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Llamadas Oportunas

La Única Paz de Mente

Vol. 1                                                                          N0. 19, 20

EL DESTINO DE JERUSALÉN, LA LLAMADA DE SUS FUTUROS HABITANTES

 

EL REINO DE JUDÁ, EL ZARANDEO DE LAS NACIONES
 

 

MEDITACIÓN PARA LA ORACIÓN DE APERTURA

 

Leeré de El Discurso Maestro de Jesucristo, páginas 100-101, comenzando con el quinto párrafo.

 

D.M.J., pp. 100-101 - “Cristo no abandonará al alma por la cual murió.  Ella puede dejarlo a él y ser vencida por la tentación; pero nunca puede apartarse Cristo de uno a quien compró con su propia vida …

 

“Gracias a Dios, no se nos deja solos.  El que ‘de tal manera amó al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna’, no nos abandonará en la lucha contra el enemigo de Dios y de los hombres.  ‘He aquí -dice- os doy potestad de hollar serpientes y escorpiones, y sobre toda fuerza del enemigo, y nada os dañará’.

 

“Vivamos en contacto con el Cristo vivo, y él nos asirá firmemente con una mano que nos guardará para siempre.  Creamos en el amor con que Dios nos ama, y estaremos seguros; este amor es una fortaleza inexpugnable contra todos los engaños y ataques de Satanás.  ‘Torre fuerte es el nombre de Jehová; a él correrá el justo, y será levantado’.”

 

Oremos por la fe que nos capacita para saber que ciertamente Cristo nunca dejará a ninguno de nosotros, y que si seguimos nunca fallaremos en nuestros compromisos. Oremos porque El haga posible que nosotros podamos venir sobre serpientes y escorpiones, que no nos pueden dañar.

 

Copyright, 1953

Todos los derechos reservados

V.T. HOUTEFF

Vol. 1, N° 19                                                                                                                                                                                              2


 

EL DESTINO DE JERUSALÉN, LA LLAMADA DE SUS FUTUROS HABITANTES

- Zacarías 14 -

 

TEXTO DE LA ALOCUCIÓN POR V. T. HOUTEFF

MINISTRO DE LOS DAVIDIANOS ADVENTISTAS DEL SÉPTIMO DÍA

EL SÁBADO, 14 DE DICIEMBRE DE 1946

CAPILLA DEL MONTE CARMELO

WACO, TEXAS

 

Esta tarde nuestro estudio será Zacarías 14.

 

Zacarías 14:1 – “He aquí, el día de Jehová viene, y en medio de ti serán repartidos tus despojos”.

 

Como saben, el asunto de este capítulo realmente tiene su principio en el capítulo doce y sigue hasta el capitulo catorce. Para estar seguros de a quien se refiere el pronombre “ti” en este versículo, debemos consultar el capítulo trece. Encontramos allí que el pronombre “ti” se refiere a Jerusalén. Por tanto es el despojo de Jerusalén el que tiene que repartirse en medio de ella.

 

Zacarías 14:2 – “Porque yo reuniré todas las naciones para combatir contra Jerusalén; y la ciudad será tomada, y saqueadas serán las casas, y violadas las mujeres, y la mitad de la ciudad irá en cautiverio, más el resto del pueblo no será cortado de la ciudad”.

 

En vista del hecho de que Jerusalén tiene que ser protegida por un muro de fuego (Zacarías 2:5) mientras que reina allí la casa de Judá, queda entonces bien definido que la batalla descrita aquí debe ser peleada antes que la casa de Judá esté establecida. En esta batalla las naciones vencerán los gobernantes de la tierra prometida. Es entonces cuando la

 

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casa de Judá comenzará a establecerse.

 

Como las naciones que están en batalla ponen sitio a la ciudad, saquean las casas y violan a las mujeres, no pueden ser de ninguna manera naciones justas. Pero puesto que no todos los habitantes van en cautiverio, y puesto que no todos son cortados de la ciudad, ello tiene que significar que los impíos son sacados y los justos dejados para unirse con la casa de Judá.

 

Zacarías 14:3, 4 – “Después saldrá Jehová, y peleará con aquellas naciones, como peleó el día de la batalla. Y se afirmarán sus pies en aquel día sobre el monte de los Olivos, que en medio hacia el oriente y hacia el occidente, haciendo un valle muy grande; y la mitad del monte se apartará hacia el norte, y la otra mitad hacia el sur”.

 

Al tiempo que Jerusalén de hoy día caiga, los pies del Señor estarán firmes sobre el monte de los Olivos y se hará valle muy grande; esto quiere decir que El quitará los obstáculos y dificultades, y de esta manera preparará la tierra para la vuelta de Su pueblo. Entonces lo escrito en la profecía de Zacarías 10:8 – que el Señor “silbará” para Su pueblo – se habría cumplido.

 

Zacarías 14:5 – “Y huiréis al valle de los montes; porque el valle de los montes llegará hasta Asal; huiréis de la manera que huisteis por causa del terremoto en los días de Uzías, rey de Judá: y vendrá Jehová mi Dios, y con él todos los santos”.

 

Habiendo de esta manera abierto el camino para el restablecimiento de la casa de Judá, Su pueblo, que con

 

 

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anterioridad ha sido informado por medio de la Verdad Presente, volarán al valle donde están asentados los pies del Señor. Volarán ellos allí tan pronto como si estuvieran huyendo de un terremoto; y todos los santos seguirán en pos de ellos. Hay varios hechos en esta misma escritura que prueban que este evento es premilenario: (1) Observen que los pies del Señor están sobre el monte en el día de la guerra cuando Jerusalén es tomada por naciones impías. (2) Los que huyen al valle no descienden del cielo. (3) No pueden ser los impíos porque no huyen de la presencia del señor, sino vuelan a El, donde están sus pies. (4) Todos los santos siguen tras ellos. “Primeros Escritos”, página 53 hace una doble aplicación de esta escritura, una que es postmilenaria.

 

“En aquel día, dice Jehová, heriré con pánico a todo caballo, y con locura al jinete; más sobre la casa de Judá abriré mis ojos, y a todo caballo de los pueblos heriré con ceguera” (Zacarías 12:4). Esto es Dios, de forma sorprendente confunde a los impíos y se ponen a actuar como locos. Al mismo tiempo en que el Señor permite que sucedan estos acontecimientos, El está protegiendo la casa de Judá.

 

“En aquel día pondré a los capitanes de Judá como brasero de fuego entre leña, y como antorcha ardiendo entre gavillas; y consumirán a diestra y a siniestra a todos los pueblos alrededor; y Jerusalén será otra vez, habitada en su lugar, en Jerusalén” (Zacarías 12:6).

 

Cuando el Señor hiera los ejércitos de las naciones, El también hará a los capitanes de Judá como un brasero de fuego entre leña. Así con el “evangelio eterno” devorarán a todos los gentiles alrededor, y así Jerusalén será habitada seguramente por el pueblo fiel de Dios, y entonces el pueblo de Dios habitará seguro en Jerusalén.

 

Así es que se ve claramente que “en los días de estos reyes [no después

 

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de sus días] levantará el Dios del cielo un reino que nunca jamás se corromperá; y no será dejado a otro pueblo este reino; el cual desmenuzará y consumirá todos estos reinos, y él permanecerá para siempre” (Daniel 2:44).

 

Luego acontecerá que “vendrán muchas naciones, y dirán: Venid, y subamos al monte de Jehová, y a la casa del Dios de Jacob; y nos enseñará en sus caminos, y andaremos por sus veredas; porque de Sion saldrá la ley, y de Jerusalén la palabra de Jehová” (Miqueas 4:2).

 

Zacarías 14:6, 7 – “Y acontecerá que en ese día no habrá luz clara, ni oscura. Será un día, el cual es conocido de Jehová, que no será ni día ni noche; pero sucederá que al caer la tarde habrá luz”.

 

Estos versículos implican que antes de diferentes condiciones “claras” y “oscuras”, han sido prevalecientes, pero no continuarán siendo así por más tiempo. La traducción de la nota marginal para la palabra “clara” es “preciosa”, y para la palabra “oscura”, es “densa”, indicando que la luz no debe ser alternativamente escasa y abundante, densa y tenue, luminosa y opaca. En lugar de esto ha de ser firme, y constante. La Escritura, por supuesto, está hablando de luz espiritual—la Luz de Verdad, conocimiento de Dios. Por ejemplo en los días antes del primer advenimiento de Cristo, reinaba la oscuridad. Y en los días cuando El vino, su presencia esparció luz por un tiempo, después del cual siguieron las Edades Oscuras de la religión. Más tarde, por el medio de la Reforma, comenzó a brillar otra vez la luz, pero escasamente. Después aumentó más esta luz con la proclamación de los Mensajes del Primero, Segundo, y Tercer Ángel. En nuestro tiempo, sin embargo, el Señor ha prometido por medio del profeta Zacarías una luz constante y adecuada.

 

 

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Zacarías 14:8 – “Acontecerá también en aquel día, que saldrán de Jerusalén aguas vivas; la mitad de ellas hacia la mar oriental, y la otra mitad hacia la mar occidental, en verano y en invierno”.

 

Las “aguas vivas” representan un vivo conocimiento, es decir la Verdad viviente. Los que, por decirlo así, beben de ello nunca morirán.

 

Los “montes” en el norte y en el sur hacen que las “aguas” corran solamente del este al oeste de Jerusalén. Así será el verano y el invierno tanto tiempo como esta agotada tierra dure.

 

Por esto Jerusalén, el lugar donde asentarán los pies del señor, vendrá a ser la gran división internacional espiritual para el evangelio eterno. Desde la Jerusalén en el valle de los montes, el ángel proclamará en alta voz, “Temed a Dios, y dadle honra; porque la hora de su juicio [para los vivos] es venida; y adorad a aquel que ha hecho el cielo y la tierra, el mar y las fuentes de las aguas” (Apocalipsis 14:7). Entonces el recogimiento de la gente empezará con la amonestación que sigue:

 

“Salid de ella [de la Babilonia que entonces cabalga la bestia - que gobierna el mundo], pueblo mío, para que no seáis participantes de sus pecados, y no recibáis de sus plagas” (Apocalipsis 18:4). De esta manera la tierra será “alumbrada” con la gloria del ángel, y así serán congregados los santos de los cuatro cabos de la tierra.

 

Zacarías 14:9 – “Y Jehová será rey sobre toda la tierra. En aquel día Jehová será uno, y uno su nombre”.

 

 

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El Señor reina primero sobre Jerusalén, y finalmente, después que los santos sean reunidos de los cuatro cabos de la tierra, El reina sobre toda la tierra.

 

Zacarías 14:10, 11 – “Y toda la tierra se tornará como llanura desde Geba hasta Rimón al sur de Jerusalén: y ésta será enaltecida, y habitada en su lugar desde la puerta de Benjamín hasta el lugar de la puerta primera, hasta la puerta del Angulo, y desde la torre de Hananeel hasta los lagares del rey. Y morarán en ella, y no habrá nunca más maldición; sino que será Jerusalén habitada confiadamente”.

 

Estos versículos no necesitan comentario, excepto decir que la antigua idea popular del establecimiento del Reino, no es conforme a la idea de Dios. Mejor aceptar las ideas de Dios y abandonar las nuestras.

 

Puesto que el tiempo no nos permite estudiar hoy todo el capítulo, dejemos el resto de ello para el estudio de la próxima semana, permitiendo Dios.

 

Sin embargo, antes de que terminemos, demos una corta revista al estudio de esta tarde. Justo antes de que el reino de Judá sea establecido en Jerusalén, la ciudad será tomada, sus casas serán saqueadas y forzadas sus mujeres. Pero no todos irán en cautividad. Es evidente que los que no son cortados de la ciudad, formarán parte de la casa de Judá. En aquel tiempo cuando Jerusalén haya caído y el Señor haya removido todos los obstáculos y dificultades para el recogimiento de Su pueblo, entonces es cuando la casa de Judá será restablecida. El pueblo de Dios volará al “valle” tan rápido como si huyera de un terremoto. Y el Señor herirá los ejércitos de las naciones, mientras que al mismo tiempo protege y exalta a Su propio pueblo.

 

 

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Por medio del profeta Zacarías, Dios promete a Su pueblo en nuestros días una luz constante y adecuada. Desde Jerusalén, en aquel día fluirá la Verdad viviente. Entonces será cuando “vendrán muchas gentes y dirán: Venid y subamos al monte de Jehová”. ¡Qué perspectiva! Y qué tragedia si alguno de nosotros deja de hacer su parte para aproximar ese glorioso día!

 

 

 

LA LEY DEL AMOR

 

Cavar canales para las corrientes del amor,

Donde ellos puedan correr ampliamente,

Y la corriente del amor rebosa,

Para llenar a cada uno.

 

Pero si en algún momento tu fallas,

Para proveer tales canales,

La fuente del amor misma

pronto se agotará y secará.

 

Porque tu debes compartir si pretendes tener

esa buena cosa del cielo

dejando de compartir, nosotros dejamos de tener

tal es la ley del amor.

 

- Trench

 

 

 

 

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MEDITACIÓN PARA LA ORACIÓN DE APERTURA

 

Daré lectura en el libro El Discurso Maestro de Jesucristo, páginas 101, 102, comenzando en el cuarto párrafo. El título de esta lectura es, “Porque tuyo es el reino, y el poder, y la gloria”.

 

D.M.J., pp. 101, 102 - “La última frase del Padre Nuestro, así como la primera,  señala a nuestro Padre como superior a todo poder y autoridad y a todo nombre que se mencione.... En medio de la lucha y la ruina de la nación, los discípulos estarían acosados de peligros, y a menudo el miedo oprimiría sus corazones. Habrían de ver a Jerusalén desolada, el templo arrasado, su culto suprimido para siempre, e Israel esparcido por todas las tierras como náufragos en una playa desierta. Dijo Jesús: “Oiréis de guerras, y rumores de guerras”. “Se levantará nación contra nación, y reino contra reino; y habrá pestes, y hambres, y terremotos en diferentes lugares. Y todo esto será principio de dolores. A pesar de ello, los discípulos de Cristo no debían pensar que su esperanza era vana, ni que Dios había abandonado al mundo. El poder y la gloria pertenecen a Aquel cuyos grandes propósitos se irán cumpliendo sin impedimento, hacia su consumación. En aquella oración, que expresaba sus necesidades diarias, la atención de los discípulos de Cristo fue dirigida, por encima de todo el poder y dominio del mal, hacia el Señor su Dios, cuyo reino gobierna a todos y quien es Padre y Amigo eterno”.

 

Los discípulos esperaban en su tiempo que Jerusalén vendría a ser la capital del gran reino de Dios. Pero todo lo contrario a lo que ellos esperaban, Jesús predijo que Jerusalén sería desolada y el templo convertido en ruinas! Así una vez tras otra somos inducidos a ver que nosotros seres finitos nunca sabemos los planes de Dios. Sin duda necesitamos orar porque Su Espíritu nos guíe continuamente y nos muestre el verdadero camino en cada una de sus vueltas mientras continuamos caminando rumbo al Reino. Oremos pues porque el conocimiento de estas verdades nos haga justamente lo que debemos ser.

 

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EL REINO DE JUDÁ, EL ZARANDEO DE LAS NACIONES

 

TEXTO DE LA ALOCUCIÓN POR V. T. HOUTEFF

MINISTRO DE LOS DAVIDIANOS ADVENTISTAS DEL SÉPTIMO DÍA

EL SÁBADO, 21 DE DICIEMBRE DE 1946

CAPILLA DEL MONTE CARMELO

WACO, TEXAS

 

 

El Sábado pasado terminamos nuestro estudio con el versículo 11 de Zacarías 14, y a fin de conectar el estudio de hoy con el estudio del Sábado anterior, daremos una corta revista de los eventos concernientes a Jerusalén como son predichos en los once primeros versículos del mismo capítulo.

 

El primer evento predicho es una guerra en contra de Jerusalén, en la que participarán todas las naciones. En esta guerra una parte del pueblo de Jerusalén irá en cautiverio, pero el resto permanecerá en la ciudad. Además, en aquel día los pies del Señor se afirmarán en el Monte de las Olivas, y el monte se partirá por medio de si hacia el oriente y hacia el oeste, haciendo un gran valle. A este valle de los montes, al lugar donde los pies del Señor están afirmados, es a donde huirá el pueblo de Dios tan apresuradamente como cuando se huye de un terremoto. De esta manera Jerusalén será habitada nuevamente por el mismo pueblo de Dios. Evidentemente los que no fueron cortados, los que fueron dejados en Jerusalén, deben ser los que fueron hallados fieles. Pero los que huyeron al valle [a la presencia de El, no fuera de ella] deben ser los que fueron encontrados fieles en otras partes. Sencillamente, Jerusalén vendrá a ser el gran lugar de la reunión del pueblo de Dios.

 

Estos son algunos de los eventos de nuestro estudio del Sábado anterior, que nos trae a la vista la primera parte del capítulo 14 de Zacarías,

 

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y cualquier estudiante de la Biblia podrá desde luego ver que son premilenarios: El pueblo no descenderá del cielo, sino que ellos volarán al valle. Ellos, no pueden ser los impíos, porque ellos vuelan a él, no se alejan de él. Ahora continuemos con el versículo doce.

 

Zacarías 14:12 – “Y esta será la plaga con que herirá Jehová a todos los pueblos que pelearon contra Jerusalén; la carne de ellos se corromperá estando ellos sobre sus pies, y se consumirán en las cuencas sus ojos, y la lengua se les deshará en su boca”.

 

En un versículo anterior se nos ha dicho que el Señor ha de pelear en contra de todos aquellos que pelean en contra de Jerusalén. Y ahora en este versículo se nos muestran los medios que el Señor usa para pelear esta guerra. El no tiene que usar armamento fabricado por el hombre, sino plagas.

 

Zacarías 14:13 – “Y acontecerá en aquel día que habrá en ellos gran pánico enviado por Jehová; porque trabará cada uno de la mano de su compañero, y levantará su mano contra la mano de su compañero”.

 

Además de la plaga, habrá un gran tumulto—una confusión y excitación que volverá a cada hombre en contra de su prójimo. De esta manera el Señor vencerá a los enemigos de Su pueblo.

 

Zacarías 14:14 – “Y Judá también peleará en Jerusalén, Y serán reunidas las riquezas de todas las naciones de alrededor: oro, y plata, y ropas de vestir, en gran abundancia”.

 

Durante este conflicto de las naciones, el Reino de

 

 

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Judá será restaurado. El también peleará a Jerusalén, y allegará para sí mismo las riquezas de los gentiles.

 

Zacarías 14:15 – “Así también será la plaga de los caballos, de los mulos, de los camellos, de los asnos, y de todas las bestias que estuvieren en aquellos campamentos”.

 

La plaga, cae sobre los hombres igual que las bestias que se encuentran en las tiendas de todos los incrédulos.

 

Zacarías 14:16 – “Y con todos los que sobrevivieren de las naciones que vinieron contra Jerusalén, subirán de año en año para adorar al Rey, a Jehová de los ejércitos, y a celebrar la fiesta de los tabernáculos”.

 

Este versículo de la Escritura enfáticamente implica que todos los que en este tiempo decisivo rehusen ser convertidos al Señor, perecerán; y solamente los que adoren al Señor en Jerusalén en la fiesta de los tabernáculos, serán perdonados.

 

Zacarías 14:17 – “Y acontecerá, que los de las familias de la tierra que no subieren a Jerusalén a adorar al Rey, Jehová de los ejércitos, no vendrá sobre ellos lluvia”.

 

La “lluvia” será detenida sobre todos los que entonces no vengan a adorar el Rey, el Señor de los ejércitos, a fin de que ellos realicen por completo su error. Además, no sólo los que van a pelear en contra de Jerusalén, sino aún todas las familias de la tierra serán zarandeadas de esta manera.

 

Zacarías 14:18 – “Y si la familia de Egipto no subiere, y no viniere, sobre ellos no habrá lluvia; vendrá la plaga con que Jehová herirá las naciones que

 

 

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no subieren a celebrar la fiesta de los tabernáculos”.

 

Si la sequía deja de despertarlos entonces las plagas les sobrevendrán por fin. Así a todos los que no han oído el Mensaje, se les dará oportunidad de que lo oigan. Si no los puede salvar, los destruirá.

 

Ahora vemos que este evento (el Señor estando en el monte y los santos huyendo al valle) no sólo es premilenario, sino también preprobatorio; esto es el comienzo del reestablecimiento de la casa de Judá; que prepara el camino para el alumbramiento de la tierra con la gloria del ángel (Apocalipsis 18:1); que últimamente trae el fin de los pecadores.

 

Zacarías 14:19 – “Esta será la pena del pecado de Egipto, y del pecado de todas las naciones que no subieren para celebrar la fiesta de los tabernáculos”.

 

Vemos otra vez la necesidad de abandonar nuestras ideas preconcebidas de la obra final del evangelio. No, el Señor no descenderá a la tierra como un rayo que cae del cielo. El primero magnificará Su Palabra, Su poder y Su justicia, y su iglesia o pueblo. El tiene también por decirlo así, un arca de seguridad en la que reunirá a su pueblo y lo protegerá. Nosotros vemos que todos estos hechos se ven vívidamente predichos en esta profecía.

 

Zacarías 14:20 – “En aquel día estará grabado sobre las campanillas de los caballos: SANTIDAD A JEHOVÁ; y las ollas en la casa de Jehová serán como los tazones delante del altar”.

 

El objeto de las campanillas en los caballos es el ayudar a sus dueños a localizarlos. Así que solamente los siervos cuyas “campanillas” (voces, sonido) dan el sonido de “Santidad al Señor” el Señor los ubicará y reunirá por Suyos

 

 

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propios.

 

Zacarías 14:21 – “Y toda olla en Jerusalén y Judá será consagrada a Jehová de los ejércitos: y todos los que sacrificaren, vendrán y tomarán de ellas, y cocerán en ellas: y no habrá en aquel día más mercader en la casa de Jehová de los ejércitos”.

 

Este versículo se explica de por si, y no necesita comentario.

 

Así que se puede ver que con el establecimiento del Reino de Judá comienza el zarandeo de las naciones. Debe ser que nosotros estamos al margen de presenciar el cumplimiento de estas profecías de otra manera el rollo no se hubiera desarrollado a tal punto hasta descubrirlas por este tiempo —seguramente que no, si sólo el Espíritu de Verdad nos guía a toda Verdad, y si el Señor da “alimento a su debido tiempo”. En vista de esto, hagamos de todo corazón aquello que el Señor nos pide que hagamos, y que sinceramente pongamos en acción nuestra fe en su palabra inquebrantable.

                                                    

 

 

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