles, ahora El se vuelve nuevamente a Sus siervos recientemente contratados:

 

Isaías 66:5, 6 – “Oíd palabra de Jehová, vosotros los que tembláis a su palabra: Vuestros hermanos que os aborrecen, y os echan fuera por causa de mi nombre, dijeron: Jehová sea glorificado. Pero él se mostrará para alegría vuestra, y ellos serán confundidos. Voz de alboroto de la ciudad, voz del templo, voz de Jehová que da el pago a sus enemigos”.

 

Algunos han tenido ya la experiencia de haber sido arrojados por completo de la iglesia sin otro motivo que el de haber leído La Vara del Pastor, y por haber dicho, “Yo creo lo que dice”. Por supuesto que es increíble que los hombres obren como demonios. Sin embargo así es, y Dios Mismo testifica en contra de sus prácticas demoníacas. Nosotros no nos compadecemos a nosotros mismos, y no estamos disgustados de ninguna manera con nuestros enemigos, pero nos sentimos tristes por su ceguedad espiritual, miseria, pobreza y desnudez, porque sabemos que el gozo venidero es nuestro, y la tristeza y vergüenza y el crujir de dientes es de ellos. Sabemos que esto es tan verdadero así como Jacob sabía que Dios era con él en su huida de la presencia de Esaú.

 

 

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Aunque los Esauitas de hoy día no saben esto. No, ellos no lo saben así como el antiguo Esaú no supo nada acerca de la visión que Jacob tuvo por la noche en que la escalera se extendía desde los cielos hasta la cama de Jacob empapada de rocío.

 

Si alguna parte de la Biblia tiene que ser verdad presente, ciertamente es Isaías 66:5, Consecuentemente el ruido desde la ciudad es en contra de nosotros, y desde el templo hay una voz; pero la voz del Señor, el mensaje de hoy día, es lo que cuenta y el que establece todas las cosas. ¿Estás temeroso de ser echado? ¿Estás temblando a la Palabra de Dios?. Ahora tú tienes que hacer tu elección en contra de la oposición, si tú esperas estar en el Reino eterno.

 

Isaías 66:7 – “Antes que estuviese de parto, dio a luz; antes que le viniesen dolores, dio a luz hijo”.

 

El que una mujer de a luz un hijo antes que esté de parto y antes que le vengan los dolores, es una cosa increíble un milagro. Y esto es exactamente lo que sucedió a la iglesia cuando nació el Señor en el establo de Belén; La iglesia no sabía de su visitación; y aunque no sentía necesidad de su Salvador (no tuvo dolores de parto), todavía así dio a luz un hijo. Pero según el versículo que sigue, la iglesia de hoy día tendrá una experiencia que será aún más grande milagro que el de la iglesia en el día de Cristo.

 

Isaías 66:8 – “¿Quién oyó cosa semejante? ¿quién vio tal cosa? ¿Concebirá la tierra en un día? ¿Nacerá una nación de una vez? Pues en cuanto Sion estuvo de parto, dio a luz sus hijos”.

 

La iglesia ahora está llena con cizañas, peces malos y cabritos. Es difícil encontrar a los santos. Por lo tanto ella

 

 

 

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está por traer a una multitud de conversos que ningún hombre puede contar. La Denominación no cree en esto; no más de lo que los Judíos creyeron que el Salvador iba a nacer en un establo, no más que ellos esperaban que el pescador de Galilea tomara el lugar de los píos sacerdotes y de los exaltados líderes religiosos de aquel día y no más de lo que ellos esperaban que los Gentiles participaran en las promesas de Israel. La Denominación de hoy cree que mañana es como hoy; que el Señor Dios tiene que dejar a hombres que hagan siempre como les plazca. Ella no sabe que el Señor tiene las riendas en Sus Manos (Testimonios para los Ministros, página 300). Ella piensa que es rica y está enriquecida (Verdad) y que no necesita de nada más. Sin embargo la iglesia verá todas las promesas cumplidas. Ella verá que estas escrituras no están en la Biblia simplemente para llenar un espacio. Tan pronto como tenga dolores de parto y sienta su necesidad, pronto ella llenará sus cortes con Santos y su obra terminará.

 

Isaías 66:9 – “Yo que hago dar a luz, ¿no haré nacer? dijo Jehová. Yo que hago engendrar, ¿impediré el nacimiento? dice tu Dios”.

 

¿Habría hecho el Señor estas promesas si no fuera capaz de cumplirlas? Para ti y para mí esta es la gran pregunta ante nosotros. ¿Y comenzaría El algo si no lo ejecutara y terminara? No debemos tomar a la ligera estas preguntas. Vosotros debéis dar ahora la debida respuesta a ellas, porque tu respuesta decidirá tu destino.

 

Isaías 66:10-14 – “Alegraos con Jerusalén, y gozaos con ella, todos los que la amáis; llenaos con ella de gozo, todos los que os enlutáis por ella; para que maméis y os saciéis de los pechos de sus consolaciones; para que bebáis, y os deleitéis con el resplandor

 

 

 

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de su gloria. Porque así dice Jehová: He aquí que yo extiendo sobre ella paz como un río, y la gloria de las naciones como torrente que se desborda; y mamaréis, y en los brazos seréis traídos, y sobre las rodillas seréis mimados. Como aquel a quien consuela su madre, así os consolaré yo a vosotros, y en Jerusalén tomaréis consuelo. Y veréis, y se alegrará vuestro corazón, y vuestros huesos reverdecerán como la hierba; y la mano de Jehová para con sus siervos será conocida, y se enojará contra sus enemigos”.

 

Se nos dice aquí que solamente los que se lamentan por Jerusalén, los que oran por el restablecimiento de su antitípico trono de David, de Su trono y Reino, son regocijados con ella. Ellos, y solamente ellos, sacarán gran ventaja de la abundancia de su gloria. Ningún otro tendrá parte en la paz, la abundante gloria aquí proclamada; ningún otro, como si así fuera, será mimado sobre sus rodillas. Los pecadores no serán consolados en Jerusalén, y su tibieza será encendida y los pondrá a correr a los collados y a las rocas de los montes. Pero ellos correrán a las montañas y a las rocas de los montes (Apocalipsis 6:14-17).

 

Isaías 66:15-17 – “Porque he aquí que Jehová vendrá con fuego, y sus carros como torbellino, para descargar su ira con furor, y su reprensión con llama de fuego. Porque Jehová juzgará con fuego y con su espada a todo hombre; y los muertos de Jehová serán multiplicados. Los que se santifican y los que se purifican en los huertos, unos tras otros, los que comen carne de cerdo y abominación y ratón, juntamente serán talados, dice Jehová”.

 

Después que Dios ha hecho todo lo que ha podido para dirigir la senda de Sus siervos, y cuando no hay “Más remedio”, sólo entonces la Divina retribución será dada. Los que continúen andando en sus propias sendas se encontrarán entonces a si mismos en el camino ancho donde no

 

 

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existe la misericordia Divina, donde el Vengador de la justicia toma Su obra.

 

Estos son los que se santifican y se purifican a si mismos en los jardines detrás de un árbol; esto es, pretenden ser muy religiosos en los lugares de sus reuniones confiando que los Ministros los llevarán al Reino. Ellos se complacen en el uso de alimentos prohibidos y al mismo tiempo se hacen aparecer ostentosamente como santificados y purificados. Sin embargo, para el Señor ellos son como sepulcros blanqueados llenos de carne corrupta, como vasos limpios por afuera y llenos de inmundicia por dentro.

 

Isaías 66:18, 19 – “Porque yo conozco sus obras y sus pensamientos; tiempo vendrá para juntar a todas las naciones y lenguas; y vendrán, y verán mi gloria. Y pondré entre ellos señal, y enviaré de los escapados de ellos a las naciones, a Tarsis, a Fut y Lud que disparan arco, a Tubal y a Javán, a las costas lejanas que no oyeron de mí, ni vieron mi gloria; y publicarán mi gloria entre las naciones”.

 

Lo que el Señor tiene que hacer no será hecho en secreto. Esto no es una cosa imaginaria, no es algo encubierto en un misterio para que sea conjeturado; sino que es un acto claro y descubierto ante todas las naciones.

 

Ahora para su propia destrucción los hombres argumentan que esta es una matanza espiritual (¿Qué es una matanza espiritual? – nadie lo sabe) aunque es claro ver que este es el Juicio de los Vivos. El hecho de que por un siglo la Denominación ha estado enseñando que el Juicio para los Muertos es separar lo bueno de lo malo (el trigo de la cizaña) sus

 

 

 

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disparatados argumentos ahora prueban que no solamente son ignorantes de esto, sino que aún están ciegos (Apocalipsis 3:17) que incluso después que se les dijo y se les mostró qué es esto, no lo pueden ver, aunque ellos claman saber que el Juicio es separar el trigo de la cizaña, lo bueno de lo malo, que la limpieza del Santuario borra los nombres del malo y los pecados del bueno, no admiten que esta extraña obra de Dios es nada menos que el Juicio de los Vivos en la casa de Dios (1ª Pedro 4:17), la limpieza del santuario (Daniel 8:14), la purificación de la iglesia (

), la limpieza del templo (Malaquías 3:1-3).

 

No te demores más consolándote con que esta matanza del Señor es imaginaria o que toma lugar después de que se cierre el tiempo de prueba. Ahora estás listo para no caer. No dejes que el hombre desvíe tu atención de esto.

 

El versículo que leímos explica que aquellos que “escapan” de la espada del Señor, él los enviará a los Gentiles, a los que no han oído de su fama o visto Su gloria, y ellos declararán Su gloria entre los Gentiles; ellos traerán a la casa del Señor a todos los que han de ser salvos. Aquí leemos las palabras exactas del Señor:

 

Isaías 66:20, 21 – “Y traerán a todos vuestros hermanos de entre todas las naciones, por ofrenda a Jehová, en caballos, en carros, en literas, en mulos y en camellos, a mi santo monte de Jerusalén, dice Jehová, al modo que los hijos de Israel traen la ofrenda en utensilios limpios a la casa de Jehová. Y tomaré también de ellos para sacerdotes y levitas, dice Jehová”.

 

Ahora, en vista del hecho de que los que escapan de la matanza del Señor son enviados como misioneros,

 

 

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predicadores, y ministros a todas las naciones y pueblos que todavía no han sabido de Dios y Su evangelio, de aquí se saca la conclusión: que la matanza tiene lugar solamente entre el pueblo de Dios; “Que el juicio de los vivos comienza por la casa de Dios” (1ª. Pedro 4:17). Los pastores son muertos porque han mantenido a las ovejas lejos de los pastos verdes del Señor (Verdad Presente), y que los miembros laicos fieles toman sus lugares; que entonces la iglesia, “hermosa como la luna, esclarecida como el sol, e imponente como un ejércitos en orden” (Cantares 6:10), “ha de salir a todo el mundo vencedora y para vencer”. Así es como termina la obra del evangelio y el mundo impío es traído a su fin.

 

“Sólo aquellos que hayan vencido la tentación en la fuerza del Todopoderoso se les permitirá tomar parte en la proclamación de éste (Mensaje del Tercer Angel, cuando se intensifique en Fuerte Clamor)”. Review & Herald, Noviembre 19, 1908.

 

“… Estamos propensos a pensar que donde no hay fieles ministros no puede haber verdaderos Cristianos, pero ese no es el caso. Dios ha prometido que donde los pastores no son fieles, él mismo se hará cargo del rebaño. Dios nunca hizo que el rebaño dependiera totalmente del instrumento humano. Pero los días de la purificación de la iglesia se aproximan velozmente. Dios se propone tener un pueblo puro y leal. En el gran zarandeo que pronto se llevará a cabo podremos medir más exactamente la fuerza de Israel. Las señales indican que el tiempo está cerca cuando el Señor revelará que tiene un aventador en su mano y limpiará con esmero su era”. Testimonios para la Iglesia, Volumen 5, p. 75-76.

 

Isaías 66:22 – “Porque como los cielos nuevos y la nueva tierra que yo hago permanecerán delante de mí, dice

 

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Jehová, así permanecerá vuestra descendencia y vuestro nombre”.

 

Con este versículo la Inspiración comienza a descubrir cosas que tienen lugar en la tierra hecha nueva.

 

Isaías 66:23 – “Y de mes en mes, y de día de reposo en día de reposo, vendrán todos a adorar delante de mí, dijo Jehová”.

 

Aquí vemos nosotros, que el Sábado es tan eterno como la tierra. No solamente tiene que ser guardado hoy, sino aun después que esta tierra, maldecida por el pecado, sea hecha nueva. Y el pueblo del Señor debe reunirse cada Sábado en la casa del Señor, no solamente hoy, sino que gozosamente continuarán haciéndolo así por toda la eternidad.

 

Isaías 66:24 – “Y saldrán, y verán los cadáveres de los hombres que se rebelaron contra mí; porque su gusano nunca morirá, ni su fuego se apagará, y serán abominables a todo hombre”.

 

Aunque los versículos precedentes de este capítulo no son estudiados mucho por ninguno, los dos últimos con frecuencia han sido discutidos y debatidos por muchos. Algunos de ellos les parece que significan que va ha haber un tormento eterno. ¿Pero sostienen las Escrituras tal idea? - No, no la sostienen. La definición de “cadáveres” es la de “cuerpos sin vida”, y el profeta Malaquías dice: “Porque he aquí, viene el día ardiente como un horno, y todos los soberbios y todos los que hacen maldad serán estopa; aquel día que vendrá los abrasará, ha dicho Jehová de los ejércitos, y no les dejará ni raíz ni rama. Mas a vosotros los que teméis mi nombre, nacerá el Sol de justicia, y en sus alas traerá salvación; y saldréis, y saltaréis como becerros de

 

 

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la manada. Hollaréis a los malos, los cuales serán ceniza bajo las plantas de vuestros pies, en el día en que yo actúe, ha dicho Jehová de los ejércitos”. Malaquías 4:1-3.

 

Los cadáveres primero y las cenizas después de los siervos infieles estando bajo la planta de los pies de los santos, difícilmente indican que los infieles son arrojados a un “infierno de fuego”, para vivir allí para siempre. Además, desde que solamente a los justos les es dada vida eterna, entonces a los malos les es dada muerte eterna. Por lo tanto, “segunda muerte” (Apocalipsis 20:14) no significa “segunda vida”.

 

La teoría de un tormento eterno superficialmente ha sido originada de la declaración, “su gusano nunca morirá”. “Su gusano”. el gusano que engulle los cadáveres, aunque no es posible que esto signifique las almas del pueblo. Al menos no puede significar tal cosa a los que cavan profundamente el manantial de salvación y los que pueden pensar y razonar por sí mismos, a los que leen entre línea y línea, y notan el valor completo. Si el término tiene algún significado, debe ser el de que el gusano medra en los cadáveres. El gusano es la agencia que reduce la constitución de los cadáveres a su forma original. Sin duda, “el gusano no morirá”; porque ciertamente consumará su consumidora obra; el traerá los cadáveres hasta el polvo, “pues polvo eres, y al polvo serás tornado”. Génesis 3:19. Así es que esta agencia desintegrante, debe ser el gusano eterno que no muere (Ezequiel 18:4).

 

 

 

 

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Es claro ver que la predicación de un sufrimiento eterno en el infierno más bien que una muerte eterna, es fomentada por los inescrupulosos – así llamados ganadores de almas en su empeño de atemorizar a sus oyentes y de esta manera traerlos a la iglesia. Pero si ellos supieran que solamente los nacidos – otra vez por medio del amor a la verdad les es concedido el derecho de entrar a la Santa Cuidad, que los que son atemorizados o traídos por algún otro, están excluidos de ella, y que también toda cosa que hace mentira tampoco se le da derecho de entrar allí, si los así llamados ganadores de almas pudieran realizar esto, tal vez ellos dejarían de predicar una vida eterna en el infierno, y comenzarían a predicar el amor eterno a la verdad. Terminemos ahora nuestro estudio con la lectura de la súplica final del Señor:

 

“Velad pues, porque no sabéis a que hora ha de venir vuestro Señor. Esto empero sabed, que si el padre de la familia supiese a cual vela el ladrón había de venir, velaría, y no dejaría minar su casa”.

 

“Por tanto, también vosotros estad apercibidos; porque el Hijo del hombre ha de venir a la hora que no pensáis. ¿Quién pues es el siervo fiel y prudente, al cual puso su Señor sobre Su familia para que les de alimento a tiempo? Bienaventurado aquel siervo, al cual, cuando su Señor viniere, le hallare haciendo así. De cierto os digo, que sobre todos Sus bienes le pondrá.

 

“Y si aquel siervo malo dijere en su corazón; Mi Señor Se tarda en venir; y comenzare a herir a sus consiervos, y aun a comer y a beber con los borrachos; vendrá el Señor de aquel siervo en el día que no espera, y a la hora que no sabe, y le cortara por medio, y pondrá su parte con los Hipócritas: allí será el lloro y el crujir de dientes”. Mateo 24:42-51.

 

Es de esta manera como terminará la controversia entre los poderosos Esauitas y los modestos Jacobitas.

 

 

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