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Llamadas Oportunas

La Única Paz de Mente

Vol. 1                                                                    N0. 36, 37, 38

“CONSOLAOS, CONSOLAOS,

PUEBLO MÍO”

 

EL FIN DE VUESTRA LARGA Y PENOSA JORNADA

 

SI ELLOS NO DESPIERTAN AHORA

 PUEDE SER QUE DUERMAN PARA SIEMPRE
 

 

MEDITACIÓN PARA LA ORACIÓN DE APERTURA

El Camino Angosto Ascendente

 

Daré lectura de El Discurso Maestro de Jesucristo, comenzando en la página 117, el primer párrafo:

 

D.M.J., p. 117 - “El estrecho camino ascendente que conducía al hogar y al descanso, dio a Jesús una conmovedora imagen del camino cristiano.  La senda que os he trazado, dijo, es estrecha; la entrada a la puerta es difícil; porque la regla de oro excluye, todo orgullo y egoísmo.  Hay, en verdad, un camino más ancho, pero su fin es la destrucción. Si queréis seguir la senda de la vida espiritual, debéis subir continuamente; debéis andar con los pocos, porque la muchedumbre escogerá la senda que desciende.

 

Por el camino a la muerte puede marchar todo el género humano, con toda su mundanalidad, todo su egoísmos, todo su orgullo, su falta de honradez y su envilecimiento moral.  Hay lugar para las opiniones y doctrinas de cada persona; espacio para que sigan sus propias inclinaciones y para hacer todo cuanto exija su egoísmo.  Para andar por la senda que conduce a la destrucción, no es necesario buscar el camino, porque la puerta es ancha; y espacioso el camino, y los pies se dirigen naturalmente a la vía que termina en la muerte”.

 

Debemos orar para que el poder nos capacite de volvernos del camino ancho, de seguir el yo - el sendero en el cual nos encontramos desde el nacimiento. Deberíamos elegir el camino angosto, orar para elegir el camino angosto con los pocos, y para saber con certidumbre que sólo el camino angosto ascendente conduce hacia el hogar y la paz.

 

 

Copyright, 1953

Todos los derechos reservados

V.T. HOUTEFF

Vol. 1, N° 36                                                                                                                                                                                              2


 

“CONSOLAOS, CONSOLAOS, PUEBLO MÍO”

 

TEXTO DE LA ALOCUCIÓN POR V. T. HOUTEFF

MINISTRO DE LOS DAVIDIANOS ADVENTISTAS DEL SÉPTIMO DÍA

EL SÁBADO, 12 DE ABRIL DE 1947

CAPILLA DEL MONTE CARMELO

WACO, TEXAS

 

La semana pasada terminamos el estudio del capítulo 35 de Isaías. Y ya que los capítulos 36 a 39 inclusive, según podemos ver, interrumpen el tema de la profecía de Isaías, con una narración histórica, continuaremos nuestro estudio en el capítulo 40, que es donde la Inspiración continúa el pensamiento que quedó pendiente, con un mensaje de tierna súplica para Su pueblo:

 

Isaías 40:1, 2 – “Consolaos, consolaos, pueblo mío, dice vuestro Dios. Hablad al corazón de Jerusalén; decidle a voces que su tiempo es ya cumplido, que su pecado es perdonado; que doble ha recibido de la mano de Jehová por todos sus pecados”.

 

El versículo 2 no deja ninguna duda, de que la Inspiración está hablando a su pueblo en los últimos días, los días en que la lucha, la peregrinación, y la cautividad del fatigado pueblo de Dios, ha terminado. Habiendo recibido doble por su pecado y rebelión; su iniquidad está perdonada y ahora pronto ha de ser liberada. No conviene descuidar este mensaje de consuelo. No debería usted descuidar prepararse, pues esa es la razón que ahora está revelado y traído a usted gratuitamente. Prepárese para encontrarse con tu Dios, es la nota clave.

 

Isaías 40:3 – “Voz que clama en el desierto: Preparad camino a Jehová; enderezad calzada en la soledad a nuestro Dios”.

 

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Cierto es que este versículo encontró su cumplimiento en la obra de Juan el Bautista. Pero los versículos que lo preceden, y también los versículos que lo siguen, se aplican definitivamente al pueblo de los últimos días, y sólo de una forma parcial a los días de Juan. Así que es patente la verdad de que el cumplimiento directo de este capítulo, se verifica en este tiempo, haciendo por esto la obra de Juan un ejemplo para nuestra obra. – La obra de Juan, el tipo, la nuestra el antitipo.

 

La “soledad” y el “desierto” (Isaías 40:3) en contraste con la “viña”, la casa de Judá, literal y antitípicamente dicen “Voz que clama en la tierra de los gentiles, que dice prepárese el camino del Señor, enderezad en la soledad de los gentiles un camino Real a nuestro Dios”.

 

Isaías 40:4 – “Todo valle sea alzado, y bájese todo monte y collado; y lo torcido se enderece, y lo áspero se allane”.

 

Para hacer derecho este camino, es como si la “voz” dijera, alzad los valles, cortad a través de montes y collados, y enderezad lo torcido; esto es, debe ser, y será removido todo obstáculo, porque los santos tienen que reunirse no importa donde vivan.

 

Isaías 40:5 – “Y se manifestará la gloria de Jehová, y toda carne juntamente la verá; porque la boca de Jehová ha hablado”.

 

Esto acontecerá tan pronto como esté enderezado el camino Real.

 

Isaías 40:6-8 – “Voz que decía: Da voces. Y yo respondí: ¿Qué tengo que decir a voces? Que toda carne es hierba, y toda su gloria como flor del campo. La hierba se seca, y la flor se marchita, porque el viento de Jehová

 

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sopló en ella; ciertamente como hierba es el pueblo. Sécase la hierba, marchítase la flor; mas la palabra del Dios nuestro permanece para siempre”.

 

“La voz” proclama que toda carne es hierba, así que toda su hermosura, es como la flor del campo, pero la Palabra de Dios permanece para siempre. Debe ser que los hombres están ciegos a estas realidades, de otro modo no habrá la necesidad de recordárselas. Parece ser que ellos están dependiendo de la carne más que de la Palabra de Dios y su Espíritu.

 

Isaías 40:9-11 – “Súbete sobre un monte alto, anunciadora de Sion; levanta fuertemente tu voz, anunciadora de Jerusalén; levántala, no temas; di a las ciudades de Judá: ¡Ved aquí al Dios vuestro! He aquí que Jehová el Señor vendrá con poder, y su brazo señoreará; he aquí que su recompensa viene con él, y su paga delante de su rostro. Como pastor apacentará su rebaño; en su brazo llevará los corderos, y en su seno los llevará; pastoreará suavemente a las recién paridas”.

 

Vemos aquí, que el mensaje que contiene este capítulo, no es un mensaje que tiene que ser predicado al mundo, sino a las ciudades de Judá antitípica, la iglesia. Y los que lo proclamen son los ciudadanos de Sion, y de Jerusalén antitípicos, los miembros de la iglesia. Ellos tienen que levantar fuertemente sus voces sin ningún temor.

 

Ellos tienen que explicar que el pueblo que Dios emplea para hacer su obra es “su brazo”; que ellos se enseñorearán por él; que su salario viene con él, y su obra delante de su rostro; que alimentará a su rebaño, y con su brazo (con su iglesia) recogerá a los corderos (los nuevos conversos) y los llevará a Su reino.

 

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Isaías 40:12-20 – “¿Quién midió las aguas con el hueco de su mano y los cielos con su palmo, con tres dedos juntó el polvo de la tierra, y pesó los montes con balanza y con pesas los collados? ¿Quién enseñó al Espíritu de Jehová, o le aconsejó enseñándole? ¿A quién pidió consejo para ser avisado? ¿Quién le enseñó el camino del juicio, o le enseñó ciencia, o le mostró la senda de la prudencia? He aquí que las naciones le son como la gota de agua que cae del cubo, y como menudo polvo en las balanzas le son estimadas; he aquí que hace desaparecer las islas como polvo. Ni el Líbano bastará para el fuego, ni todos sus animales para el sacrificio. Como nada son todas las naciones delante de él; y en su comparación serán estimadas en menos que nada, y que lo que no es. ¿A qué, pues, haréis semejante a Dios, o qué imagen le compondréis? El artífice prepara la imagen de talla, el platero le extiende el oro y le funde cadenas de plata. El pobre escoge, para ofrecerle, madera que no se apolille; se busca un maestro sabio, que le haga una imagen de talla que no se mueva”.

 

Aquellos que son ignorantes de Dios, lo hacen semejante a algo. Pero la pregunta es: ¿A quién le haremos semejante nosotros? ¿Alguna cosa que no se compara con él?

 

Isaías 40:21-26 – “¿No sabéis? ¿No habéis oído? ¿Nunca os lo han dicho desde el principio? ¿No habéis sido enseñados desde que la tierra se fundó? El está sentado sobre el círculo de la tierra, cuyos moradores son como langostas; él extiende los cielos como una cortina, los despliega como una tienda para morar. El convierte en nada a los poderosos, y a los que gobiernan la tierra hace como cosa vana. Como si nunca hubieran sido plantados, como si nunca hubieran

 

 

 

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sido sembrados, como si nunca su tronco hubiera tenido raíz en la tierra; tan pronto como sopla en ellos se secan, y el torbellino los lleva como hojarasca. ¿A qué, pues, me haréis semejante o me compararéis? dice el Santo. Levantad en alto vuestros ojos, y mirad quién creó estas cosas; él saca y cuenta su ejército; a todas llama por sus nombres; ninguna faltará; tal es la grandeza de su fuerza, y el poder de su dominio”.

 

¡Oh, cuán grande Dios es nuestro Dios! Y cuán tardíos somos en asir sus promesas. Cuán tardíos somos, para permitir que él tome completo cargo de nosotros, así como él tiene a su cargo las estrellas”.

 

Isaías 40:27 – “¿Por qué dices, oh Jacob, y hablas tú, Israel: Mi camino está escondido de Jehová, y de mi Dios pasó mi juicio?”

 

Es obvio que el pueblo de Dios esté equivocado tocante al conocimiento y de sus caminos.

 

Isaías 40:28-31 – “¿No has sabido, no has oído que el Dios eterno es Jehová, el cual creó los confines de la tierra? No desfallece, ni se fatiga con cansancio, y su entendimiento no hay quien lo alcance. El da esfuerzo al cansado, y multiplica las fuerzas al que no tiene ningunas. Los muchachos se fatigan y se cansan, los jóvenes flaquean y caen; pero los que esperan a Jehová tendrán nuevas fuerzas; levantarán alas como las águilas; correrán, y no se cansarán; caminarán, y no se fatigarán”.

 

Estos versículos explican, que el pueblo de Dios necesita saber todas estas cosas, antes que tengan el derecho de

 

 

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entrar a su Santo Reino. Y que privilegio tan maravilloso es el nuestro, si nosotros solamente esperamos en el Señor, y solamente permanecemos fieles a su Palabra. Entonces El nos dará nuevas fuerzas como las águilas; correremos, y no nos cansaremos; caminaremos, y no nos fatigaremos.

 

Como el día grande y terrible de Jehová está aproximándose rápidamente como ya se nos ha dicho que hacer para prepararnos, no necesitamos hallarnos  faltos. “Ciertamente cercana está su salvación a los que le temen, para que habite la gloria en nuestra tierra … La verdad brotará de la tierra, y la justicia mirará desde los cielos. Jehová dará también el bien, y nuestra tierra dará su fruto. La justicia irá delante de él, y sus pasos nos pondrá por camino”. Salmos 85:9-13.

 

¡Que mensaje tan consolador es éste! Con razón pues el Omnipotente nos manda con urgencia: Consolaos, consolaos pueblo mío”.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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EL FIN DE VUESTRA LARGA Y PENOSA JORNADA

 

TEXTO DE LA ALOCUCIÓN POR V. T. HOUTEFF

MINISTRO DE LOS DAVIDIANOS ADVENTISTAS DEL SÉPTIMO DÍA

EL SÁBADO, 19 DE ABRIL DE 1947

CAPILLA DEL MONTE CARMELO

WACO, TEXAS

 

Nuestro tema de esta tarde, se encuentra en el capítulo 51 de Isaías, comenzando con el versículo uno.

 

“Oídme, los que seguís la justicia, los que buscáis a Jehová. Mirad a la piedra de donde fuisteis cortados, y al hueco de la cantera de donde fuisteis arrancados. Mirad a Abraham vuestro padre, y a Sara que os dio a luz …”. Isaías 51:1, 2

 

En este capítulo Dios habla a los descendientes de Abraham, a una generación que sigue justicia. Encontremos ahora en la corriente del tiempo la exacta generación a la que la Inspiración se está dirigiendo.

 

¿Será el pueblo de los tiempos de Moisés? ¿O de los tiempos de Isaías? ¿O de los Apóstoles? ¿O será de nuestro tiempo?, ¿O de algún otro tiempo? Si el capítulo se refiere a nosotros, entonces nuestra necesidad de estudiarlo, y nuestro interés en él, serán infinitamente grandes, más que si esto fuera de otra manera. La información que buscamos se encuentra en el versículo 17.

 

“Despierta, despierta, levántate, oh Jerusalén, que bebiste de la mano de Jehová el cáliz de su ira; porque el cáliz de aturdimiento bebiste hasta los sedimentos”. Isaías 51:17.

 

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Estos versículos revelan, que Dios está hablando a un pueblo que ha pasado por todas las pruebas, y penalidades asignadas a ellos, y por las cuales tuvieron que atravesar debido a su pecado y desobediencia. Ellos han ido por en medio de la cautividad. Han bebido hasta las heces del cáliz de aturdimiento. Nada más queda en el cáliz; ellos han llegado al fin de todas sus pruebas. Por supuesto esto no podría decirse al pueblo en el tiempo de Moisés, tampoco al del tiempo de Isaías, ni siquiera al pueblo del tiempo de los Apóstoles. Esto no puede ser dicho a cualquier otro pueblo sino a aquellos que han llegado al tiempo de su liberación de la necesidad, del temor e inseguridad que se acarrearon por su pecado, y rebelión. La llamada divina para despertarles, no obstante, revela que aunque el tiempo de su liberación ha llegado, con todo están en un profundo sueño espiritual - ignorantes de estas buenas noticias.

 

“Así dijo Jehová tu Señor, y tu Dios, el cual aboga por su pueblo: He aquí he quitado de tu mano el cáliz de aturdimiento, los sedimentos del cáliz de mi ira; nunca más lo beberás”. Isaías 51:22.

 

Se ve que Dios está positivamente hablando a un pueblo quienes ya han recibido todo el castigo para ellos, y al fin El está pleiteando su causa. Esto no puede decirse de cualquier pueblo anterior. ¿Cómo sabemos que el tiempo está aquí y que el Señor está hablando a nosotros? Lo sabemos por el hecho que las profecías en este tema, tan largo tiempo escondidas, son ahora por primera vez reveladas y traídas a nuestra atención. Estamos listos ahora para estudiar el capítulo versículo por versículo.

 

Isaías 51:1, 2 – “Oídme, los que seguís la justicia, los que buscáis a Jehová. Mirad a la piedra de donde fuisteis cortados, y al hueco de la cantera de donde fuisteis arrancados. Mirad a Abraham vuestro padre, y a Sara que os dio a luz; porque cuando no era más que uno solo lo llamé,

 

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y lo bendije y lo multipliqué”.

 

Dios aconseja a su pueblo de hoy que le oigan a él. Estos son los que están empeñados en obtener justicia, estos son los que están buscando al Señor, y que están ansiosos de que haya un reavivamiento y una reforma entre ellos. Son urgidos a que miren la roca de donde fueron cortados, y la caverna de donde fueron arrancados.

 

No hemos de concluir que los únicos descendientes de Abraham son Judíos. Los que son lo suficientemente afortunados para tener este mensaje traídos a ellos son el pueblo. No hay otra segura conclusión si Dios causa que las profecías sean escritas, selladas y luego reveladas a su voluntad y al tiempo designado. Los judíos por lo tanto, no son los únicos descendientes de Abraham. Para encontrar quienes son estos buscadores de justicia, hay varios factores genealógicos que considerar: 1) solamente los ciudadanos del reino de Judá, (el reino de las tribus de Judá, y Benjamín) recibieron el título de Judíos. 2) Aquellos del reino de las diez tribus, (el reino de Israel) fueron esparcidos entre las naciones, y allí completamente perdieron su identidad. 3) Además la misma iglesia cristiana, es una rama progresiva de la iglesia y la nación judía. Los Apóstoles y sus adeptos hasta cerca de 35 años D.C. fueron todos judíos. Luego fue cuando, nuevamente, una multitud de Judíos perdieron su identidad llamándose Cristianos. Comparativamente hablando, sólo unos pocos judíos, del reino de Judá, han conservado su título nacional, judíos.

 

Los descendientes de los primeros cristianos judíos y los descendientes de las diez tribus, a través de la corriente del tiempo debieron haber aumentado hasta ser una multitud innumerable, pues la simiente de Abraham había de ser como la arena

 

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del mar en multitud. Es, por lo tanto, obvio que los pocos identificables judíos de hoy no son los únicos descendientes de Abraham. Sino que muchos de los gentiles deben ser de Abraham. Puesto que esta situación mezclada existe, difícilmente uno puede decir con certidumbre que él no es uno de los hijos de Abraham. Probablemente, muchas de las naciones quienes el mundo llama gentiles son los hijos de Abraham. No sabemos con certeza quien es quien. Dios, sin embargo ha guardado un perfecto registro genealógico, pues él dice: “Yo me acordaré de Rahab y de Babilonia entre los que me conocen; he aquí Filistea y Tiro, con Etiopía; este nació allá. Y de Sion se dirá: Este y aquél han nacido en ella, y el Altísimo mismo la establecerá. Jehová contará al inscribir a los pueblos: Este nació allí. Selah”. Salmos 87:4-6.

 

Más aún, aunque uno sea de sangre gentil, si verdaderamente acepta a Cristo, por nacimiento espiritual llega a ser de la simiente de Abraham pues dice la inspiración: “Y si vosotros sois de Cristo, ciertamente linaje de Abraham sois, y herederos según la promesa”. Gálatas 3:29. Los hijos de Abraham aquí mencionados, por lo tanto, no deben buscarse entre los judíos identificables no creyentes, sino entre los cristianos. Son amonestados a mirar a Abraham y a Sara, y a considerar que cuando Dios llamó a Abraham, aunque era sólo, no obstante, obedeció y Dios le bendijo; que a pesar de todas las imposibilidades aparentes con él y con Sara, El le multiplicó. ¿Y qué tal si usted sólo personalmente fue llamado por Su palabra, como lo fue Abraham, para representar usted sólo la Verdad y justicia, sería usted un héroe por Dios como Abraham, o sería usted como el apóstata Judas Iscariote?

 

Si no tuvimos el privilegio de escoger como Abraham,

 

 

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Dios no nos hubiera recordado de la experiencia de Abraham. Se nos ha dicho claramente que no perdamos el ánimo sino tener fe en Dios, pues El tiene la intención de bendecir y multiplicarnos, como bendijo y multiplicó a nuestros antecesores, Abraham y Sara. La razón que El da por bendecirnos como los bendijo, es ésta:

 

Isaías 51:3 – “Ciertamente consolará Jehová a Sion; consolará todas sus soledades, y cambiará su desierto en paraíso, y su soledad en huerto de Jehová; se hallará en ella alegría y gozo, alabanza y voces de canto”.

 

El punto focal de las Escrituras es la reconstrucción de Sion, y eso es nuestra carga.

 

Isaías 51:4, 5 – “Estad atentos a mí, pueblo mío, y oídme, nación mía; porque de mí saldrá la ley, y mi justicia para luz de los pueblos. Cercana está mi justicia, ha salido mi salvación, y mis brazos juzgarán a los pueblos; a mí me esperan los de la costa, y en mi brazo ponen su esperanza”.

 

Se nos advierte que oigamos al Señor, porque una ley y un juicio han de proceder de El. Estas dos tienen que ser “una luz al pueblo”. Otra vez dice el Señor: “Acontecerá en lo postrero de los tiempos, que será confirmado el monte de la casa de Jehová como cabeza de los montes, y será exaltado sobre los collados, y correrán a él todas las naciones.

 

 

 

 

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Y vendrán muchos pueblos, y dirán: Venid, y subamos al monte de Jehová, a la casa del Dios de Jacob; y nos enseñará sus caminos, y caminaremos por sus sendas. Porque de Sion saldrá la ley, y de Jerusalén la palabra de Jehová. Y juzgará entre las naciones, y reprenderá a muchos pueblos; y volverán sus espadas en rejas de arado, y sus lanzas en hoces; no alzará espada nación contra nación, ni se adiestrarán más para la guerra”. Isaías 2:2-4.

 

La ley tiene que salir cuando el monte de la casa de Jehová (el reino) sea confirmada por cabeza de todos los montes, (reinos) y cuando sea exaltado sobre todos los collados. Entonces la “luz” ocasionará que las naciones que son amonestadas, correrán, y subirán al monte de Jehová. Y también en lugar de batir sus rejas en espadas, y en hoces sus lanzas (Joel 3:10), ellos volverán sus espadas en rejas, y sus lanzas en hoces. “No alzará espada nación contra nación, ni se adiestrarán más para la guerra”. Isaías 2:4.

 

Decir, “cercana está mi justicia”, y “ha salido mi salvación”, es decir que la salvación ha estado aquí, pero la justicia está por venir. ¡Y cuán verdadero!

 

¿Qué es el “brazo” del Señor que juzgará a los pueblos? Esto veremos al leer a continuación:

 

Isaías 51:9, 10 – “Despiértate, despiértate, vístete de poder, oh brazo de Jehová; despiértate como en el tiempo antiguo, en los siglos pasados. ¿No eres tú el que cortó a Rahab, y el que hirió al dragón? ¿No eres tú el que secó el mar, las aguas del gran abismo; el que transformó en camino las profundidades del mar para que pasaran los redimidos?”.

 

¡Cuán ilógico sería que Dios tratara de despertarse a sí mismo, como si él o su brazo se encontraran dormidos! Este versículo muestra que El llama “su brazo”, al movimiento del Éxodo.

 

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Justamente, porque Dios ejecuta su obra con los que son sus Siervos. Así que sus Siervos son su brazo, y ellos juzgarán (regirán) a las naciones, y las naciones confiarán en ellos.

 

Isaías 51:6 – “Alzad a los cielos vuestros ojos, y mirad abajo a la tierra; porque los cielos serán deshechos como humo, y la tierra se envejecerá como ropa de vestir, y de la misma manera perecerán sus moradores; pero mi salvación será para siempre, mi justicia no perecerá”.

 

Necesariamente se nos recuerda que todas las cosas perecerán, más los que obtengan la salvación y justicia de Dios permanecerán para siempre.

 

Isaías 51:7 – “Oídme, los que conocéis justicia, pueblo en cuyo corazón está mi ley. No temáis afrenta de hombre, ni desmayéis por sus ultrajes”.

 

Los que conocen su justicia, la gente a quien es revelada su Verdad, y que tiene su ley en su corazón, es obvio que sufren los reproches, y denuestos de los hombres, pero estos son advertidos de que no tengan temor. Y ¿Qué sería el fin de sus adversarios? - He aquí la respuesta:

 

Isaías 51:8 – “Porque como a vestidura los comerá polilla, como a lana los comerá gusano; pero mi justicia permanecerá perpetuamente, y mi salvación por siglos de siglos”.

 

Con dolor, nosotros nos compadecemos de nuestros hermanos Laodicenses, que están tan ciegamente disgustados contra nosotros.

 

Isaías 51:9, 10 – “Despiértate, despiértate, vístete de poder, oh brazo

 

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de Jehová; despiértate como en el tiempo antiguo, en los siglos pasados. ¿No eres tú el que cortó a Rahab, y el que hirió al dragón? ¿No eres tú el que secó el mar, las aguas del gran abismo; el que transformó en camino las profundidades del mar para que pasaran los redimidos?”.

 

Si su pueblo no estuviera dormido, ¿Qué necesidad habría de llamarle para despertarse? Estamos alegres porque Dios mismo nos está levantando, y claramente nos está diciendo, que así como nuestros antepasados hicieron grandes cosas, nosotros como “brazo” del Señor, cosas más grandes que ellos podemos y haremos.

 

Isaías 51:11 – “Ciertamente volverán los redimidos de Jehová; volverán a Sion cantando, y gozo perpetuo habrá sobre sus cabezas; tendrán gozo y alegría, y el dolor y el gemido huirán”.

 

Gracias sean dadas a Dios, porque no sólo nos despierta y hace que volvamos a Sion cantando, sino que también removerá nuestros gemidos y dolor para siempre. El es poderoso para poner gozo perpetuo sobre nuestras cabezas.

 

Isaías 51:12 – “Yo, yo soy vuestro consolador. ¿Quién eres tú para que tengas temor del hombre, que es mortal, y del hijo de hombre, que es como heno?”.

 

En un esfuerzo para mostrarnos lo absurdo que es temer a los hombres que mueren como la hierba bajo pies, la Inspiración en este versículo, hace más enfática la promesa de consuelo de Isaías 51:11. Debe ser que con algunos, el temor del hombre es grande. Ahora que tenemos nosotros la Palabra de Dios, y su consuelo, sólo temamos a Aquel quien ha de temerse.

 

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Isaías 51:13 – “Y ya te has olvidado de Jehová tu Hacedor, que extendió los cielos y fundó la tierra; y todo el día temiste continuamente del furor del que aflige, cuando se disponía para destruir. ¿Pero en dónde está el furor del que aflige?”.

 

Cuando nosotros comenzamos a temer al hombre, exactamente en ese momento, nos olvidamos de Dios. La pregunta es: “¿En donde está el furor del que aflige?” implica en realidad que no hay ninguno, que solamente es una fanfarronada.

 

Isaías 51:14, 15 – “El preso agobiado será libertado pronto; no morirá en la mazmorra, ni le faltará su pan. Porque yo Jehová, que agito el mar y hago rugir sus ondas, soy tu Dios, cuyo nombre es Jehová de los ejércitos”.

 

Si, los cautivos esperan por su liberación, pero Dios no espera para que el mar se divida a sí mismo. El lo divide a su voluntad, y hace que su pueblo lo atraviese por tierra seca.

 

Isaías 51:16 – “Y en tu boca he puesto mis palabras, y con la sombra de mi mano te cubrí, extendiendo los cielos y echando los cimientos de la tierra, y diciendo a Sion: Pueblo mío eres tú”.

 

Aquí tenemos la misma declaración de Dios, de que las palabras que nosotros hablamos, son las palabras de Verdad que vienen directas de El. Además El nos asegura que su mano, su cuidado en guiarnos, están en nuestro derredor; y que por este medio, él puede plantar los cielos, y fundar la tierra, y decir a Sion, “Tu eres mi pueblo”.

 

Isaías 51:17 – “Despierta, despierta, levántate, oh Jerusalén, que bebiste de la mano de Jehová el cáliz de su ira; porque el cáliz de

 

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aturdimiento bebiste hasta los sedimentos”.

 

Despierta, despierta, amigo mío, al hecho de que nuestra cautividad, nuestro dolor, y nuestro gemido, pronto terminarán; nunca más volveremos a pasar por ellos. El que divide el mar, sin duda puede libertarnos.

 

Isaías 51:18 – “De todos los hijos que dio a luz, no hay quien la guíe; ni quien la tome de la mano, de todos los hijos que crió”.

 

La condición pasada, y presente de Sion, es expuesta a nuestra vista, para nuestra consideración. ¡Que desolación! ¡En que terrible estado se encuentra la iglesia, después de haber dado a luz tantos hijos! ¡No hay uno de ellos que la tome en su mano para ayudarla!

 

Aquí se nos dice, que los laicos en Laodicea no son de ninguna ayuda espiritual para la madre (el ministerio) - no, ninguno de ellos hace siquiera un esfuerzo para levantar su mano, y ayudar a los hermanos ministros. Todos están de acuerdo más o menos permanecer “desventurado, miserable, pobre, ciego y desnudo”. Apocalipsis 3:17.

 

Isaías 51:19 – “Estas dos cosas te han acontecido: asolamiento y quebrantamiento, hambre y espada. ¿Quién se dolerá de ti? ¿Quién te consolará?”

 

A David antiguamente se le dio tres cosas para elegir uno “… Vino, pues, Gad a David, y se lo hizo saber, y le dijo: ¿Quieres que te vengan siete años de hambre en tu tierra? ¿o que huyas tres meses delante de tus enemigos y que ellos te persigan? ¿o que tres días haya peste en tu tierra?…”. 2 Samuel 24:10-13. Ahora, de la misma manera se le pide

 

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al pueblo de Dios a que escoja la desolación y destrucción o hambre y espada. Luego a diferencia del día de David, El mismo nos resuelve el problema si se lo permitimos.

 

Estas son algunas de las cosas, por las que el pueblo de Dios ha pasado. Algunas de estas circunstancias todavía rodean en el mundo al pueblo de Dios. Sin embargo, nuestra esperanza está en la liberación de Dios.

 

Isaías 51:20-22 – “Tus hijos desmayaron, estuvieron tendidos en las encrucijadas de todos los caminos, como antílope en la red, llenos de la indignación de Jehová, de la ira del Dios tuyo. Oye, pues, ahora esto, afligida, ebria, y no de vino: Así dijo Jehová tu Señor, y tu Dios, el cual aboga por su pueblo: He aquí he quitado de tu mano el cáliz de aturdimiento, los sedimentos del cáliz de mi ira; nunca más lo beberás”.

 

¿No estaremos nosotros agradecidos de saber, que todos aquellos cuyos nombres se encuentran en el libro serán librados del tiempo de tribulación, que pronto está por sobrecogernos en la que Miguel se levantará, y estará por su pueblo (Daniel 12:1)?. Una vez que él nos junte, nunca más nos esparcirá otra vez.

 

Isaías 51:23 – “Y lo pondré [el cáliz de su furor] en mano de tus angustiadores, que dijeron a tu alma: Inclínate, y pasaremos por encima de ti. Y tú pusiste tu cuerpo como tierra, y como camino, para que pasaran”.

 

Los papeles se han cambiado; lo que una vez el pueblo de Dios tenía que tomar de sus enemigos, ahora lo tomarán ellos. Así pues, no descuidemos el tomar ventaja de la oferta de Dios, para libertar a su pueblo.

 

 

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Si, amigos míos, puesto que nuestra larga y penosa jornada toca a su fin como el “brazo” de Dios prestemos atención fervorosa para que nos despertemos. Ahora al fin de nuestra larga y penosa jornada, no permitamos que nada nos impida obtener las dos cosas que han de hacernos quedar en pie para siempre – la salvación y justicia de Dios.

 

Ahora se nos pide escoger o estar del lado de Dios o del lado de Sus adversarios (los que tememos); aquellos quienes hacen todo para cerrar nuestros ojos a la verdad de Dios para este tiempo - escoger a Dios, Su espíritu y Su verdad revelada, o escoger a los hombres, la desolación y destrucción, el hambre y la espada.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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MEDITACIÓN PARA LA ORACIÓN DE APERTURA

 

Daremos lectura de El Discurso Maestro de Jesucristo, comenzando en la página 117, el segundo párrafo:

 

D.M.J., pp. 117, 118 - “Por el contrario, el sendero que conduce a la vida, el angosto, y estrecha la entrada.  Si nos aferramos a algún pecado predilecto, hallaremos la puerta demasiado estrecha.  Si deseamos continuar en el camino de Cristo … A todo lo largo del camino que conduce a la muerte hay penas y castigos, hay pesares y chascos, hay advertencias para que no se continúe … Es verdad que el sendero de Satanás; parece atractivo, pero es todo engaño; en el camino del mal hay remordimiento amargo y dolorosa congoja.  Pensamos tal vez que es agradable seguir el orgullo y la ambición mundana; mas el fin es dolor y remordimiento.  Los propósitos egoístas pueden ofrecer promesas halagadoras y una esperanza de gozo; pero veremos que esa felicidad está envenenada y nuestra vida amargada por las expectativas fincadas en el yo…”.

 

Necesitamos orar esta tarde, para que entendamos que no podemos entrar en el camino Real del Dios (Isaías 35:8-10) con nuestros pecados. No, no con nuestros malos hábitos y prácticas. Debemos dejar todas estas cosas, si nuestro último destino será el Paraíso. Debemos saber, que aunque el camino ancho parezca lleno de flores, es este todo un camuflaje. Aparece sembrado de rosas, pero bajo ellas hay tristezas y dolores, chascos de todas clases. Debemos orar para que tengamos una visión de la necesidad de separarnos de este camino en el cual los que nacen según la carne viajan, y de colocarnos en el camino donde los que nacen según el espíritu viajan.

 

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SI ELLOS NO DESPIERTAN AHORA

 PUEDE SER QUE DUERMAN PARA SIEMPRE

 

TEXTO DE LA ALOCUCIÓN POR V. T. HOUTEFF

MINISTRO DE LOS DAVIDIANOS ADVENTISTAS DEL SÉPTIMO DÍA

EL SÁBADO, 26 DE ABRIL DE 1947

CAPILLA DEL MONTE CARMELO

WACO, TEXAS

 

El tema de nuestro estudio en esta tarde, se encuentra en Isaías, capítulo 52. Comencemos con el primer versículo.

 

Isaías 52:1 – “Despierta, despierta, vístete de poder, oh Sion; vístete tu ropa hermosa, oh Jerusalén, ciudad santa; porque nunca más vendrá a ti incircunciso ni inmundo”.

 

Al tiempo que se hace esta llamada para despertar, para salir da la tierra, la Inspiración anuncia que ha llegado el tiempo de la cosecha para que los ángeles echen fuera de Sion, y de Jerusalén, el incircunciso, y el inmundo. La Inspiración llama a esta obra por varios nombres o títulos: (1) la purificación del santuario (Daniel 8:14), (2) purificar a los hijos de Leví (Malaquías 3:1-3), (3) la purificación de la iglesia (Testimonios para la Iglesia, Volumen 5, p. 75), (4) el Juicio en la casa de Dios (1ª Pedro 4:17), (5) La cosecha (Mateo 13:30), el echar fuera el pescado malo de entre el buen pescado (Mateo 13: 47, 48), separando las ovejas de las cabras, – el Juicio para los Vivientes.

 

Sabemos que los pecadores siempre han estado y todavía están entre el pueblo de Dios. Que el cumplimiento de esta Escritura, por lo tanto, está en el futuro cercano, se ve en el hecho que la verdad de este capítulo está ahora descubierta y llevada a la iglesia en un esfuerzo

 

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para despertar al pueblo de Dios e impresionarlos con el hecho que pronto la cosecha comenzará – primero separando a las primicias, los 144.000 de “la casa de Dios”, luego enseguida los segundos frutos de todas las naciones (Apocalipsis 7:9); la Escritura también muestra que los impíos ya no andarán con los santos y la cosecha termina en el mundo (Mateo 13:39). Deténganse, piensen, y léanse de nuevo los capítulos 51 y 52 de Isaías. No pasen de prisa sobre este tema de vida y muerte.

 

¿A quién llama el Señor que se despierte? A Sion, y a Jerusalén. ¿Por qué no a la casa de Judá, a la casa de Israel, o a alguna otra? ¿Quién es Sion, y quién es Jerusalén? He aquí las respuestas: En el tiempo de Isaías Jerusalén era la ciudad capital del reino de Judá, y en Sion estaba el palacio de los reyes. ¿Y de qué pueden ser estos símbolos antitípicos? Hablando comparativamente, “El capitolio del monte”, la mansión del ejecutivo de la nación (“la Casa Blanca”), podemos llamarlo nosotros, el Sion de los Estados Unidos; y a Washington D.C., la ciudad capital de la nación, podríamos llamarle la Jerusalén de los Estados Unidos.

 

El Señor, sin embargo, no se está dirigiendo a los Estados Unidos, Y puesto que Sion y Jerusalén son personificados en esta instancia, sus contrapartes, por lo tanto, son como siguen: La Conferencia General, la “capital”  de la denominación debe ser Sion de hoy día; y las conferencias locales, los gobernantes subalternos deben ser el Jerusalén de hoy día. ¿A quién entonces está llamando la Inspiración a que despierte? A la Conferencia General, y a las conferencias locales, – si, a las ramas ejecutivas de la denominación. Si ellos no estuvieran dormidos; ¿porqué los estaría llamando la Inspiración a que despertasen? ¿Además no es verdad que son ciegos a estas Escrituras? Las tratan como si no estuvieran en la Biblia. ¿No le parece que su predicación de tener toda la

 

 

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Verdad, el último mensaje, de no tener necesidad de nada más, es un engaño de sí mismo? No es el mensaje del Juicio para los Vivos, el último en lugar del Juicio para los Muertos? ¿Y no es el anterior de mayor importancia que el último?

 

El mandato, “vístete de poder, oh Sion; vístete tu ropa hermosa, oh Jerusalén”, claramente dice que Sion está débil y que Jerusalén, está desnuda, o está vestida o con ropas inmundas y feas. Para transportar ahora estos términos de un sentido figurado, a su significado real, y actual. ¿Qué puede significar el término “poder” sino la fe en el cumplimiento de las profecías? El Maestro dijo que sin la fe no se puede hacer nada, pero con ella, se puede quitar montes. La fe, por lo tanto, es lo que Sion y Jerusalén necesitan hoy. La fe en sí misma es tan invisible como el aire, pero cuando se pone en acción, puede remover aun más grandes obstáculos que los que el aire puede remover cuando se pone en acción. Aunque nosotros no podemos ver el viento, podemos sentir y ver sus efectos y su poder, y así sucede con la Fe.

 

Enseguida consideremos la ropa. La ropa de una persona, es lo primero que atrae los ojos. Por consiguiente, “tu ropa hermosa”, por lo tanto, debe representar algo que debe transformar la apariencia al que lo usa de ser espiritualmente feo e inmundo para ser espiritualmente hermoso y atractivo. ¿Qué otra cosa podría representar esta ropa, sino el verdadero carácter Cristiano, – la bondad, el amor, la misericordia, la justicia, – lo que es visible y hace a una persona amable y verdaderamente un Cristiano respetable.

 

Así que el “poder” y la “ropa” juntos, no son otra cosa que la Justicia de Cristo, la Fe en acción, y sus resultados. Estos son los requisitos que necesitan el Sion y la Jerusalén de hoy día.

 

 

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Estos necesitan ahora, porque “nunca más … incircunciso ni inmundo”, o sean los incrédulos e imperdonables pecadores, los que no tienen la “ropa hermosa”, serán atados en manojos para el fuego, ya no más para estar entre los santos.

 

Isaías 52:2 – “Sacúdete del polvo; levántate y siéntate, Jerusalén; suelta las ataduras de tu cuello, cautiva hija de Sion”.

 

La Sion, y la Jerusalén de hoy día, no solamente están desnudas, sino también inmundas; por así decirlo, ellas yacen en el polvo, y todavía están en cautividad y ¡no lo saben! Así que a la hija de Sion, o sea a toda la denominación en conjunto, se le pide que se levante del polvo y se siente en su trono, y se libere a sí misma del yugo de la cautividad, de las ataduras de su cuello. Ella tiene que entender que ya está aquí el día de su redención, y que ha de ser libertada, para no ser gobernada por ningún hombre jamás.

 

Isaías 52:3 – “Porque así dice Jehová: De balde fuisteis vendidos; por tanto, sin dinero seréis rescatados”.

 

Ya que este versículo no necesita comentario, podremos proceder con:

 

Isaías 52:4, 5 – “Porque así dijo Jehová el Señor: Mi pueblo descendió a Egipto en tiempo pasado, para morar allá, y el asirio lo cautivó sin razón. Y ahora ¿qué hago aquí, dice Jehová, ya que mi pueblo es llevado injustamente? Y los que en él se enseñorean, lo hacen aullar, dice Jehová, y continuamente es blasfemado mi nombre todo el día”.

 

 

 

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Estos versículos son un recordatorio para Sion y Jerusalén del presente, de que ellas están oprimiendo a los laicos de la misma manera que los egipcios, y los señores asirios oprimieron a los hijos de Israel. Ellos hacen aullar al pueblo de Israel, y así blasfeman Su nombre y no dejan a Su pueblo de venir en contacto con la Verdad para este tiempo.

 

Isaías 52:6 – “Por tanto, mi pueblo sabrá mi nombre por esta causa en aquel día; porque yo mismo que hablo, he aquí estaré presente”.

 

Porque el pueblo de Dios está mal gobernado, extraviado y abusado; y su nombre es blasfemado; El declara que no los dejará en ignorancia; El promete, que no obstante el rigor que usen los gobernantes de Sion y Jerusalén no zarandeados, tratando de mantener al pueblo ignorante de estas cosas; El a pesar de esto, hará que su pueblo oiga, y sepa que El es quien está hablando, y no ningún enemigo como se les ha dicho.

 

¿Qué es lo que Dios piensa de este mensaje y sus mensajeros? Leamos:

 

Isaías 52:7 – “¡Cuán hermosos son sobre los montes los pies del que trae alegres nuevas, del que anuncia la paz, del que trae nuevas del bien, del que publica salvación, del que dice a Sion: ¡Tu Dios reina!”

 

¿Qué mejores nuevas que estas necesitaría un pueblo, mientras está en cautividad? Si este mensaje del Reino de Dios, (la iglesia purificada) no es un mensaje de paz y seguridad, ¿podrían decirme entonces qué es lo que la Inspiración quiere decir cuando dice que: “Morará el lobo con el cordero, y el leopardo con el cabrito se acostará; el becerro y el león y la bestia doméstica andarán juntos, y un niño los pastoreará”. “No dirá el morador: Estoy enfermo; al pueblo que more en ella le será perdonada la iniquidad”. Isaías 11:6;

 

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33:24.

 

Isaías 52:8 – “¡Voz de tus atalayas! Alzarán la voz, juntamente darán voces de júbilo; porque ojo a ojo verán que Jehová vuelve a traer a Sion”.

 

Juntos todos los Siervos de Dios, con gozo ensalzarán Su mensaje (la Voz), porque ellos verán ojo a ojo cuando el Señor vuelva a traer a Sion. ¡Que diferencia entre los centinelas del Sion del mañana, y los centinelas de hoy, entre los cuales con dificultad se encuentra a dos que se miren ojo a ojo. “Solamente los que hayan resistido la tentación con la fortaleza del Todopoderoso, se les permitirá tomar parte en la proclamación del mensaje del Tercer Ángel, cuando haya crecido hasta dar el Fuerte Clamor”. Review & Herald, Noviembre 19, 1908.

 

Isaías 52:9, 10 – “Cantad alabanzas, alegraos juntamente, soledades de Jerusalén; porque Jehová ha consolado a su pueblo, a Jerusalén ha redimido. Jehová desnudó su santo brazo ante los ojos de todas las naciones, y todos los confines de la tierra verán la salvación del Dios nuestro”.

 

Cuando estas cosas tengan lugar, entonces todos los términos de la tierra, verán la salvación de nuestro Dios. Pero ahora oigamos su consejo acerca de lo que debemos hacer:

 

Isaías 52:11 – “Apartaos, apartaos, salid de ahí, no toquéis cosa inmunda; salid de en medio de ella; purificaos los que lleváis los utensilios de Jehová”.

 

Los que llevan la Verdad de Dios deben ser limpios; ellos tienen que estar libres de toda atadura que los ligue con las cosas de este mundo.

 

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Isaías 52:12 – “Porque no saldréis apresurados, ni iréis huyendo; porque Jehová irá delante de vosotros, y os congregará el Dios de Israel”.

 

Se nos dice que nuestra partida hacia la tierra prometida, no tiene que ser apresurada, o huyendo, porque el Señor mismo irá delante de nosotros, y El cubrirá nuestras espaldas.

 

Isaías 52:13, 14 – “He aquí que mi siervo será prosperado, será engrandecido y exaltado, y será puesto muy en alto. Como se asombraron de ti muchos, de tal manera fue desfigurado de los hombres su parecer, y su hermosura más que la de los hijos de los hombres”.

 

Como saben, por largo tiempo estos versículos fueron aplicados al Señor. El, sin embargo, no hizo todas estas cosas personalmente, sino que El las hace por medio de Sus mensajeros. Noten ahora que en el versículo 13, se nos dice que el Señor es exaltado grandemente, en tanto que en el versículo 14, se nos dice que su parecer fue desfigurado, y su hermosura más que la de los hijos de los hombres. “No hay parecer en él, ni hermosura; … mas sin atractivo para que le deseemos”. Isaías 53:2. ¿Por qué? La única respuesta que podemos dar a esta pregunta, es la siguiente: Dios sabe que la naturaleza pecadora del hombre lo incita a hacer ídolos de los hombres. Ellos fácilmente se rinden ante los hombres que tienen buena apariencia. Ellos actúan como si hubieran sido todos bautizados en los nombres de estos modernos Pablos, y Apolos. Son seguidores del orgullo y de la pompa, más bien que seguidores de Dios, y de la Verdad Progresiva. Para quebrantar esta locura, Dios envía su Verdad por medio de personas  insospechadas. Así es que por esto, contrario a lo que esperan, está escrito, que el Señor no tiene parecer ni hermosura; pero no obstante, El será engrandecido y ensalzado, y será muy sublimado”.

 

 

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Isaías 52:15 – “Así asombrará él a muchas naciones; los reyes cerrarán ante él la boca, porque verán lo que nunca les fue contado, y entenderán lo que jamás habían oído”.

 

El rociará (limpiará – Ezequiel 36: 25) a muchas naciones. A las que no dejen de seguir el orgullo del hombre, serán guiadas a caer en el pozo, por así decirlo. Toda persona vana será zarandeada por el tamiz de la vanidad, pero los seguidores de la Verdad y la Justicia, vivirán para siempre. Ningunas de estas cosas nunca se ha dicho a nadie. Es muy importante, por lo tanto, pararse, mirar y escuchar, para seguir diligentemente la Verdad misma. Sepan que los vanos hacen ostentación de sí mismos, de sus logros, y especialmente de su religión. Sepan que hacen esto para atraer los corazones de sus oyentes a sí mismos para conseguir adeptos, para tener influencia, para manipular. Los fariseos en el día de Cristo fueron muy expertos en este negocio de robar corazones. Oraban en los rincones de las calles para ser vistos de los hombres, y en esta forma engañaron a los hombres sin remedio.

 

“He aquí que el nombre de Jehová viene de lejos; su rostro encendido, y con llamas de fuego devorador; sus labios llenos de ira, y su lengua como fuego que consume. Su aliento [su Mensaje para hoy] cual torrente que inunda; llegará hasta el cuello, para zarandear a las naciones con criba de destrucción; y el freno estará en las quijadas de los pueblos, haciéndoles errar”. Isaías 30:27, 28.

 

El antiguo Israel eligió al hombre más alto de la tierra como su rey, y lo obtuvieron. El los hubiera llevado a la ruina sino hubiera sido por el rubio y modesto David, quien los libertó del ejército filisteo y del gigante.

 

 

 

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Es una práctica común entre los cristianos, el hacer ídolos de los hombres. Esto está reconocido aún por los ministros de otras denominaciones. Cierto ministro hablando de la “Religión de la vida” dijo a sus radio oyentes, que una vez que él se detuvo en una estación de gasolina para llenar su tanque. Y mientras hablaba ahí, el que despachaba pensó que la voz del parroquiano le era familiar, le preguntó: “¿Es usted el hombre que yo escucho todas las mañanas por radio?” Tan pronto como el ministro contestó que si, el que le atendía replicó enfáticamente; “Yo me he llevado un chasco con usted; yo pensé que escuchaba a un predicador, como de seis pies de alto, y de un peso como de doscientas libras, pero ahora veo que usted es sólo un pequeño enano”. Esta práctica es común entre los cristianos.

 

RESUMAMOS BREVEMENTE NUESTRO ESTUDIO: Podemos ver que el tiempo de la purificación de la iglesia está a la mano; que Sion (la Conferencia General), y Jerusalén (las conferencias locales), son llamadas a que “despierten”; para que la hija de Sion, la iglesia, pueda ser vestida con la justicia de Cristo; que ella está débil, no tiene la justicia de Cristo; que el día de su redención está a la mano; ella tiene que ser libertada del gobierno del hombre y de la hipocresía; que Sion y Jerusalén hoy día, no son menos opresores de los laicos, de lo que fueron los señores asirios, sobre los hijos del antiguo Israel; que Dios no dejará a su pueblo en la ignorancia; que ellos sabrán que El es el que habla, y no un enemigo como se les hace creer; que el mensaje del Reino de Dios es un mensaje de consuelo; que sus Siervos fieles exaltarán Su mensaje (la Voz), que después que Sion y Jerusalén se despierten ellos verán” ojo a ojo”, y que solamente los que han resistido la tentación en la fortaleza del Todopoderoso, tendrán parte en la proclamación del mensaje del Fuerte Clamor (Review & Herald, Noviembre 19, 1908); cuando todos los cabos de la tierra verán la salvación

 

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de nuestro Dios; que Dios revela su Verdad no por medio de los que son exaltados, e idolatrados por los hombres, sino por sus Siervos no sospechados; que los que no se dejen del hombre caerán, mientras que los seguidores de la Verdad, y justicia vivirán para siempre; que es el sagrado deber de los portadores de la Verdad, proclamar el mensaje a todos los hermanos, porque si ellos no despiertan ahora, puede ser que duerman para siempre.

 

 

 

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