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Llamadas Oportunas

La Única Paz de Mente

Vol. 1                                                                          N0. 25, 26

 

¿CUÁLES NACIONES PONDRÁN A UN LADO SUS ARMAS, Y POR QUÉ?

 

UN MUNDO EXTENSAMENTE AGITADO Y SUS RESULTADOS
 

MEDITACIÓN PARA LA ORACIÓN DE APERTURA

 

Voy a leer del libro El Discurso Maestro de Jesucristo, comenzando con la página 108.

 

D.M.J., pp. 108-109 - “Cristo no obliga a los hombres; los atrae. La única fuerza que emplea es el amor. Siempre que la iglesia procure la ayuda del poder del mundo, es evidente que le falta el poder de Cristo y que no la constriñe el amor divino.

 

“La dificultad radica en los miembros de la iglesia como individuos, y en ellos debe realizarse la curación. Jesús ordena que antes de intentar corregir a los otros, el acusador eche la viga de su propio ojo, renuncie al espíritu de crítica, confiese su propio pecado y lo abandone. ‘No es buen árbol el que da malos frutos, ni árbol malo el que da buen fruto’. El espíritu acusador que abrigáis es fruto malo; demuestra que el árbol es malo. Es inútil que os establezcáis en vuestra propia justicia.  Lo que necesitáis es un cambio de corazón.  Debéis pasar por esta experiencia antes de poder corregir a otros; ‘porque de la abundancia del corazón habla la boca’.

 

“Cuando tratemos de aconsejar o amonestar a cualquier alma en cuya experiencia haya sobrevenido una crisis, nuestras palabras tendrán únicamente el peso de la influencia que nos hayan ganado nuestro propio ejemplo y espíritu.  Debemos ser buenos antes que podamos obrar el bien.  No podemos ejercer una influencia transformadora sobre otros hasta que nuestro propio corazón haya sido humillado, refinado y enternecido por la gracia de Cristo. Cuando se actúe ese cambio en nosotros, nos resultará natural vivir para beneficiar a otros, así como es natural para el rosal producir sus flores fragantes o para la vid sus racimos morados”.

 

Necesitamos orar por un cambio de corazón; orar por una reforma, que tener un espíritu censurador es aún peor que buscar la ayuda de un poder secular, y que sólo al dar un buen ejemplo  puede ser nuestro único paso de influencia para el bien.

 

Copyright, 1953

Todos los derechos reservados

V.T. HOUTEFF

Vol. 1, N° 25                                                                                                                                                                                              2


 

¿CUÁLES NACIONES PONDRÁN A UN LADO SUS ARMAS, Y POR QUÉ?

 

TEXTO DE LA ALOCUCIÓN POR V. T. HOUTEFF

MINISTRO DE LOS DAVIDIANOS ADVENTISTAS DEL SÉPTIMO DÍA

EL SÁBADO, 25 DE ENERO DE 1947

CAPILLA DEL MONTE CARMELO

WACO, TEXAS

 

Para continuar el tema de nuestros estudios anteriores - el reino de Judá - pasemos al libro de Miqueas. Consiste, como saben, en siete capítulos, y ellos llevan una historia continua de Judá en sus días primeros y últimos. Los primeros tres capítulos conciernan a Judá en sus primeros días, y los últimos cuatro contienen las promesas a Judá antitípica, la Judá de los últimos días, en la cual radica nuestro interés ahora.

 

Para conectar los primeros tres capítulos de Miqueas con los últimos cuatro, vamos a empezar con el último versículo de capítulo tres.

 

Miqueas 3:12 – “Por tanto, a causa de vosotros Sion será arada como campo, y Jerusalén vendrá a ser montones de ruinas, y el monte de la casa como cumbres de bosques”.

 

Porque no había nada más que se pudiera hacer para convencer a Judá que ella estaba en el error y que ella tenía necesidad para volver al Señor, el Señor finalmente advirtió que el lugar de su palacio había de ser arado como campo, y que su palacio y su ciudad habían de llegar a ser montones de ruinas. El cumplimiento de esta parte de la profecía de Miqueas es un testigo fiel ante todas las naciones, y el castigo de aquel pueblo es un justo ejemplo

 

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para que todas las gentes sepan lo que Dios quiere decir es exactamente lo que dice. Dios, sin embargo, no echó a un lado, Sus pocos fieles y sus descendientes para siempre. Para ellos El dio esta promesa consoladora -

 

Miqueas 4:1 – “Acontecerá en los postreros tiempos que el monte de la casa de Jehová será establecido por cabecera de montes, y más alto que los collados, y correrán a él pueblos”.

 

Aunque Miqueas predijo tristes noticias para Judá antigua, predijo estas noticias gozosas para la Judá de los últimos días. Debió haber sido una experiencia muy probadora para Judá, anticipar su propia destrucción. Por el contrario, sin embargo, debió haber sido muy animador saber que vendría el tiempo para que ella regresara y “edificara las desolaciones antiguas” (Isaías 58:12). Y todavía más gozoso debe estar ahora para aprender que ¡el tiempo para regresar a Dios y al hogar patriarcal ha llegado en realidad!

 

Para quitar cualquier duda en esta conexión el Señor nuevamente declara Su Palabra diciendo: “Porque como desciende de los cielos la lluvia, y la nieve, y no vuelve allá, sino que harta la tierra, y la hace germinar y producir, y da simiente al que siembra, y pan al que come, así será mi palabra que sale de mi boca: no volverá a mí vacía, sino que hará lo que yo quiero, y será prosperada en aquello para que la envié. Porque con alegría saldréis, y con paz seréis vueltos; los montes y los collados levantarán canción delante de vosotros, y todos los árboles del campo darán palmadas de aplauso. En lugar de la zarza crecerá ciprés, y en lugar de la ortiga crecerá arrayán: y será a Jehová por nombre,

 

 

 

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por señal eterna que nunca será raída” (Isaías 55:10-13). Nosotros, también debemos aplaudir de gozo las palmas aún ahora por haber tenido esta grande oportunidad para empeñarnos en esta gloriosa obra, y por el privilegio grande y sublime para proclamar estas buenas noticias y para ser llamado “el reparador de portillos, restaurador de calzadas para habitar” (Isaías 58:12). Verdaderamente estas son “buenas noticias” de “paz” que el profeta Nahum predijo (Nahum 1:15).

 

Cuando el reino de Judá queda restablecido, luego se cumplirá la siguiente escritura:

 

Miqueas 4:2 – “Vendrán muchas naciones, y dirán: Venid, y subamos al monte de Jehová, y a la casa del Dios de Jacob; y nos enseñará en sus caminos, y andaremos por sus veredas: porque de Sion saldrá la ley, y de Jerusalén la palabra de Jehová”.

 

“Canta y alégrate, hija de Sion: porque he aquí vengo, y moraré en medio de ti, ha dicho Jehová. Y se unirán muchas naciones a Jehová en aquel día, y me serán por pueblo, y moraré en medio de ti; y entonces conocerás que Jehová de los ejércitos me ha enviado a ti. Y Jehová poseerá a Judá su heredad en la tierra santa, y escogerá aún a Jerusalén. Calle toda carne delante de Jehová, porque él se ha levantado de su santa morada” (Zacarías 2:10-13).

 

“Y andarán las naciones a tu luz, y los reyes al resplandor de tu nacimiento. Alza tus ojos alrededor y mira; todos éstos se han juntado, vinieron a ti; tus hijos vendrán de lejos, y tus hijas serán llevadas en brazos. Entonces verás, y resplandecerás; se maravillará y ensanchará tu corazón, porque se haya vuelto a ti la multitud del mar, y las riquezas de las naciones haya venido a ti. Multitud de camellos

 

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te cubrirá, dromedarios de Madián y de Efa; vendrán todos los de Sabá; traerán oro e incienso, y publicarán alabanzas de Jehová. Todo el ganado de Cedar será juntado para ti; carneros de Nebaiot te serán servidos; serán ofrecidos con agrado sobre mi altar, y glorificaré la casa de mi gloria. ¿Quiénes son estos que vuelan como nubes, y como palomas a sus ventanas? Ciertamente a mí esperarán los de la costa, y las naves de Tarsis desde el principio, para traer tus hijos de lejos, su plata y su oro con ellos, al nombre de Jehová tu Dios, y al Santo de Israel, que te ha glorificado. Y  extranjeros edificarán tus muros, y sus reyes te servirán; porque en mi ira te castigué, más en mi buena voluntad tendré de ti misericordia. Tus puertas estarán de continuo abiertas, no se cerrarán de día ni de noche, para que sean traídas las riquezas de las naciones, y conducidos a ti sus reyes. Porque la gente o el reino que no te sirviere perecerá; y del todo serán asolado” (Isaías   60:3-12).

 

Obviamente estamos al mismo amanecer de un nuevo día, el día en el cual la obra del evangelio ha de triunfar en victoria y para tener una cosecha abundante de conversos. Virtualmente enteras naciones han de unirse con “el monte de la casa de Jehová” durante el día de Juicio, el día en el cual la ley saldrá “de Sion, y la Palabra del Señor de Jerusalén”, de los futuros cuarteles del evangelio.

 

El tiempo, por lo tanto, está cerca cuando para ir verdaderamente a la iglesia, uno debe ir a Jerusalén, y allí para ser enseñado en el camino del Señor, y para así caminar en Sus veredas.

 

Miqueas 4:3 – “Y él juzgará entre muchos pueblos, y corregirá a naciones poderosas hasta muy lejos; y martillarán sus espadas para azadones, y sus lanzas para

 

 

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hoces; no alzará espada nación contra nación, ni se ensayarán más para la guerra”.

 

Muchas naciones con gozo han de aceptar Sus reprensiones, y martillarán sus espadas para azadones, y sus lanzas para hoces; en lugar de continuar en la carrera de armas.

 

Según Miqueas, las únicas naciones que pondrán a un lado sus armas son las que aceptan la Verdad del Señor para hoy y van a la tierra prometida. Nunca más van a necesitar ni espadas, ni lanzas.

 

Miqueas 4:4 – “Y se sentará cada uno debajo de su vid y debajo de su higuera, y no habrá quien los amedrente; porque la boca de Jehová de los ejércitos lo ha hablado”.

 

Las naciones y pueblos ahora están teniendo un tiempo difícil para ir a su “higuera”, por así decirlo, cuanto menos sentarse en paz debajo de ella. Quedan en constante temor que alguien pueda desalojarlos aun de sentarse bajo cualquier árbol. Por consiguiente se esforzarán por proteger a sus derechos, o falta de ellos, martillando “sus azadones en espadas y (sus) hoces en lanzas” (Joel 3:10). Y de esta manera juzgando su propia fuerza por sus preparativos para la guerra, aún lo débiles dirá: “Yo soy fuerte”. Pero no será así con aquellas naciones quienes se unen con el pueblo del Reino del Señor: no necesitarán confiar en su propia fortaleza, pues tendrán la protección del Señor. Cada una se sentará cómoda y seguramente bajo su “higuera”, sabiendo que nadie puede posiblemente alejarlos debajo de ella. Esto tiene que ser así, pues, “la boca de Jehová de los ejércitos lo ha hablado”.

 

 

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Miqueas 4:5 – “Aunque todos los pueblos anden cada uno en el nombre de su dios, nosotros con todo andaremos en el nombre de Jehová nuestro Dios eternamente y para siempre”.

 

Los que quedan fuera del Reino a quienes el Espíritu de Dios no puede convencer de su error, seguirán caminando en el nombre de sus falsos dioses. Pero el pueblo en el Reino “andaremos en el nombre de Jehová nuestro Dios eternamente y para siempre”.

 

Miqueas 4:6, 7 – “En aquel día, dice Jehová, juntaré la que cojea, y recogeré la descarriada, y a la que afligí; y pondré a la coja como remanente, y a la descarriada como nación robusta; y Jehová reinará sobre ellos en el monte de Sion desde ahora y para siempre”.

 

El día en el cual el pueblo de Dios sean recogidos de todas las partes de la tierra y sean traídos a Sion está cerca, y el Señor reinará sobre ellos desde ahora y para siempre.

 

Miqueas 4:8 – “Y tú, oh torre del rebaño, fortaleza de la hija de Sion, hasta ti vendrá el señorío primero, el reino de la hija de Jerusalén”

 

La “torre del rebaño, fortaleza de la hija de Sion”, ha de ser el objeto principal de atracción en Jerusalén. ¿Y qué puede ser? — Pues, en tiempos antiguos las torres se construían con el propósito de vigilar sobre la ciudad, y por eso, “la torre del rebaño” debe ser el trono sobre Sion, una colina alta, la fortaleza de Sion. Esta fortaleza, se nota, no pertenece a la madre (no a la Sion antigua) sino a su hija (Sión antitípica).

 

Miqueas 4:9, 10 – “Ahora, ¿por qué gritas tanto?

 

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¿No hay rey en ti? ¿Pereció tu consejero, que te ha tomado dolor como de mujer de parto? Duélete y gime, hija de Sion como mujer que está de parto; porque ahora saldrás de la ciudad, y morarás en el campo, y llegarás hasta Babilonia; allí serás librada, allí te redimirá Jehová de la mano de tus enemigos”.

 

Estos dos versículos nos llevan atrás al tiempo cuando lo fieles de la Judá antigua clamaban mientras veían que estaban por dispersarse entre las naciones, pero el consejo animador para trabajar y tener hijos mientras estaban en el campo, y la promesa consoladora de su liberación de Babilonia antitípica, dados por los profetas, siempre quedaron con ella hasta este día. Sion la iglesia, fue destinada a ir entre las naciones gentiles, allí para multiplicar, y finalmente para ser liberada. Estas buenas noticias, ahora justo antes de que comience esta reunión, el Señor quiere que proclamemos lejos y extenso, diciendo: “Oid palabra de Jehová, oh naciones, y hacedlo saber en las costas que están lejos, y decid: El que esparció a Israel lo reunirá y guardará, como pastor a su rebaño. Porque Jehová redimió a Jacob, lo redimió de mano del más fuerte que él. Y vendrán con gritos de gozo en lo alto de Sion, y correrán al bien de Jehová, al pan, al vino, al aceite, y al ganado de las ovejas y de las vacas; y su alma será como huerto de riego, ni nunca más tendrán dolor” (Jeremías 31:10-12).

 

Miqueas 4:11, 12 – “Pero ahora se han juntado muchas naciones contra ti, y dicen: Sea profanada, y vean nuestros ojos su deseo en Sion. Mas ellos no conocieron los pensamientos de Jehová, ni entendieron su consejo; por

 

 

 

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lo cual los juntó como gavillas en la era”.

 

Miqueas 4:13 – “Levántate y trilla, hija de Sion, porque haré tu cuerno como de hierro, y tus uñas de bronce, y desmenuzarás a muchos pueblos; y consagrarás a Jehová su botín, y sus riquezas al Señor de toda la tierra”.

 

No la hija de Jerusalén, sino la hija de Sion ha de hacer el trillar. Y ella tiene la promesa de un cuerno de hierro – poder divino, la clase que no se rompe. Más aún, se le promete uñas de bronce, un mensaje especial y distinto con el cual despedazar a muchos pueblos; es decir, con ello ella ha de trillar y seleccionar el trigo de la cizaña. “Vi luego el tercer ángel. Dijo mi ángel acompañante: ‘Su obra es terrible.  Su misión es tremenda.  Es el ángel que ha de separar el trigo de la cizaña, y sellar o atar el trigo para el granero celestial.  Estas cosas debieran absorber completamente la mente y la atención’”. – “Primeros Escritos”, p. 118.

 

“Porque he aquí que Jehová vendrá con fuego, y sus carros como torbellino, para descargar su ira en furor, y su reprensión con llama de fuego. Porque Jehová juzgará con fuego y con su espada a todo hombre; y los muertos de Jehová serán multiplicados” (Isaías 66:15, 16). Esta es la primera separación.

 

“Y pondré entre ellos señal, y enviaré de los escapados de ellos a las naciones, a Tarsis, a Fut y Lud, que disparan arco, a Tubal y a Javán, a las costas lejanas que no oyeron de mí, ni vieron mi gloria; y publicarán mi gloria entre las naciones. Y traerán a todos vuestros hermanos de entre todas las naciones, por presente a Jehová, en caballos, en carros,

 

 

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en literas, en mulos y en camellos, a mi santo monte de Jerusalén, dice Jehová, al modo que los hijos de Israel traen la ofrenda en utensilios limpios a la casa de Jehová” (Isaías 66:19, 20).

 

Aquellos que escapan de la matanza del Señor, se nota, son enviados a las naciones gentiles allí para proclamar a ellos la fama del Señor junto con Su gloria, y también para traer sus hermanos (todos los que pueden salvarse) a la casa del Señor. De esto se puede ver claramente que aquellos que escapan deben ser las primicias, los 144.000 Jacobitas (Apocalipsis 14:4).

 

Aquellos a quienes traen de las naciones gentiles a la casa del Señor deben, por lo tanto ser los segundos frutos (Apocalipsis 7:9), así donde hay primeros, hay también segundos. Finalmente se puede ver claramente que los 144.000 escapan de la purificación de la iglesia y llegan a ser los siervos de Dios, el remanente, aquellos quienes terminan la obra del evangelio en todo el mundo.

 

Ahora para resumir, repasemos los puntos más destacados del estudio:

 

Primero, el reino de Judá había primero de disolverse – Sion arada como un campo y Jerusalén reducida a montones de ruinas.

 

Luego en los últimos días ha de restablecerse nuevamente, y exaltada sobre todos los reinos de los gentiles.

 

Tercero, cuando sea así “establecida” muchas naciones han de entrar en ella, y hasta invitar unas o otras a ir allí para ser enseñadas del camino del Señor y para caminar en Sus sendas. Esto será así porque “la ley saldrá de Sion y de Jerusalén la Palabra del Señor”.

 

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Cuarto, el Señor ha de juzgar desde Sion, y de allí El ha de reprender fuertes naciones muy distantes. Aquellos que aceptan Su reprensión han de martillar sus espadas en azadones y sus lanzas en hoces. Las naciones que se unen con el Reino del Señor nunca volverán a levantar espada unas contra otras, ni aprenderán la guerra jamás. Ya no necesitarán armamento, pues serán protegidos por “un muro de fuego” (Zacarías 2:5). Cada hombre ha de sentarse bajo su propia higuera, y no habrá quien le amedrente, pues “el Señor de ejércitos lo ha hablado”.

 

Quinto, cada uno de aquellos que no van a Jerusalén, y quienes no se deshacen de sus armas, andarán en el nombre de su falso dios. Pero todos los que se unen al reino de Judá andarán en el nombre del Señor nuestro Dios para siempre jamás.

 

Sexto, Dios reunirá y recogerá a Su pueblo, la iglesia, - ella que cojeaba, ella que fue dispersa, y aquella que fue afligida. El la convertirá en fuerte nación “y el Señor reinará sobre ellos en el Monte de Sion de allí para siempre jamás”.

 

Séptimo, a este Reino vendrá aún el primer dominio.

 

El estudio de esta tarde muestra como la cosecha ha de realizarse y la obra del evangelio terminada, y como el mundo inicuo llegará a un fin. Cierto, tal plan para terminar la obra no ha sido nuestro plan, pero mucho tiempo es ya  que nos demos cuenta que nuestros planes nunca han sido y nunca serán los planes del Señor. Mejor ahora aceptar Sus planes si queremos ir a Sion y allí estar con el Cordero.

 

Un nuevo día amanece para nosotros, Hermano, Hermana. Y

 

 

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ahora, más bien que imaginar que somos ricos, aumentados con bienes y sin necesidad de ninguna cosa, nos vemos en necesidad de todo. ¿No aceptaremos estas riquezas (Verdad) que son probadas en fuego y estas vestiduras de justicia con las cuales cubrir nuestra desnudez? ¿No ungiremos nuestros ojos con este aceite dorado fresco para que podamos ver y conocer el camino, que podamos alcanzar “la puerta” a tiempo? No hay razón para permanecer cuitado, miserable, pobre, ciego, y desnudo. El Señor está esperando a las puertas de nuestros corazones. Tiene anhelos de derramar una bendición, llenar nuestra copa hasta desbordarse. Que no le chasqueemos, obligándole a pasarnos por alto. Que nos deshagamos de armamentos y sin temor nos preparemos para sentarnos en paz debajo de nuestra “higuera” otorgada por Dios.

 

 

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MEDITACIÓN PARA LA ORACIÓN DE APERTURA

 

Voy a leer del libro El Discurso Maestro de Jesucristo, comenzando con el segundo párrafo de la página 109.

 

D.M.J., pp. 109-110 - “Si Cristo es en nosotros ‘la esperanza de gloria’, no nos sentiremos inclinados a observar a los demás para revelar sus errores. En vez de procurar acusarlos y condenarlos, nuestro objeto será ayudarlos, beneficiarlos y salvarlos. Al tratar con los que están en error, observaremos el mandato: ‘Considerándote a ti mismo, no sea que tú también seas tentado’. Nos acordaremos de las muchas veces que erramos y de cuán difícil era hallar el camino recto después de haberlo abandonado. No empujaremos a nuestro hermano a una oscuridad más densa, sino que con el corazón lleno de compasión le mostraremos el peligro.

 

“El que mire a menudo la cruz del Calvario, acordándose de que sus pecados llevaron al Salvador allí, no tratará de determinar el grado de culpabilidad en comparación con el de los demás. No se constituirá en juez para acusar a otros. No puede haber espíritu de crítica ni de exaltación en los que andan a la sombra de la cruz del Calvario”.

 

De esto vemos que nuestra necesidad es orar por que Cristo more en nosotros, de forma que en lugar de mirar oportunidades para acusar o condenar a otros, y exponer sus errores, buscaremos cada ocasión para ayudarlos, bendecirlos y salvarlos. Debemos orar por una profunda reforma de nuestros propios pecados; orar que el espíritu de critica y exaltación propia sea desterrado para siempre de nosotros. Luego no nos sentiremos libres para subir el asiento de juicio para acusar a nadie.

 

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UN MUNDO EXTENSAMENTE AGITADO Y SUS RESULTADOS

 

TEXTO DE LA ALOCUCIÓN POR V. T. HOUTEFF

MINISTRO DE LOS DAVIDIANOS ADVENTISTAS DEL SÉPTIMO DÍA

EL SÁBADO, 1 DE FEBRERO DE 1947

CAPILLA DEL MONTE CARMELO

WACO, TEXAS

 

Esta tarde continuaremos nuestro estudio del libro de Miqueas. Pasemos al quinto capítulo, y empecemos con el primer versículo.

 

Miqueas 5:1 – “Rodéate ahora de muros, hija de guerreros; nos han sitiado; con vara herirán en la mejilla al juez de Israel”.

 

Se notará que aparte de introducir un número de pronombres – “El, nos, y ellos”, este versículo también introduce varios temas diferentes: primero una “hija de guerreros”, y luego “el juez de Israel” y una “vara”. Otros temas se presentan más adelante en el capítulo.

 

Ahora para conseguir la visión y la lección que la Inspiración anhela que tengamos de esta escritura, es preciso que estudiemos un tema a la vez. Para hacer esto, debemos agrupar los versículos según los temas. Puesto que el tema del versículo uno es el mismo como en los versículos del 10-15, vamos a citarlos juntos:

 

Miqueas 5:1, 10-15 – “Rodéate ahora de muros, hija de guerreros; … Acontecerá en aquel día, dice Jehová, que haré matar tus caballos de en medio de ti, y haré destruir tus carros. Haré también destruir las ciudades de tu tierra, y arruinaré

 

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todas sus fortalezas. Asimismo destruiré de tu mano las hechicerías, y no se hallarán en ti agoreros. Y haré destruir tus esculturas y tus imágenes de en medio de ti, y nunca más te inclinarás a la obra de tus manos. Arrancaré tus imágenes de Asera de en medio de ti, y destruiré tus ciudades; y con ira y con furor haré venganza en las naciones que no obedecieron”.

 

Estos versículos presentan a un grupo de gente – buenos y malos juntos – a quienes Dios ha de limpiar. Entonces la escritura termina con la promesa de Dios para ejecutar venganza sobre los paganos. El grupo mixto de gente, “trigo” y “cizaña”, muy obviamente constituye la iglesia que se está acercando “al tiempo de la cosecha” (Mateo 13:30), el tiempo en el cual los idólatras han de perecer. “Así será el fin del mundo: Saldrán los ángeles y apartarán a los malos de entre los justos … entonces los justos resplandecerán como el sol en el reino de su Padre. El que tiene oídos, que oiga” (Mateo 13:49, 43).

 

Ahora venimos a la última parte de Miqueas 5:1. El antecedente del pronombre “El” está en el versículo anterior – capítulo 4, versículo 13. Allí rápido vemos que se trata del Señor mismo. Claramente, entonces, por el pronombre “nos” Miqueas se refiere a sí mismo y a su pueblo Judá e Israel, la iglesia.

 

Resulta claro pues que mientras que el Señor con Su mensaje de advertencia y reprensiones pone un sitio a Su pueblo, los adversarios se reúnen en grupos para oponerse. Tal ha sido el caso a la introducción de cada Verdad nuevamente revelada.

 

Lógicamente la iglesia se llama “hija de guerreros”, porque su madre la iglesia judaica al tiempo de

 

 

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la introducción del evangelio de Cristo, se reunía en tropas para oponerse al Señor.

 

Más aún siendo herido en la cara en lugar de la espalda, el Juez de Israel (Cristo) les hacía frente positivamente hablando a ellos, por eso los judíos le crucificaron. Los versículos que siguen confirman el hecho que “el Juez” es Cristo. Los que le hirieron, son por supuesto, Sus adversarios, Sus enemigos. En cuanto a ellos la Inspiración dice:

 

Miqueas 5:9 – “Tu mano se alzará sobre tus enemigos, y todos tus adversarios serán destruidos”

 

De acuerdo a las parábolas de Cristo, el tiempo Sus “adversarios, “Sus enemigos de la verdad progresiva, sean taladas es al comienzo de la purificación de la iglesia, al tiempo de la cosecha. Luego, según la profecía de Ezequiel, el Señor comisiona a los hombres con sendas armas destructoras en sus manos, diciendo, “Y a los otros les dijo, oyéndolo yo: Pasad por la ciudad, en pos de él, y matad; no perdone vuestro ojo, ni tengáis misericordia. Matad a viejos, jóvenes y vírgenes, niños y mujeres, hasta que no quede ninguno; pero a todo aquel sobre el cual hubiere señal, no os acercaréis; y comenzaréis por mi santuario. Comenzaron, pues, desde los varones ancianos que estaban delante del templo” (Ezequiel 9:5, 6). El espíritu de profecía confirma esto diciendo:

 

“Aquí vemos que la iglesia, el santuario del Señor, era la primera en sentir los golpes de la ira de Dios. Los ancianos, aquellos a quienes Dios había brindado gran luz, que se habían destacado como guardianes de los intereses espirituales del pueblo, habían traicionado su cometido. Habían asumido la actitud de que no necesitamos esperar milagros ni la señalada manifestación del poder de Dios como en tiempos anteriores. Los tiempos han cambiado. Estas palabras fortalecen su incredulidad, y dicen: 'El

 

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Señor no hará bien ni mal. Es demasiado misericordioso para castigar a su pueblo'. Así el clamor de paz y seguridad es dado por hombres que no volverán a elevar su voz como trompeta para mostrar al pueblo de Dios sus transgresiones y la casa de Jacob sus pecados. Estos perros mudos que no querían ladrar, son los que sienten la justa venganza de un Dios ofendido. Hombres, jóvenes y niñitos, todos perecen juntos”. Testimonios para la Iglesia, Volumen 5, página 196. Y por medio del apóstol Pedro, la Inspiración declara:

 

“Porque es tiempo de que el juicio comience por la casa de Dios. Y si primero comienza por nosotros, ¿cuál será el fin de aquellos que no obedecen al evangelio de Dios?” 1ª Pedro 4:17

 

Miqueas 5:2 – “Pero tú, Belén Efrata, pequeña para estar entre las familias de Judá, de ti me saldrá el que será Señor en Israel, y sus salidas son desde el principio, desde los días de la eternidad”.

 

No hay duda que este versículo predice el nacimiento de Cristo, “el Juez de Israel”, “cuyo origen es antiguo, desde los días de la eternidad”.

 

Miqueas 5:3 – “Pero los dejará hasta el tiempo que dé a luz la que ha de dar a luz; y el resto de sus hermanos se volverá con los hijos de Israel”.

 

Crucificando a Cristo y rehusando regresar al Señor, no había nada que podría hacer para los judíos al tiempo sino abandonarlos “hasta el tiempo que ella de a  luz”.

 

El pronombre “ella” señala a la hija de Sion

 

 

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(Miqueas 4:10). Ella ha de traer a luz mientras está en el campo; mientras está en la tierra de los gentiles. Luego el tiempo de su estancia o jornada ha de terminar y ella ha de ser liberada. “En aquel día, dice Jehová, juntaré la que cojea, y recogeré la descarriada, … y pondré a la coja como remanente … y Jehová reinará sobre ellos en el monte de Sion, desde ahora y para siempre” (Miqueas 4:6, 7).

 

Miqueas 5: 4, 5 – “Y él estará, y apacentará con poder de Jehová, con grandeza del nombre de Jehová su Dios; y morarán seguros, porque ahora será engrandecido hasta los fines de la tierra. Y éste será nuestra paz. Cuando el asirio viniere a nuestra tierra, y cuando hollare nuestros palacios, entonces levantaremos contra él siete pastores, y ocho hombres principales”.

 

Cuando los hijos de la hija de Sion regresen al monte de Sion, ellos permanecerán para siempre. Nunca más serán lanzados entre las naciones Gentiles. Nunca serán dejados. Así el Señor mismo “será engrandecido hasta los fines de la tierra”. Cuando la que está de parto de a luz, entonces los santos se levantarán contra Asiria “siete pastores, y ocho hombres principales”; esto es, todos los pastores de Dios y todos sus hombres principales, inclusive Cristo, el octavo.

 

Miqueas 5:6 – “Y devastarán la tierra de Asiria a espada, y con sus espadas la tierra de Nimrod; y nos librará del asirio, cuando viniere contra nuestra tierra y hollare nuestros confines”.

 

El reino de Israel que fue destruido por Asiria, y también el reino de Judá que destruido por Babilonia, aún todas las doce tribus de

 

 

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Israel serán liberados.

 

“Y los haré una nación en la tierra, en los montes de Israel, y un rey serán a todos ellos por rey; y nunca más serán dos naciones, ni nunca más serán divididos en dos reinos. Ni se contaminarán ya más con sus ídolos, con sus abominaciones, y con todas sus rebeliones; y los salvaré de todas sus rebeliones con las cuales pecaron, y los limpiaré; y me serán por pueblo, y yo a ellos por Dios. Mi siervo David será rey sobre ellos, y todos ellos tendrán un sólo pastor; y andarán en mis preceptos, y mis estatutos guardarán y los pondrán por obra” (Ezequiel 37:22-24).

 

Miqueas 5:7 – “El remanente de Jacob será en medio de muchos pueblos como el rocío de Jehová, como las lluvias sobre la hierba, las cuales no esperan a varón, ni aguardan a hijos de hombres”.

 

Después que tome lugar el juicio en la casa de Dios, entonces es que “el residuo”, los que quedare, terminarán la obra del evangelio.

 

“Los que han confiado en el intelecto, el ingenio o el talento no estarán entonces al frente de las tropas. No se mantuvieron al paso con la luz. A los que demostraron ser infieles no se les encomendarán el rebaño. Pocos serán los hombres grandes que tomarán parte en la obra solemne del fin. Son autosuficientes, se han independizado de Dios, y El no puede usarlos. El Señor tiene siervos fieles quienes se han de manifestar en la hora de zarandeo y prueba”. “Testimonios para la Iglesia”, Volumen 5, página 76.

 

 

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Entonces es que ellos, el residuo de Jacob, serán reunidos en su patria, después que ellos son enviados como misioneros a los Gentiles que no han oído el nombre y la gloria de Dios. De allí que los que escapan o quedan vivos del juicio del Señor, el remanente, serán como el rocío de Jehová, como lluvia sobre la hierba. Ellos no esperarán a nadie en su obra misionera. Ellos traerán a todos sus hermanos de todas las naciones “por presente a Jehová” (Isaías 66:15, 16, 20).

 

Miqueas 5:8 – “Asimismo el remanente de Jacob será entre las naciones, en medio de muchos pueblos, como el león entre las bestias de la selva, como el cachorro del león entre las manadas de las ovejas, el cual si pasare, y hollare,  y arrebatare, no habrá quien escape”.

 

Mientras que el pueblo de Dios son como el rocío y la lluvia a los justos (Miqueas 5:7), para los impíos ellos serán como leones entre las bestias y manadas de ovejas. En otras palabras, su evangelio salvará al penitente, pero destruirá al impenitente.

 

Miqueas 5:9-14 – “Tu mano se alzará sobre tus enemigos, y todos tus adversarios serán destruidos. Acontecerá en aquel día, dice Jehová, que haré matar tus caballos de en medio de ti, y haré destruir tus carros. Haré también destruir las ciudades de tu tierra, y arruinaré todas tus fortalezas. Asimismo destruiré de tu mano las hechicerías, y no se hallarán en ti agoreros. Y haré destruir tus esculturas y tus imágenes de en medio de ti, y nunca más te inclinarás a la obra de tus manos. Arrancaré tus imágenes de Asera de en medio de ti, y destruiré tus ciudades”.

 

Estos versículos pueden significar solamente una cosa, y eso es, que Dios limpiará completamente a su pueblo. El tomará el aventador en su mano y aventará la paja, El

 

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destruirá los pecadores que están entre su pueblo. Y así purificando su iglesia, El creará un pueblo limpio, un ministerio unido y lleno de celo. “¡Voz de tus atalayas!” El declara, “Alzarán la voz, juntamente darán voces de júbilo; porque ojo a ojo verán que Jehová vuelve a traer a Sion” (Isaías 52:8).

 

Miqueas 5:15 – “Y con ira y con furor haré venganza en las naciones que no obedecieron”.

 

“Porque es tiempo de que el juicio comience por la casa de Dios; y si primero comienza por nosotros, ¿cuál será el fin de aquellos que no obedecen al evangelio de Dios?. Y: Si el justo con dificultad se salva, ¿en dónde aparecerá el impío y el pecador?” (1ª Pedro 4:17, 18).

 

Para que no perdamos parte de la lección en este estudio, recapitulemos los puntos principales.

 

Para comenzar, se nos presenta un grupo de gente - buena y mala mezclada - Como vemos, ellos, constituyen la iglesia que se está acercando al tiempo de la cosecha en la cual los impíos serán separados de entre los justos. (Mateo 13:49).

 

Mientras el Señor con su mensaje de amonestación y reprensión hace un sitio contra su pueblo, los adversarios se unen en grupos (“tropas”) para oponerse. Entonces ellos serán cortados. Los caballos (líderes) serán cortados (desechados) y los carros (los lugares de reunión) destruidos. El pueblo de Dios será completamente purificado de pecado y pecadores y solamente los penitentes son dejados. Ellos son el remanente de Jacob quienes “No hará injusticia ni dirá mentira, ni en boca de ellos se hallará lengua engañosa; porque

 

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ellos serán apacentados, y dormirán, y no habrá quien los atemorice” (Sofonías 3:13). Ellos serán reunidos en su patria, para ir de allí como misioneros a los Gentiles. Para los penitentes ellos serán como el rocío y como las lluvias, pero para los impenitentes, como leones entre las bestias y manadas.

 

Así que la conmoción causada por el sitio a la iglesia - con la Verdad - y sus adversarios peleando contra la verdad, está comenzando a ganar la atención del mundo, la cual dará por resultado la purificación de la iglesia, “el templo” (Malaquías 3:1-3).

 

Así terminará el Señor su obra en la tierra, reunirá su pueblo, destruirá los pecadores y los paganos igualmente. Nece­sariamente, “… los días de la purificación de la iglesia se aproximan velozmente. Dios se propone tener un pueblo puro y leal”. “Testimonios para la Iglesia”, Volumen 5, página 75.

 

 

PROFUNDIDAD DE MISERICORDIA

 

¡Profundidad de misericordia! ¿Puede haber allí

misericordia aún reservada para mi?

¿Puede mi Dios su ira contener,

de mis principales pecados abstenerse?

 

He de resistir su gracia,

Airar su faz

No oiré sus llamamientos,

Lo afligiré por mis centenas de caídas.

 

Allí está por mi El Salvador,

Muestra sus heridas y abre sus manos,

Dios es amor, lo se, lo siento;

Jesús llora y me ama aún.

 

 

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